Título: Argentías
Autora: Laura Morgenthaler
Editorial: Valparaíso
Tuve la inmensa suerte de que, un poco por azar, otro poco por conexiones, Laura Morgenthaler contactara conmigo para compartir poesía y, más tarde, para pedirme que le presentara el libro en Madrid.
Moviéndome solo por mi intuición (que no suele fallarme), le dije que sí, y eso que ni siquiera había leído el libro. Eso sí, había algunos detalles que pusieron muy fácil la decisión. En primer lugar, que el libro está publicado por Valparaíso. El segundo, y de mucho peso, el perfil de Laura. Su trayectoria profesional y su nivel de estudios son dignos de admirar y deja bastante claro que sabe mucho de lenguaje y de literatura. Solo me faltaba comprobar si también sabía de poesía y, sobre todo, de escribirla, pero, en cuanto leí unos pocos poemas una vez que me hice con el libro, supe a ciencia cierta que había poeta, que había poesía.
Es un libro precioso donde Laura nos habla de diversos temas convertida en argentía, ese brillo tan especial y característico de las aguas marinas canarias, brillo, luz, que también emana de ella. Amor, erotismo, maternidad, pérdida, tristeza, amistad, feminismo, memoria, esperanza… y una generosidad abrumadora para hablarle directamente a personas concretas o colectivos que necesitan de la poesía, de su poesía, para salir a flote, abandonar las profundidades de los océanos y poder ser, también, argentías.
Con una buena dosis de simbolismo, con metáforas que adquieren la forma adecuada, con un ritmo que se adapta al oleaje de cada poema, “Argentías” confirma que Laura Morgenthaler es una poeta muy a tener en cuenta, por no hablar de que es una de esas personas que (no tengo dudas) mejora la vida de aquellos que tiene cerca.
Como digo, he tenido la suerte y el honor de ser quien ha realizado la primera presentación en España del libro. Fue ayer, día 25 de noviembre, en la Librería Iberoamericana de la calle Huertas, rodeados de un montón de personas (creo que nunca había hecho una presentación con tanta gente), y fue, en pocas palabras un regalo.
Lo fue ya no solo por lo bonito de la poesía de Laura, por haberla conocido en persona, haberla escuchado hablar de la raíz del libro, recitar algunos de sus poemas, poder leer yo también algunos versos, conversar con ella, hacer simbiosis. Lo fue, también, por lo que se generó en ese tiempo y en ese espacio. Por las emociones compartidas también con el público, por lograr que la poesía trascendiera hasta el interior de cada uno de los oyentes y recibir de vuelta comentarios tan maravillosos como aquel de una mujer que nos dijo que nunca había leído poesía, pero que, gracias a lo que acababa de vivir, iba a darle un lugar especial a partir de ese momento.
También hubo muchos comentarios ya en privado (y que guardaré para mí) que me hicieron sentirme aún más feliz. Siempre que creo en algo o en alguien, me lanzo casi en picado. Últimamente me han pedido varias veces que presente los libros de otras personas y es algo que me encanta hacer, pero ante lo que siento la inevitable presión de no saber si lo haré bien, si estaré a la altura de lo que se espera de mí, si el autor o autora a quien presiento queda contento con mi trabajo. Esos comentarios de varias personas que estuvieron allí, sumados a los de la propia Laura, me hicieron sentirme muy satisfecho y, sí, muy, muy, muy feliz.
Y, gracias a momentos y a personas así, creo con mayor firmeza aún que la poesía es más necesaria que nunca (o, quizá, tan necesaria como siempre); que su fuerza es capaz de mover, de conmover; que haré todo lo que pueda por hacer que la gente lea más poesía desde mi pequeño altavoz; que hay pocas cosas en la vida que me aporten más felicidad que vivir la poesía.
Gracias, Laura, de corazón, por haberme elegido a mí para acompañarte. Ha sido una suerte inmensa haberte conocido.
Lo que más me ha gustado: hay varios poemas, como “Luz de las naranjas”, “Hasta África feliz” o “El pescador de Bárbara” que me han hecho polvo, que me han abierto algunas heridas, y eso, ya sabéis, es lo que más me gusta de la poesía.
Lo que menos me ha gustado: que Laura viva en Alemania, porque, como digo, es luz, y la luz siempre es mejor tenerla cerca.
“Yo tuve un gen de África en los úteros”.
Laura Morgenthaler