Título: Tiempo de paz y de memoria (Treinta poemas comentados)
Autora: Mariluz Escribano Pueo
Edición: Remedios Sánchez
Editorial: Hiperión
Según de quién vengan las recomendaciones poéticas, me fío más o me fío menos. Si quien está a cargo de esta edición es Remedios Sánchez, las dudas se disipan al instante. Si, además, la poeta de la que hablamos es alguien de la altura de Mariluz Escribano y si algunos de quienes comentan los poemas tienen la autoridad poética de Manuel Francisco Reina, Raquel Lanseros, Luis Alberto de Cuenca, Gioconda Belli, Rafael Soler o Antonio Gamoneda (entre otros y otras), ¿cómo no iba a leer yo este libro?
Es una lástima, hay que decirlo, que una poeta tan inmensa como Escribano tenga que ser “rescatada” y haya que justificar por qué ha de ser una de las autoras más importantes de la poesía en castellano. También, del mismo modo, es de agradecer que haya personas como Remedios Sánchez, ocupada en dignificar nuestra poesía desde su erudición poética, desde su buen hacer y desde el amor no solo a quien fue su maestra, sino a este género que tanto amamos ambos.
Es un libro perfecto para un primer acercamiento no solo a la obra de la poeta granadina, sino, también, a su persona, a su vida, a su historia, a todo eso que responde al por qué de su poesía. Esto se consigue gracias a los comentarios que poetas de peso (como los citados anteriormente) hacen sobre quién fue esta mujer tan generosa como talentosa, tan amplia como íntima, tan desconocida para muchos como necesaria para todos.
Porque la poesía de Mariluz Escribano se abre como un río, se hace grande desde la sencillez que solo alguien con una sensibilidad especial puede mostrar a través de unos versos limpios, comprensibles, de una introspección brutal que, no obstante, poseen una universalidad abrumadora.
Y esto en solo treinta poemas.
Estoy deseando leer más a Mariluz, profundizar más aún en su literatura, que es su vida, sus miedos, su dolor, su concordia y su memoria.
“Geografía de la memoria” no creo que tarde mucho en caer en mis manos…
Por dejaros algunos versos, me quedo con esta selección:
De LOS OJOS DE MI PADRE:
“Mi padre es un silencio que observa cómo crezco”.
De CANCIÓN DE TRISTEZA:
“Ahora tengo una mano de marfil
y otra de ausencia
y ejerzo de tristeza y de noviembre”.
De EL TIEMPO:
“Después de tantas lluvias
y atardeceres lentos,
ahora es tiempo de paz,
de paz y de memoria”.
De NO COMÍ PAN DE PADRE:
“Ahora sé que mi padre
edificó mi estampa,
despacito en las noches
en que crecen las lunas”.
De LOS NIÑOS SOLDADO:
“Tienen la piel oscura como oscura es la noche,
y los ojos tan negros como la piel de un toro,
guardan para sus madres una sonrisa dulce,
pero en sus casas suena el fragor de la guerra”.
Lo que más me ha gustado: descubrirla, como digo, no solo a través de su poesía (que es una maravilla), sino también a través de lo que fue, de cómo fue, de cuál fue su lugar en el mundo.
Lo que menos me ha gustado: por poner una pega, algunas erratas que mi ojo de corrector no puede pasar desapercibidas (que todo error en un libro sean un par de erratas, también os lo digo).
¿Conocéis a la autora? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?
¡Un abrazo!
“Una silla vacía es el corazón del tiempo
Certeza que vivimos cuando algo se nos muere
y nos deja en las manos el helor del invierno”.
Mariluz Escribano Pueo