Crítica: Un cocodrilo para Laura

Título: Un cocodrilo para Laura

Autor: Beatriz Osés

Ilustrador: Miguel Ángel Díez

Editorial: Edebé

Hoy es el día perfecto para subir la reseña de esta preciosidad de mi talentosísima amiga Beatriz Osés.

Os preguntaréis por qué. La respuesta está en las primeras palabras que aparecen en la contracubierta: “Cuando muere su madre, Laura…”.

Así que, sí. Hoy, Día de la Madre, uno de los días más feos para quienes hemos perdido a la nuestra, es el momento más oportuno.

Porque no hay tanta literatura infantil que trate el tema de las pérdidas de los seres queridos, del luto al que (por desgracia) también tienen que hacer frente algunas personas en edades muy tempranas. Es un tema complicado, sí, pero, contando con la envidiable imaginación de Beatriz y con su pericia narrativa, el resultado es esta maravilla de historia.

Con el humor que caracteriza su obra –además de la ternura–, “la Osés” nos regala un relato de aventuras, de amor propio, de amistad, de fortaleza, de bondad y, también, trata esos temas tan complicados como el propio luto, el acoso, la tristeza o la soledad. Temas, por otra parte, tan del día a día como necesarios. Porque siempre es positivo ofrecer comprensión y empatía a los peques, validar sus sentimientos, ser abrazo, oído y cobijo, y Beatriz, con sus libros, con este cocodrilo, es todo eso reunido en un libro.

Por razones como esta (además, por supuesto, de por lo divertido que es leer) es tan importante la literatura infantil y juvenil, porque se acerca a esos pequeños lectores, los acompaña, los escucha y, a veces, les da algunas de las respuestas que más necesitan.

Por razones como esta son tan importantes editoriales como Edebé.

Por razones como esta son tan importantes las autoras como Beatriz Osés

Lo que más me ha gustado: ver cómo esos temas pueden tratarse de una forma tan genial como esta.

Lo que menos me ha gustado: que haya peques que busquen estas historias por haber perdido a sus madres tan pronto.

¿Conocíais a la autora? A los que no, ¿creéis que lo haréis algún día?

Gracias y un abrazo para todos.

“A veces, los niños que han sufrido la pérdida de un familiar lo sustituyen por un amigo imaginario”.

Beatriz Osés en “Un cocodrilo para Laura”.

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Crítica: El alfabeto alado

Título: El alfabeto alado

Autor: Mario Satz

Editorial: Acantilado

Es raro que entre en una librería y salga con las manos vacías.

Una de las muchas tardes de paseos por Madrid, entré en una de mis librerías favoritas, la Antonio Machado del Círculo de Bellas Artes. Normalmente voy a esta librería porque tienen una buena selección de poesía, pero, esta vez, fueron otros motivos los que me llevaron a elegir este libro. El primero, que era Acantilado. El segundo, que era Mario Satz (lo descubrí con Bibliotecas imaginarias y ya me encantó). El tercero, que hablaba sobre las mariposas. Aunque iba sobre seguro, lo elegí un poco sin informarme mucho más, pero, de nuevo, no me equivoqué.

Lo cierto es que fui un poco con trampas, porque justo estoy intentando darle forma a un poemario infantilsobre algunos temas relacionados con algunas especies animales y las mariposas (que me parecen unas criaturas casi mágicas) tendrán que aparecer, así que me vino a la perfección.

Se trata de un libro con numerosos relatos breves que, de una forma u otra, guardan relación con las mariposas. Hay relatos, curiosidades, hechos históricos, mitos, leyendas, cuentos… Todos escritos con la elegancia de Mario Satz, con su incuestionable documentación sobre lo que escribe, con el cuidado artesanal que tiene en escoger las palabras adecuadas. 

Es una lectura perfecta para leer “a sorbitos”, disfrutando de la sutileza de las mariposas y buscando su belleza, porque, sí, vais a detener la lectura a menudo para buscar en internet todas las especies que se nombran en el libro, pasando a tener un conocimiento mucho mayor sobre estos animalitos casi más propios de la fantasía

Una pequeña joya más de esta editorial que tantísimo me gusta.

Lo que más me ha gustado: esa lectura pausada, tranquila a la que invita.

Lo que menos me ha gustado: como es normal, hay relatos que me han gustado más que otros, pero lo cierto es que todos son muy interesantes y me ha encantado leerlos.

“Nada se inventa. Todo se descubre”.

Mario Satz, El alfabeto alado

Crítica: Fleco de nube

Título: Fleco de nube

Autora: Fabiana Margolis

Ilustradora: Concha Pasamar

Editorial: Kalandraka (Colección Orihuela)

XV Premio de Poesía para Niñas y Niños Ciudad de Orihuela 2022

Qué mejor forma de celebrar el Día del Libro que con poesía. Con poesía, además, infantil. Con esta colección que (ya sabéis) considero imprescindible en la poesía infantil en castellano, la Colección Orihuela de Kalandraka.

Este Fleco de Nube es el último ganador del premio, y nos trae un viaje por jardines, por corrientes de viento, por las estaciones, por el mar, por los amaneceres, por las estrellas… Nos presenta a animales (mariposas, ciempiés, gaviotas, pulpos) y plantas (magnolias, azucenas, ese precioso ombú) y nos lleva de la mano por un universo onírico de recuerdos y vivencias al que siempre es recomendable volver: nuestra niñez.

Hay inocencia, hay asombro, hay descubrimiento, hay amor, hay nostalgia, hay sonrisas… Hay un poco de todo lo que nos conforma, lo que, con el paso del tiempo, va dando forma a nuestra historia, que es la historia de nuestra vida.

Con una sonoridad perfecta, con imágenes de una naturaleza que se vuelve el lienzo más grande del mundo, con el blancor necesario para llenarlo con nuestros propios colores. 

Este libro, de Fabiana Margolis, es una invitación para las niñas y niños a que disfruten de su infancia, sí, pero también lo es para nosotros, los adultos, a que no dejemos demasiado atrás esos días, que no los lancemos al olvido empujados por las prisas, el estrés y nuestras “cosas de adultos”.

Yo he viajado a ese tiempo donde las nubes tenían flecos, formas e, incluso, rostros. Y lo he hecho feliz, como siempre que tengo entre las manos un buen libro de poesía.

Mención especial a las preciosísimas ilustraciones de Concha Pasamar. Creo que son las ilustraciones que más me han gustado de toda la colección, y eso es mucho decir. Qué maravilla.

Lo que más me ha gustado: esa invitación a volver a la infancia siempre que podamos, además de las ilustraciones, que son una delicia.

Lo que menos me ha gustado: quizá lo he encontrado un poco breve (quizá, sí, me habría gustado seguir viajando un poquito más…).

¿Qué os parece a vosotrxs la poesía infantil? ¿Conocíais la colección? Si no es así, ¿me haréis caso y buscaréis alguno de sus libros?

¡Un abrazo!

“Allá donde llegue mi amigo 

después de tanto viaje

seguro encontrará otro nido

donde hospedarse”.

Fabiana Margolis

Crítica: Me duele respirar

Título: Me duele respirar

Autor: William González Guevara

Editorial: Valparaíso

IV Premio de Poesía Hispanoamericana “Francisco Ruiz Udiel”

Quedaos con el nombre, porque William González Guevara es ya uno de los grandes poetas del momento

Lo demostró con su primer poemario publicado, Los nadies (Hiperión, Premio Antonio Carvajal) y lo ha dejado solo no solo sumando este Me duele respirar y su correspondiente premio, sino que, también, añade haber ganado el Premio Hiperión con Inmigrantes de segunda, que publicará Hiperión en el mes de mayo de este 2023.

Tres libros con tres premios como tres soles. Porque, sí, hay veces en las que los premios, pues ya se sabe, pero todo lo que premien a William es merecido, todo lo que premien la poesía de William es poesía.

Porque William González Guevara es uno de esos poetas que escribe desde la entraña, sin artificio, desde una experiencia que conoce muy bien y que comparte a través de una literatura tan dolorosa como cierta, tan acertada como agitadora. Habla, sobre todo, de las injusticias, de la pobreza, de ganarse el pan, del desarraigo, de Nicaragua, su país, de su gente, de esos “nadies” de los que tan orgulloso se siente y a quienes defiende con su palabra. Habla, también, desde otras voces, porque, a pesar de su juventud, tiene los bolsillos llenos de versos de compatriotas como Rubén DaríoErnesto Cardenal o Gioconca Belli y de poetas españoles como LorcaHernández o Manuel Francisco Reina. Buen fondo, desde luego, para escribir poesía.

Además, si añadimos que es un chico majísimo, humilde, sencillo, con los pies muy en la tierra, leal con los suyos, curioso por saber más, por conocer más, por llegar más lejos, tenemos a un poeta con un recorrido que, si bien acaba de empezar, será muy, muy largo.

Este libro, este Me duele respirar, es una brutalidad. Hacía mucho tiempo que un poemario no me dolía tanto, que no me hacía parar para digerir lo que acababa de leer, para asumir que todo era cierto, que esa violencia, que esas muertes, que ese llanto era tan real como la vida. Y me ha ocurrido con cada uno de los poemas que dan forma a este libro. Me duele, a mí también, este respirar del que William nos hace partícipes. Me siento ya un poco nicaragüense. Un poco “nadie”. Un poco exiliado. Este libro es la voz de quienes la perdieron o tuvieron que silenciarla. La voz de aquel abril tan sangriento. La voz de estudiantes asesinados, de madres que arrastran tumbas con sus hijos dentro, de quienes tienen que ver lo que ocurre en su Nicaragua a miles de kilómetros.

Un libro, en definitiva, absolutamente necesario y que tendrían que leer todos y cada uno de los y las nicaragüenses.

Lo que más me ha gustado: desde mi ya conocido “masoquismo” poético, he sentido tan dentro todo el dolor que hay en este libro que me he reafirmado aún más en la importancia de la poesía y de los buenos poetas. Ya sabéis, poesía, SIEMPRE.

Lo que menos me ha gustado: ese mismo dolor, porque yo lo he vivido de lejos, pero hay quienes, como William, lo ha vivido muy de cerca, y eso es muy duro de asumir.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“¿Cómo le explico al niño que hay en mí

lo valiente que ha sido al empuñar

una pluma y no un arma?”.

Wiliam González Guevara

Crítica: El cielo es azul, la tierra blanca

Título: El cielo es azul, la tierra blanca

Autor: Hiromi Kawakami

Editorial: Acantilado

Premio Tanizaki

No acostumbro a releer libros (¡con todo lo que tengo por leer!), pero, esta vez, he hecho una excepción.

Leí este libro hace muchos, muchos años y, aunque sabía que me había gustado, lo cierto es que no lo recordaba muy bien. En mi necesidad de leer de vez en cuando literatura asiática, y al verme sin más opciones en casa, volví a este libro. Ha sido todo un acierto.

Después de no gustarme demasiado País de nieve, de Kawabata, esta historia tan bonita, tan sutil y tan japonesa me ha vuelto a leer uno de esos libros que dejan buen poso, que se disfrutan como el buen café, a pequeños sorbos, descubriendo aromas y sensaciones diferentes y agradables en el paladar con cada trago.

No curre gran cosa. La trama no es la de una novela negra. No te atrapa por lo que pueda ocurrir, sino por cómo ocurre. Cada vez tengo más claro lo que busco en un libro: que esté bien escrito, que me enamore el lenguaje, que las palabras estén bien escogidas. La historia, muchas veces, me da más o menos igual. No necesito grandes giros ni acontecimientos inesperados. Me vale con saborear la escritura. Solo eso.

Eso es lo que ha vuelto a ocurrirme al leer esta preciosidad de libro. 

Además, tanto los escenarios como los dos personajes principales son perfectos. Sin un millón de rincones ni aristas. Son los que son y son como son, desde el primer momento. Y, en su unión, esa perfección se hace más notable, más real, más atrayente. 

Una historia de amor creíble, tierna, tan de verdad que no deja lugar a interpretaciones. 

Lo mismo me ocurre con mi amor por la literatura japonesa, y este libro ha conseguido que esa historia se haga más larga, que ese amor se haga más grande.

Un libro para leer en calma, quizá con un té, quizá en un parque, quizá en un bar.

Un libro para leer y, por qué no, para releer, como yo he hecho.

Lo que más me ha gustado: sentirme tan bien al disfrutar de la lectura sabiendo que ya la había disfrutado antes, pues me ha hecho recordar a aquel joven lector que descubría nuevos países gracias a la literatura.

Lo que menos me ha gustado: este es uno de esos libros sobre los que no puedo decir nada negativo. Me gusta. Me gusta mucho.

–En eso consiste el amor –repetía la mujer–. Cuando tienes un gran amor, debes cuidarlo como si fuera una planta. Debes abonarlo y protegerlo de la nieve. Es muy importante tratarlo con esmero. Si el amor es pequeño, deja que se marchite hasta que se muera.

El cielo es azul, la tierra blanca, Hiromi Kawakami

Crítica: Joana

Título: Joana

Autor: Joan Margarit

Editorial: Fondo de Cultura Económica

Margarit, como a cualquier poeta de los grandes, hay que leerlo. 

Yo me acerqué a él, primero, leyendo algunos poemas sueltos. Desde ahí, ya supe que iba a ser poeta de referencia.

Después, vi “El poema y el muro”, el Imprescindibles de RTVE acerca de su vida y su obra, y confirmé que su poesía iba a gustarme tanto como su figura.

El primer libro completo suyo que leí fue “Animal de bosque”, una maravilla que escribió ya sabiendo que la muerte estaba cerca.

El segundo en el que me he sumergido ha sido este, que ya quise leer desde que vi el documental y que –me atrevo a decir– es uno de los poemarios más importantes de la poesía contemporánea.

Porque… vaya libro.

Por situaros a quienes no conozcáis a Margarit, Joana fue su hija, una hija que nació con una enfermedad rara y que murió con treinta años. Una hija a la que tanto su padre como su madre y sus hermanos adoraron y de la que aprendieron, día a día, mejorándolos como personas. Ya solo la historia merece la lectura, no me digáis que no.

Pero, además, qué poesía… Qué homenaje más bonito y qué forma más maravillosa de recordar a Joana, de compartirla con la humanidad, de celebrar su vida junto a su familia.

Es duro, porque el tema lo es, pero, a la vez, es tan, tan tierno… Es una manera tan preciosa de regalarnos esos sentimientos tan puros, ese dolor, ese nexo tan fuerte que los unía… Es tan sincero en cada uno de los versos que lo único que podemos hacer es secarnos esas lágrimas que, sin poder remediarlo, se nos escapan; releer aquellos poemas que se nos quedan clavados; abrazar el libro al terminarlo; y sentirnos muy agradecidos al poeta, a Margarit, por haber dejado constancia literaria de Joana.

La edición, además, es una delicia.

Por haceros partícipes, también, de la poesía de Margarit, comparto algunos de los versos que más me han gustado.

“Triste felicidad la de esta paz

mientras recuerdo que tú y yo teníamos

mañanas que guardaban nuestros ojos”.

“Tu despedida, ahora, es para siempre,

ya no podrás entrar ni salir nunca.

Aquella fe, ¿hoy debo abandonarla

solo porque dejó de ser verdad?

¿No podré estar contigo solo porque no estés?”.

“Son unos días de felicidad.

Con el viento sin techo, el mar tan frío.

El pueblo y su abandono. Ser feliz

siempre ha sido una cosa muy extraña”.

No comparto más porque, de verdad, os pido que, si os gusta la poesía, os hagáis con el libro. Es absolutamente maravilloso.

Lo que más me ha gustado: hacerme con un libro que quería desde hacía tiempo y que, además, sea en una edición tan bonita.

Lo que menos me ha gustado: nada que tenga que ver ni con el libro ni con Margarit, sino con algo que aparece en el libro como la sombra que es, como ese cáncer que envenena todo lo que toca. Ahí lo dejo.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Hoy tus manos son todo su pasado:

hay treinta años de amor al fondo de tus palmas”.

Joan Margarit

Crítica: País de nieve

Título: País de nieve

Autor: Yasunari Kawabata

Editorial: Austral

Ya sabéis lo que me gusta la literatura asiática y que, de vez en cuando, necesito leerla. Me ha vuelto a ocurrir.

El caso es que no era este el libro que iba a leer, sino “Mis días en la librería Morisaki”, de Satoshi Morisaki, pero me lo pidió un amigo y se lo tuve que dejar (siempre está bien ayudar a que los amigos lean más de lo que leen). Al menos, por suerte para mí, hace tiempo pasé por una librería y me hice con este Kawabata, un autor japonés al que (creí) tenía que leer. Resposó un tiempo en casa hasta que, aprovechando la ocasión, me puse con él.

Me ha gustado, sí. No creo que vaya a descubrir yo la calidad literaria de Kawabata, pero he de decir que se me ha hecho un poco largo, y eso que es una historia más bien breve. Toda esa lentitud, esa pausa, ese transcurrir sin prisas de la literatura japonesa que tanto aprecio, aquí se me ha atragantado un poco. Quizá porque pasa poco, demasiado poco. Quizá porque ninguno de los dos personajes me ha parecido tan potente como para entrar de lleno en la historia. No lo tengo del todo claro, pero solo puedo decir que me ha gustado, sin más.

Lo bueno es que, como me ocurre casi siempre que leo libros que ocurren en otros lugares, me he ido un tiempo (mentalmente, por desgracia) a ese país de nieve, a esa estación nevada donde las geishas dan sentido al frío. Ese viaje sí ha merecido la pena.

Lo que más me ha gustado: además del viaje, que me ha servido a la perfección para saciar esa sed asiático que sufro de vez en cuando.

Lo que menos me ha gustado: las páginas que me han sobrado. Seguramente, si hubiera sido una historia más breve, me habría gustado muchísimo más.

–Todo se rompe en pequeños fragmentos –respondió Shimamura, pensativo.

–Hasta la propia vida, y a no tardar –completó Komako.

País de nieve, Yasunari Kawabata

Crítica: Lo que saben los erizos

Título: Lo que sabe los erizos

Autora: Beatriz Osés

Ilustradora: Miguel Ángel Díez

Editorial: Kalandraka (Colección Orihuela)

Cuando en mi nuevo cole me pidieron libros de poesía infantil para tener en la biblioteca y poder trabajar algo mejor la poesía con los alumnos y alumnas, lo tuve claro: Colección Orihuela de Kalandraka.

Ya lo he dicho en varias ocasiones porque creo que lo merece, pero es una colección fundamental a cargo de una editorial imprescindible. Por la selección de autores y autoras. Por las ilustraciones. Por la edición. Por todo.

Este “Lo que saben los erizos”, de mi querida y admirada Beatriz Osés, aún no lo tenía, así que aproveché que una compañera se enamoró de él, hicimos un nuevo pedido para profes y me hice con él. Aprovechando que Beatriz vino al colegio a charlas de poesía y literatura con 1º, 2º y 6º de primaria (qué maravilla), también lo tengo dedicado, algo que siempre suma.

No cabe duda de que “la Osés” es una de las mejores escritoras nacionales de infantil y juvenil y, por supuesto, una poeta fantástica. Lo que supongo generará más debate es decidir cuál de sus tres poemarios publicados hasta la fecha es mejor y, supongo también, será cuestión de gustos. El que no duda tanto soy yo (que para eso tengo el gusto que tengo), y me quedo con este.

Me parece tan, tan, tan bonito, tan tierno, tan dulce… Un libro sobre la tristeza, sobre el llanto, sobre los problemas, ¡y para niños y niñas! Una preciosidad porque, además, como digo (aunque no haga falta decirlo), Beatriz Osés escribe una poesía maravillosa.

Lo que más me ha gustado: que se hable de una emoción tan habitual como la tristeza desde la poesía infantil.

Lo que menos me ha gustado: ¡que haya tardado tanto tiempo en leerlo y añadirlo a mi colección! Menos mal que ya le he puesto remedio…

¿Qué os parece a vosotrxs la poesía infantil? ¿Conocíais ala autora? Si no es así, ¿me haréis caso y buscaréis alguno de sus libros?

¡Un abrazo!

Azul

La niña se viste

con traje de niebla.

Se mira al espejo,

refleja tristeza.

Recoge una gota

redonda y pequeña,

pregunta en silencio:

“dime, ¿cuánto pesas?”.

Beatriz Osés

Crítica: La manzana de Eris

Título: La manzana de Eris

Autor: Marina Casado

Editorial: Cuadernos del laberinto

Colección Estrella Negra

Leer narrativa escrita por poetas aporta –si viene de buenos o buenas poetas– seguridad a la hora de saber que se va a tratar de un libro, como poco, bien escrito. Sabiendo como sé desde siempre que Marina Casado es una muy buena poeta, supe que esta ‘Manzana de Eris’ iba a ser uno de esos casos. Y lo ha sido, como no podía ser de otra forma.

Ese es un debate que a veces mantengo con otros escritores, el de si es más fácil encontrar a buenos narradores que escriban buena poesía o buenos poetas que escriban buena narrativa. La postura que siempre defiendo es que, en mi opinión, es más sencillo lo segundo. Sé de muchos narradores muy buenos que se lanzan a escribir poesía con resultados más que cuestionables. Sin embargo, conozco también muchos casos de buenos y buenas poetas que escriben muy buena narrativa, como la propia Marina, Manuel Francisco ReinaRafael SolerElsa López o Antonio Hernández. El oficio que la poesía requiere es un muy buen aliado para escribir cualquier tipo de texto, siempre, eso sí, que hagamos el trabajo que va asociado a escribir géneros distintos. No por ser buen poeta se es buen narrador, pero sí es más probable que así ocurra (insisto, en mi opinión).

Debates aparte, este es un libro muy esperado tanto por la autora como por sus lectores. Con una base poética incuestionable –además de una novela juvenil y varios ensayos–, Marina publica por primera vez narrativa para adultos, y lo hace con novela negra y de la mano de una editorial como Cuadernos del laberinto, que es garantía de trabajo bien hecho. El resultado es una historia muy interesante y muy bien editada, simbiosis, esta, no tan fácil de encontrar hoy en día.

Marina nos regala una historia de investigación periodística sobre algo tan real como la existencia de empresas poco fiables que, sin embargo, gracias a las redes sociales, a una buena campaña de marketing y a la desesperación de algunas personas, venden humo como si estuvieran vendiendo el elixir de la juventud, sin importarles los problemas de salud, física y emocional, que puedan derivar de productos con escasa o nula evidencia científica o médica.

Y, como decía al principio, qué bien escrita está. Y qué interesante es, qué trepidante, cómo engancha. Y qué gusto poder seguir descubriendo nuevas facetas de Marina, porque, en este libro, está la Marina poeta (y que no deje de estar nunca), pero, sobre todo, están la Marina periodista, la Marina narradora y la Marina persona. Y eso, qué queréis que os diga, es un lujo, porque Marina, en cualquiera de sus versiones, es una maravilla.

Si os gusta la novela de investigación, con finales de capítulo que te obligan a seguir leyendo, con personajes tan bien creados que no esperas prácticamente de sus actuaciones, con un lenguaje cuidado, con su dosis exacta de lenguaje poético, entretenido, vertiginoso… leed esta Manzana de Eris, leed a Marina. Yo la he disfrutado muchísimo.

Lo que más me ha gustado: eso mismo de lo que hablo, poder seguir conociendo más y mejor a Marina, como persona y como escritora, además del hecho de que, de verdad os lo digo, el libro te atrapa desde la primera página.

Lo que menos me ha gustado: que se lea más a autores nacionales bestseller de novela negra que no escriben ni la mitad de bien.

“La amistad es una inocente sobrevaloración, un pulso perdido con la finitud”.

La manzana de Eris, Marina Casado

Crítica: Ventanas

Título: Ventanas

Autor: Paloma González Rubio

Editorial: Anaya

Desde que conozco a Paloma, tengo varias certezas sobre ella, entre las que destaco dos: es buena persona y es buena escritora.

Lo primero lo supe desde siempre, más aún cuando me llegó por parte de una persona a la que adoro, ni más ni menos que Beatriz Osés. En cuanto a lo segundo, si bien ya había leído algo, he tenido que esperar (más de la cuenta, sí) a leer un libro suyo para asegurarlo con la boca bien grande.

Y qué bien escribe… Qué corrección, qué limpieza, qué perfección en cada frase… Leer a Paloma González Rubio es sinónimo de calidad (no, no siempre ocurre), pero, además, leerla es ir, también, más allá de las típicas historias que se encuentran con facilidad en la literatura juvenil. Porque los temas que trata Paloma duelen porque son reales; porque hablan de personas desamparadas que existen en realidad; porque nos traen el horror que muchas personas experimentan durante su vida, ya sea por guerras, como es el caso de este libro, o por cualquier otro motivo. Y claro que otros temas tienen que tratarse en literatura juvenil, solo faltaba, pero me encanta que haya autores y autoras que nos regalan esos otros temas menos “comerciales” y permiten que los jóvenes (y los no tan jóvenes) puedan descubrir, también, esa parte menos amable de la humanidad. Paloma es una de esas autoras, y se me viene a la cabeza otra autora que me tiene enamorado como Chiki Fabregat. No os la perdáis, tampoco.

Este “Ventanas” es un libro duro, sí. Difícil, diría yo, pero precisamente por eso, por la dureza, porque está tan bien narrado que es imposible no empatizar con sus personajes, sufrir por y con ellos, querer meternos en la historia para poder ayudarlos. Además, sabiendo que la guerra sigue existiendo (algo que me alucina y me espanta, eso de no aprender de los errores del pasado, de matarnos los unos a los otros) y que la tenemos tan cerca, ¿cómo no pensar en todos esos niños que sufren por ella?

Quizá, si muchos jóvenes leyeran estas historias donde la guerra se ve como lo que realmente es, sin motivaciones ni argumentaciones a favor, la sociedad de mañana trataría de impedir que nuevos combates continúen desgastando el mundo.

Gracias, Paloma, por regalarnos esta historia tan dura como real.

Lo que más me ha gustado: además de leer, por fin, a Paloma, eso que os digo, descubrir libros juveniles menos “alegres”, pero tan, tan necesarios.

Lo que menos me ha gustado: saber que, como casi todo en la literatura, esta historia ocurre, esos niños ocurren.

“Es el resplandor de un fuego que calienta”.

Ventanas, Paloma González Rubio