Crítica: Musa insumisa

Título: Musa insumisa

Autora: Manuel Francisco Reina

Editorial: Valparaíso

Premio Provincia de Guadalajara “José Antonio Ochaíta” 2022

Siempre que Manuel Francisco Reina publica libro nuevo es un acontecimiento, especialmente (si me lo permitís) si se trata de poesía.

Esta Musa insumisa no es menos, por mucho que llegara después de todo un Premio Jaime Gil de Biedmacon ese librazo que es Servido en frío. De hecho, este poemario también va con premio, además de con una imagen de cubierta, a cargo de Javier Cámara Sánchez Seco, que es una preciosidad y todo un acierto.

Es este un libro diferente. Un libro en el que se percibe el universo lírico de Reina, pero, quizá, con un punto más de sofisticación que lo elevan a un nivel distinto, que lo destacan por encima de otros poemarios del autor en ese sentido.

Puede que lo más curioso del libro y lo que hacen que se distinga de otros es todo el tiempo durante el que se ha ido escribiendo, ni más ni menos que veinticinco años. Como comprenderéis, en tanto tiempo se ha escrito, reescrito, ampliado, desechado, corregido, incluido, eliminado… Veinticinco años dan, además, para vivir mucho, para evolucionar tanto a nivel personal como a nivel poético, y eso se puede apreciar en el recorrido que supone la lectura.

El tema es otro de los puntos clave. La libertad. ¿Existirá concepto más amplio que este? Libertad desde su opuesto, desde la jaula con la que comienza el primer poema, pasando por distintas patrias –reales o metafóricas–, por fronteras, por límites, paisajes, destierros… por el amor, por el dolor, por el recuerdo. En definitiva, por todos los momentos vitales en los que sentirse libre es casi el único objetivo, la meta final, el compromiso.

“No es un libro fácil”, me avisó el propio autor cuando supo que lo estaba leyendo. Y no, no lo es, pero nadie quiere que la poesía sea fácil. Porque no entraña una dificultad extrema, sino que requiere de una mayor concentración, de una mayor capacidad de abstracción, de una implicación con la lectura más próxima, más profusa. Solo así seremos capaces de absorber todo aquello que Reina nos entrega en sus poemas, en ese largo periodo vital de escritura, en ese compromiso absoluto con la poesía, con la verdad, con la libertad más palpable que existe, que no es otra que nos hace vivir sin yugos ni ataduras, aquella que nos concede la ligereza necesaria para caminar sin cadenas, aquella que nos permite ser.

Un poemario, como todos los publicados por Manuel Francisco Reina, que guardar cerca, que releer, que abrazar siempre que se quiera dar respuesta a la sempiterna pregunta de para qué sirve la poesía: para ser libres.

Lo que más me ha gustado: hay un poema que me gusta muchísimo y que tengo recitado por aquí: Ara belli. Maravilloso. Eso y algo que siempre me ha encantado de los libros de Reina, las citas que se incluyen, que son una delicia.

Lo que menos me ha gustado: sería incapaz de destacar algo negativo de la poesía de Manuel Francisco Reina.

“La risa es tan solo una trinchera”.

Manuel Francisco Reina

Crítica: Servido en frío

Título: Servido en frío

Autor: Manuel Francisco Reina

Editorial: Visor

XXXII Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma

Es cada vez más agradable encontrar poemarios premiados que merezcan dichos premios. Y lo digo sin querer entrar en más detalles…

Antes de hablar de este libro, hay que saber que es un libro “paralelo” a El fiel de la balanza, publicado por Cuadernos del Laberinto y cuya reseña en mi blog podéis leer aquí: https://jorgepozosoriano.com/2021/03/24/critica-el-fiel-de-la-balanza/ . Si aquel, que es poesía en prosa (y no prosa poética, cuidado), ya era un grito feroz en contra de las injusticias, de los desequilibrios (en varias de sus acepciones), de la traición y la perfidia, este otro, en verso, remata la faena. No sé si se puede decir que lo completa, porque El fiel de la balanza es un libro muy completo, pero sí es cierto que lo hace más redondo, que cierra el círculo con doble hilo, que son dos poemarios que se dan la mano para dar carpetazo a una historia de desamor tan real que duele al leerla, del mismo modo que es dolorosa de escribir.

Reina, que no tiene nada que demostrar a estas alturas, se hace con uno de los premios poéticos más prestigiosos del panorama nacional, editando, además, en una editorial del peso de Visor y con una imagen de cubierta ni más ni menos que creada por Alberti. Maestro y discípulo uniendo fuerzas para ofrecernos un poemario que es, sin duda, de los mejores del año; amigos que se reencuentran, cómo no, en la poesía.

Quienes estamos acostumbrados al lenguaje poético de Manuel Francisco lo vemos claramente en estos versos. Esta poesía suya, más actual (sin olvidar la tradición y con un dominio absoluto de la métrica, del ritmo y del lenguaje), más personal, más visceral es, en mi opinión, su mejor poesía. Ya sabéis de mi manía de enamorarme de los poemarios que me hacen un poco de daño, y este, que conozco desde hace ya mucho tiempo, me ha encantado.

Esta vez no voy a dejar por aquí algunos versos de distintos poemas, sino que voy a compartir un poema breve que he leído ya unas mil veces porque me parece maravilloso, por si os animáis a haceros con el libro y leerlo completo. Sobra decir, aunque vaya a hacerlo, que es un poemario que hay que tener sí o sí.

PATIENTIA

De toda tempestad en nuestra vida,

no hay náufrago que encuentre escapatoria

luchando contra el mar y su elemento,

Titán para el que somos una gota.

Yo alcanzo cada costa cotidiana

dejándome llevar por la tormenta

sobre el mástil partido de mis planes,

y vadeo huracanes casi ileso.

No sé vosotros, pero yo leo ese poema y me muero un poquito…

Lo que más me ha gustado: del libro no puedo decir nada más que insistir en que es una brutalidad, pero sí voy a añadir que me ha gustado mucho, muchísimo, que se le concediera un reconocimiento tan justo y tan servido en frío como el Gil de Biedma. Justicia poética, lo llaman algunos. 

Lo que menos me ha gustado: que no estés leyéndolo ya mismo, así que, corre, ponle remedio.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Tal vez es la justicia la que se sirve en frío”.

Manuel Francisco Reina, Servido en frío

Crítica: Una nueva temporada en el infierno

Título: Una nueva temporada en el infierno (poemas inéditos)

Autor: Rafael Alberti

Edición: Manuel Francisco Reina

Editorial: Ediciones del Genal

Colección: Libros sobre ruedas

Acercarse a Rafael Alberti es acercarse a la POESÍA, así, con mayúsculas, a uno de los poetas más grandes que nuestro país ha dado, a un maestro de maestros, a un señor con todas las letras, a una figura imprescindible en las letras hispanas (y no solo en las letras), a una leyenda de la literatura nacional.

Si hay que nombras, por poner un número, a tres poetas españoles imprescindibles, Alberti es, sin duda, uno de esos tres nombres que hay que citar sí o sí.

Siendo conscientes de todo eso, encontrarnos, en pleno 2022, con poemas inéditos del poeta gaditano es, además de una noticia maravillosa, un regalo para todos los que amamos la poesía.

Que lo haga, además, en una colección que hace tanto bien a la cultura como esta de los “Libros sobre ruedas” (además de en el diario ABC), tan bien dirigida por su creador, Manuel Francisco Reina, y con unas palabras previas de alguien como él, con tanto conocimiento sobre la obra y la figura de Alberti (a quien tuvo de maestro), suma. Porque la cultura suma. El conocimiento suma. La poesía suma.

Y qué poemas. Qué intensidad. Qué dureza. Qué (hay que decirlo) temblor.

Porque la poesía sirve, a veces, para poner a cada cual en su sitio. Y entorno a la figura de Alberti se han dicho tantas tonterías y se han volcado tantas mentiras desde su propia familia (aquí queda muy bien explicado y documentado el nefasto papel de su hija Aitana, que es todo menos hija y a quien el mismo poeta, su propio padre, se ve obligado a apartar de su vida) y desde quienes se creyeron familia y solo quisieron (como de tantos otros poetas) aprovecharse, que es necesario poner ciertos puntos sobre ciertas íes. Porque lo peor que puede hacerse ante la generosidad es aprovecharse de ella en el peor sentido posible. Y porque algunas personas, con nombres, apellidos y cargos públicos nunca supieron estar a la altura de aquellos a quienes quisieron considerar sus maestros cuando lo único que hicieron fue chuparles la sangre en vida y tratar de seguir haciéndolo en muerte. Es algo que a mí me repugna. Y, por eso, agradezco muchísimo que se empiecen a contar ciertas verdades incómodas para esas personas, per necesarias para hacer justicia, poética y de la que ajusticia con toda su fuerza.

Por poneros un solo ejemplo de estos inéditos y desgarradores poemas, solo dejaré un verso, dedicado a su hija Aitana (fijaos en la dureza):

“Yo voy a destruirte. Tu imagen será menos

que el polvo derribado de una estatua de aire.

Serás en el recuerdo menos de lo que eras

en el túnel materno, antes de haber nacido”.

Poesía, amigos y amigas. Poesía y verdad. Poesía y justicia. Poesía y temblor. Y, por supuesto, poesía y Alberti. ¿Qué más se puede pedir?

Lo que más me ha gustado: TODO, así, sin más.

Lo que menos me ha gustado: que siga habiendo sanguijuelas aprovechándose de la poesía y de los poetas para seguir trepando.

¡Un abrazo!

“Su fragancia infinita envenena mis noches,

su futuro es el rayo fatal que me aniquila”.

Rafael Alberti

Entrevistas en Radio Off The Record

Aunque ya lo he anunciado en mis redes sociales, me faltaba contarlo por aquí y no quiero dejar pasar más tiempo.

Estar de baja tanto tiempo (y no haberlo estado nunca antes) me llevó a buscar todos los medios posibles para no aburrirme, para aprovechar el tiempo y para intentar no caer en esa sensación tan horrible del confinamiento.

Pensé qué podría hacer para que estos casi cuatro meses no se convirtieran en tiempo perdido, y lo cierto es que puede que se me haya ido un poco de las manos.

Así, a modo de lista de la compra, os resumo todos los fregados en los que me he metido:

He escrito un poemario (para adultos).

He escrito una pequeña novela infantil.

He leído una barbaridad (ya casi he llegado al propósito que me propuse en Goodreads y no hemos llegado ni al quinto mes).

He hecho un curso de «Boot Camp Google Educador Level 1», de (dicen) veinte horas.

Estoy haciendo el curso «El blog en la enseñanza», de (dicen) cuarenta horas.

Estoy haciendo el curso «El taller de escritura: de la teoría a la práctica en el aula», de (dicen) setenta horas.

Me encargo del Club de Lectura Infantil de la Librería Taiga, con un inicio precioso acompañado de Beatriz Osés.

He firmado dos contratos editoriales (uno, para «La hija del soplador de vidrio», novela de la que ya os he hablado; otro, para una serie infantil de, por ahora, cinco libros de la que ya os hablaré cuando se acerque el momento de la publicación, aún algo lejano).

Me han hecho embajador de Casa del Libro.

Y, por último (de momento, y si no me olvido de nada), he empezado el proyecto que apunto en el título de la entrada y que me hace muy, muy, muy feliz: he empezado a grabar podcasts con entrevistas a gente relacionada con la literatura (porque escriben, porque editan, porque venden, porque leen, porque ilustran…) de la mano de Radio Off The Record.

Siempre me ha gustado mucho la radio y, aunque sea maestro, mi primera carrera fue Publicidad y RR.PP., por lo que soy licenciado en comunicación, aunque no sea periodista. Me gusta esa calidez, esa cercanía, esa comodidad que ofrecen las voces radiofónicas. Por eso, aproveché la posibilidad de grabar podcasts para iniciar esta serie de entrevistas y le pedí a Miryam, responsable de la radio, unirme a su equipo. La respuesta fue inmediata y, la verdad, no podría haber tenido más suerte, porque me ha acogido con los brazos abiertos y es una maestra genial.

Para no enrollarme más, os dejo el enlace con la primera entrevista. No había nadie más oportuno para iniciarme en esta aventura que quien es, en mi opinión, el mejor poeta nacional que tenemos ahora mismo. Una de las personas más cultas, íntegras, humildes y buenas que, por suerte, tengo en mi vida. Alguien a quien me unen casi veinte años de amistad y a quien no considero un amigo, sino un hermano. Y, sí, quien es mi maestro en mi versión poética (menudo lujo). Hablo, como muchos ya sabréis, de Manuel Francisco Reina. En la entrevista (que espero escuchéis) nos habla de literatura, de poesía, de cultura… Y, tal y como le pedí (y pediré a mis invitados e invitadas), nos leyó un poema de su último (y maravilloso) poemario, «El fiel de la balanza», y, también, un poema de otra de mis poetas preferidas, Raquel Lanseros.

Feliz de estar donde estoy y con quien estoy.

Feliz de estar con vosotros.

Espero que os guste.

Crítica: El fiel de la balanza

Título: El fiel de la balanza

Autor: Manuel Francisco Reina

Editorial: Cuadernos del laberinto

Aún recuerdo cuando, hace algunos años, fui de los primeros en escuchar algunos de los poemas que dan forma a este libro en la propia voz de Manuel Francisco Reina. Mi amistad con él lo ha convertido en mi hermano, ya sabéis, y aquella tarde en Madrid me quiso hacer ese regalo que hoy, tras un tiempo largo sin publicar poesía, adquiere forma física.

Por esa amistad fraternal, pude vivir buena parte de todas las vivencias que nutren estos versos. Y, por esas vivencias, la lectura de este libro ha sido dolorosa.

Son muchos los años, mucho lo compartido. En ambas casas. Conozco de primera mano todo lo que Manuel lleva dentro y, por eso, duele tanto leerlo una vez que lo ha sacado en forma de poema, aunque ya supiera todo lo que había ocurrido.

Una pena enorme saber que alguien a quien se quiere tanto haya tenido que pasar por esto.

Una pena que haya seres (por llamarlos de alguna forma) tan despreciables y oscuros.

Pero, por suerte, Manuel lleva la luz consigo, en su persona y en su literatura, y su inteligencia y maestríalo llevan a saber redirigir el sufrimiento hacia el propio beneficio, hacia la sanación de la enfermedad y la cauterización de la herida. Como dijo Félix Grande a propósito del maravilloso poemario “La paternidad de Darth Vader”“hay que poner a trabajar al dolor al servicio de la vida”. Y vaya si Reina lo cumple…

Catarsis en estado puro. Dolor. Lágrimas y alguna náusea. Leer este libro es una experiencia física, porque lo que duele se adhiere a la carne y traspasa las murallas óseas para hacerse camino hasta los órganos vitales. Es un libro, en palabras de la maravillosa Raquel Lanseros“que respira, siente y sangra como solo la verdad sabe hacerlo”. Porque hasta en eso acierta este poemario, en contar con una poeta de la talla y la humanidad de Lanseros para encargarse de la contracubierta.

“El fiel de la balanza”, cuyo título ya es premonitorio (además de precioso y preciso), es un poemario en prosa. Que nadie lo confunda con esa mal llamada “prosa poética” que no es más que escribir alguna frase y darle al “enter” del teclado después de un par de palabras. No. Este no es un libro de aforismos ni viene a descubrir nada desde el desconocimiento. Pocos poetas hay en el panorama nacional con la delicadeza, el conocimiento y las tablas de Manuel Francisco Reina. Ha tardado años y ha escrito muchos poemariosantes de lanzarse a escribir poesía en prosa, precisamente (y así me lo transmitió) por la dificultad que entraña. Una vez más, os pido y recomiendo: leed a quien sabe escribir y aprended de quien puede enseñarnos.

El resultado es un poemario absolutamente visceral, escrito desde la entraña, desde el borde del abismo en el que la memoria nos sitúa, en el que los recuerdos tratan de empujarnos al vacío. Un recorrido por una historia tan personal como deshumanizada por una de las partes. Tan llena de dolor y culpa como de aprendizaje y liberación.

Qué difícil es volcar la sangre sobre el blanco, ofrecerse al lector sin más protección que las últimas capas de piel, dispuesto a dibujarse el centro de la diana en la frente. Pero qué necesario. Tanto para quien lo escribe como para quien lo lee. Qué necesaria es, amigos y amigas, la poesía.

Dicho esto (porque me tiraría escribiendo horas y horas), paso a mi análisis.

Puntos fuertes:

La dificultad: si escribir poesía es complicado, hacerlo en prosa lo es aún más. Solo algunos y algunas de los y las más grandes han sido capaces de salir con dignidad del intento. Autores como Aleixandre, Juan Ramón Jiménez o María Zambrano (AUTORES), a los que ahora se suma, con demostrado merecimiento, Manuel Francisco Reina.

La valentía: la poesía, en mi opinión, ha de ser valiente. El poeta debe dejar de lado los miedos y las vergüenzas, las posibles miradas reprobatorias o condescendientes. En definitiva, tiene que tener el valor para estrujarse el corazón hasta que sangre. Esa es la poesía que llega o, al menos, la que más me llega a mí. 

La empatía: aunque haber sido partícipe de todo lo que aquí se cuenta es arma de doble filo, conocer muchos de los detalles que a otros pasarán desapercibidos me hace poder adentrarme más aún en este dolor compartido. Lo bueno, lo positivo de esta posición privilegiada por la cercanía es saber que, también, pude estar ahí para el consuelo. Al final, de eso trata la amistad.

El cariño: cuanto más se conoce a Manuel, más se lo quiere. Y cada poema nos lleva a conocerlo un poco mejor. Os animo a hacerlo. A leer su poesía. A conocerlo mejor, porque es una de esas personas sin las cuales el mundo sería más inhabitable.

Mi (pequeña) aportación: que mi nombre aparezca en este libro, aunque solo sea como autor de la fotografía del autor, es un privilegio inmenso que me hace muy feliz.

Lo que más me ha gustado: no podría quedarme con una sola cosa, pero diré que leer poesía en prosa, ya que no estoy habituado y es una auténtica gozada.

Lo que menos me ha gustado: nada que ver con lo poético, obviamente. Solo puedo hablar del dolor que me ha causado, sin que eso sea algo negativo.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Disfruta del presente pues la posteridad es mía”.

Manuel Francisco Reina, “Mientras dura la fiesta”, en “El fiel de la balanza”.

Nueva crítica: Las rosas de la carne

Título: Las rosas de a carne

Autor: Manuel Francisco Reina

Editorial: Calambur

No es digo nada nuevo al decir que uno de mis poetas favoritos es Manuel Francisco Reina. Uno de mis poetas favoritos de la historia (junto a Lorca y Paca Aguirre, por hacer un podio) y mi poeta actual preferido.

Tampoco es nuevo decir que necesito leer poesía de vez en cuando y que, cuando eso ocurre, suelo recurrir a los poetas que más me gusta leer pero que, también, más me enseñan. Manuel es un poeta espectacular, no hace falta que lo diga yo, y es, también, maestro. Leer su poesía es disfrutar de la poesía. Leer su poesía es aprender sobre poesía.

Lo que sí es distinto a lo habitual es que este no es un libro que me haya encantado. Es un poemario brutal, trabajado, lleno de imágenes, de maestría. No digo (jamás podría) que sea un mal libro, pero, quizá por el tema, por las referencias a lo clásico, por muchos poemas largos (que, esto es cosa mía, me suelen gustar menos). O, quizá, sea porque estos días tan raros me tienen la cabeza tan llena de humo que no lo he leído (releído, en realidad) con la concentración necesaria.

No obstante, ya sabéis lo que opino sobre la poesía, la pseudopoesía, los poetas, los pseudopoetas, los poemarios y los pseudopoemarios. A pesar de que, gustándome, este libro no sea de mis favoritos del autor, lo que es una realidad es que esto es poesía de poeta, que es un poemario, con todo lo que necesita para serlo.

Dicho esto, voy con mi análisis con lo que más y lo que menos me ha gustado del libro.

Puntos fuertes:

La propia poesía: conectar con poesía de verdad siempre es liberador, al menos para mí. He vuelto a leerlo en dos ratos y, aunque no estoy en mi mejor momento, me ha venido genial.

Las referencias a otros autores: es algo que me encanta de los libros de poemas de Manuel Francisco Reina, esos versos de otros poetas que nos descubre o nos recuerda. Siempre le he hecho caso cuando me ha recomendado una lectura, y siempre me ha ido bien hacerlo. Os invito a que lo leáis y que, al igual que yo hago, busquéis en sus libros a esos otros autores. Creedme que merece la pena.

La empatía: son muchas cosas las que me unen a Manuel, como ya sabéis. Ya he perdido la cuenta de los años de amistad que hemos compartido. Por desgracia, desde hace poco hay algo más que compartimos: haber perdido a nuestras madres. La suya, Rosa Reina, es casi palpable en estas rosas de la carne, protagonista absoluta de ese precioso poema titulado “La rosa regia”. El dolor conecta, más aún cuando es dolor compartido. Lo importante es buscar la belleza, el recuerdo, la memoria, y que esas pérdidas que tanto duelen puedan mitigarse poco a poco y, aunque nunca dejen de doler, nos ayuden a seguir avanzando en la vida.

Los sonetos finales: hay varios sonetos al final del libro que son espectaculares. Con lo difícil que es escribir sonetos buenos…

Lo que más me ha gustado: aunque ha sido doloroso, reconocer a Rosa en estos versos; reconocer, incluso, a mi madre, Azucena, también con nombre de flor; en ese poema impresionante del que os dejo algunos versos:

“A veces te contemplo en el silencio.

Te miro en la distancia de tus pasos,

mujer atareada con tus cosas,

matriarca entimismada con tu vida

que no te puso fácil la tarea”.

Lo que menos me ha gustado: por decir algo, y siendo consciente de que esto es algo mío, esos poemas tan largos, que me gustan menos.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Y nos arde la carne en la mirada”.

“Rosas como brasas”. Manuel Francisco Reina en “Las rosas de la carne”

Dame tiempo

Cuando alguien como Carmen Guaita me pide algo, le digo que sí antes de que me diga de qué se trata. Por si no la conocéis, Carmen es maestra, escritora y, por encima de todo (y hay que ir muy encima), es una persona maravillosa, llena de talento, de luz y que contagia ilusión por donde pasa. Fue ella quien me hizo la frase para la contraportada de «Un corazón para Opalina y otros cuentos fantabulosos» (una frase preciosa). Fue ella quien me presentó en mi colegio con ese mismo libro. Vino al colegio este pasado abril para hacer una actividad con los alumnos de tercero que disfrutaron un montón. Así que, sí, Carmen me propuso y yo acepté sin condiciones, y no me equivoqué.

Ayer, esa petición se materializó en forma de libro. Un nuevo libro que no es solo mío, sino que comparto con gente de la talla de Manuel Francisco Reina, Antonio Hernández, Nieves Herrero o el Padre Ángel, además de la propia Carmen. Un libro precioso, ilustrado por Marta Marbán de Frutos y con veinticinco cuentos «para la conciliación entre trabajo y familia» que son geniales. Un libro necesario, creo, y que, si no me equivoco, nos va a dar muchas alegrías.

Como sé que muchos llevabais ya un tiempo esperando libro nuevo (ya sabéis que las cosas de palacio no van muy deprisa), os invito a todos a que estéis al tanto de nuevos avances y, por lo pronto, os invito a todxs a la Feria del Libro de Madrid este domingo, día 16, a partir de las 18.30 en la caseta 289. Me encantaría veros, daros un achuchón y dedicaros este libro en el que tengo tanta ilusión depositada. Estarán conmigo (o, mejor dicho, yo estaré con ellas) Carmen Guaita y Marta Marbán, así que, si os pasáis, os lo podréis llevar muy bien dedicado.

Ya os seguiré contando. De momento, os mando un abrazo enorme 🙂

«Qué insensato es el hombre que deja transcurrir el tiempo estérilmente».

Goethe

Mis mejores y peores lecturas de 2018

El día que se perdió la cordura, de Javier Castillo: aunque me encantó el detalle de mi alumno regalándomelo y me encanta leer novela negra en verano, este libro fue un auténtico fiasco. El claro ejemplo de “mucho ruido y pocas nueces” y de cómo una buena promoción puede hacer triunfar a libros malos, mal escritos (con multitud de errores gramaticales y ortográficos) y seguir estando en todas partes.

Lo mejor: la dedicatoria que mi alumno escribió.

Lo peor: que libros tan malos tengan tanto éxito y otros tantos que son maravillosos se queden en el camino.

Alternativas: El cuarto mono, de J. D. Barker; Morir no es lo que más duele, de Inés Plana

El bestiario de Axlin, de Laura Gallego: uno de los pocos libros de mi vida que no he podido terminar. Creo que el universo Laura Gallego se me hace ya un poco bola porque me parece más de lo mismo. Lentísimo y muy aburrido (y es una trilogía), con monstruos que no dan miedo y una historia de amor muy forzada, me supuso un enorme chasco, ya que lo empecé con muchas ganas.

Lo mejor: que la fantasía en español siga teniendo tanto éxito.

Lo peor: que sean siempre los mismos autores y que valga todo, escriban buenas historias o no.

Alternativas: La niña que bebió luz de luna, de Kelly Barnhill; El castillo ambulante (saga), de Diana Wynne Jones

El guardián de los objetos perdidos, de Ruth Hogan: sin buscar leerlo, comprado por casualidad para gastar una tarjeta regalo solo porque la portada y el título me gustaron, se ha convertido en una de mis mejores lecturas del año. Una historia preciosa, personajes maravillosos, momentos muy especiales… Es una de esas lecturas sencillas y deliciosas. Me ha encantado y lo recomiendo muy, muy, muy mucho.

Solo tu nombre es mi enemigo, de Manuel Francisco Reina: encontrar poesía actual buena, de calidad, bien escrita, con sentimiento hoy en día y no caer en eso que llamo pseudopoesía, mal escrita, simplona, casi sin forma ni fondo y llena de tópicos y traumas ya demasiado manidos es muy complicado. Por suerte, autores como Reina nos regalan versos únicos y poemarios redondos de principio a fin. Una delicia si os gusta la poesía de verdad.

¿Cuáles han sido vuestras mejores y peores lecturas del año?

«Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee».

Miguel de Unamuno

Crítica: Solo tu nombre es mi enemigo

Título: Solo tu nombre es mi enemigo

Autor: Manuel Francisco Reina

Editorial: Área de Cultura, Ferias y Fiestas, Ayuntamiento de Rincón de la Victoria.

Últimamente, cuando quiero leer poesía de verdad, siempre recurro al mismo autor: Manuel Francisco Reina. Tengo a mano a Lorca, Benedetti, Hierro, Neruda, Hernández, Cernuda y otros tantos, a los que también acudo de vez en cuando, pero si busco algo actual y de calidad, Reina es caballo ganador. Y esto me ocurre en un momento en el que veo que la poesía que vende hoy en día, la que ocupa cada estante de cada librería, a todo tren, a todo color, a bombo y platillo, es esa llamada por mí pseudopoesía. Me da una pena enorme que ya no haga falta ser poeta para escribir poesía. Basta con ser youtuber, influencer, famoso o concursante de algún programa de televisión (ahí está el libro de Aitana Ocaña, con reconocimiento de la propia “autora” de plagio en prácticamente la totalidad del mismo). Hay librerías vacías de poetas y llenas de pseudopoetas. Vacías de poemarios y llenas de libros con frases típicas e ilustraciones que, por suerte, suelen salvar la mediocridad de los “versos”. No todo el mundo vale para escribir poesía, del mismo modo que no todo el mundo vale para cantar, pintar, bailar o dedicarse a alguna de las artes, aunque parezca que ahora todo el mundo escribe menos los escritores. Me da pena porque aquellos que se acerquen a la poesía por primera vez o en edades tempranas no van a saber lo que es y se van a tener que conformar con un sucedáneo, con la moda, con lo fácil, con lo que da ventas y, por lo tanto, dinero a las editoriales.

En fin, que me lío con este tema y me descentro de lo importante…

Este libro, ganador del XXV Premio de Poesía Rincón de la Victoria, es una maravilla de principio a fin. He leído mucha, muchísima poesía desde que tengo uso de razón (y algunos sabréis que, de vez en cuando, me lanzo a escribir algún poema, con todo el respeto que me merece) y si hay una poesía que me vuelva loco es la de desamor. Llamadme masoquista, si queréis, pero leer en verso tanto sufrimiento, tanto dolor, tanta sangre vertida en el papel… me pone la piel de gallina.

No hace falta que repita que Manuel Francisco Reina es un poeta con letra mayúscula y que cualquier libor suyo es cien por cien recomendable, pero, aun habiendo leído todos sus poemarios, y habiéndome enamorado de varios, creo que puedo decir que este es mi favorito.

Puntos fuertes:

El tema: como os he dicho, la poesía de desamor es mi preferida, y estos poemas exhalan todo el dolor de un momento así por cada verso.

Conocer o recordar a otros autores: tal y como dije en mi crítica de “La paternidad de Darth Vader”, algo que me encanta de los poemarios de Manuel Francisco Reina es que siempre incluye versos de otros poetas a modo de introducción de sus propios versos. Es algo muy bueno para descubrir a autores que no conocías o de recuperar a otros.

La estructura: Manuel Francisco Reina no es solo un genio de la poesía, sino que siempre organiza sus poemarios a la perfección. Las cuatro partes en que se divide este libro (Inocencia, Pero más el amor, Solo tu nombre es mi enemigo y El mal de Aurora) nos llevan a vivir todo ese proceso del desamor como si lo estuviéramos viviendo nosotros mismos.

Lo que más me ha gustado: como no puedo quedarme solo con una cosa, voy a dejaros algunos de los versos que me han ido directos al corazón:

 

“Porque solo tu nombre es mi enemigo

y esa rara maraña en que se ahoga

el tiempo que ya es mío porque es nuestro”.

“Pero más el amor,

que siempre encuentra excusa a su verdugo.”

“No consigo serte infiel como mereces

aunque sepa que lealtad ya no te debo”.

“Qué lástima, señor, llegaros tarde,

cuando ya para amar estáis cansado…”

Lo que menos me ha gustado: puede que, si no fuera así, se perdiera parte de la esencia; pero me ha gustado tanto que se me ha hecho algo corto.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Y queda en mi pecho amor para morir más veces”.

Manuel Francisco Reina en “Solo tu nombre es mi enemigo”

Editabundo

¡Holaaaaaa! Así, muy largo, porque estoy muy contento.

Ya he puesto algo por redes, pero quiero contaros por aquí algo más.

Editabundo es la agencia literaria a la que, a partir de ahora, pertenezco. ¿Qué es una agencia literaria? Pues digamos que ahora tengo un agente que será quien intente mover mis obras de la mejor forma posible. Lo mejor de todo es que no es solo un agente, es alguien en quien confío plenamente. Pablo Álvarez (de quien podéis encontrar información en la propia web) lleva media vida en el mundo editorial y estoy seguro de que tanto él como el equipazo del que se ha rodeado me va a dar muchas alegrías. Además, voy a estar rodeado de autores de la talla de mi casi-hermano Manuel Francisco Reina (todo lo que te debo, amigo), Eugenia Rico o Lucía Etxebarría, entre otros.

Vamos, que esto acaba de empezar y que espero que muy pronto os pueda dar la siguiente supernoticia.

De momento, os dejo con la web http://editabundo.com

¿Me acompañáis?

«La calidad de nuestras expectativas determina la calidad de nuestras acciones».

A. Godin

 

Hello! Yes, that long, because I’m very happy.

I’ve already uploaded something in my social networks, but I want to tell you something else here.

Editabundo is the literary agency to which, from now on, I belong. What is a literary agency? Well, let’s say that now I have an agent who will be the one who tries to move my works in the best possible way. The best part is that he is not just an agent, he is someone I fully trust. Pablo Álvarez (from whom you can find information on the website) has half a life in the publishing world and I am sure that he and his amazing team will give me many joys. In addition, I will be surrounded by authors of the stature of my almost-brother Manuel Francisco Reina (I owe you so much, my friend), Eugenia Rico or Lucía Etxebarría, among others.

I have the feeling that this has just started and I hope that very soon I can give you another super-new.

You can check the website here: http://editabundo.com

Will you be by my side?

«The quality of our expectations determines the quality of our actions.»

A. Godin