Crítica: Agua y jabón. Apuntes sobre elegancia involuntaria.

Título: Agua y jabón. Apuntes sobre elegancia involuntaria

Autor: Marta D. Riezu

Editorial: Anagrama

Hacía tiempo que no empezaba una reseña así, peri tengo que hacerlo…

MA-RA-VI-LLA.

Qué preciosidad de libro, cuántas conexiones tan brutales, qué forma más preciosa de volver a la infancia, qué cantidad de anécdotas tan interesantes, qué manera de verme reflejado en tantos momentos… ¿Cómo me ha podido llegar este libro justo en este momento? Gracias al club de lectura que organiza mi queridísima María y que junta de vez en cuando a apasionados de la lectura, como lo es Mara D. Riezu.

Porque estoy justo en esos momentos que la autora pone en alza. En el momento de la pausa, del sosiego, de la tranquilidad (“Desde que cumplí los treinta, mi palabra favorita es tranquilidad”), del silencio, del cobijo, de la lectura y la música… de disfrutar esas pequeñas cosas que antes, por ir más allá, no me permitía el lujo de abrazar.

Y el tema de la madre ya… pues eso, que no he podido conectar más con ese tema. Por poneros un par de ejemplos sobre lo que Marta D. Riezu dice sobre su madre y sobre las madres:

“No hay nada menos ella que un cementerio”.

Y, citando a André Maurois: “Gracias a él (al amor materno) uno sabe que el mundo no es por completo hostil, que hay seres en quienes puede tenerse una confianza plena. Es una inmensa ventaja moral haber comenzado así la vida. Los optimistas que a pesar de las desgracias conservan hasta el fin su fe fueron, por lo general, educados por una buena madre”.

Y yo, recordando a mi madre, qué queréis que os diga, me derrito.

Y este es el libro que Marta nos ofrece. Un compendio de vivencias, pensamientos, opiniones, anécdotas, curiosidades, recuerdos, consejos… Un estante con todos esos compartimentos regado, además, con una muy buena dosis de humor y un montón de referencias literarias, artísticas, arquitectónicas, cinematográficas o del mundo de la moda que te empujan a querer saber más, conocer más, aprender más…

Una joya a la que volver para disfrutar de nuevo de todo lo que hay en sus páginas, para volver a nosotros mismos, a nuestra esencia, a la raíz, al origen, al útero.

Una preciosidad que, como digo, releeré y que, también, recomendaré y regalaré, porque es una delicia.

Lo que más me ha gustado: el retorno a mi infancia, a mi niñez, a mis recuerdos, a mi madre… 

Lo que menos me ha gustado: tan solo un par de comentarios políticos que, en mi opinión, no eran necesarios y me han chirriado un poco. Solo eso. El resto, un diez.

“El silencio es encontrar a ciegas el pecho de la madre”.

Marta D. RIezu

Crítica: Carta a un joven poeta

Título: Carta a un joven poeta

Autor: Virginia Woolf

Editorial: José J. de Olañeta

Que me leería hasta la lista de la compra escrita por Virginia Woolf es un hecho. Que me tendré que poner en algún momento de la vida a leer más libros suyos y a sumergirme un poco más en su vida y en su obra, también. No sé si hay alguna escritora que me pueda gustar más, la verdad. Y, claro, vi este libro y tuve que hacerme con él.

Fue en Málaga, en la (preciosa) librería Mapas y Compañía. Allí me estaba esperando, coronando una columna de libros de esta editorial que no conocía y que, según veo, tiene algunas joyitas a las que tendré que echar un ojo.

Se lee en un par de ratos y solo leer a Virginia merece la pena, pues es aprendizaje seguro. Además, ¿ella, mi escritora favorita, escribiendo sobre poesía? ¿Cómo no lo había leído antes?

En el libro se dirige a John Lehman y, desde su grandeza en la prosa (bastante poética, todo sea dicho, con esa forma de usar el lenguaje tan cuidada) le da ciertos consejos, ciertas advertencias sobre cómo acercarse a la poesía y a los y las poetas. Qué maravilla, que una de las escritoras más importantes de la historia te aconseje sobre la poesía, ¿no? Que yo no tengo queja sabiendo quiénes me han aconsejado y leído y ayudado a aproximarme a la poesía de la mejor manera posible, pero la Woolf es la Woolf, amigos, y hay que escuchar lo que dice. 

Y habla, hace ya unos cuantos años, de ciertos aspectos de la poesía y de los y las poetas que, supongo, no se han resuelto aún… “porque la mala poesía es casi siempre el resultado de olvidarse de uno mismo…”.

Si os cuento mucho, os escribo el libro entero, pero sí quiero decir que, para ser poeta, no vale eso de “escribo lo que me sale”, “yo no sigo ninguna norma, solo las mías” o “escribo poesía, pero no la he leído nunca”. La poesía, como toda disciplina artística, supongo, requiere estudio, práctica, respeto, pasión, lectura, borrones, escucha… y, sí, también, cierta capacidad que no todo el mundo tiene. Parece que se ha puesto de moda escribir “poesía” (así, entre comillas), que se hace en un rato y que todo vale, pero no, eso que escriben ciertas personas famosas, ciertos y ciertas cantantes, ciertos actores o actrices, por no hablar de ciertos y ciertas influencers no es poesía. Podrá ser otra cosa. Podrán ser frases, reflexiones, idas de olla o pretensiones inalcanzables, pero no, no es poesía. Y sobre algunos que se lanzan a la poesía desde la inmadurez absoluta, Virginia Woolf también tiene algo que decir: “Esto, estoy segura, es de la máxima importancia. La mayoría de los defectos en los poemas que he leído creo que se explican por el hecho de que se han expuesto a la feroz luz de la publicidad cuando eran todavía demasiado jóvenes”.

Por eso, leer lo que dicen grandes escritores como Virginia Woolf sobre la poesía es necesario. Y este pequeño libro es una maravilla que cualquier poeta agradecerá leer.

Lo que más me ha gustado: además de hacerme con libros en viajes (que es algo que me encanta hacer), volver a conectar con Virginia Woolf.

Lo que menos me ha gustado: aunque comprendo que editar no es barato, el precio para un libro tan pequeño es algo elevado, creo. 

¿Cuánto os gusta Virginia Woolf?

¡Un abrazo!

Esa es tal vez tu tarea: encontrar la relación entre las cosas que parecen incompatibles y que, sin embargo, tienen una misteriosa afinidad; absorber sin temor cualquier experiencia que se te presente y saturarla por completo para que tu poema sea un todo y no un fragmento; repensar la vida humana en términos poéticos”.

 Virginia Woolf

Crítica: Thrall (Cautiverio)

Título: Thrall (Cautiverio)

Autor: Natasha Trethewey

Editorial: Valparaíso

Cuando, por lo vivido, por la propia biografía, se tiene algo grande que contar y decide hacerse a través de la poesía, el mérito es más que palpable.

Cuando, además, se hace desde una maestría como la de Natasha Trethewey, desde el estudio, la historia, el arte, la documentación, además de, por supuesto, una poesía tan bien elaborada como la suya, el mérito es doble y las garantías de éxito son abrumadoras.

Porque este ‘Cautiverio’ de la autora estadounidense es brutal, descarnado, duro, exigente… y está muy bien escrito (y muy bien traducido). Y es una poesía que cuenta, que denuncia, que informa, que detalla, pero, por encima de todo, es una poesía que llega y que abre la curiosidad por ir más allá de lo que la poeta nos ofrece, por investigar en esos cuadros que usa como excusa y como punto de inicio para hablar de la esclavitud, del racismo, del clasismo, del avance de la historia

Y qué bueno es encontrarse con poetas así y con poemarios así, que no estén vacíos, que no sean pretenciosos y, sobre todo, que no lo sean desde una calidad más que cuestionable.

La historia de esta mujer es de esas historias que merece la pena ser leída, y ella se encarga de hacerlo a la perfección a través de su poesía, de lo que os comparto algunos versos.

De “El milagro de la pierna negra, 3”

Si no es la inmanencia,

el ancla luminosa del alma, la sangre traspasada de uno

al otro, ¿qué conocimiento ronda a cada cuerpo,

qué historia, qué dolor fantasma? Siempre hay un hombre

más abajo, en una tumba o en la tierra, y otro

más arriba, más cerca del cielo; uno siempre está enfermo,

el otro es un cuerpo a su servicio, saqueado.

De “Taxonomía 2. De español y negra produce mulato”

Sin embargo, los siglos no han apagado

la aspereza de la expresión de un niño.

De “Torna atrás”

cómo es posible

que un hombre pueda amar

y menoscabar tanto al mismo tiempo aquello que ama.

De “Artefacto”

entonces supe el verdadero significado del rifle: una reliquia

tan afilada como la tristeza, con su cañón vacío

como el arrepentimiento.

O esos poemas de querer leer varias veces, en inglés y en castellano, como “Los americanos” o “Mano prieta”.

Así, con la autoridad que la vida y la experiencia otorgan, con el dolor arrastrado en cada verso, Tretheweynos relata todo lo que considera (porque lo es) importante, nos sitúa en el mapa que ella quiere, y no podemos más que estar agradecidos.

Dicho esto, voy con mi análisis con lo que más y lo que menos me ha gustado del libro.

Lo que más me ha gustado: aprender historia y arte a través de la poesía.

Lo que menos me ha gustado: darme cuenta de que, por esa costumbre mía de leer casi siempre poesía escrita en castellano, me estoy perdiendo mucha poesía tan buena como esta.

¿Conocéis a la autora? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“ver cómo el pasado nos hace cautivos,

su hermosa ruina grabada en nuestra imaginación”

 Fragmento de “La ilustración”, Natasha Trethewey

Crítica: Helena

Título: Helena

Autor: Yannis Ritsos

Editorial: Acantilado

Por si no lo he dicho ya suficientes veces, insisto en que Acantilado es una editorial que solo publica joyitas, y esta “Helena” es una más.

Lo quise porque estoy leyendo e investigando un poco sobre la memoria y el olvido para terminar de armar un poemario y, en la contra del libro, leí “En esta pieza, el poeta da voz a la anciana Helena, que examina su vida dejando que los recuerdos de quienes ya la abandonaron la conmuevan”. Y, sí, el libro, como digo, es una preciosidad, y, sí, me ha inspirado un poema que he titulado “No queda eternidad”. Porque, sí, amigos y amigas, para escribir hay que leer.

Es una obra breve, pero con la belleza presente en cada palabra. Un estilo delicado, cuidado al detalle y, hay que decirlo, maravillosamente bien traducido por una traductora que es de lo mejorcito que hay, Selma Ancira, de quien ya he leído varias traducciones.

Sabéis que me encanta leer a los clásicos de vez en cuando, que Grecia es una civilización fundamental para (entre otros ámbitos) la literatura, y que intento conectar con mi poesía con la filosofía, y esta “Helena” ha supuesto un acercamiento a un personaje magnético hasta el extremo, una aproximación más a esa cultura griega que tanto me fascina.

Una joya, como digo al principio, para leer en un ratito, en una tarde con un cafecito o un té, arrebujado en el sofá, saboreando esta deliciosa obra sin prisas, con la pausa de los siglos que han pasado.

Lo que más me ha gustado: el gusto por la literatura que tiene el autor griego, sumado al buen hacer de Selma Ancira en la traducción.

Lo que menos me ha gustado: por decir algo, que me ha generado la necesidad de leer más y más sobre Helena de Troya, sobre la mitología griega, acercarme más al mundo clásico.

“Ahora olvido los nombres que mejor conocía, o unos con otros los confundo”.

Yannis Ritsos, Helena

Crítica: ¿Para qué sirve la literatura?

Título: ¿Para qué sirve la literatura?

Autor: Antoine Compagnon

Editorial: Acantilado

Antes de presentar a cinco escritoras de literatura infantil y juvenil, me pasé por la Librería Taiga para hacerme con algunos de sus libros.

Mientras charlaba con mi querida Ivonne (lo que me gusta hablar en una librería), eché un ojo a los libros de Acantilado. Me encontré con esta joya que (y esta vez sí es verdad) necesitaba.

Llevo unas semanas trabajando en un poemario, algo atascado, y esta reflexión de Compagnon, esta lección sobre literatura al comenzar su cátedra en el Collège de France me ha ayudado mucho para salir del atasco.

Estos “cuadernos” (así los llama la editorial) de Acantilado son lecturas maravillosas para según qué momentos. Breves, muy interesantes, únicas. Seguramente no tengan un público amplísimo, pero me encanta que haya editoriales que busquen más allá de las ventas, que apuesten por la calidad, por escritores de verdad, por pensadores… por cuidar la literatura, en definitiva.

Acantilado es clave en ese aspecto. No he encontrado ni un solo título que no merezca la pena leer, y eso se puede decir de muy, muy pocas editoriales.

Un rato de la tarde del viernes, con un cafecito y una pintura roja para marcar palabras, frases y citas, y he subrayado unas cuantas.

Una lectura perfecta para disfrutar de la opinión sobre la literatura de alguien que ama la literatura.

Lo que más me ha gustado: además de saber que hay quienes, desde las aulas, sigue haciendo un elogio importantísimo a la lectura (ya valdría con eso), tengo que insistir en que ha sido fundamental para rematar el poemario.

Lo que menos me ha gustado: que libros así no interesen a mucha gente, porque sin vitales para que la literatura no pierda nunca el lugar que le corresponde.

“El poeta y el novelista nos hacen conocer aquello que está en nosotros, pero que ignorábamos porque nos faltaban las palabras”.

Antoine Compagnon, ¿Para qué sirve la literatura?

Hablando de literatura para Casa del Libro

Ya conté por aquí que Casa del Libro me hizo socio embajador y que es algo que me hizo (y me hace) muy feliz.

Como parte de ese programa tan genial de socios embajadores, me pidieron que escribiera una entrada para su blog hablando de literatura, de mis géneros favoritos, de mi vida como lector.

El resultado es esta entrada que os dejo por aquí.

Espero que la disfrutéis:

Enredando voces con Sandra Andrés Belenguer

Seguimos volcados con la literatura y la cultura en Radio Off the Record y, este pasado jueves, la invitada a Enredando voces ha sido la escritora Sandra Andrés Belenguer.

La conocí personalmente en la presentación de su libro “Deja cantar a la muerte”, en Casa del Libro de Gran Vía, y, solo en ese ratito, pude ver que era una apasionada de la literatura y que esa pasión puede verse en su forma de escribir.

Experta en Leroux y su fantasma de la ópera, Sandra mezcla misterio, amor, aventuras y otros muchos ingredientes en sus libros, con un estilo muy cuidado y muy propio.

Además, aunque no ha podido darnos mucha información, sacará novedad en el próximo mes de septiembre. ¡No podemos esperar a leerte!

Por si os interesa escuchar nuestra conversación y enamoraros de su voz, os dejo el enlace de la entrevista:

Enredando voces con Carmen Guaita

Quienes no conozcáis aún a Carmen Guaita, estáis de suerte.

Generosa, humilde, con un corazón inmenso, talentosa, con una voz que apacigua, con una sonrisa que enamora.

Buena maestra. Buena escritora. Buena amiga.

Os contaría mucho sobre ella, pero prefiero que lo escuchéis de su propia boca en esta (quizás está mal que lo diga yo) preciosa entrevista que pude hacerla y que ya está en Radio Off the Record.

“Enredando voces”, el podcast en el que converso con personas relacionadas de una u otra forma con la literatura, me está trayendo muchas alegrías.

Sabía que lo iba a disfrutar y tenía muchísimas ganas, pero está siendo aún mejor.

Y, como lo que importa hoy no son las palabras escritas, sino las que compartimos en esta entrevista, os dejo aquí el enlace, para que podáis escucharnos, para que conozcáis mejor a Carmen y esa historia de amor que mantiene con la literatura.

Enredando voces con Laura Riñón

Seguimos entrevistando a personas relacionadas con la literatura en Radio Off the Record.

Esta semana le ha tocado el turno a Laura Riñón. Amiga. Escritora. Propietaria de la maravillosa librería «Amapolas en octubre», en la calle Pelayo de Madrid.

Alguien que representa a la perfección el espíritu de la celebración del libro, de la lectura, de lo bueno que es compartir historias. No en vano, además de pensar (con acierto) que su librería es un hogar, también afirma que una librería es una farmacia porque «la literatura, lo que hace, es salvar».

Y qué razón tiene.

No sé qué habría sido de mí sin la literatura en este año tan duro que nos ha tocado vivir.

Qué afortunados somos los que tenemos en Amapolas, también, una extensión de nuestro hogar.

Los que cruzamos su puerta con la confianza de quien visita a un familiar querido, de quien siempre recibe una sonrisa y un abrazo.

Y, por si eso fuera poco, Laura siempre tiene el libro que recomendarte.

Porque sabe de libros, mucho, y también sabe de personas, de momentos vitales, de sentimientos.

Quizá, en el fondo, sí sea un poco farmacéutica.

La entrevista, lo digo como lo siento, es una preciosidad. No por mí, sino por ella. Yo solo soy la excusa.

Os dejo el enlace.

Me hará muy feliz que la escuchéis.

Un abrazo muy fuerte y feliz Día del Libro.

Entrevistas en Radio Off The Record

Aunque ya lo he anunciado en mis redes sociales, me faltaba contarlo por aquí y no quiero dejar pasar más tiempo.

Estar de baja tanto tiempo (y no haberlo estado nunca antes) me llevó a buscar todos los medios posibles para no aburrirme, para aprovechar el tiempo y para intentar no caer en esa sensación tan horrible del confinamiento.

Pensé qué podría hacer para que estos casi cuatro meses no se convirtieran en tiempo perdido, y lo cierto es que puede que se me haya ido un poco de las manos.

Así, a modo de lista de la compra, os resumo todos los fregados en los que me he metido:

He escrito un poemario (para adultos).

He escrito una pequeña novela infantil.

He leído una barbaridad (ya casi he llegado al propósito que me propuse en Goodreads y no hemos llegado ni al quinto mes).

He hecho un curso de «Boot Camp Google Educador Level 1», de (dicen) veinte horas.

Estoy haciendo el curso «El blog en la enseñanza», de (dicen) cuarenta horas.

Estoy haciendo el curso «El taller de escritura: de la teoría a la práctica en el aula», de (dicen) setenta horas.

Me encargo del Club de Lectura Infantil de la Librería Taiga, con un inicio precioso acompañado de Beatriz Osés.

He firmado dos contratos editoriales (uno, para «La hija del soplador de vidrio», novela de la que ya os he hablado; otro, para una serie infantil de, por ahora, cinco libros de la que ya os hablaré cuando se acerque el momento de la publicación, aún algo lejano).

Me han hecho embajador de Casa del Libro.

Y, por último (de momento, y si no me olvido de nada), he empezado el proyecto que apunto en el título de la entrada y que me hace muy, muy, muy feliz: he empezado a grabar podcasts con entrevistas a gente relacionada con la literatura (porque escriben, porque editan, porque venden, porque leen, porque ilustran…) de la mano de Radio Off The Record.

Siempre me ha gustado mucho la radio y, aunque sea maestro, mi primera carrera fue Publicidad y RR.PP., por lo que soy licenciado en comunicación, aunque no sea periodista. Me gusta esa calidez, esa cercanía, esa comodidad que ofrecen las voces radiofónicas. Por eso, aproveché la posibilidad de grabar podcasts para iniciar esta serie de entrevistas y le pedí a Miryam, responsable de la radio, unirme a su equipo. La respuesta fue inmediata y, la verdad, no podría haber tenido más suerte, porque me ha acogido con los brazos abiertos y es una maestra genial.

Para no enrollarme más, os dejo el enlace con la primera entrevista. No había nadie más oportuno para iniciarme en esta aventura que quien es, en mi opinión, el mejor poeta nacional que tenemos ahora mismo. Una de las personas más cultas, íntegras, humildes y buenas que, por suerte, tengo en mi vida. Alguien a quien me unen casi veinte años de amistad y a quien no considero un amigo, sino un hermano. Y, sí, quien es mi maestro en mi versión poética (menudo lujo). Hablo, como muchos ya sabréis, de Manuel Francisco Reina. En la entrevista (que espero escuchéis) nos habla de literatura, de poesía, de cultura… Y, tal y como le pedí (y pediré a mis invitados e invitadas), nos leyó un poema de su último (y maravilloso) poemario, «El fiel de la balanza», y, también, un poema de otra de mis poetas preferidas, Raquel Lanseros.

Feliz de estar donde estoy y con quien estoy.

Feliz de estar con vosotros.

Espero que os guste.