Crítica: El placer por el cambio

Título: El placer por el cambio. La transición ecológica como camino hacia la felicidad.

Autores: Gaël Giroud, Carlo Petrini, Stefano Arduini

Prólogo del papa Francisco

Editorial: Malpaso y Cía

Como bien sabéis, entre tanta literatura, de vez en cuando me pierdo en otro tipo de libros. Ensayos, biografías, estudios… Este libro ha sido un remanso de tranquilidad que me ha venido como anillo al dedo.

Sí tengo que contaros que, al subir algunas stories compartiendo la lectura, varias personas me comentaron que no me pegaba mucho leer libros religiosos ni de autoayuda, y esas personas estaban en lo cierto: no me va nada leer ni lo uno ni lo otro. Pero este libro no habla de religión ni es un manual de autoayuda. Es un libro que, mediante una serie de preguntas y respuestas, habla de ecologismo, de justicia social, de igualdad, del cuidado del medio ambiente, de la propuesta de cambios que puedan mejorar nuestra relación con el planeta que habitamos y que, no cabe duda, estamos aniquilando a pasos agigantados. 

Es un libro ambicioso, pues no podemos conseguir detener el deterioro del planeta sin ambición. Porque, como vemos año tras año, las palabras y las promesas acaban arrastradas por la propia inmundicia que la humanidad esparce por todas partes. Porque el cambio climático es ya una realidad tan evidente que asusta. Hoy mismo he leído la noticia de que Rio de Janeiro ha registrado una sensación térmica de 62,3°C. Y que aún haya gente que lo niegue, incluso desde la política (y que aún haya gente que vote a esos partidos…).

Es una conversación entre personas preocupadas por nuestro presente y nuestro futuro, con claves fundamentales para comprender qué ha ocurrido, qué está ocurriendo y qué ocurrirá si no ponemos freno a tanto abuso, a tanta torpeza, a tanto egoísmo.

No quiero ser yo quien deje por escrito todo lo que he aprendido de este libro. Os voy a emplazar a que lo leáis, porque no os va a dejar indiferentes. Es crudo, ya os lo aviso, porque es real, porque habla sin paños del peligro de seguir viviendo como si no estuviera ocurriendo nada, pero es una lectura necesaria y, ojalá algún día no demasiado lejano, se cumpla lo que se pide, aunque la realidad es que parece que ya vamos muy tarde. 

Si os interesa este tema, de verdad os lo digo, la lectura es casi obligatoria. 

Lo que más me ha gustado: saber que hay gente implicada en lograr ese cambio tan necesario.

Lo que menos me ha gustado: la sensación de derrotismo que se me ha quedado al ver que todo lo que cuenta es la realidad que vivimos y que, sin embargo, apenas se hace nada para impedirlo.

“Si la máxima ambición que proponemos a un joven es convertirse en influencer o creador de contenidos, somos responsables de la proletarización de nuestro futuro”.

Crítica: El arte de coleccionar moscas

Título: El arte de coleccionar moscas

Autora: Fredrik Sjöberg

Editorial: Libros del Asteroide

Hay libros que te llegan por recomendación. Otros lo hacen por la cubierta. También los hay que llegan por el título. Este tercer motivo es por el que decidí leer este libro y, la verdad, me asombro cada vez más de lo bien que selecciono mis lecturas (vale, admito que me fío casi a ciegas de Libros del Asteroide, así que el riesgo de que no me gustara era mínimo).

Sabéis que, entre novelas y poemarios, me gusta leer ensayo de vez en cuando. Me gusta, también, informarme sobre temas que no conozco, saber más acerca de campos a los que apenas me he acercado. Al fin y al cabo, ampliar nuestro conocimiento nos permite situarnos de mejor forma en el mundo. El propio autor dice en este libro: “Nunca se sabe de antemano para qué puede servir el conocimiento, por muy inútil que parezca.”

El título, como veis, es bastante curioso. ¿Quién me manda a mí leer sobre moscas? Pues, he de deciros, este libro es una auténtica maravilla y lo he disfrutado muchísimo.

No es solo un libro sobre eso, aunque, en realidad, gire en torno a ese tema, a la profesión del autor, que es, ni más ni menos, que estudiar los sírfidos, las moscas de las flores. Quizá suene aburrido, pero os prometo que el libro se lee con una sonrisa permanente, que es muy divertido, que el uso del humor sobre algo tan específico y desconocido es genial. Además, el libro está lleno de filosofía, de esa búsqueda de lo cercano, de lo real, de lo pausado que tanto bien nos hace y que tan difícil es de encontrar. Hay poesía, porque el lenguaje es bastante poético, muy cuidado y muy acertado. Hay ecología, por supuesto, y hay historia natural a raudales. Malaise, Chatwin, Kundera… Personajes cuyos nombres jamás había leído y que, sin embargo, tienen historias apasionantes que sirven para replantearse muchas cosas. Hay viajes, también, a lugares tan remotos como apetecibles. Hay amor, incluso. Ingredientes que hacen de este libro una verdadera joya.

Me encanta, no lo oculto, descubrir tanta belleza en lecturas inesperadas. Salir de esos libros que busco y encontrar otros que llegan por sorpresa. Este ha sido uno de esos libros.

Pd. Es un libro estupendo para regalar.

Lo que más me ha gustado: la originalidad. Encontrar tanto en un libro en el que, en realidad, no lo esperaba.

Lo que menos me ha gustado: cero pegas. Ha sido una lectura perfecta.

“Nunca se posee el mundo como en aquel entonces: antes”.

Fredrik Sjöberg

Crítica: Al faro

Título: Al faro

Autora: Virginia Woolf

Editorial: Alianza

Leer a Virginia Woolf siempre es un acierto.

Da igual si elegís sus cuentos, sus cartas, sus novelas, sus ensayos… Leerla es un aprendizaje en mayúsculas, por forma, por estilo, por la construcción de las frases, por la elección de las palabras, por los monólogos interiores, por su opinión sobre ciertos temas… por todo, en definitiva. Por algo es una de las mejores escritoras de todos los tiempos.

Ya había leído una buena parte de este “Al faro”, aunque no lo había terminado, así que decidí hacerlo y, por fin, lo suma a mi lista de lecturas.

Es otra maravilla de novela, otra demostración de la capacidad literaria de quien es mi escritora favorita, por lo que escribió, por cómo lo escribió (sabéis que suelo anteponer la forma al contenido) y, sobre todo, por lo que representa aún hoy en día.

Sí he de reconocer que no he elegido el mejor lugar para leerlo. Leer a la Woolf a las 7.30 de la mañana en el metro de Madrid no es la mejor opción, porque la concentración no es la que se requiere, porque Virginia escribe que es una delicia, pero su escritura es densa, es complicada, y ni las horas ni el ruido que elegí son los más apropiados para adentrarse en su literatura. Aun así, lo hice. Eso sí, el final lo leí en casa, sentado, con una mantita y con un té. Muy British, como debe ser.

Como es habitual en las novelas que he leído de Virginia Woolf, la trama de esta novela no es lo más importante. Si me preguntan “¿de qué trata?”, la verdad es que se puede decir poco, y tampoco interesa demasiado. Eso sí, el fondo, la forma de narrarlo, los diálogos, lo que se encuentra al destejer la escritura es un auténtico regalo. No sé si existe alguna otra escritora que escriba con la maestría de Virginia Woolf. Si es así, por favor, dadme su nombre.

Además de todo eso, y como también es habitual en todo lo que escribió, el feminismo está muy presente. Un feminismo que engrandece a sus personajes femeninos, como es el caso de la señora Ramsay, cuyo pensamiento deja varias claves del propio pensamiento de la autora, como puede verse, por ejemplo, en fragmentos como “Era un descrédito tremendo que, siendo una representante del sexo femenino, siguiera allí completamente muda”.

Una novela sobre el paso del tiempo, sobre principios humanos, un relato para leer con tranquilidad (no hagáis como yo), sin prisas, subrayando, poniendo post-its, releyendo, disfrutando… 

Hay que leer clásicos de vez en cuando (por algo perduran).

Hay que leer a Virginia Woolf siempre que se pueda.

Lo que más me ha gustado: hay una parte, la 11 del primer capítulo, en el que se habla de la soledad, de la quietud, del sosiego… ay, qué maravilla de reflexión.

Lo que menos me ha gustado: no haberlo leído siempre en casa, siempre cozy, siempre British.

“A una noche, sin embargo, le sigue otra noche”.

Virginia Woolf

Crítica: Mi vida con Alberti. Para algo llegaste, Altair

Título: Mi vida con Alberti. Para algo llegaste, Altair.

Autora: María Asunción Mateo

Editorial: Almuzara (Berenice Contemporáneos)

Hay libros que son tan necesarios que uno se pregunta por qué han tardado tanto tiempo en escribirse. Libros que no aportan solo las bondades de la literatura, sino que van más allá, por diversos motivos.

Este es, sin duda, uno de esos libros.

María Asunción Mateo nos regala una delicia de historia, la suya, la de su vida con Alberti (y después de él), con una delicadeza y una pluma que están a la altura de la propia historia, porque, aunque algunos (a quienes se nombra) hayan intentado menospreciarla, María Asunción es una intelectual que, además, escribe como los ángeles, si se me permite el juego.

Tienen estas memorias algo que, en mi opinión, es el mayor de sus aciertos: el equilibrio. Podría haber caído en muchos errores, en ser demasiado “esto” o demasiado “lo otro”, en haber insistido más de la cuenta en determinados temas o en haber contado todo de una manera lineal que podría llevar al cansancio, pero ese equilibrio entre la vida de Alberti, las anécdotas, los sentimientos de la autora, la literatura, la crítica, los documentos y el tema (así lo veo yo) principal del libro, el amor, hacen que la lectura se haga con un apetito voraz, con ganas de adolescente.

Seguramente, conocer a María Asunción y quererla tanto como la quiero me hagan partir de una cierta (y reconocida) imparcialidad, pero en lo objetivo no flaqueo (lo sabréis si habéis leído algunas de mis reseñas menos positivas), y este libro, el libro del año en su género (sin dudarlo), no tiene ni una mínima arruga, ni un simple pero, ni un solo descuido.

Lo único que molesta/duele/indigna cuando se lee es no llegar a comprender cómo unas personas que han presumido de cariño y admiración por Alberti (una de las figuras, no nos olvidemos, más importantes de la literatura universal de todos los tiempos), incluso de su amistad, pueden ser tan mezquinas, tan dañinas, y mentir tanto y de forma tan descarada. No tendría que hacer falta que fuera así, pero, yo, que conozco a María Asunción y que he compartido con ellas ya bastantes conversaciones y momentos, os aseguro que no es solo que estuviera enamorada de Alberti mientras duró su relación, sino que lo sigue estando. Que su amor por Rafael ha sido (y es) para ella una luz inextinguible, y que siempre, siempre, siempre tiene palabras preciosas para hablar tanto de él como de María Teresa León, a quien también admira muchísimo.

Es difícil de digerir que personajes que se las dan de grandes poetas (y cuyos mayores méritos no han llegado en ningún caso de su poesía) puedan dirigir palabras y acusaciones tan graves (y tan falsas) como las que no han parado de volcar sobre María Asunción e, incluso, sobre Alberti, a quien han llegado a acusar de dejarse manipular, de no estar en plenas capacidades mentales al final de su vida (absurdo, no hay nada más que leer sus últimos escritos) o poco más que de baboso por haber estado con una mujer mucho más joven que él. Es el caso de Luis García Montero, el “cabecilla” de todo ese grupo de poetas que no han sabido hacerse un hueco con su poesía (ya lo decía el propio Alberti, que, como poetas, eran bastante poca cosa) y han necesitado convertirse en parásitos para sacar rédito de aquellos a quienes intentaron parasitar, ya se llamaran Rafael AlbertiÁngel GonzálezJoan Margarit o Almudena Grandes. Lo grave es que esta persona cope tantos espacios mediáticos y culturales, mucho más aún que dirija una institución tan importante como el Instituto Cervantes, cargo que, además de grande, le queda muy lejos por su desprecio a un referente cultural tan inmenso como el poeta porteño.

En el libro de María Asunción Mateo hay evidencias más que suficientes como para saber quién miente y quién no en esta historia, aunque cualquiera con dos dedos de frente sabrá que es algo cristalino. No obstante, si a alguien le quedara alguna duda al respecto, no tiene más que leer los artículos publicados en prensa de Manuel Francisco ReinaAnna CaballéRebeca ArgudoJuan Manuel de PradaLuis Alemany o las propias docentes del Cervantes, que dejan negro sobre blanco quién es ese señor que se definió a la perfección como el machista (y otras tantas cosas) que es con su artículo llamado “Feminismo manipulado”, un decálogo de maldad, mentira, machismo y envidia, dejándose una vez más en evidencia.

Saliendo de todo eso, y volviendo al libro, que es lo importante, “Mi vida con Alberti: Para algo llegaste, Altair” es de obligada lectura. Pocos libros hay que se hayan convertido en imprescindibles en tan poco tiempo, por justicia, por verdad, por valentía y, por encima de todo, por amor.

No dejéis de leerlo.

Lo que más me ha gustado: saber más de una persona a la que siempre he admirado, Alberti, y de otra a la que siempre he querido, María Asunción Mateo.

Lo que menos me ha gustado: del libro me gusta absolutamente todo. Quizá, por poner una queja, que algunas fotografías no se ven del todo bien, y es una pena.

“Donde mi corazón ha sido tu casa mientras tú seguías en la cumbre y yo en la orilla, esperándote siempre”.

María Asunción Mateo

Crítica: Historia del silencio

Título: Historia del silencio

Autora: Alain Corbin

Editorial: Acantilado

Por el mismo motivo que leí el último libro que he reseñado (Breve tratado de la soledad), he leído esta Historia del silencio: por escribir poesía. Sabía que esos –la soledad, el silencio, la sombra– iban a ser temas fundamentales en el poemario que estaba escribiendo (y que ya he terminado, todo sea dicho), así que busqué ensayos que tuvieran que ver con esos términos y, de casualidad, encontré este de Alain Corbinque es muy, muy interesante.

También ayuda, obviamente, que esté publicado por Acantilado, una de mis editoriales favoritas, como ya sabéis.

Ya el título es muy interesante, y la contra nos avisa que se hará un recorrido por la historia sobre la calma, la contemplación, el diálogo interior a través de la filosofía, de la escritura y el arte. No podía fallar y la verdad es que no lo ha hecho.

La lectura nos lleva por distintos lugares, por la propia naturaleza, por la palabra de otros que ya le dieron la importancia necesaria al silencio y a la quietud, por las relaciones amorosas, por la religión, por distintas técnicas y aprendizajes… Nos acompaña por un camino hacia nosotros mismos, hacia el pensamiento, hacia el recogimiento, hacia conocernos más y mejor. En definitiva, hacia el punto exacto al que yo llevo un tiempo dirigiéndome.

Es una lectura muy agradable, llena de curiosidades, de citas, de otros autores a los que se nos invita a llegar. Un ensayo muy bien construido.

Además, ha cumplido su “cometido” y me ha ayudado mucho con la escritura. ¿Qué más le puedo pedir a un libro?

Lo que más me ha gustado: siendo egoísta (o práctico, quizá), esa ayuda para darle forma al poemario.

Lo que menos me ha gustado: puede ser que haya más religión de la que me habría gustado, aunque este libro y el tema sobre el que gira también lo requería.

El silencio santifica nuestras cruces y nuestras aflicciones. Protege de la cólera, es el medio más rápido para vencer la presión de la venganza y los deseos de curiosidad.

Alain Corbin

Critica: Breve tratado sobre la soledad

Título: Breve tratado de la soledad

Autora: Mario Satz

Editorial: Kairós

Cuando veo más o menos claro sobre qué voy a escribir, procuro hacerme con lecturas que puedan ayudarme a encontrar el conocimiento necesario, que me regalen citas, queme guíen a lo largo del camino.

Además, el tema (o los temas) que estoy tratando en el poemario que estoy escribiendo ahora mismo es (son), también, una muestra clara de cómo está mi vida ahora, de cómo estoy yo ahora. Sin enrollarme más de la cuenta, estoy en un momento vital que me pide calma, pausa, silencio, soledad, sombra. Con todo eso, esta lectura era casi obligada.

No es la primera vez que leo a Mario Satz y, estoy seguro, no va a ser la última. Cada vez me gusta más leer ensayos, será por esa obsesión mía por aprender, y Satz es un maestro del ensayo. Eso sí, el libro, como tantas otras veces, se apareció ante mí sin yo buscarlo, aunque necesitara, como es obvio, absolutamente necesario.

Este tratado sobre la soledad nos lleva de la mano por distintas religiones, tradiciones y culturas que hacen de la soledad un modo de vida. A través de un sinfín de hechos históricos, anécdotaspersonajes e historias, Satz nos explica por qué saber estar solos, buscar la paz interior, encontrar la tranquilidad son procesos complicados, no siempre comprendidos, pero muy recomendables. Además, como buen estudioso, el autor nos regala el origen etimológico de muchas palabras, algo que siempre me ha parecido muy interesante, pues es, también, nuestro origen.

Una lectura que reclama esa soledad de la que habla, ese recogimiento y una disposición a plantearnos si estamos en el punto que queremos, si nuestra vida nos convence, si necesitamos parar, aminorar el ritmo, respirar.

En un mundo que cada vez es más exigente, más demandante, menos paciente, lecturas así son un oasis. Aprendizajes así son un nuevo oxígeno.

Lo que más me ha gustado: lo que me llevo aprendido, sin duda.

Lo que menos me ha gustado: quizá, aunque era necesario para un ensayo así, demasiada religión para mí.

El meditador debe tener, durante los primeros pasos, a la soledad por compañera.

Mario Satz

Crítica: El alfabeto alado

Título: El alfabeto alado

Autor: Mario Satz

Editorial: Acantilado

Es raro que entre en una librería y salga con las manos vacías.

Una de las muchas tardes de paseos por Madrid, entré en una de mis librerías favoritas, la Antonio Machado del Círculo de Bellas Artes. Normalmente voy a esta librería porque tienen una buena selección de poesía, pero, esta vez, fueron otros motivos los que me llevaron a elegir este libro. El primero, que era Acantilado. El segundo, que era Mario Satz (lo descubrí con Bibliotecas imaginarias y ya me encantó). El tercero, que hablaba sobre las mariposas. Aunque iba sobre seguro, lo elegí un poco sin informarme mucho más, pero, de nuevo, no me equivoqué.

Lo cierto es que fui un poco con trampas, porque justo estoy intentando darle forma a un poemario infantilsobre algunos temas relacionados con algunas especies animales y las mariposas (que me parecen unas criaturas casi mágicas) tendrán que aparecer, así que me vino a la perfección.

Se trata de un libro con numerosos relatos breves que, de una forma u otra, guardan relación con las mariposas. Hay relatos, curiosidades, hechos históricos, mitos, leyendas, cuentos… Todos escritos con la elegancia de Mario Satz, con su incuestionable documentación sobre lo que escribe, con el cuidado artesanal que tiene en escoger las palabras adecuadas. 

Es una lectura perfecta para leer “a sorbitos”, disfrutando de la sutileza de las mariposas y buscando su belleza, porque, sí, vais a detener la lectura a menudo para buscar en internet todas las especies que se nombran en el libro, pasando a tener un conocimiento mucho mayor sobre estos animalitos casi más propios de la fantasía

Una pequeña joya más de esta editorial que tantísimo me gusta.

Lo que más me ha gustado: esa lectura pausada, tranquila a la que invita.

Lo que menos me ha gustado: como es normal, hay relatos que me han gustado más que otros, pero lo cierto es que todos son muy interesantes y me ha encantado leerlos.

“Nada se inventa. Todo se descubre”.

Mario Satz, El alfabeto alado

Crítica: Agua y jabón. Apuntes sobre elegancia involuntaria.

Título: Agua y jabón. Apuntes sobre elegancia involuntaria

Autor: Marta D. Riezu

Editorial: Anagrama

Hacía tiempo que no empezaba una reseña así, peri tengo que hacerlo…

MA-RA-VI-LLA.

Qué preciosidad de libro, cuántas conexiones tan brutales, qué forma más preciosa de volver a la infancia, qué cantidad de anécdotas tan interesantes, qué manera de verme reflejado en tantos momentos… ¿Cómo me ha podido llegar este libro justo en este momento? Gracias al club de lectura que organiza mi queridísima María y que junta de vez en cuando a apasionados de la lectura, como lo es Mara D. Riezu.

Porque estoy justo en esos momentos que la autora pone en alza. En el momento de la pausa, del sosiego, de la tranquilidad (“Desde que cumplí los treinta, mi palabra favorita es tranquilidad”), del silencio, del cobijo, de la lectura y la música… de disfrutar esas pequeñas cosas que antes, por ir más allá, no me permitía el lujo de abrazar.

Y el tema de la madre ya… pues eso, que no he podido conectar más con ese tema. Por poneros un par de ejemplos sobre lo que Marta D. Riezu dice sobre su madre y sobre las madres:

“No hay nada menos ella que un cementerio”.

Y, citando a André Maurois: “Gracias a él (al amor materno) uno sabe que el mundo no es por completo hostil, que hay seres en quienes puede tenerse una confianza plena. Es una inmensa ventaja moral haber comenzado así la vida. Los optimistas que a pesar de las desgracias conservan hasta el fin su fe fueron, por lo general, educados por una buena madre”.

Y yo, recordando a mi madre, qué queréis que os diga, me derrito.

Y este es el libro que Marta nos ofrece. Un compendio de vivencias, pensamientos, opiniones, anécdotas, curiosidades, recuerdos, consejos… Un estante con todos esos compartimentos regado, además, con una muy buena dosis de humor y un montón de referencias literarias, artísticas, arquitectónicas, cinematográficas o del mundo de la moda que te empujan a querer saber más, conocer más, aprender más…

Una joya a la que volver para disfrutar de nuevo de todo lo que hay en sus páginas, para volver a nosotros mismos, a nuestra esencia, a la raíz, al origen, al útero.

Una preciosidad que, como digo, releeré y que, también, recomendaré y regalaré, porque es una delicia.

Lo que más me ha gustado: el retorno a mi infancia, a mi niñez, a mis recuerdos, a mi madre… 

Lo que menos me ha gustado: tan solo un par de comentarios políticos que, en mi opinión, no eran necesarios y me han chirriado un poco. Solo eso. El resto, un diez.

“El silencio es encontrar a ciegas el pecho de la madre”.

Marta D. RIezu

Crítica: Carta a un joven poeta

Título: Carta a un joven poeta

Autor: Virginia Woolf

Editorial: José J. de Olañeta

Que me leería hasta la lista de la compra escrita por Virginia Woolf es un hecho. Que me tendré que poner en algún momento de la vida a leer más libros suyos y a sumergirme un poco más en su vida y en su obra, también. No sé si hay alguna escritora que me pueda gustar más, la verdad. Y, claro, vi este libro y tuve que hacerme con él.

Fue en Málaga, en la (preciosa) librería Mapas y Compañía. Allí me estaba esperando, coronando una columna de libros de esta editorial que no conocía y que, según veo, tiene algunas joyitas a las que tendré que echar un ojo.

Se lee en un par de ratos y solo leer a Virginia merece la pena, pues es aprendizaje seguro. Además, ¿ella, mi escritora favorita, escribiendo sobre poesía? ¿Cómo no lo había leído antes?

En el libro se dirige a John Lehman y, desde su grandeza en la prosa (bastante poética, todo sea dicho, con esa forma de usar el lenguaje tan cuidada) le da ciertos consejos, ciertas advertencias sobre cómo acercarse a la poesía y a los y las poetas. Qué maravilla, que una de las escritoras más importantes de la historia te aconseje sobre la poesía, ¿no? Que yo no tengo queja sabiendo quiénes me han aconsejado y leído y ayudado a aproximarme a la poesía de la mejor manera posible, pero la Woolf es la Woolf, amigos, y hay que escuchar lo que dice. 

Y habla, hace ya unos cuantos años, de ciertos aspectos de la poesía y de los y las poetas que, supongo, no se han resuelto aún… “porque la mala poesía es casi siempre el resultado de olvidarse de uno mismo…”.

Si os cuento mucho, os escribo el libro entero, pero sí quiero decir que, para ser poeta, no vale eso de “escribo lo que me sale”, “yo no sigo ninguna norma, solo las mías” o “escribo poesía, pero no la he leído nunca”. La poesía, como toda disciplina artística, supongo, requiere estudio, práctica, respeto, pasión, lectura, borrones, escucha… y, sí, también, cierta capacidad que no todo el mundo tiene. Parece que se ha puesto de moda escribir “poesía” (así, entre comillas), que se hace en un rato y que todo vale, pero no, eso que escriben ciertas personas famosas, ciertos y ciertas cantantes, ciertos actores o actrices, por no hablar de ciertos y ciertas influencers no es poesía. Podrá ser otra cosa. Podrán ser frases, reflexiones, idas de olla o pretensiones inalcanzables, pero no, no es poesía. Y sobre algunos que se lanzan a la poesía desde la inmadurez absoluta, Virginia Woolf también tiene algo que decir: “Esto, estoy segura, es de la máxima importancia. La mayoría de los defectos en los poemas que he leído creo que se explican por el hecho de que se han expuesto a la feroz luz de la publicidad cuando eran todavía demasiado jóvenes”.

Por eso, leer lo que dicen grandes escritores como Virginia Woolf sobre la poesía es necesario. Y este pequeño libro es una maravilla que cualquier poeta agradecerá leer.

Lo que más me ha gustado: además de hacerme con libros en viajes (que es algo que me encanta hacer), volver a conectar con Virginia Woolf.

Lo que menos me ha gustado: aunque comprendo que editar no es barato, el precio para un libro tan pequeño es algo elevado, creo. 

¿Cuánto os gusta Virginia Woolf?

¡Un abrazo!

Esa es tal vez tu tarea: encontrar la relación entre las cosas que parecen incompatibles y que, sin embargo, tienen una misteriosa afinidad; absorber sin temor cualquier experiencia que se te presente y saturarla por completo para que tu poema sea un todo y no un fragmento; repensar la vida humana en términos poéticos”.

 Virginia Woolf

Crítica: Helena

Título: Helena

Autor: Yannis Ritsos

Editorial: Acantilado

Por si no lo he dicho ya suficientes veces, insisto en que Acantilado es una editorial que solo publica joyitas, y esta “Helena” es una más.

Lo quise porque estoy leyendo e investigando un poco sobre la memoria y el olvido para terminar de armar un poemario y, en la contra del libro, leí “En esta pieza, el poeta da voz a la anciana Helena, que examina su vida dejando que los recuerdos de quienes ya la abandonaron la conmuevan”. Y, sí, el libro, como digo, es una preciosidad, y, sí, me ha inspirado un poema que he titulado “No queda eternidad”. Porque, sí, amigos y amigas, para escribir hay que leer.

Es una obra breve, pero con la belleza presente en cada palabra. Un estilo delicado, cuidado al detalle y, hay que decirlo, maravillosamente bien traducido por una traductora que es de lo mejorcito que hay, Selma Ancira, de quien ya he leído varias traducciones.

Sabéis que me encanta leer a los clásicos de vez en cuando, que Grecia es una civilización fundamental para (entre otros ámbitos) la literatura, y que intento conectar con mi poesía con la filosofía, y esta “Helena” ha supuesto un acercamiento a un personaje magnético hasta el extremo, una aproximación más a esa cultura griega que tanto me fascina.

Una joya, como digo al principio, para leer en un ratito, en una tarde con un cafecito o un té, arrebujado en el sofá, saboreando esta deliciosa obra sin prisas, con la pausa de los siglos que han pasado.

Lo que más me ha gustado: el gusto por la literatura que tiene el autor griego, sumado al buen hacer de Selma Ancira en la traducción.

Lo que menos me ha gustado: por decir algo, que me ha generado la necesidad de leer más y más sobre Helena de Troya, sobre la mitología griega, acercarme más al mundo clásico.

“Ahora olvido los nombres que mejor conocía, o unos con otros los confundo”.

Yannis Ritsos, Helena