Crítica: Lo que saben los erizos

Título: Lo que sabe los erizos

Autora: Beatriz Osés

Ilustradora: Miguel Ángel Díez

Editorial: Kalandraka (Colección Orihuela)

Cuando en mi nuevo cole me pidieron libros de poesía infantil para tener en la biblioteca y poder trabajar algo mejor la poesía con los alumnos y alumnas, lo tuve claro: Colección Orihuela de Kalandraka.

Ya lo he dicho en varias ocasiones porque creo que lo merece, pero es una colección fundamental a cargo de una editorial imprescindible. Por la selección de autores y autoras. Por las ilustraciones. Por la edición. Por todo.

Este “Lo que saben los erizos”, de mi querida y admirada Beatriz Osés, aún no lo tenía, así que aproveché que una compañera se enamoró de él, hicimos un nuevo pedido para profes y me hice con él. Aprovechando que Beatriz vino al colegio a charlas de poesía y literatura con 1º, 2º y 6º de primaria (qué maravilla), también lo tengo dedicado, algo que siempre suma.

No cabe duda de que “la Osés” es una de las mejores escritoras nacionales de infantil y juvenil y, por supuesto, una poeta fantástica. Lo que supongo generará más debate es decidir cuál de sus tres poemarios publicados hasta la fecha es mejor y, supongo también, será cuestión de gustos. El que no duda tanto soy yo (que para eso tengo el gusto que tengo), y me quedo con este.

Me parece tan, tan, tan bonito, tan tierno, tan dulce… Un libro sobre la tristeza, sobre el llanto, sobre los problemas, ¡y para niños y niñas! Una preciosidad porque, además, como digo (aunque no haga falta decirlo), Beatriz Osés escribe una poesía maravillosa.

Lo que más me ha gustado: que se hable de una emoción tan habitual como la tristeza desde la poesía infantil.

Lo que menos me ha gustado: ¡que haya tardado tanto tiempo en leerlo y añadirlo a mi colección! Menos mal que ya le he puesto remedio…

¿Qué os parece a vosotrxs la poesía infantil? ¿Conocíais ala autora? Si no es así, ¿me haréis caso y buscaréis alguno de sus libros?

¡Un abrazo!

Azul

La niña se viste

con traje de niebla.

Se mira al espejo,

refleja tristeza.

Recoge una gota

redonda y pequeña,

pregunta en silencio:

“dime, ¿cuánto pesas?”.

Beatriz Osés

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«Pink sofa conversations»

Después de un año con más de 15.500 visitas al blog (gracias, gracias, gracias), empiezo este 2021 sin la idea que a veces he tenido de dejar de usarlo, que alguna vez ha rondado mi cabeza. Es tiempo, algunos dicen que los blogs están desfasados… Pero la verdad es que a mí me gusta esa independencia que mantiene con las redes sociales (quizá por el “desfase”), su funcionamiento sin algoritmos que te posicionen mejor o peor (aunque algo habrá) y, sobre todo, porque puedo escribir todo lo que quiera.

Si lo habéis leído, sabéis que, básicamente, escribo sobre dos temas: libros (que reseño, a mi manera) y educación. Y así seguirá siendo, porque son los dos ámbitos que más me interesan y en los que, creo, puedo hablar con la autoridad que me da dedicarme a esos dos mundos.

Dicho esto, hoy traigo algo que me hace mucha ilusión. Conozco a Alicia desde hace ya muchos años a raíz de su hermana. Las adoro a las dos, qué os voy a decir. Nos unen muchos hilos y, por desgracia, uno que nos ha marcado bastante a los tres y que ahora veréis.

Alicia, entre otras muchas cosas, es artista. Solo tenéis que ver sus perfiles en redes ( @clangdesign_ )o su web http://www.clangdesign.com para comprobar sus trabajos. Original al máximo, trabajadora como pocas… No puedo decir más que a mí me encanta todo lo que hace y que todos los éxitos que le lleguen son más que merecidos.

Hace unos años (unos seis o alguno más), mientras yo vivía en Londres, se me ocurrieron tres pequeñas historias que escribí del tirón en cuanto la inspiración se hizo palpable. Sus títulos son: “A la sombra de un gigante”“La chica con ojos de espejo” y “El último baile”. Las tres tienen una estética parecida tanto en la temática como en el lenguaje. Los tres tratan de la tristeza, pero desde la esperanza. Los tres con un lenguaje serio, pero muy simbólico y poético.

No se me ocurrió ninguna otra persona mejor para ilustrar esas historias que Ali (yo no había publicado nada aún), así que se lo propuse… Y el trabajo que hizo fue justo lo que necesitaban mis letras. De ahí nacieron tres álbumes ilustrados que, espero (esperamos) puedan ver la luz algún día (editoriales de España, dadles una oportunidad).

La historia la cuento en esta entrevista que me hace Ali (y que es el motivo de este post), aunque en inglés.

En resumen, yo escribí “El último baile” como regalo para mi madre. Ella era mi fan número uno, mi primera lectora siempre… Y pensé que, con lo que nos echábamos de menos, le gustaría leer una historia que hablara del inmenso cariño que siempre nos tuvimos y de todo lo que yo, como hijo suyo, quería decirle: el inconmensurable amor que tenía y tengo por ella, y cómo fue perfecta en su papel de madre.

La escribí, Ali la ilustró, unos amigos lo imprimieron, lo pusieron precioso y, el día de su cumpleaños, se lo llevaron a casa (yo seguía en Londres). Me dijo que fue “el mejor regalo que le habían hecho en la vida”. Yo no podía estar más contento.

A los pocos meses (algo más de tres), sin que nadie lo esperara, mi madre murió. En aquella noche que recuerdo a ráfagas, y en la que sentí todo el dolor del mundo envolviéndome, recuero que esa historia me vino a la cabeza y que, incluso, se la leí a un amigo, llorando a tempestades. 

Me pareció increíble que el último regalo que le hice a mi madre fuera ese y pensé (y pienso) que fue mi forma de despedirme de ella, que, con esa historia, le regalé la certeza de amor que merecía. Pensé (y pienso), también, que, si tuvo un par de segundos para pensar en mí cuando se estaba apagando, sería muy consciente de todo lo que la quise (y quiero) y de lo increíblemente feliz que fui todo el tiempo que compartimos.

Con los años, la vida nos dio otro golpe y la madre de Ali falleció

Y se cerró el círculo.

Y los dos estamos deseando que esta historia se publique para poder compartirla con el máximo de personas posibles. Porque creemos en esta historia y porque creemos que vosotrxs también lo haréis.

Y, ahora, os dejo el enlace a la entrevista (perdón por los errores con el inglés, que he visto algunos):

“Mamá, ¿me concedes este último baile?”

El último baile