Crítica: En la quietud del tiempo (antología poética)

Título: En la quietud del tiempo (antología poética)

Autor: Pablo García Baena

Editorial: Renacimiento

El día que decidí hacerme con “El libro de Lilit”, de Guadalupe Grande (preciosidad de poemario), tuve que hacerlo directamente en la web de Renacimiento. Como había un mínimo para tener los gastos de envío gratis, le pregunté, una vez más, a esa voz que me recomienda a determinados poetas. Me dijo “Pablo García Baena es un poeta al que tienes que leer”. Y, como siempre, le hice caso.

Y, sí. Era un poeta al que tenía que leer. Pero, no. No me ha vuelto loco como otros y otras a quienes he leído, orientado por esa voz. 

No digo que no me haya gustado. Ni se me ocurre decir que no es un buen poeta. La calidad de la poesía de García Baena es incuestionable. Su oficio poético es descomunal. Tiene un dominio del lenguaje y una capacidad de crear imágenes poéticas con un léxico casi infinito que pocas veces he visto. Pero, no. No ha terminado de encantarme, y creo que ha habido varios motivos.

En primer lugar, me ha parecido una poesía (me duele decirlo) algo antigua, desfasada, con demasiados términos algo rebuscados… Seguramente, el fallo es mío, por tener un léxico muchísimo más reducido que poetas de la talla de García Baena (Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1984, entre otros galardones), pero encontrar tantas palabras tan poco comunes me hace perderme un poco en la lectura y me saca del poema. Por poneros un ejemplo, este verso: “y el coturno falaz de la guardarropía”. Me gusta más la poesía con palabras que se usan en el día a día.

También, la tendencia a usar términos de plantas, animales y naturaleza de forma tan constante me aburre un poco. Alguna referencia me gusta, pero encontrarme poemas con tanto jazmín, tanta buganvilla, juncos, tanto jardín y tanto bosque… Se me atraganta. Y hay muchas de esas referencias así a lo largo de la poesía de Pablo García Baena: “lleno de leves malvas y azules nomeolvides/que gotean, en guirnaldas de trinos, del pico de los pájaros;/un jardín con caballos de mármol y verdina/que se encabritan al sentir la brida tibia de la primavera,/aplastando el corazón morado de los heliotropos”. Bonito, sí, muy bien elaborado, pero no es el tipo de poesía que me gusta leer.

Por último, en esta antología (bastante extensa), se incluyen muchos poemas dedicados a distintas personas. Esos poemas, salvo algunos muy concretos, no me gustan. No me gustan porque, para mí, lo mejor de leer poesía es poder sentirme identificado en las emociones y vivencias del poeta, y saber que ese poema ha sido escrito de manera explícita para alguien me arranca esa posibilidad. Lo mismo me ocurre con los poemas sobre lugares (ciudades, plazas, parques, pueblos…). No me suelen gustar en absoluto.

Por último, hay muchos (demasiados, para mí) poemas muy largos, que dan vueltas y se enredan en imágenes que me han hecho perder el hilo principal del poema.

Seguro que estos “problemas” se deben más a mí que a la propia poesía recogida en este libro. No quiero, ni por un segundo, que se piense que me veo capaz de argumentar en contra de un poeta de este calibre. Tan solo vuelco mi opinión sobre lo que me ha parecido su poesía, lo que he sentido al leerla, y la comparto con vosotros y vosotras.

Dicho esto, voy con mi análisis con lo que más y lo que menos me ha gustado del libro.

Puntos fuertes:

Conocer a un nuevo poeta: siempre es algo positivo leer por primera vez a un (buen) poeta. El aprendizaje que hay detrás de la lectura de poesía no tiene precio, y Pablo, aunque no sea un poeta que me encante, es un muy buen poeta, y hay que aprender de los maestros.

La edición: no son muchas las antologías poéticas con ediciones tan acertadas como esta. Muchas nos ofrecen poemas apelotonados, uno debajo del anterior, con tipografías minúsculas… Y esas ediciones me agobian mucho. Este es un libro bastante grande para tratarse de un poemario, pero, en mi opinión, es un acierto enorme.  

Lo que más me ha gustado: sin desmerecer que me ha gustado mucho descubrir la poesía de García Baena, se queda en mí una sensación que no he tenido muchas veces. Es más, dentro de esas veces que la he tenido, esta ha sido la mejor de todas. El sonido que se ha producido a lo largo de la lectura al pasar las páginas y, sobre todo, el olor de este libro han sido dos detalles que me han enamorado cada vez que lo abría. No sé si vais a creerme, pero el libro huele a tierra mojada tras la lluvia (a petricor, que es un nombre feísimo), y ese es, precisamente, uno de mis olores preferidos. Quizás os parezca absurdo comentarlo, pero de verdad que me ha sorprendido mucho y ha sudo muy, muy agradable.

Lo que menos me ha gustado: creo que lo he dejado bastante claro al hablar del libro, pero toda esa terminología tan fuera del lenguaje que se usa normalmente me ha impedido disfrutar como esperaba de este poeta.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Qué huellas de otros labios revives en mi boca”.

 Pablo García Baena 

Anuncio publicitario

Crítica: Obras completas, Ángela Figuera Aymerich

Título: Obras completas

Autor: Ángela Figuera Aymerich

Editorial: Hiperión

Después de leer toda la poesía de Ángela Figuera Aymerich, he de reconocer que tengo sentimientos enfrentados: el primero es una admiración absoluta; el segundo, una inmensa rabia por el desconocimiento de esta pedazo de poeta.

No voy a entrar en aspectos biográficos (os recomiendo leer sobre su vida, eso sí), pero me llama mucho la atención algo concreto. Cualquiera que sepa lo mínimo de poesía conoce a Blas de Otero y a Gabriel Celaya. Se estudian en secundaria, sus nombres se sitúan en lo poético. Junto a ellos dos, Ángela Figuera Aymerich forma el denominado “triunvirato vasco”. Sed sinceros y sinceras: ¿os sonaba su nombre?

Maestra, catedrática, empleada de la Biblioteca Nacional… y una de las grandes voces femeninas (y no solo destaca entre las mujeres, si es que alguien piensa que es necesario comparar la poesía escrita por hombres con la escrita por mujeres) de la poesía social. Una figura trascendental en la poesía en castellano que, sin embargo, apenas se conoce. ¿No os parece muy triste?

Yo no la conocía hasta que pude acudir, invitado, al concierto de Valderrama en el Circo Price, concierto de su disco “Mujeres de carne y verso” (“Mujer de carne y verso me declaro,/ pozo de amor y boca dolorida,/ pero he de hacer un trueno de mi herida/ que suene aquí y ahora, fuerte y claro”, en versos de la propia Ángela Figuera Aymerich en su poema “Aunque la mies más alta dure un día”), con poemas cantados que forman parte de la antología poética femenina en lengua castellana con el mismo nombre, realizada por Manuel Francisco Reina (ojalá esta antología ocupara, también, el lugar que merece). Uno de los temas cantados por Valderrama, introducido y acompañado con música de piano, es “No quiero”, con versos del mismo poema, de Ángela Figuera Aymerich. Lloré al escucharla. Literal. A partir de ahí, busqué su poesía y la leí hasta que me hice con estas obras completas, que he leído y disfrutado como lo he hecho con pocos, muy pocos libros. Qué maravilla. De verdad. Qué absoluta maravilla

Por si la queréis escuchar: https://www.youtube.com/watch?v=WZU92BhBYt0https://www.youtube.com/watch?v=WZU92BhBYt0

La obra de Ángela Figuera Aymerich consta de los poemarios:

Y los poemarios infantiles (que dejo para otra reseña):

El libro incluye, también, números poemas suyos no recogidos en poemarios.

Hablaría durante horas sobre la poesía de esta poeta, que ya es, sin duda, una de mis poetas favoritas y a quien recomendaré siempre que pueda, además de volver a ella muy a menudo. Por suerte para vosotros y vosotras, no voy a hacerlo. Solo espero que, si os apetece leer buena poesía, acudáis a “la Aymerich”. Como he dicho algunas veces (con el propio Manuel Francisco Reina, con Gloria Fuertes o con Paca Aguirre o con una autora actual que acabo de conocer y me encanta, Raquel Lanseros) os haréis un regalo si leéis a esta autora.

Sin más, voy a mi análisis de estas obras completas.

Puntos fuertes:

El amor “a primera vista”: como habéis leído, fue así. Y, podéis creerme, es amor verdadero

Conocer la historia de la autora: nacida en 1902 y madre en pleno estallido de la Guerra Civil Española, la vida de Ángela Figuera Aymerich es apasionante. Si tenéis un rato, investigad un poco sobre ella.

Poesía infantil: aunque, como he dicho ya, dejaré sus dos poemarios infantiles para otra reseña, me encanta que haya autoras de la talla de la que nos ocupa que se lanzó (movida por el nacimiento de su nieta) a escribir poemas para niños. Como ya he dicho en alguna ocasión, y con toda la admiración que siento hacia ella, hay mucha más poesía infantil en castellano lejos de Gloria Fuertes. Y, para muestra, un botón.

Lo que más me ha gustado: aunque su libro más celebrado y más conocido es “Belleza cruel” (que es un libro espectacular), me quedo con su último poemario, “Toco la tierra”, donde su poesía hace un buen repaso de alguno de los males del mundo, de “la tierra” como raíz de la humanidad y, particularmente, de la femineidad, de lo maternal. Además de ese “No quiero” (que es brutal), os dejo versos de otros poemasincluidos en este poemario tan desgarrador:

SEGUIR

Muchos por ti mataron, tierra mía.

Hicieron de sus huesos plomo airado

y mataron por ti.

Convirtieron

su dulce corazón en fiera lanza

y mataron por ti.

Ardieron

de amor y de furor hasta los ojos,

y mataron por ti.

[…]

ESTAMOS VIENDO TODO LO QUE PASA

Hacia los treinta y tantos años de mi edad

Éramos los poetas tan felices.

teníamos el cielo en la ventana,

estrellas que meter en los bolsillos,

cumbres al sol para tender la ropa,

noches y mar para mecer los sueños,

los bosques al extremo de la calle

con mirtos y laureles

para tejer coronas y ceñirlas.

[…]

¿Quién nos sajó los párpados, quién puso

todo nuestro sentir en carne viva?

Porque ahora vemos todo lo que pasa.

Y nos lastima el suelo que pisamos

y es una llaga el tacto más ligero.

Los muertos se nos cuelgan de los hombros

y ocupan nuestra almohada por la noche.

Los vivos nos exigen sangre a diario

y vienen a beberla en nuestra boca.

[…]

No me digáis que no son absolutamente bestiales…

Lo que menos me ha gustado: además de esa tristeza por saber que, en gran parte por ser mujer, no se conoce lo suficiente a una de las mejores poetas que nuestro país ha dado (y lo digo con pleno convencimiento), y por poner algún pero, su libro “Soria pura” no me ha gustado mucho. Cuando leo poesía suelo buscar amor, desamor, dolor, sufrimiento, temas sociales, emociones… La poesía sobre lugares no me gusta, así que este en concreto no me ha gustado apenas.

¿Conocéis a la autora? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Si la verdad se hallara en los periódicos

y se callaran de una vez los necios

y hablaran los poetas en la calle”.

Ángela Figuera Aymerich, en «La vida más bonita»

Crítica: Poemas elegidos (Concha Méndez)

Título: Poemas elegidos

Autor: Concha Méndez

Editorial: Somos libros

Poesía, poesía y poesía. Para cuando necesito recrearme en la belleza del lenguaje, en la artesanía de las palabras. Para cuando mi lenguaje y mis palabras se me atascan y necesito seguir esas miguitas de pan que lancé algún día y se escondieron. Para cuando necesito leer, pero algo que me calme, que me temple, que me llene. Poesía. En estos días tan raros, donde el miedo, el estrés y la incertidumbre han sido el pan nuestro de cada día: poesía.

En cuanto la librería de mi casa abrió, me lancé a hacer un pedido de poemarios que os iré mostrando poco a poco (ya visteis la antología poética de Alfonsina Storni, os dejo el enlace debajo de este párrafo), y este fue uno de los que pedí.

https://jorgepozosoriano.com/2020/06/02/critica-antologia-poetica-alfonsina-storni/

Se trata de una colección de poemas de esta maravillosa autora, aderezada con fotografías de manuscritos, cartas, fotografías… Un trocito de la propia Concha Méndez gracias al cual la conocemos algo mejor, y, creedme, merece la pena conocerla.

En todo lo anterior, genial. Además, la edición del libro es una preciosidad (a pesar de que la pulcritud del blanco no admite mucho manoseo). Pero, en mi opinión, tiene una pega muy grande.

Con todo lo que ha escrito Concha Méndez; con su trayectoria y sus influencias (Lorca o Alberti, ni más ni menos); su importancia en la historia literaria; su calidad poética… ¿solo veintinueve poemas? Se me ha quedado muy, muy corto y, en cierto modo, todo ese acercamiento a la vida de la autora a través de otro tipo de documentos, no creo que sea suficiente para hacer lo propio a través de su poesía. La colección se estructura en sus distintos poemarios, sobre los que hay algo de información (año, tema, estilo…), y hay algunos libros de los que solo se incluye un poema. Difícil de ver esa evolución de la autora en tan solo un poema, ¿no creéis?

Dicho esto, voy con mi análisis con lo que más y lo que menos me ha gustado del libro.

Puntos fuertes:

La edición: cuidada con mimo, llena de detalles preciosos (como el marcapáginas de tela incorporado. Un libro, en lo físico, muy, muy bonito.

Lo “extra”: todo el material incluido es una pasada y me ha encantado recrearme en esas cartas, fotografías y demás. Leer algunos de los poemas de Concha con su propia letra es una auténtica delicia.

Conocer mejor a la autora: que una mujer de su época rodeada de tantos nombres importantes como sus amigos Lorca, Alberti o Cernuda, su novio Buñuel o su marido Manuel Altolaguirre brille (mucho) con luz propia es un meritazo. Una de las Sinsombrero, poeta espectacular, adelantada a su tiempo… Una mujer a quien tenemos que estar agradecidos.

Lo que más me ha gustado: es una pena que, tratándose de Concha Méndez, lo que más me guste es la edición del libro. Por supuesto que sus poemas son brutales (aunque falten muchos por incluir), pero me lo terminé en poquísimo tiempo y la sensación no fue la de “qué pedazo de poemario”, sino de “¿ya está?”. Veintinueve poemas me saben a muy, muy poco.

Lo que menos me ha gustado: creo que está claro, así que no voy a insistir en la escasez de poemas. No me gustan las antologías que incluyen poemas sin ton ni son y que tienen tres mil quinientas páginas, pero tampoco me parece de recibo poder leer solo unos poquitos poemas, si os soy sincero.

¿Conocéis a la autora? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“No es mi envoltura, no,

ésta que veis tan torpe,

que me cubre los huesos.

Mi verdadero traje

es el que llevo dentro,

sudario imperceptible

sobre un cuerpo sin alma,

tal como quise ser”.

 “Poema”, Concha Méndez

Nueva crítica: Las rosas de la carne

Título: Las rosas de a carne

Autor: Manuel Francisco Reina

Editorial: Calambur

No es digo nada nuevo al decir que uno de mis poetas favoritos es Manuel Francisco Reina. Uno de mis poetas favoritos de la historia (junto a Lorca y Paca Aguirre, por hacer un podio) y mi poeta actual preferido.

Tampoco es nuevo decir que necesito leer poesía de vez en cuando y que, cuando eso ocurre, suelo recurrir a los poetas que más me gusta leer pero que, también, más me enseñan. Manuel es un poeta espectacular, no hace falta que lo diga yo, y es, también, maestro. Leer su poesía es disfrutar de la poesía. Leer su poesía es aprender sobre poesía.

Lo que sí es distinto a lo habitual es que este no es un libro que me haya encantado. Es un poemario brutal, trabajado, lleno de imágenes, de maestría. No digo (jamás podría) que sea un mal libro, pero, quizá por el tema, por las referencias a lo clásico, por muchos poemas largos (que, esto es cosa mía, me suelen gustar menos). O, quizá, sea porque estos días tan raros me tienen la cabeza tan llena de humo que no lo he leído (releído, en realidad) con la concentración necesaria.

No obstante, ya sabéis lo que opino sobre la poesía, la pseudopoesía, los poetas, los pseudopoetas, los poemarios y los pseudopoemarios. A pesar de que, gustándome, este libro no sea de mis favoritos del autor, lo que es una realidad es que esto es poesía de poeta, que es un poemario, con todo lo que necesita para serlo.

Dicho esto, voy con mi análisis con lo que más y lo que menos me ha gustado del libro.

Puntos fuertes:

La propia poesía: conectar con poesía de verdad siempre es liberador, al menos para mí. He vuelto a leerlo en dos ratos y, aunque no estoy en mi mejor momento, me ha venido genial.

Las referencias a otros autores: es algo que me encanta de los libros de poemas de Manuel Francisco Reina, esos versos de otros poetas que nos descubre o nos recuerda. Siempre le he hecho caso cuando me ha recomendado una lectura, y siempre me ha ido bien hacerlo. Os invito a que lo leáis y que, al igual que yo hago, busquéis en sus libros a esos otros autores. Creedme que merece la pena.

La empatía: son muchas cosas las que me unen a Manuel, como ya sabéis. Ya he perdido la cuenta de los años de amistad que hemos compartido. Por desgracia, desde hace poco hay algo más que compartimos: haber perdido a nuestras madres. La suya, Rosa Reina, es casi palpable en estas rosas de la carne, protagonista absoluta de ese precioso poema titulado “La rosa regia”. El dolor conecta, más aún cuando es dolor compartido. Lo importante es buscar la belleza, el recuerdo, la memoria, y que esas pérdidas que tanto duelen puedan mitigarse poco a poco y, aunque nunca dejen de doler, nos ayuden a seguir avanzando en la vida.

Los sonetos finales: hay varios sonetos al final del libro que son espectaculares. Con lo difícil que es escribir sonetos buenos…

Lo que más me ha gustado: aunque ha sido doloroso, reconocer a Rosa en estos versos; reconocer, incluso, a mi madre, Azucena, también con nombre de flor; en ese poema impresionante del que os dejo algunos versos:

“A veces te contemplo en el silencio.

Te miro en la distancia de tus pasos,

mujer atareada con tus cosas,

matriarca entimismada con tu vida

que no te puso fácil la tarea”.

Lo que menos me ha gustado: por decir algo, y siendo consciente de que esto es algo mío, esos poemas tan largos, que me gustan menos.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Y nos arde la carne en la mirada”.

“Rosas como brasas”. Manuel Francisco Reina en “Las rosas de la carne”

Crítica: La melancólica muerte de Chico Ostra

Título: La melancólica muerte de Chico Ostra

Autor: Tim Burton

Editorial: Anagrama

Que la imaginación de Tim Burton es brillante es sabido por todo el mundo. Que ha creado a personajes tan geniales como Eduardo Manostijeras, Jack Skellelington o Beetlejuice es un regalo para todos los amantes del cine y la fantasía. Que a mí me encanta casi todo lo que hace tampoco es un secreto, como no lo es que disfrute cada vez más leyendo poesía infantil. Como es obvio, si Tim Burton y la poesía infantil se encuentran, lo necesito leer. Eso es lo que ocurre en este poemario, infantil en cuanto al tipo de poesía, no tanto en cuanto a todo lo demás. Eso sí, con muchos personajes propios de Mr. Burton, tan tétricos y oscuros como maravillosos.

La verdad es que he tardado mucho en hacerme con este libro, publicado en 1997 y traído a España en 1999. He esperado hasta encontrar esta preciosa edición con motivo del vigésimo aniversario y, ahí, lo cierto es que he ganado, porque es una edición mucho más bonita que la primera.

Sin enrollarme mucho más, voy con mi análisis de puntos fuertes y menos fuertes, como siempre hago.

Puntos fuertes:

Los personajes: Chico Ostra, Lady Alfiletero, La Mirona, la Chica Vudú, Chico Tóxico, Cabeza de Melón… ¿No os encantan ya solo con los nombres? Originalidad en estado puro, que es el elemento fundamental de la poesía infantil.

Las ilustraciones: realizadas por el propio Tim Burton, tienen todos los rasgos de sus creaciones. Dan todos miedo o asco o grima o todo junto, pero inspiran tanta ternura que te llegan al corazoncito.

El humor: todos los poemas son divertidísimos. Cada personaje vive una historia tan surrealista que te sacan un montón de sonrisas. Genial y muy importante, también, para que les guste a los niños.

Lo que más me ha gustado: que sea un libro de poesía infantil, pero atípico. No trata de animalitos ni está lleno de rimas manidas hasta la extenuación. Son poemas distintos a los que había leído hasta ahora, llenos de recursos diferentes. Un diez en cuanto a la originalidad, sin duda.

Lo que menos me ha gustado: lo siento mucho por el traductor, pero… qué traducción más horrorosa… Creedme que intenté leer el libro en castellano, pero llegó un punto en el que no pude más y tuve que recurrir al final del libro, en el que, por suerte, se incluyen los poemas en inglés. Comparto ese momento con vosotrxs.

El poema original dice:

She has many different zombies

who are deeply in her trance.

She even has a zombie

who was originally from France.

La traducción al español es:

Mantiene en trance profundo

a un ejército de zombis.

Entre ellos incluso hay uno

que es nativo de Donosti.

No pude seguir…

 

Lo recomiendo al mil por cien, sobre todo si os gusta Tim Burton. Eso sí, a no ser que os resulte imposible, leedlo en inglés. lo agradeceréis.

¿Qué os parece a vosotrxs la poesía infantil? ¿Algún libro o autor/ a que recomendar?

¡Un abrazo!

 

Stick Boy and Match Girl in love

«Stick Boy liked Match Girl,

he liked her a lot.

He liked her cute figure,

he thought she was hot.

But could a flame ever burn

for a match and a stick?

It did quite literally;

he burned up pretty quick».

Tim Burton, The melancholy death of Oyster Boy & other stories

Otra luz (o, mejor, a oscuras)

Hoy he tenido la (mala) suerte de encontrarme con los “poemas” (no sabría cómo definirlos) de Alfred García y no puedo resistirme a escribir una entrada al respecto.

De verdad, me cabrea. Me cabrea mucho. Me indigna. Me horroriza. Me da vergüenza.

¿Qué están haciendo con la poesía? ¿Quién, en su sano juicio, lee este libro y opina que es poesía? Somos un país plagado de poetas inmensos. El país de Lorca, de Alberti, de Miguel Hernández, de Hierro, de Gloria Fuertes, de Pilar Paz Pasamar, de Paca Aguirre, de Aleixandre, de Juan Ramón Jiménez, Félix Grande, de los Machado… ¿De verdad, ahora, la nueva hornada de poetas son Alfred, Aitana y Ana Guerra? De verdad vamos a decir que lo de estos tres últimos es poesía después de haber leído “Poeta en Nueva York”, “Marinero en tierra”, “Los trescientos escalones”“El rayo que no cesa”. Un momento… Quizás es eso. Quizás es que quienes leen estos “poemas” no han leído a ninguno de los poetas (de los de verdad, quiero decir). Quizás es eso… Me gustaría pensar que es eso, porque la otra opción es mucho más dura y pasa por hablar de la estupidezy el borreguismo de los humanos.

Que estas personas cantan, estupendo. Que nos guste más o menos cómo cantan, estupendo. Para algo están los gustos. Pero esto no trata de gustos. Trata de un mercado editorial pervertido, absurdo, cobarde y lastimoso. Trata de editores que acuden a agencias en busca de famosos, y no de escritores. De medir la calidad de un texto en el número de seguidoresy, por lo tanto, en el beneficio económicopara la editorial. De manuscritos brillantes que se quedan en un cajón porque sus escritores no son influencers. De estantes en las librerías plagados de bodrios infumables y mal escritos de gente famosa. De perfiles en redes sociales que se dedican a hablar de libros, pero que no se atreven a decir, con todas las letras, que esta dinámica en la que estamos es vomitiva. Si hablamos de libros en nuestros perfiles, hay que hablar de libros. Y hay que decir lo que nos gusta y lo que no. Sobre todo cuando, como digo, no se trata de que nos guste más o menos, sino de un libro que es una estafa, un engaño, un sinsentido, una broma y, sí, una patraña. ¿A qué estamos jugando?

Hoy he hecho un taller de literatura fantásticaen un colegio. Se me ha clavado en el corazón que ningún niño de sexto hubiera oído hablar de Michael Ende ni de “La historia interminable” (puedo entender que es un libro antiguo), pero que eligieran a Omar Montes como un personaje cuando les he planteado hacer una actividad usando la técnica del binomio fantástico de Rodari dice mucho del camino por el que va la cultura ahora mismo. Algo estamos haciendo mal, está claro. Muy mal.

No es envidia, podéis estar seguros. Por suerte, no escribo así. Y no es una crítica como escritor, sino como lector. Como maestro. Como alguien que se desvive por fomentar la lectura entre los más pequeños a diario. Como consumidor de poesía, de todas las edades, buscando siempre los mejores poemarios no solo para disfrutarlos, sino para compartirlos. Me veo en la obligación de criticarlo, de denunciarlo, de hacer lo posible por gritar a los cuatro vientos que eso que pretenden vendernos no es literatura, no es poesía, no merece mi respeto.

Lo siento, pero esta situación me desborda. Solo espero que esta escalada de lo estúpido, de lo absurdo y de la basura rebote contra el techo y vuelva a la normalidad. A que haya libros mejores y peores. Escritores que nos gusten más o menos. Opiniones y gustos sobre la calidad. Pero, por favor, que sean libros. Que sea literatura. Que sea.

La frase para esta entrada, de la siempre genial Mafalda, la saco del último artículo de Manuel Francisco Reina, otro poeta al que admiro y recomiendo, un poeta hasta arriba de premios literarios, con una barbaridad de poemarios premiados, pero que, por desgracia, no cumple el requisito más importante hoy en día para ser considerado un buen escritor y que las editoriales se dejen la piel por hacerse con tus textos: ni es famoso ni sus redes sociales están repletas de seguidores. Quizás tengas que aprender eso y desaprender toda la poesía que sabes, querido Manuel. No leas más, métete en algún reality o ten algún romance con una persona famosa. Entonces, quizá, tengas el lugar que te mereces en la poesía. Os dejo, también, su artículo. Merece la pena: https://www.elplural.com/opinion/metafora-platano_229720102 

«Que paren el mundo, que yo me bajo».

Mafalda

Crítica: Los trescientos escalones

Título: Los trescientos escalones

Autor: Francisca Aguirre

Editorial: Bartleby Editores

Hablar de Francisca (Paca) Aguirre es hablar de poesía. Poesía de esa que siempre reivindico, poesía pura, desgarradora, más aún en este maravilloso poemario en el que Paca se reconcilia con la muerte (asesinato, a garrote de vil) de su padre. No voy a contaros por aquí la vida de esta recién fallecida poeta, Premio Nacional de las Letras en 2018, pero sí os recomiendo que indaguéis en su historia, merece la pena.

Sabéis que leo mucha poesía y, como no soy experto, busco el consejo de quienes sí lo son. A muchos de los mejores poetas los he leído gracias a la recomendación de mi poeta preferido: Manuel Francisco Reina, amigo, además, de Paca y su marido, el también poeta Félix Grande. De pocas personas me fío más que de Manuel en lo literario. De momento, no se ha equivocado nunca al recomendarme a un poeta. Con Paca, el descubrimiento ha sido brutal.

Este libro me ha sacudido hasta los cimientos, me ha hecho suspirar al terminar algunos poemas, cerrar el libro y los ojos para saborear cada verso, agarrar un post-it y colocarlo en determinadas páginas para poder volver a releer esos poemas que más me han gustado.

Es duro decir que se ha disfrutado algo que nace de un dolor tan palpable, pero la poesía, para mí, es eso: estrujar el corazón, hacerlo sangrar un poco, llegar a lo más primitivo de las emociones. Este poemario, sin duda, lo ha conseguido.

Puntos fuertes:

El estilo: la poesía de Paca es sencilla, con toda la grandeza que esa palabra significa en la poesía. No recurre a grandilocuencias ni a un lenguaje impostado. No lo necesita.

Conocer la historia de la autora: en tiempos en los que lo rancio de épocas que parecían superadas vuelve a emerger, es importante conocer las barbaridades que se hicieron en nombre de no sé sabe muy bien quién. Buscad y leed la biografía de Paca, también os removerá por dentro.

Lo que más me ha gustado: el poema “El último mohicano”, del que os dejo el inicio:

“No tuve nada y, sin embargo, de algún modo,

Comprendo que lo tuve todo.

No teníamos nada, nada

salvo el miedo, el dolor,

el estupor que produce la muerte.

Cuando mataron a mi padre

nos quedamos en esa zona de vacío

que va de la vida a la muerte,

dentro de esa burbuja última que lanzan los ahogados,

como si todo el aire del mundo se hubiese agotado de pronto.

Ahí nos quedamos,

como peces en una pecera sin agua,

como los atónitos visitantes de un planeta vacío”.

Lo que menos me ha gustado: sin duda, la sensación final que se queda al volver a estudiar esas atrocidades de un pasado no tan lejano, donde los que eran “españoles de bien”, esos que reclaman ahora poder, nos dejaron sin algunos de los mejores genios por pensar, ser o amar diferente.

¿Conocéis a la autora? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Desdichados,

poca ganancia es la vuestra

si nunca habéis perdido nada”.

Paca Aguirre en “Los trescientos escalones”.

Un poco de poesía

Estas últimas noches me ha dado por escribir algunos versos antes de dormirme y ha salido algún poema que, incluso, he pasado al ordenador para guardarlo. Normalmente los escribo en el móvil porque me es más cómodo y, sí, hay muchos poemas (la mayoría) que no me convencen y desecho.

Como, de momento, solo escribo poesía por gusto, porque me viene y por poder compartirlo con mis personitas, os dejo por aquí el último poema que he escrito. Se agradecen comentarios (positivos o negativos) ya que es la única forma que tengo de aprender (y sabéis que me encanta aprender).

¡Un abrazo!

captura de pantalla 2019-01-20 a las 10.55.16

 

 

Fomento de la poesía en el CEIP Palomeras Bajas

Hay coles que se toman muy en serio lo de fomentar la lectura entre nuestros pequeños. Es el caso del CEIP Palomeras Bajas, quienes llevan a caso varias iniciativas maravillosas para lograr tan importante fin, como sus geniales «lunes poéticos».

Ya el año pasado colaboré con ellos junto a mi querida y fiel Marta Marbán de Frutos y este año han querido comenzarlo con otro poema mío ilustrado también por ella.

Siempre insisto en la importancia de que los niños lean, que se lea con ellos, que se les escuche leyendo… En definitiva, que sientan que leer es algo divertido que se hace en familia y en el cole como algo natural y estimulante. En una sociedad sumida en un «pantallismo» cada vez más abusivo, siempre es agradable encontrar que, al menos algunos profes, sí nos esforzamos por que los libros, los cuentos, la poesía o el teatro sea vivido por nuestros alumnos como una opción muy a tener en cuenta a la hora de tener entretenimiento.

“El que ama a la lectura, tiene todo bajo su alcance”.

William Godwin

Mis mejores y peores lecturas de 2018

El día que se perdió la cordura, de Javier Castillo: aunque me encantó el detalle de mi alumno regalándomelo y me encanta leer novela negra en verano, este libro fue un auténtico fiasco. El claro ejemplo de “mucho ruido y pocas nueces” y de cómo una buena promoción puede hacer triunfar a libros malos, mal escritos (con multitud de errores gramaticales y ortográficos) y seguir estando en todas partes.

Lo mejor: la dedicatoria que mi alumno escribió.

Lo peor: que libros tan malos tengan tanto éxito y otros tantos que son maravillosos se queden en el camino.

Alternativas: El cuarto mono, de J. D. Barker; Morir no es lo que más duele, de Inés Plana

El bestiario de Axlin, de Laura Gallego: uno de los pocos libros de mi vida que no he podido terminar. Creo que el universo Laura Gallego se me hace ya un poco bola porque me parece más de lo mismo. Lentísimo y muy aburrido (y es una trilogía), con monstruos que no dan miedo y una historia de amor muy forzada, me supuso un enorme chasco, ya que lo empecé con muchas ganas.

Lo mejor: que la fantasía en español siga teniendo tanto éxito.

Lo peor: que sean siempre los mismos autores y que valga todo, escriban buenas historias o no.

Alternativas: La niña que bebió luz de luna, de Kelly Barnhill; El castillo ambulante (saga), de Diana Wynne Jones

El guardián de los objetos perdidos, de Ruth Hogan: sin buscar leerlo, comprado por casualidad para gastar una tarjeta regalo solo porque la portada y el título me gustaron, se ha convertido en una de mis mejores lecturas del año. Una historia preciosa, personajes maravillosos, momentos muy especiales… Es una de esas lecturas sencillas y deliciosas. Me ha encantado y lo recomiendo muy, muy, muy mucho.

Solo tu nombre es mi enemigo, de Manuel Francisco Reina: encontrar poesía actual buena, de calidad, bien escrita, con sentimiento hoy en día y no caer en eso que llamo pseudopoesía, mal escrita, simplona, casi sin forma ni fondo y llena de tópicos y traumas ya demasiado manidos es muy complicado. Por suerte, autores como Reina nos regalan versos únicos y poemarios redondos de principio a fin. Una delicia si os gusta la poesía de verdad.

¿Cuáles han sido vuestras mejores y peores lecturas del año?

«Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee».

Miguel de Unamuno