Aunque ya lo he anunciado en mis redes sociales, me faltaba contarlo por aquí y no quiero dejar pasar más tiempo.
Estar de baja tanto tiempo (y no haberlo estado nunca antes) me llevó a buscar todos los medios posibles para no aburrirme, para aprovechar el tiempo y para intentar no caer en esa sensación tan horrible del confinamiento.
Pensé qué podría hacer para que estos casi cuatro meses no se convirtieran en tiempo perdido, y lo cierto es que puede que se me haya ido un poco de las manos.
Así, a modo de lista de la compra, os resumo todos los fregados en los que me he metido:
He escrito un poemario (para adultos).
He escrito una pequeña novela infantil.
He leído una barbaridad (ya casi he llegado al propósito que me propuse en Goodreads y no hemos llegado ni al quinto mes).
He hecho un curso de «Boot Camp Google Educador Level 1», de (dicen) veinte horas.
Estoy haciendo el curso «El blog en la enseñanza», de (dicen) cuarenta horas.
Estoy haciendo el curso «El taller de escritura: de la teoría a la práctica en el aula», de (dicen) setenta horas.
Me encargo del Club de Lectura Infantil de la Librería Taiga, con un inicio precioso acompañado de Beatriz Osés.
He firmado dos contratos editoriales (uno, para «La hija del soplador de vidrio», novela de la que ya os he hablado; otro, para una serie infantil de, por ahora, cinco libros de la que ya os hablaré cuando se acerque el momento de la publicación, aún algo lejano).
Me han hecho embajador de Casa del Libro.
Y, por último (de momento, y si no me olvido de nada), he empezado el proyecto que apunto en el título de la entrada y que me hace muy, muy, muy feliz: he empezado a grabar podcasts con entrevistas a gente relacionada con la literatura (porque escriben, porque editan, porque venden, porque leen, porque ilustran…) de la mano de Radio Off The Record.
Siempre me ha gustado mucho la radio y, aunque sea maestro, mi primera carrera fue Publicidad y RR.PP., por lo que soy licenciado en comunicación, aunque no sea periodista. Me gusta esa calidez, esa cercanía, esa comodidad que ofrecen las voces radiofónicas. Por eso, aproveché la posibilidad de grabar podcasts para iniciar esta serie de entrevistas y le pedí a Miryam, responsable de la radio, unirme a su equipo. La respuesta fue inmediata y, la verdad, no podría haber tenido más suerte, porque me ha acogido con los brazos abiertos y es una maestra genial.
Para no enrollarme más, os dejo el enlace con la primera entrevista. No había nadie más oportuno para iniciarme en esta aventura que quien es, en mi opinión, el mejor poeta nacional que tenemos ahora mismo. Una de las personas más cultas, íntegras, humildes y buenas que, por suerte, tengo en mi vida. Alguien a quien me unen casi veinte años de amistad y a quien no considero un amigo, sino un hermano. Y, sí, quien es mi maestro en mi versión poética (menudo lujo). Hablo, como muchos ya sabréis, de Manuel Francisco Reina. En la entrevista (que espero escuchéis) nos habla de literatura, de poesía, de cultura… Y, tal y como le pedí (y pediré a mis invitados e invitadas), nos leyó un poema de su último (y maravilloso) poemario, «El fiel de la balanza», y, también, un poema de otra de mis poetas preferidas, Raquel Lanseros.
Feliz de estar donde estoy y con quien estoy.
Feliz de estar con vosotros.
Espero que os guste.