Crítica: Los imaginarios

Título: Los imaginarios

Autor: A. F. Harrold

Ilustradora: Emily Gravett

Editorial: Blackie Books

He de reconocer que compré este libro por un motivo: la recomendación de J. A. Bayona. “He tenido la suerte de descubrir de adulto el libro que me habría encantado leer de niño”, dice el director, así que… Me lancé. También ayudó que lo editara una editorial que me gusta bastante, como Blackie Books, y su bonita edición: tapa dura y muy llamativa.

El mundo de la imaginación, como sabéis, me interesa mucho. Como profesor, intento que mis peques la trabajen y fortalezcan todo lo que puedan. Como escritor, y esto es una obviedad, no sería nada sin ella, sin la imaginación. Por lo tanto, este libro, con ese título… tenía que llegar a mis manos.

Lo empecé a leer en cuanto lo compré, hace ya algunos meses y, sin embargo, lo dejé. No supe si no era el momento, si esperaba otra cosa… No quise leerlo a desgana, así que lo guardé hasta que las ganas llegaran. Y llegaron hace algunos días. Y lo he leído. Y no, no era el momento. No me ha terminado de gustar.

Es cierto que la idea me gusta. Me gusta que haya un libro sobre los amigos imaginarios (yo quise tener uno, pero no lo tuve; mi imaginación ya estaba lo suficientemente ocupada, supongo). Me gusta el mensajeque, muy en la línea del anterior libro que leí, Peter Pan, habla de eso de crecer, de convertirnos en adultos, de perder el espíritu infantil y, con él, parte de nuestra capacidad imaginativa. Pero… ay, no sé. Me he vuelto a aburrir, como con Peter. Es más, lo he terminado leyendo corriendo y en vertical… No sé si se me ha convertido en un problema esto de pensar que hay libros que serían mucho mejores con unas cuantas páginas menos… Me pasa bastante a menudo. Puede que sea algo mío, pero de verdad pienso que este libro, con muchas páginas menos (y con una parte central mucho menos larga y aburrida), sería un libro mucho mejor.

Dicho esto, paso a mi análisis habitual.

Puntos fuertes:

La idea: ya lo he dicho, pero ese tema sabéis que me gusta mucho. La imaginación de los niños (y de quienes seguimos siéndolo un poco) es siempre motivo de celebración.

Los amigos imaginarios: o, más bien, quienes los tienen. Yo no lo tuve, como decía, pero me parecen muy importantes para quienes sí los necesitan. Estoy seguro de que les restarán miedos, vergüenzas; les darán seguridad; potenciarán mucho su imaginación… Y el mensaje que se da en el libro, el de que esos niños o niñas no están locos ni locas, me parece el acertado.

Zinzan: mi personaje favorito. Un gato muy peculiar con unas funciones muy chulas. Todo un descubrimiento.

Lo que más me ha gustado: pensándolo con el libro recién terminado, creo que lo mejor ha sido que, en parte, he vuelto a mi niñez.

Lo que menos me ha gustado: el nudo de la historia. Qué largo se me ha hecho. Qué aburrido. Qué ganas de acabarlo pronto para leer el final, y eso que el final se ve claro desde el principio. ¿Es necesario escribir libros pensados para niños tan largos y con partes tan tediosas?

Como conclusión… Creo que ya lo he dicho con otros libros. Por temática, por las ilustraciones (muy bonitas), por los personajes… Es un libro para niños, pero no muy pequeños, por lo que he mencionado antes. Si tenemos un libro infantil, en mi opinión, tiene que cumplir algunas reglas. Por ejemplo, no hacerse largo. No aburrir. No alargar la historia como un chicle para incrementar el número de páginas. Insisto: este libro me habría parecido genial con la mitad de páginas.

A los que lo habéis leído, ¿qué opinión tenéis? A los que no, ¿creéis que lo haréis algún día?

Gracias y un abrazo para todos.

“Las fotografías son lo único que tenemos de algunas personas. Eso y nuestros reecuerdos”.

Los imaginarios, A. F. Harrold

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Crítica: Los asquerosos

Título: Los asquerosos

Autor: Santiago Lorenzo

Editorial: Blackie Books

Este libro fue un regalo de mi hermano en mi último cumpleaños. Él, lector asiduo de thrillers, añadió la visibilidad del libro a la información de la contraportada, en la que nos cuentan que Manuel acuchilla a un policía antidisturbios y se nos vende como un “trhiller estático”. Ahí está uno de los principales problemas de este libro: no es un thriller. Para nada lo es. Y eso, en mi opinión, engaña al posible lector.

Lo cierto es que, visitando librerías, este libro está por todas partes. Es uno de esos libros que han calado, que se ha desmarcado de los típicos libros, que se nos presenta como uno de esos libros que “hay que leer”, algo que, como ya sabréis, tampoco es algo que me encante.

Es verdad que lo empecé con muchas ganas. Que el estilo desenfadado y fresco de Santiago Lorenzo me impactó para bien, que pensaba que iba a ser una lectura a remarcar, pero… bueno, mejor os dejo con mi análisis de puntos fuertes y menos fuertes, que, si no, me enrollo más de la cuenta.

Puntos fuertes:

El estilo: me gusta mucho la forma de escribir del autor. No lo conocía hasta ahora. Es un escritor que, sin duda, sabe escribir y disfruta haciéndolo. Se nota y, en ese punto, la lectura de este libro es un acierto.

El léxico: qué riqueza de vocabulario. Qué maravilla, en ese aspecto. Os voy a poner algunas de las palabras que he anotado para buscar su significado (larguita, como veis): acendró, chiscón, mílite, mor, chines, diedro, miñón, adláteres, cenotafio, mansarda, artesa, sevicias, abluciones, , enjalbegar, quena, colegir, predio, talanquera, empercudir, falansterio, edáfico, gazmoñería, astroso, recua. ¿Qué os parecen? ¿Os animáis a buscar los significados de aquellas palabras que no conozcáis?

Las localizaciones: será simple coincidencia, pero en el libro aparecen localizaciones por las que paso a diario en mi camino de casa al colegio, como Torre Arias, Julián Camarillo o Arcentales, y, además, mi barrio de toda la vida: ¡Moratalaz! Obviamente, esto no suma para el resto de lectores, pero a mí me ha hecho mucha ilusión.

La situación del autor: puede que esto sea una estupidez, pero encontrar libros bien editados (me encanta esta editorial), bien distribuidos, bien promocionados y bien cuidades de autores que sean eso, autores, y no por ser famosos, youtubers o influencers, me parece todo un logro.

El punto filosófico: todo lo que le ocurre al protagonista hace que nos replanteemos algunas formas de vida, a dónde nos lleva esta vida atropellada que casi todos vivimos… Que nos replanteemos las cuestiones más antiguas de la humanidad: ¿quiénes somos y adónde vamos?

Puntos débiles:

Lo repetitivo: no sé hasta qué punto era necesario insistir tanto en la situación por la que pasa el protagonista para comprender lo que le ocurre. Quizá, si no fuera así, el libro se quedaría algo cojo, pero… Se me ha hecho pesado. Muy pesado. ¿Sabéis esa sensación de querer acabar un libro solo para ver si el final justifica haber seguido leyendo sin ganas? Me ha pasado. Como he dicho, me encantó el principio, pero, ufff… Se me ha terminado haciendo bola, la verdad.

La “moralina”: si hay algo que detesto en un libro es que el autor o la autora tratan a los lectores de idiotas si no actúan o piensan como ellos dicen. Aquí ocurre. De forma, además, muy descarada. A mí me parece genial que cada uno viva como quiera, siempre y cuando respete a los demás, pero aquí no he visto ese respeto. Aparecen frases como “…en la cola de qué espectáculo para faltos” o dar a entender que aquellos que se hacen la típica foto sujetando la Torre Inclinada de Pisa es imbécil. No sé a vosotros, pero a mí leer comentarios así no me gusta.

Lo que más me ha gustado: la forma de escribir, no tengo dudas. “Traía blanca hasta la sombra” y frases así, poéticas, trabajadas, bonitas de leer, hacen que, a pesar de ser una lectura que se me ha atragantado, haya podido disfrutarla.

Lo que menos me ha gustado: creo que ha quedado claro en los puntos que menos me han gustado. Sí. Lo siento, pero es una de las cosas que menos me gusta leer, y en este libro es demasiado evidente.

Lo he comentado con varios amigos y amigas y les ha pasado lo mismo. Algunos, incluso, no lo han podido terminar. No es un mal libro, está claro, y el autor tiene mucho oficio, pero me cuesta creer que nadie haya notado esa pesadez al leerlo, ese “venga, hombre, que pase algo ya; que ya sé que el protagonista hace ciento cincuenta mil apaños en casa con un destornillador; que ya sé que en el pueblo al que se muda no hay nada que hacer; que ya sé que odia vivir en sociedad; pero… ¡que pasa algo!” Una pena, porque la idea es buena y la forma en que está escrito es genial, pero no puedo decir que haya sido un libro que me haya encantado.

¿Lo habéis leído? ¿Qué os ha parecido?

¡Un abrazo!

“Todos somos candidatos a asquerosos”.

Los asquerosos