Crítica: Una nueva temporada en el infierno

Título: Una nueva temporada en el infierno (poemas inéditos)

Autor: Rafael Alberti

Edición: Manuel Francisco Reina

Editorial: Ediciones del Genal

Colección: Libros sobre ruedas

Acercarse a Rafael Alberti es acercarse a la POESÍA, así, con mayúsculas, a uno de los poetas más grandes que nuestro país ha dado, a un maestro de maestros, a un señor con todas las letras, a una figura imprescindible en las letras hispanas (y no solo en las letras), a una leyenda de la literatura nacional.

Si hay que nombras, por poner un número, a tres poetas españoles imprescindibles, Alberti es, sin duda, uno de esos tres nombres que hay que citar sí o sí.

Siendo conscientes de todo eso, encontrarnos, en pleno 2022, con poemas inéditos del poeta gaditano es, además de una noticia maravillosa, un regalo para todos los que amamos la poesía.

Que lo haga, además, en una colección que hace tanto bien a la cultura como esta de los “Libros sobre ruedas” (además de en el diario ABC), tan bien dirigida por su creador, Manuel Francisco Reina, y con unas palabras previas de alguien como él, con tanto conocimiento sobre la obra y la figura de Alberti (a quien tuvo de maestro), suma. Porque la cultura suma. El conocimiento suma. La poesía suma.

Y qué poemas. Qué intensidad. Qué dureza. Qué (hay que decirlo) temblor.

Porque la poesía sirve, a veces, para poner a cada cual en su sitio. Y entorno a la figura de Alberti se han dicho tantas tonterías y se han volcado tantas mentiras desde su propia familia (aquí queda muy bien explicado y documentado el nefasto papel de su hija Aitana, que es todo menos hija y a quien el mismo poeta, su propio padre, se ve obligado a apartar de su vida) y desde quienes se creyeron familia y solo quisieron (como de tantos otros poetas) aprovecharse, que es necesario poner ciertos puntos sobre ciertas íes. Porque lo peor que puede hacerse ante la generosidad es aprovecharse de ella en el peor sentido posible. Y porque algunas personas, con nombres, apellidos y cargos públicos nunca supieron estar a la altura de aquellos a quienes quisieron considerar sus maestros cuando lo único que hicieron fue chuparles la sangre en vida y tratar de seguir haciéndolo en muerte. Es algo que a mí me repugna. Y, por eso, agradezco muchísimo que se empiecen a contar ciertas verdades incómodas para esas personas, per necesarias para hacer justicia, poética y de la que ajusticia con toda su fuerza.

Por poneros un solo ejemplo de estos inéditos y desgarradores poemas, solo dejaré un verso, dedicado a su hija Aitana (fijaos en la dureza):

“Yo voy a destruirte. Tu imagen será menos

que el polvo derribado de una estatua de aire.

Serás en el recuerdo menos de lo que eras

en el túnel materno, antes de haber nacido”.

Poesía, amigos y amigas. Poesía y verdad. Poesía y justicia. Poesía y temblor. Y, por supuesto, poesía y Alberti. ¿Qué más se puede pedir?

Lo que más me ha gustado: TODO, así, sin más.

Lo que menos me ha gustado: que siga habiendo sanguijuelas aprovechándose de la poesía y de los poetas para seguir trepando.

¡Un abrazo!

“Su fragancia infinita envenena mis noches,

su futuro es el rayo fatal que me aniquila”.

Rafael Alberti

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