Crítica: El ángel de piedra

Título: El ángel de piedra

Autora: Margaret Laurence

Editorial: Libros del Asteroide

Varios fueron los motivos por los que me hice con este libro (algunos más serios que otros, como veréis). Que la editorial fuera Libros del Asteroide, una de mis favoritísimas. Que el título tuviera la palabra “ángel”, por mi obsesión angelical. Que no hubiera leído nada de la Margaret Laurence, una de las escritoras canadienses más importantes. El color azul, que me llamó desde el primer momento.

Unidas todas esas razones, os aseguro que, una vez más, no me equivoqué. Ha sido una muy buena lectura.

Sabéis que me gusta ir alternando lecturas. Hay veces en las que me apetece leer poesía. Otras, literatura infantil o juvenil. Otras, ensayo. Otras, algún libro más “ligero”. O literatura asiática o africana o vete tú a saber… A veces, también, necesito volver a los clásicos, a la seguridad de saber que, me vaya a gustar o no, va a ser un buen libro, una lectura que trasciende.

Eso es lo que me ha ocurrido con este clásico de la literatura canadiense. Que, aunque no pueda decir que me haya vuelto loco, he disfrutado la lectura por múltiples aspectos. Por lo extremadamente bien que está escrito. Por la creación de un personaje maravilloso como es su protagonista, Hagar Shipley (espectacular cómo llegas a conocerla). Por la forma de recrear la vida de una persona desde distintas perspectivas, alternando su presente con su pasado; conversaciones externas e internas; por la forma de compartir sus miedos, sus anhelos, sus recuerdos, la gestión de su avanzada edad… De todo lo que me ha gustado el libro, me quedo, sin duda, con eso. Con haber podido conocer a un personaje como este, porque es, en mi opinión, un personaje a la altura de otros fundamentales en la literatura universal.

Por lo demás, e insistiendo en que estoy muy contento de haber leído el libro, reconozco que me ha aburridoen algunos momentos, que me han sobrado algunas páginas, que algunos saltos en el tiempo me han descolocado un poco… pero que, a pesar de todo, querer saber más sobre Hagar Shipley ha podido con todo. Solo con eso, los momentos de aburrimiento o de querer avanzar rápido han valido la pena.

También me quedo con el lenguaje, muy poético en ocasiones, y con esas descripciones llenas de tanta belleza, como en estos casos:

“Las náuseas han empezado a abrazarme la garganta”.

“Las ramas de los cedros alzan su oscura e intrincada tracería como verjas sobre el fondo del cielo”.

“En la granja Shipley las piezas de maquinaria oxidada eran como cuerpos agonizando lentamente de insolación, con las costillas al sol”.

Si estas razones no os motivan a querer leerlo…

Lo que más me ha gustado: creo que ha quedado claro. Me quedo con Hagar Shipley.

Lo que menos me ha gustado: que se me ha hecho algo largo.

“La intimidad es un privilegio que no se concede a los viejos ni a los jóvenes”.

Margaret Laurence

Crítica: El curioso incidente del perro a medianoche

Título: El curioso incidente del perro a medianoche

Autora: Mark Haddon

Editorial: Salamandra

Clásico de la literatura contemporánea, un must-be-read en toda regla, este libro lleva en mis estanterías desde hace ya unos cuantos años (me lo regaló una familia de mi anterior cole), aunque ha sido ahora cuando, por fin, me ha dado por leerlo.

Sabéis que me fío bastante poco (por no decir nada) de los best-sellers, pero este libro es uno de esos pocos que cambia de nombre para ser un long-seller, uno de esos títulos que se siguen vendiendo a lo largo de los años y no solo por el boom de marketing del momento o la fama del autor o autora. Cuando un libro se queda durante tanto tiempo (se publicó en 2003) y se convierte tan rápido en un clásico, la cosa cambia. Y, ahí, sí se me puede encontrar.

Sabía que me iba a gustar, pero, por alguna razón (¿quizá porque me cuesta leer en bolsillo?), no me había lanzado aún, pero, por fin, lo he leído. Y, no. No me equivocaba. Me ha gustado mucho.

Lo mejor del libro, sin duda (en mi opinión), es el protagonistaChristopher Boone es un personaje único, excepcional, maravillosamente bien construido, que no puede dejar a nadie indiferente.

Creo que es muy complicado situar a personajes con algún tipo de característica que lo incluya en alguna minoría, cualquiera que sea el motivo. Hacerlo es sinónimo de valentía, de saber que no se seguirá lo que impera en literatura, personajes que se puedan ajustar más a la realidad de un grupo mayor de lectores. Pues Christopher es un niño con lo que hoy denominaríamos TEA (trastorno del espectro autista), con todas sus peculiaridades, su forma de comprender el mundo, su manera de comunicarse, el modo en que dan forma a sus relaciones sociales. Un niño único, especial, que hace de la historia, de su historia, una historia única y especial.

El argumento en sí, la verdad, es lo de menos. Asesinan a un perro y Christopher lo investiga. Fin. No es lo más importante del libro (siempre desde mi opinión, obviamente). Lo que importa es Christopher, los diálogos, sus reflexiones, sus relaciones, su manera de pensar, de deducir, de actuar y de interactuar. Todo lo que ocurre a su alrededor es fascinante y, no hay duda, enseña muchísimo a comprender mejor a las personas que viven con este tipo de trastornos.

Una novela original como pocas, divertida, tierna, muy interesante y perfecta para pasar un rato de lectura muy, muy, muy entretenido.

Lo que más me ha gustado: como habréis intuido, Christopher Boone.

Lo que menos me ha gustado: pensar en la falta de comprensión y de empatía de algunas personas.

“[…] y fui valiente y escribí un libro y eso significa que puedo hacer cualquier cosa”.

Mark Haddon