Crítica: Los no amados

Título: Los no amados

Autora: Juan Cobos Wilkins

Editorial: Bartleby

Desde que descubrí a Juan Cobos Wilkins (tarde, sí, lo asumo), tengo claro que es uno de esos poetas que se van a quedar para siempre conmigo.

Lo supe al leer “Donde los ángeles se suicidan”, esa selección personal de su poesía, y lo he confirmado al terminar este “Los no amados”, su último poemario publicado, de la mano de Bartleby.

Cobos Wilkins es, sin duda, un poeta diferente, siendo este un adjetivo poco común y muy valorado en la poesía. Al menos, así lo creo yo. Más allá de inventos raros, de car en modas o de olvidar la poesía para intentar escribir poesía (como hacen muchos y muchas), el autor onubense ahonda en su propia poética, que es única, valiéndose de su imaginería personal para hablar del tema poético por excelencia (el amor) sin caer en lo ya dicho, en lo ya propuesto, en lo ya creado. Su dominio absoluto de la lírica, sumado a una originalidad poco común, hacen que este sea un libro preciso desde lo impreciso, profundo desde la levedad, sólido desde lo etéreo. Un libro tan arriesgado como acertado.

Porque no es fácil hablar del amor en poesía (y digo esto mientras yo mismo intento dar forma a un poemario de amor). Menos aún si se trata el amor desde tantas y tan opuestas aristas. Amor carnal, amor platónico, amor extinguido, amor recién iniciado, amor imposible, amor dañino, amor verdadero, amor de tantos tipos que, de este poemario podrían salir muchos más, así de amplio es este libro. Así de amplia es la poesía de Cobos Wilkins.

Tras un inicio más de duda ante el amor, más de reconocimiento, de lupa interior, el cuerpo central del libro busca en todos aquellos caminos por los que el amor transita para terminar con un único y estremecedor poema que, para mí, es ya uno de mis poemas preferidos. Ese In nomine me ha dejado completamente inerme. El ritmo que tiene es abrumador, todo lo que dice y, sobre todo, cómo lo dice es la muestra exacta de la grandiosidad de la poesía de Juan Cobos Wilkins

Como he dicho al principio, se ha convertido por méritos propios en uno de mis referentes, en un poeta a seguir, a quien leer, de quien aprender.

Por eso, os recomiendo leerlo si os gusta la poesía. Sabéis que no suelo hacer malas recomendaciones…

Lo que más me ha gustado: aunque el libro al completo me ha encantado, me quedo con ese último poema, con In nomine, un poema que leeré muy a menudo.

Lo que menos me ha gustado: ningún pero. Maravilla de libro.

“Escribes

en el nombre de todos los no amados,

y alguien llega a tu vida

y tú no estás”.

Juan Cobos Wilkins

Crítica: Ha callado el silencio

Título: Ha callado el silencio

Autora: Jesús Orea

Editorial: Valparaíso

Jesús Orea, a quien conocí hace bastante poco, siempre se presenta con la humildad que lo caracteriza, afirmando que no es poeta, “no como vosotros” dice si se ve rodeado de quienes él sí considera poetas, con un cierto pudor al entregarte su poemario después de habértelo dedicado.

En algo de eso, coincido con él. No es un poeta. Es un amante confeso de la poesía y de los poetas. Un estudioso. Un lector voraz. Un admirador del lenguaje, de la palabra, del verso. Y, sí, aquí entramos (entro) en contradicción conmigo mismo y con él. Porque, si una persona que lee poesía con esa voracidad –incluso (me consta) leyendo el mismo poemario varias veces para sacarle todo el jugo–, que la respeta, que la abraza, que la estudia, que la disfruta y que, al final, termina escribiéndola… ¿no es, al fin y al cabo, un poeta?

Después de contradecirme para afirmarme, para afirmar a Jesús Orea y a su poesía, este “Ha callado el silencio” es, por suerte, un grito atronador en la calma, un manifiesto actual de tiempos pasados, un homenaje a los maestros desde la voz de este nuevo (ya no tanto) siglo. Y lo es –tenía que ser así– desde el propio magisterio de Orea, desde todas esas horas de lectura que han dejado el poso poético necesario, desde el amor por un género que le ha regalado tanto tiempo de disfrute. 

Y, quizá sin quererlo, con este libro, Orea se ha convertido en el poeta que, probablemente, nunca pretendió ser. Cierto es que no es su primer acercamiento a la poesía, pero creo acertar cuando digo que este es, en realidad (y sin serlo), su primer poemario. Y qué buen poemario.

Es arriesgado en la forma, controvertido en los temas (“Viagra azul para noches / sin sábanas de blanco satén”), acertado en el fondo. Plagado de citas de escritores fundamentales como Manuel AltolaguirreFernando QuiñonesAntonio HernándezElliotCelaya o Alberti (qué importante leer poesía de poetas que sí son poetas), Jesús Orea nos habla del amor, del paso del tiempo, de la muerte… Juega con el lenguaje, nos lleva de viaje, nos sacude, nos invita a compartir la vida, su vida, la de escritor, la de amante, la de padre, la de hermano, la de abuelo… la de poeta.

Y quienes lo leemos no podemos más que aceptar esa invitación, viajar con él, disfrutar de su poesía con la misma felicidad que él ha disfrutado la nuestra.

Eso y felicitarlo. Porque un libro como el suyo no es fácil de escribir (sé lo que me digo). Porque lanzarse al vacío de la poesía es una decisión sin vuelta atrás y produce una sensación de vértigo que ya jamás nos abandona.

Por eso, querido Jesús, poeta, te agradezco, además de tu cariño, este regalo que nos has hecho.

Lo que más me ha gustado: constatar cómo el amor por la poesía, el respeto, la admiración hacia quienes lo han hecho mucho mejor que nosotros (además de, no nos engañemos, una pizca de talento) puede llevar a una construcción tan bella como esta.

Lo que menos me ha gustado: diría que saber que Orea ha llegado a la poesía más tarde de lo deseado, pero casi siempre pienso que todo llega a su debido tiempo.

“Adiós no es suficiente para irse”.

Jesús Orea

Crítica: Casa Árbol Persona

Título: Casa Árbol Persona

Autora: José Manuel Gallardo

Editorial: Huerga & Fierro

Me habría encantado leer este libro cuando aún no sabía cómo manejar la poesía.

Habría sido un punto muy a favor a la hora de comprender mejor los porqués del quehacer poético, de conocer los motivos (si es que los hay) por los que escribimos poesía, de abrazar la belleza del mundo y del propio proceso de escritura como quien sonríe ante la risa de un niño pequeño.

No fue así. No encontré este libro en ese momento, sino cuando ya sabía un poco de todas esas cosas, cuando ya había dado algún paso hacia esa comprensión, hacia mis porqués, hacia mis motivos, hacia mi búsqueda de la belleza. Aun así, qué gusto leer un poemario que ratifica mis suposiciones, que se suma a todos mis pensamientos acerca de por qué escribo, de cómo escribo, de desde dónde escribo. Porque JoséManuel Gallardo viene con un libro de poesía sobre la propia poesía, sobre el proceso creativo al escribir, sobre el acto poético, que es una delicia y que nos acerca un poco más a la ansiada paz, a lo bello, a lo sencillo.

También hay tiempo para tratar otros temas, como la memoria, la familia, el transcurso vital del autor (mar-camino), que fluyen como esos ríos mencionados en algunos poemas, como esa agua que acoge y guía nuestros pasos, como esa tierra que los recibe y los empuja para seguir avanzando.

Casa. Árbol. Persona. Poeta (añadiría yo).

Un gusto confirmar que la poesía sigue estando, a pesar de (casi) todo(s), en las manos de personas que la tratan como merece.

Lo que más me ha gustado: la sencillez, pues me ha aportado una buena dosis de tranquilidad.

Lo que menos me ha gustado: por sacar algo (y ni siquiera estoy seguro), he decir que, a pesar de que me parecen muy bonitas, no termino de ver que un libro de poesía lleve ilustraciones. No es, como digo, ninguna crítica a la ilustradora, porque sus ilustraciones son preciosas, ni pretendo contrariar la decisión del poeta de incluirlas, pero las veo y, aunque me gustan, siento que no las necesito.

“Si este soy yo,

si soy un cuerpo,

un árbol,

una casa”.

José Manuel Gallardo

Crítica: Joana

Título: Joana

Autor: Joan Margarit

Editorial: Fondo de Cultura Económica

Margarit, como a cualquier poeta de los grandes, hay que leerlo. 

Yo me acerqué a él, primero, leyendo algunos poemas sueltos. Desde ahí, ya supe que iba a ser poeta de referencia.

Después, vi “El poema y el muro”, el Imprescindibles de RTVE acerca de su vida y su obra, y confirmé que su poesía iba a gustarme tanto como su figura.

El primer libro completo suyo que leí fue “Animal de bosque”, una maravilla que escribió ya sabiendo que la muerte estaba cerca.

El segundo en el que me he sumergido ha sido este, que ya quise leer desde que vi el documental y que –me atrevo a decir– es uno de los poemarios más importantes de la poesía contemporánea.

Porque… vaya libro.

Por situaros a quienes no conozcáis a Margarit, Joana fue su hija, una hija que nació con una enfermedad rara y que murió con treinta años. Una hija a la que tanto su padre como su madre y sus hermanos adoraron y de la que aprendieron, día a día, mejorándolos como personas. Ya solo la historia merece la lectura, no me digáis que no.

Pero, además, qué poesía… Qué homenaje más bonito y qué forma más maravillosa de recordar a Joana, de compartirla con la humanidad, de celebrar su vida junto a su familia.

Es duro, porque el tema lo es, pero, a la vez, es tan, tan tierno… Es una manera tan preciosa de regalarnos esos sentimientos tan puros, ese dolor, ese nexo tan fuerte que los unía… Es tan sincero en cada uno de los versos que lo único que podemos hacer es secarnos esas lágrimas que, sin poder remediarlo, se nos escapan; releer aquellos poemas que se nos quedan clavados; abrazar el libro al terminarlo; y sentirnos muy agradecidos al poeta, a Margarit, por haber dejado constancia literaria de Joana.

La edición, además, es una delicia.

Por haceros partícipes, también, de la poesía de Margarit, comparto algunos de los versos que más me han gustado.

“Triste felicidad la de esta paz

mientras recuerdo que tú y yo teníamos

mañanas que guardaban nuestros ojos”.

“Tu despedida, ahora, es para siempre,

ya no podrás entrar ni salir nunca.

Aquella fe, ¿hoy debo abandonarla

solo porque dejó de ser verdad?

¿No podré estar contigo solo porque no estés?”.

“Son unos días de felicidad.

Con el viento sin techo, el mar tan frío.

El pueblo y su abandono. Ser feliz

siempre ha sido una cosa muy extraña”.

No comparto más porque, de verdad, os pido que, si os gusta la poesía, os hagáis con el libro. Es absolutamente maravilloso.

Lo que más me ha gustado: hacerme con un libro que quería desde hacía tiempo y que, además, sea en una edición tan bonita.

Lo que menos me ha gustado: nada que tenga que ver ni con el libro ni con Margarit, sino con algo que aparece en el libro como la sombra que es, como ese cáncer que envenena todo lo que toca. Ahí lo dejo.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Hoy tus manos son todo su pasado:

hay treinta años de amor al fondo de tus palmas”.

Joan Margarit

Crítica: Tiempo de espera

Título: Tiempo de espera

Autor: José Sarria

Editorial: Valparaíso

Me crucé con José Sarria en Granada, durante el Festival Internacional de Poesía de Granada del año pasado, en el local de la editorial Valparaíso. Yo sabía quién era, claro, y él, que salía de allí en el momento en que yo entraba, me saludó con una sonrisa. “Además de buen poeta, es un tipo educado”, pensé (siempre me han gustado las personas que sonríen al saludar y al despedirse). Dudo que él me conociera en ese momento, pues yo iba a ver por primera vez mi “Hogares impropios”, a tener, por primera vez, un libro de poesía mía entre las manos. Parecerá una tontería, pero, desde ese momento, José Sarria fue parte de esa vivencia mágica, pues su sonrisa precedió a la mía al ver lo bonito que había quedado mi libro.

Ya había leído algo de su poesía, pero ha sido este “Tiempo de espera” el primer libro suyo que he leído. Y, sin haber leído ningún otro, creo que tenía que ser justo así. 

Me llega este poemario en un momento en el que hago todo lo posible por acumular tiempo vivido, por saber cultivar la espera, por buscar paciencia, calma, sosiego, paz. Y este libro es justo eso. Un cúmulo de instantes tan pequeños como imprescindibles, tan sutiles como ceremoniosos, tan impredecibles como ciertos.

Sarria nos agarra la mano y nos muestra sus claves para atesorar todo aquello que importa, lo que siempre queda adherido al recuerdo, lo que da forma a la forma que vamos adquiriendo según vivimos y según cómo vivimos.

Un canto a descubrir la belleza en cada mirada, en cada caricia, en lugares que son nuestros por derecho, que nos pertenecen porque nos han abrazado alguna vez y nos han hecho sentir indestructibles.

Una duda abierta y ofrecida al lector con la hospitalidad de un poeta que sonríe al saludar y al despedirse, que entrega su palabra como quien abre su casa al amigo de siempre. Un saber compartido con la humanidad con olor a café y a especias. Una vuelta al primer brote, al primer eco, a la esencia de la que todos partimos.

Un libro que es un regalo de uno de los poetas a los que el tiempo no envejece, sino que agiganta.

Un libro donde esperar al tiempo con el corazón lleno de memoria.

Lo que más me ha gustado: volver a mis orígenes gracias al viaje a la infancia que el libro propone y, por conexión, esa última parte donde Sarria lanza preguntas para que busquemos respuestas en todo aquello que recordamos.

Lo que menos me ha gustado: sin que sea algo que me disguste (es más, es algo que siempre agradezco cuando leo poesía), ese pellizco al revivir ausencias, al saberme un poco más solo que antes, un poco más frágil, un poco más expuesto al dolor. GRACIAS.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“¿Por qué lo llaman olvido si su nombre verdadero es herida?”.

José Sarria

Crítica: Desde el azul del mundo

Título: Desde el azul del mundo

Autor: Andrés París

Editorial: Alhulia

II Premio Internacional de Poesía Joven “José Antonio Santano”

Qué bonito es ver crecer, en lo poético, a personas a las que se quiere. Qué bonito ver, en la sonrisa de Andrés, la felicidad por haber logrado encontrarse, situarse y compartirse como poeta que ya se reconoce del todo en sus versos, que se enorgullece de ellos, que comenta, con su ilusión tan desbordante, que ahora sí, que ahora es él.

Y todo esto ocurre porque, de forma evidente, este no es ya el poemario de un poeta joven buscando su voz, sino el libro que presenta en sociedad la voz definitiva de Andrés París, su voz cuidada, armoniosa y, sí, su voz científica. Porque Andrés no podría elegir un mundo o el otro. Andrés los une, los imbrica, los enlaza con mimo hasta que el resultado es una simbiosis única que se plasma poema a poema.

Y el resultado es maravilloso.

Y este es un poemario muy especial, no solo por lo que ya he dicho, sino porque viene con premio bajo el brazo, un premio merecido para un poeta que lo merece todo, por escribir bien y por su forma de ser.

Un lenguaje cuidado. Un tema, el del amor, que no es tan habitual en un poemario que merezca la pena, que no caiga en los tópicos de siempre. Unas imágenes poco frecuentes por esa dualidad humanística-científica. Una edición, además, muy bonita que ayuda, cómo no, a que este libro sea más redondo aún. Un prólogode Marina Casado que es una preciosidad y que nos hace comprender mejor la poética de París.

Enhorabuena, Andrés, por evidenciar con este libro que el camino recorrido era el correcto, que los pasos los has ido dando en la dirección adecuada, que llegarás, como lo estás haciendo, al lugar que te corresponde.

Para que conozcáis un poco más la poesía de Andrés París, os dejo algunos versos.

Del poema “Antes”:

“El beso fue

el primer átomo”.

Del poema “Dos árboles”:

“La ciudad es un bosque

en el que se ha salvado

lo indivisible”.

Del poema “El amor”:

“Aunque el amor sea

una certeza, un diamante,

también desaparece”.

Del poema “La rosa”:

“Como el mar es infinito,

también alberga

la posibilidad

de una rosa”.

Decidme que no son bonitos…

Lo que más me ha gustado: aunque el libro me ha gustado mucho, aunque haya mil aspectos que resaltaría, me quedo (no puede ser de otra forma) con la sonrisa de Andrés. 

Lo que menos me ha gustado: que al amor le cueste ya encontrar buenos poetas. Suerte, eso sí, que tenemos a Andrés.

¿Conocéis a la autora? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Cuando no hay nadie,

espero el brote de esta tierra”.

Andrés París, Desde el azul del mundo

Crítica: Como nace el agua

Título: Como nace el agua

Autor: Andrés París

Editorial: Huerga & Fierro

Leer a amigos a los que se tiene cariño es, a veces, un arma de doble filo, casi más aún si se trata de poesía, un género con el que, como sabéis, soy muy exigente, conmigo y con los demás. Siempre que me asomo a los versos de personas a las que quiero, lo hago con cierto miedo. ¿Me gustará? ¿Veré calidad? ¿Seré capaz de opinar con honestidad, empatía y, sobre todo, objetividad?

Eso fue, precisamente, lo que me pasó cuando abrí este libro de Andrés por primera vez. Aunque ya sabía que había –que hay– un poeta hecho, sus palabras de advertencia sobre su propio poemario me hicieron suspirar antes de hincarle el diente. Ya en la dedicatoria indica que ve distante este tercer poemario. Sé, por lo que me ha dicho en alguna ocasión, que ha encontrado esa “madurez” que todos los poetas buscamos (quizá, demasiado pronto) ahora. Que su mejor libro, con diferencia, es ese esperado “Donde el azul del mundo”, con el que acaba de ganar el “II Premio Internacional de Poesía Joven Antonio Santano”(¡enhorabuena!). Y puede que sea así, pero, ¿qué es un poeta sin sus inicios, sin esa primera búsqueda de su voz? 

Y empecé a leer. Y, sí, aunque vi algunos dejes de un poeta que se estaba haciendo (pocos y discutibles, como casi todo en esto de la poesía), se ve, de forma clara, que hay poeta. Por la sensibilidad. Por laoriginalidad (Andrés, además de poeta, es bioquímico, un hombre de ciencias amante de las letras). Por imágenes preciosas como “El mar se ahorca cada noche” o ese “corazón, primero de nube/y de rojo por herir después”

Hay poeta, sí, porque siempre lo ha habido. Y es un gusto leer a Andrés París sabiendo de cerca, además, de toda esa sensibilidad, esa mirada de niño voraz de aprendizajes, esa generosidad, esa humildad tan poco habitual entre muchos de esos “nuevos jóvenes poetas” que caminan levitando entre tertulias y recitales, como si hubieran inventado ellos la poesía o como si fueran la única bandera de poesía joven existente. Andrés tiene la calidad y tiene las cualidades, así que, estoy seguro, seguirá creciendo aún más y mostrando que tiene mucho que decir en su labor como poeta, además del maravilloso trabajo que está realizando en el campo científico.

Ya sabéis que no me gusta analizar los poemarios más allá de dar un par de pinceladas sobre ellos y sus autores o autoras, además de mostrar algunos versos. A lo que sí os invito es a que busquéis la poesía de Andrés París. Que leáis a Andrés París. Que crezcáis junto a él, del mismo modo que yo crezco un poco después de leer su poesía.

Además, por si fuera poco, el prólogo es de Marina Casado. Ahí es nada.

Lo que más me ha gustado: leer a Andrés conociéndolo tan bien; ver, en su poesía, a esa persona a la que tanto quiero; sentir orgullo por compartir con él todo lo bueno que le está llegando y saber que lo seguiré sintiendo a lo largo de muchos años.

Lo que menos me ha gustado: por decir algo, algunas palabras en determinados versos que, por poco frecuentes, a mí, personalmente, me han sacado un poco del poema. Pero ya digo que esto es una cosa mía, porque Andrés, amante del lenguaje como es, se esmera en navegar entre palabras.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“[…] es curioso,

la vida no puede ser un poema”.

Andrés París

Crítica: Tiempo de paz y de memoria

Título: Tiempo de paz y de memoria (Treinta poemas comentados)

Autora: Mariluz Escribano Pueo

Edición: Remedios Sánchez

Editorial: Hiperión

Según de quién vengan las recomendaciones poéticas, me fío más o me fío menos. Si quien está a cargo de esta edición es Remedios Sánchez, las dudas se disipan al instante. Si, además, la poeta de la que hablamos es alguien de la altura de Mariluz Escribano y si algunos de quienes comentan los poemas tienen la autoridad poética de Manuel Francisco ReinaRaquel LanserosLuis Alberto de CuencaGioconda BelliRafael Soler o Antonio Gamoneda (entre otros y otras), ¿cómo no iba a leer yo este libro?

Es una lástima, hay que decirlo, que una poeta tan inmensa como Escribano tenga que ser “rescatada” y haya que justificar por qué ha de ser una de las autoras más importantes de la poesía en castellano. También, del mismo modo, es de agradecer que haya personas como Remedios Sánchez, ocupada en dignificar nuestra poesía desde su erudición poética, desde su buen hacer y desde el amor no solo a quien fue su maestra, sino a este género que tanto amamos ambos.

Es un libro perfecto para un primer acercamiento no solo a la obra de la poeta granadina, sino, también, a su persona, a su vida, a su historia, a todo eso que responde al por qué de su poesía. Esto se consigue gracias a los comentarios que poetas de peso (como los citados anteriormente) hacen sobre quién fue esta mujer tan generosa como talentosa, tan amplia como íntima, tan desconocida para muchos como necesaria para todos.

Porque la poesía de Mariluz Escribano se abre como un río, se hace grande desde la sencillez que solo alguien con una sensibilidad especial puede mostrar a través de unos versos limpios, comprensibles, de una introspección brutal que, no obstante, poseen una universalidad abrumadora.

Y esto en solo treinta poemas.

Estoy deseando leer más a Mariluz, profundizar más aún en su literatura, que es su vida, sus miedos, su dolor, su concordia y su memoria.

“Geografía de la memoria” no creo que tarde mucho en caer en mis manos…

Por dejaros algunos versos, me quedo con esta selección:

De LOS OJOS DE MI PADRE:

“Mi padre es un silencio que observa cómo crezco”.

De CANCIÓN DE TRISTEZA:

“Ahora tengo una mano de marfil

y otra de ausencia

y ejerzo de tristeza y de noviembre”.

De EL TIEMPO:

“Después de tantas lluvias

y atardeceres lentos,

ahora es tiempo de paz,

de paz y de memoria”.

De NO COMÍ PAN DE PADRE:

“Ahora sé que mi padre

edificó mi estampa,

despacito en las noches

en que crecen las lunas”.

De LOS NIÑOS SOLDADO:

“Tienen la piel oscura como oscura es la noche,

y los ojos tan negros como la piel de un toro,

guardan para sus madres una sonrisa dulce,

pero en sus casas suena el fragor de la guerra”.

Lo que más me ha gustado: descubrirla, como digo, no solo a través de su poesía (que es una maravilla), sino también a través de lo que fue, de cómo fue, de cuál fue su lugar en el mundo.

Lo que menos me ha gustado: por poner una pega, algunas erratas que mi ojo de corrector no puede pasar desapercibidas (que todo error en un libro sean un par de erratas, también os lo digo).

¿Conocéis a la autora? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Una silla vacía es el corazón del tiempo

Certeza que vivimos cuando algo se nos muere

y nos deja en las manos el helor del invierno”.

Mariluz Escribano Pueo

Crítica: Una nueva temporada en el infierno

Título: Una nueva temporada en el infierno (poemas inéditos)

Autor: Rafael Alberti

Edición: Manuel Francisco Reina

Editorial: Ediciones del Genal

Colección: Libros sobre ruedas

Acercarse a Rafael Alberti es acercarse a la POESÍA, así, con mayúsculas, a uno de los poetas más grandes que nuestro país ha dado, a un maestro de maestros, a un señor con todas las letras, a una figura imprescindible en las letras hispanas (y no solo en las letras), a una leyenda de la literatura nacional.

Si hay que nombras, por poner un número, a tres poetas españoles imprescindibles, Alberti es, sin duda, uno de esos tres nombres que hay que citar sí o sí.

Siendo conscientes de todo eso, encontrarnos, en pleno 2022, con poemas inéditos del poeta gaditano es, además de una noticia maravillosa, un regalo para todos los que amamos la poesía.

Que lo haga, además, en una colección que hace tanto bien a la cultura como esta de los “Libros sobre ruedas” (además de en el diario ABC), tan bien dirigida por su creador, Manuel Francisco Reina, y con unas palabras previas de alguien como él, con tanto conocimiento sobre la obra y la figura de Alberti (a quien tuvo de maestro), suma. Porque la cultura suma. El conocimiento suma. La poesía suma.

Y qué poemas. Qué intensidad. Qué dureza. Qué (hay que decirlo) temblor.

Porque la poesía sirve, a veces, para poner a cada cual en su sitio. Y entorno a la figura de Alberti se han dicho tantas tonterías y se han volcado tantas mentiras desde su propia familia (aquí queda muy bien explicado y documentado el nefasto papel de su hija Aitana, que es todo menos hija y a quien el mismo poeta, su propio padre, se ve obligado a apartar de su vida) y desde quienes se creyeron familia y solo quisieron (como de tantos otros poetas) aprovecharse, que es necesario poner ciertos puntos sobre ciertas íes. Porque lo peor que puede hacerse ante la generosidad es aprovecharse de ella en el peor sentido posible. Y porque algunas personas, con nombres, apellidos y cargos públicos nunca supieron estar a la altura de aquellos a quienes quisieron considerar sus maestros cuando lo único que hicieron fue chuparles la sangre en vida y tratar de seguir haciéndolo en muerte. Es algo que a mí me repugna. Y, por eso, agradezco muchísimo que se empiecen a contar ciertas verdades incómodas para esas personas, per necesarias para hacer justicia, poética y de la que ajusticia con toda su fuerza.

Por poneros un solo ejemplo de estos inéditos y desgarradores poemas, solo dejaré un verso, dedicado a su hija Aitana (fijaos en la dureza):

“Yo voy a destruirte. Tu imagen será menos

que el polvo derribado de una estatua de aire.

Serás en el recuerdo menos de lo que eras

en el túnel materno, antes de haber nacido”.

Poesía, amigos y amigas. Poesía y verdad. Poesía y justicia. Poesía y temblor. Y, por supuesto, poesía y Alberti. ¿Qué más se puede pedir?

Lo que más me ha gustado: TODO, así, sin más.

Lo que menos me ha gustado: que siga habiendo sanguijuelas aprovechándose de la poesía y de los poetas para seguir trepando.

¡Un abrazo!

“Su fragancia infinita envenena mis noches,

su futuro es el rayo fatal que me aniquila”.

Rafael Alberti

Crítica: Raquel Lanseros/Antonio Praena

Título: Raquel Lanseros y Antonio Praena

Autores: Raquel Lanseros y Antonio Praena

Editorial: Sonámbulos

Una tarde cualquiera en Madrid, Raquel Lanseros acudía a hablar de poesía al Ámbito Cultural de El Corte Inglés con Gonzalo Escarpa @escarpa . Obviamente, quise ir a escucharla porque escuchar hablar y recitar a Raquel es un regalo que no podemos dejar de darnos.

Allí, para adquirirlo, estaba este libro de poesía entrelazada de la propia Raquel y de Antonio Praena, un poeta del que solo había leído algunos poemas en redes y que solo conocía en ese universo digital y paralelo al que habitamos. Siempre me pareció una persona muy interesante y lo poco que había leído de él me gustaba, así que esta edición me pareció una muy buena oportunidad tanto para conocer mejor su poesía como para leer (o releer) la poesía de Raquel Lanseros.

Y qué bien hice, porque he disfrutado muchísimo leyendo, de forma intercalada, los poemas de una y de otro, buscando similitudes, diferencias, perdiéndome en los versos de estos dos grandísimos poetas contemporáneos. Una delicia.

Me preguntaron hace poco, presentando mi poemario ‘Hogares impropios’, cómo entendía yo la poesía, cómo me dejaba caer en ella, y dije algo que me parece una obviedad, pero que siento así: intento escribir la poesía que me gusta leer. Y me gusta mucho leer a Raquel y a Antonio, por lo que son ya maestra y maestro sin pretenderlo.

Ya en el prólogo, Elena Escribano me dejó claro que esto iba a ser así solo con una aproximación a su poesía en la que afirma que “Raquel Lanseros y Antonio Praena hacen un uso extraordinariamente musical, rítmico y ágil del ritmo imparisílabo. En sus versos el endecasílabo, el heptasílabo y el alejandrinorenuevan sus posibilidades rítmicas y nunca son percibidos por el lector como un cauce reglado, sino que se deslizan fluidos aportando ligereza o solemnidad, según convenga al poema, sin arrebatarle un ápice de frescura”.

Eso es lo que busco yo en la poesía. Ritmo. Y esos imparisílabos (contando con la ruptura en dos heptasílabos del alejandrino) es donde me muevo. Por eso, además de por su calidad poética, estos dos autores son para mí de referencia.

Hay que celebrar y estar muy pendientes de esta Colección Tándem, que se estrena con este libro, editada por Sonámbulos Ediciones @sonabulos.ed , porque es muy interesante y porque, estoy seguro, nos va a traer grandes uniones poéticas.

Por compartir, como acostumbro a hacer, algunos versos que me han gustado de manera especial, aquí os dejo algunos:

De Raquel Lanseros:

En A las órdenes del viento:

“Me habría gustado amarte. Te lo juro.

Sólo que muchas veces la voluntad no basta”.

En Contigo:

“No está en mí la verdad, cada segundo

es un fugaz intento de atrapar lo inasible.

La verdad no está en nadie, y aún más lejos

yace de un rey que de cualquier mendigo”.

En Amor propio:

“La anciana que seré me quiere más que yo”.

En Para qué la poesía:

“Bendito sea el día, el mes, el año

y la estación, el tiempo, la hora, el punto

en que nació: Poesía

que sabe hablar con Dios y nunca muere”.

De Antonio Praena:

En Pero no:

“Estoy lleno de muertos,

de perros muertos y hombres muertos.

Mi corazón es un inmenso cementerio

de perros y de hombres cuya carne

se pudre y se confunde: soy el mundo

y el tiempo en el que el mundo se disuelve”.

Recriminación de Manrique

“El muy hijo de puta

lo supo desde siempre,

aunque nunca lo dijo.

No porque van al mar los ríos son la vida,

sino porque son sucios y profundos.

Y no vuelven jamás hasta su origen”.

En De una forma o de otra:

“Jamás ninguno de nosotros

se unirá al infinito estando vivo y saldrá ileso.

Ninguno de nosotros habrá visto la belleza

de Cristo en sus entrañas tatuada

por un rayo viviente de azucenas”.

En La alegría:

“¿Y si morir no nos entristeciera?”

O su poema “Elegía”, que te destroza en cada verso…

“Y enterrara a los muertos. Mi querido

Javier: esa es la última manera

de amarte de entre todas las maneras

de amor que en este mundo son posibles”.

Una maravilla, como digo, contar con estos dos poetas tan enormes como dos referentes jóvenes, talentosos, cercanos y tan nuestros.

Lo que más me ha gustado: voy a destacar que, para ser una muestra de los dos poetas, es una muy buena muestra, completa, extensa, que nos permite ver con claridad las poéticas de cada uno. Creo que es una muy, muy buena colección.

Lo que menos me ha gustado: tenerlo dedicado solo por Raquel, así que tendré que buscar a Antonio para que este libro esté “completo”.

¿Conocéis a los autores? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!