Crítica: Matriz

Título: Matriz

Autora: Pedro J. Plaza

Editorial: Valparaíso

VIII Premio Valparaíso de Poesía

Premio Andalucía de la Crítica de Poesía

Conocí a Pedro en una llamada que, una tarde, me hizo, sin que yo tuviera su número ni supiera quién era. Se presentó y me contó que, desde ese año, la Editorial El Toro Celeste –que dirige– iba a editar los libros ganadores del Premio Antonio Gala de Poesía, empezando conmigo. Desde entonces, claro, es mi editor, y esa ya es una relación bastante estrecha.

Pero, además de editor (y de otras tantas cosas), es un poeta enorme, tal y como demuestra en esta, su primera obra publicada. De hecho, como veis, “Matriz” ha merecido no solo el Premio Valparaíso de Poesía, sino, ni más ni menos, el Premio Andalucía de la Crítica. Merecidos los dos premios, ya os lo digo. Merecidísimos.

Con el libro llevo desde la pasada Feria del Libro de Madrid, donde nos conocimos en persona, y lo tengo con una dedicatoria preciosa, desde entonces. Y, no, no lo he leído hasta ahora. Creo con firmeza que los libros eligen su momento para ser leídos (me pasa más aún con los libros de poesía), y este ha esperado casi un año hasta reclamarme el suyo. 

Qué deciros de esta “Matriz”… Con toda la poesía que he leído (y la que me queda por leer), puedo afirmar que es un libro diferente, separado de corrientes y modas, que se salta toda estructura posible para (así lo he sentido yo) darle la importancia a lo que en realidad importaba, a la historia, a la vivencia, al dolor, al sufrimiento. Porque el libro duele. Mucho. Muchísimo. Siempre se dicen frases del tipo “una madre es una madre”, “madre no hay más que una” o “como el amor de una madre, ninguno”; y, sí, somos muchos los afortunados que hemos contado con una madre a la altura de todas esas frases, pero, por desgracia, hay otros muchos que no. Y este es el caso de Pedro J. Plaza, quien no duda en sacar a la puerta de su casa todos los escombros vitales que ha ido acumulando a lo largo de los años, todas las vivencias que lo partieron en dos, todos los recuerdos que vuelven a abrir las cicatrices. Muchas de esas vivencias, muchos de esos recuerdos, vienen del mismo sitio, de la “matriz” entendida desde su etimología, desde la madre, la maternidad, matermatrix. Y duele leerlo, os lo aseguro, más aún a quienes conocemos y tenemos cariño a la persona que ha atravesado todo ese dolor.

Pero, amigos, amigas, esta es una de las razones por las que la poesía es imprescindible. Con todo el daño, con todo el sufrimiento, con todas las lágrimas, las heridas, las cicatrices… con todo el dolor, sin literatura, sin poesía, ¿qué quedaría? ¿Cómo nos sacaríamos toda esa negrura de dentro, ya sea como lectores o como escritores? Probablemente haya otros canales en los que volcar las lágrimas, pero quienes amamos la poesía sabemos que no hay ninguno tan poderoso.

Reconozco que me costó un poco habituarme a la forma de los poemas (yo, que soy tan de un tipo de estructura al leer y al escribir), pero, la verdad (y sabéis que no miento cuando reseño libros) es que me ha encantado. He tenido que hacer algunas pausas para asimilar el pinchazo, pero toda la crudeza de lo que se cuenta en este poemario se supera gracias a la capacidad amatoria de Pedro, a su resiliencia, a su perdón, a su crecimiento.

Un ejemplo de vida a través de la poesía. ¿Qué más le podemos pedir a un poemario?

Lo que más me ha gustado: que me haya gustado tanto, aunque se salga de “mi estilo”, haber encontrado tanta belleza en el dolor. 

Lo que menos me ha gustado: como siempre que leo un libro así, pensar en cómo pudo sentirse quien lo escribe. Es uno de los problemas de esta empatía mía…

“¿Cuál ha sido

el precio de tu familia y cuál ha sido, dime, la matriz

de nuestro desmadre?”.

Pedro J. Plaza

Crítica: Musa insumisa

Título: Musa insumisa

Autora: Manuel Francisco Reina

Editorial: Valparaíso

Premio Provincia de Guadalajara “José Antonio Ochaíta” 2022

Siempre que Manuel Francisco Reina publica libro nuevo es un acontecimiento, especialmente (si me lo permitís) si se trata de poesía.

Esta Musa insumisa no es menos, por mucho que llegara después de todo un Premio Jaime Gil de Biedmacon ese librazo que es Servido en frío. De hecho, este poemario también va con premio, además de con una imagen de cubierta, a cargo de Javier Cámara Sánchez Seco, que es una preciosidad y todo un acierto.

Es este un libro diferente. Un libro en el que se percibe el universo lírico de Reina, pero, quizá, con un punto más de sofisticación que lo elevan a un nivel distinto, que lo destacan por encima de otros poemarios del autor en ese sentido.

Puede que lo más curioso del libro y lo que hacen que se distinga de otros es todo el tiempo durante el que se ha ido escribiendo, ni más ni menos que veinticinco años. Como comprenderéis, en tanto tiempo se ha escrito, reescrito, ampliado, desechado, corregido, incluido, eliminado… Veinticinco años dan, además, para vivir mucho, para evolucionar tanto a nivel personal como a nivel poético, y eso se puede apreciar en el recorrido que supone la lectura.

El tema es otro de los puntos clave. La libertad. ¿Existirá concepto más amplio que este? Libertad desde su opuesto, desde la jaula con la que comienza el primer poema, pasando por distintas patrias –reales o metafóricas–, por fronteras, por límites, paisajes, destierros… por el amor, por el dolor, por el recuerdo. En definitiva, por todos los momentos vitales en los que sentirse libre es casi el único objetivo, la meta final, el compromiso.

“No es un libro fácil”, me avisó el propio autor cuando supo que lo estaba leyendo. Y no, no lo es, pero nadie quiere que la poesía sea fácil. Porque no entraña una dificultad extrema, sino que requiere de una mayor concentración, de una mayor capacidad de abstracción, de una implicación con la lectura más próxima, más profusa. Solo así seremos capaces de absorber todo aquello que Reina nos entrega en sus poemas, en ese largo periodo vital de escritura, en ese compromiso absoluto con la poesía, con la verdad, con la libertad más palpable que existe, que no es otra que nos hace vivir sin yugos ni ataduras, aquella que nos concede la ligereza necesaria para caminar sin cadenas, aquella que nos permite ser.

Un poemario, como todos los publicados por Manuel Francisco Reina, que guardar cerca, que releer, que abrazar siempre que se quiera dar respuesta a la sempiterna pregunta de para qué sirve la poesía: para ser libres.

Lo que más me ha gustado: hay un poema que me gusta muchísimo y que tengo recitado por aquí: Ara belli. Maravilloso. Eso y algo que siempre me ha encantado de los libros de Reina, las citas que se incluyen, que son una delicia.

Lo que menos me ha gustado: sería incapaz de destacar algo negativo de la poesía de Manuel Francisco Reina.

“La risa es tan solo una trinchera”.

Manuel Francisco Reina

Crítica: Tránsito

Título: Tránsito

Autora: Rachel Cusk

Editorial: Libros del Asteroide

Todo aquel que vaya a Cáceres (o a Plasencia) tiene que pasar por una de las librerías más bonitas de España: La Puerta de Tannhäuser

Eso fue lo que hice yo y, por supuesto, me tuve que ir con algún libro. Como no tenía una idea clara, fui a ver las editoriales que casi nunca me fallan y, cómo no, acabé en Libros del Asteroide. “Tránsito” fue mi libro elegido. Una vez más, no me han decepcionado.

No conocía ni el libro ni a la autora, pero, además de parecerme interesante con las palabras de la contra, me apetecía leer a una autora canadiense cuya vida ha acontecido casi por completo en Reino Unido (ya sabéis mi amor por lo británico). Como muestra de lo que digo, la primera frase que se puede leer en la contra es “Tras una dolorosa ruptura sentimental, una escritora se muda a Londres con sus dos hijos”. ¿Cómo no lo iba a leer?

Y de eso trata. De la superación de una ruptura, de habituarse a una nueva vida, a un nuevo hogar, a personas nuevas. De saberse hundido y luchar entre volver a erguirte o dejarte arrastrar por la corriente. Del agotamiento en contraposición a las ganas de volver a ser feliz. De la vida y sus altibajos, al fin y al cabo, de cómo encajar los duelos en el intento de tratar de sentirnos bien.

Además del tema (muy mío, por desgracia), está maravillosamente bien escrito, con reflexiones y frases que me han hecho tener que parar para apuntarlas, porque son una preciosidad. Algunos ejemplos, para que también las disfrutéis vosotros y vosotras, son:

“Nos hemos vuelto crueles, con nosotros mismos y con los demás, por creer que, al final, no valemos nada”.

“[…] sea lo que sea lo que queramos pensar de nosotros mismos, no somos sino el resultado del trato que hemos recibido por parte de los demás”.

“Su fallo había dado lugar a una pérdida, y la pérdida era el umbral de la libertad”.

 “La historia de la soledad era mucho más antigua que la historia de la vida”.

No me digáis que no son para anotarlas y releerlas una y otra vez…

En definitiva, un libro que me ha gustado muchísimo, una lectura de distintas “escenas” (he tenido la sensación de que, aunque no sea así, cada capítulo podría leerse por separado y tener todo el sentido, como si fueran relatos independientes) que nos acerca a esos sentimientos que también existen y que forman parte de nuestra existencia, sentimientos que hay que reconocer, asumir y sobrepasar, con todo lo que ello implica.

Lo que más me ha gustado: todas esas frases, con las que me identifico tanto.

Lo que menos me ha gustado: enterarme de que es una trilogía y que este es el segundo libro… Aunque, la verdad, me ha gustado tanto que no sé si leeré el resto. Quizá, dentro de un tiempo.

“Tal vez nuestras heridas sean el único lugar en el que puede arraigar el futuro”.

Rachel Cusk

Crítica: El placer por el cambio

Título: El placer por el cambio. La transición ecológica como camino hacia la felicidad.

Autores: Gaël Giroud, Carlo Petrini, Stefano Arduini

Prólogo del papa Francisco

Editorial: Malpaso y Cía

Como bien sabéis, entre tanta literatura, de vez en cuando me pierdo en otro tipo de libros. Ensayos, biografías, estudios… Este libro ha sido un remanso de tranquilidad que me ha venido como anillo al dedo.

Sí tengo que contaros que, al subir algunas stories compartiendo la lectura, varias personas me comentaron que no me pegaba mucho leer libros religiosos ni de autoayuda, y esas personas estaban en lo cierto: no me va nada leer ni lo uno ni lo otro. Pero este libro no habla de religión ni es un manual de autoayuda. Es un libro que, mediante una serie de preguntas y respuestas, habla de ecologismo, de justicia social, de igualdad, del cuidado del medio ambiente, de la propuesta de cambios que puedan mejorar nuestra relación con el planeta que habitamos y que, no cabe duda, estamos aniquilando a pasos agigantados. 

Es un libro ambicioso, pues no podemos conseguir detener el deterioro del planeta sin ambición. Porque, como vemos año tras año, las palabras y las promesas acaban arrastradas por la propia inmundicia que la humanidad esparce por todas partes. Porque el cambio climático es ya una realidad tan evidente que asusta. Hoy mismo he leído la noticia de que Rio de Janeiro ha registrado una sensación térmica de 62,3°C. Y que aún haya gente que lo niegue, incluso desde la política (y que aún haya gente que vote a esos partidos…).

Es una conversación entre personas preocupadas por nuestro presente y nuestro futuro, con claves fundamentales para comprender qué ha ocurrido, qué está ocurriendo y qué ocurrirá si no ponemos freno a tanto abuso, a tanta torpeza, a tanto egoísmo.

No quiero ser yo quien deje por escrito todo lo que he aprendido de este libro. Os voy a emplazar a que lo leáis, porque no os va a dejar indiferentes. Es crudo, ya os lo aviso, porque es real, porque habla sin paños del peligro de seguir viviendo como si no estuviera ocurriendo nada, pero es una lectura necesaria y, ojalá algún día no demasiado lejano, se cumpla lo que se pide, aunque la realidad es que parece que ya vamos muy tarde. 

Si os interesa este tema, de verdad os lo digo, la lectura es casi obligatoria. 

Lo que más me ha gustado: saber que hay gente implicada en lograr ese cambio tan necesario.

Lo que menos me ha gustado: la sensación de derrotismo que se me ha quedado al ver que todo lo que cuenta es la realidad que vivimos y que, sin embargo, apenas se hace nada para impedirlo.

“Si la máxima ambición que proponemos a un joven es convertirse en influencer o creador de contenidos, somos responsables de la proletarización de nuestro futuro”.

Crítica: El arte de coleccionar moscas

Título: El arte de coleccionar moscas

Autora: Fredrik Sjöberg

Editorial: Libros del Asteroide

Hay libros que te llegan por recomendación. Otros lo hacen por la cubierta. También los hay que llegan por el título. Este tercer motivo es por el que decidí leer este libro y, la verdad, me asombro cada vez más de lo bien que selecciono mis lecturas (vale, admito que me fío casi a ciegas de Libros del Asteroide, así que el riesgo de que no me gustara era mínimo).

Sabéis que, entre novelas y poemarios, me gusta leer ensayo de vez en cuando. Me gusta, también, informarme sobre temas que no conozco, saber más acerca de campos a los que apenas me he acercado. Al fin y al cabo, ampliar nuestro conocimiento nos permite situarnos de mejor forma en el mundo. El propio autor dice en este libro: “Nunca se sabe de antemano para qué puede servir el conocimiento, por muy inútil que parezca.”

El título, como veis, es bastante curioso. ¿Quién me manda a mí leer sobre moscas? Pues, he de deciros, este libro es una auténtica maravilla y lo he disfrutado muchísimo.

No es solo un libro sobre eso, aunque, en realidad, gire en torno a ese tema, a la profesión del autor, que es, ni más ni menos, que estudiar los sírfidos, las moscas de las flores. Quizá suene aburrido, pero os prometo que el libro se lee con una sonrisa permanente, que es muy divertido, que el uso del humor sobre algo tan específico y desconocido es genial. Además, el libro está lleno de filosofía, de esa búsqueda de lo cercano, de lo real, de lo pausado que tanto bien nos hace y que tan difícil es de encontrar. Hay poesía, porque el lenguaje es bastante poético, muy cuidado y muy acertado. Hay ecología, por supuesto, y hay historia natural a raudales. Malaise, Chatwin, Kundera… Personajes cuyos nombres jamás había leído y que, sin embargo, tienen historias apasionantes que sirven para replantearse muchas cosas. Hay viajes, también, a lugares tan remotos como apetecibles. Hay amor, incluso. Ingredientes que hacen de este libro una verdadera joya.

Me encanta, no lo oculto, descubrir tanta belleza en lecturas inesperadas. Salir de esos libros que busco y encontrar otros que llegan por sorpresa. Este ha sido uno de esos libros.

Pd. Es un libro estupendo para regalar.

Lo que más me ha gustado: la originalidad. Encontrar tanto en un libro en el que, en realidad, no lo esperaba.

Lo que menos me ha gustado: cero pegas. Ha sido una lectura perfecta.

“Nunca se posee el mundo como en aquel entonces: antes”.

Fredrik Sjöberg

Crítica: Necesito una isla grande

Título: Necesito una isla grande

Autora: Rafael Soler

Editorial: Contrabando

El Rafael Soler poeta me encanta, pero ya tenía muchas ganas de descubrir al Rafael Soler novelista, y lo he hecho (por fin) con este “Necesito una isla grande”. Sin que me preocupe el spoiler, os diré que sí, que también me ha gustado. Me ha gustado mucho.

Habla esta novela sobre varios temas, aunque hay uno (siempre desde mi opinión) que sobresale por encima del resto: la fraternidad, la amistad, la camaradería… en definitiva, el amor por los amigos, que es, muchas veces, más grande que el que se tiene por algunos familiares.

Hay paso del tiempo. Hay ganas de vivir. Hay ganas de cumplir deseos. Hay ansias de libertad. Y hay, también, aproximación al final, asunción de la muerte. Eso sí, todo lo que hay encaja a la perfección con la historia y con esos personajes que son una auténtica delicia. Además, es una narrativa tan cercana, tan real, tan auténtica que es muy sencillo meternos dentro de este viaje que nos ofrece Soler, ser uno más de esa tropa tan peculiar y tan entrañable, y qué complicado es conseguir eso cuando se escribe…

También es importante (o lo ha sido para mí, al menos) el humor. Frente a una historia que, en realidad, es bastante dramática, el humor nos permite ver los resquicios más bonitos de la vida, los detalles que en realidad importan, dejando de lado miedos, vergüenzas y demás bloqueos. 

Soler nos regala una dosis maravillosa de ganas de vivir, de positivismo, de energía vital, y lo hace con una prosa cuidada, limpia, con diálogos frescos y llenos de magnetismo, un libro para apreciar las islas grandes que todos necesitamos en algunos momentos de nuestras vidas.

Qué grande es este escritor. Y, sí, cuántísimo cariño le tengo.

Lo que más me ha gustado: la sensación de felicidad que, a pesar de todo, me queda al haberlo leído.

Lo que menos me ha gustado: que, incomprensiblemente, aún no lo tengo dedicado…

“Hay muertes que cuesta mucho terminar”.

Rafael Soler

Crítica: Casa Árbol Persona

Título: Casa Árbol Persona

Autora: José Manuel Gallardo

Editorial: Huerga & Fierro

Me habría encantado leer este libro cuando aún no sabía cómo manejar la poesía.

Habría sido un punto muy a favor a la hora de comprender mejor los porqués del quehacer poético, de conocer los motivos (si es que los hay) por los que escribimos poesía, de abrazar la belleza del mundo y del propio proceso de escritura como quien sonríe ante la risa de un niño pequeño.

No fue así. No encontré este libro en ese momento, sino cuando ya sabía un poco de todas esas cosas, cuando ya había dado algún paso hacia esa comprensión, hacia mis porqués, hacia mis motivos, hacia mi búsqueda de la belleza. Aun así, qué gusto leer un poemario que ratifica mis suposiciones, que se suma a todos mis pensamientos acerca de por qué escribo, de cómo escribo, de desde dónde escribo. Porque JoséManuel Gallardo viene con un libro de poesía sobre la propia poesía, sobre el proceso creativo al escribir, sobre el acto poético, que es una delicia y que nos acerca un poco más a la ansiada paz, a lo bello, a lo sencillo.

También hay tiempo para tratar otros temas, como la memoria, la familia, el transcurso vital del autor (mar-camino), que fluyen como esos ríos mencionados en algunos poemas, como esa agua que acoge y guía nuestros pasos, como esa tierra que los recibe y los empuja para seguir avanzando.

Casa. Árbol. Persona. Poeta (añadiría yo).

Un gusto confirmar que la poesía sigue estando, a pesar de (casi) todo(s), en las manos de personas que la tratan como merece.

Lo que más me ha gustado: la sencillez, pues me ha aportado una buena dosis de tranquilidad.

Lo que menos me ha gustado: por sacar algo (y ni siquiera estoy seguro), he decir que, a pesar de que me parecen muy bonitas, no termino de ver que un libro de poesía lleve ilustraciones. No es, como digo, ninguna crítica a la ilustradora, porque sus ilustraciones son preciosas, ni pretendo contrariar la decisión del poeta de incluirlas, pero las veo y, aunque me gustan, siento que no las necesito.

“Si este soy yo,

si soy un cuerpo,

un árbol,

una casa”.

José Manuel Gallardo

Crítica: La chica de Kyushu

Título: La chica de Kyushu

Autora: Seicho Matsumoto

Editorial: Libros del Asteroide

Tercer libro que leo de Seicho Matsumoto y tercer libro suyo que me tiene absolutamente enganchado.

Si os digo la verdad, no sé cuál de los tres me ha gustado más. Solo afirmo que estoy ya deseando leer el último que ha sacado Asteroide: El castillo de arena.

Me vuelve a ocurrir lo mismo que me ocurrió con los otros dos. La historia empieza y, cuando las cartas estaban ya sobre la mesa, me he preguntado: “¿qué historia va a salir de aquí?” Y vaya si sale…

Los libros de Matsumoto son piezas de ingeniería. Son relatos que van encajando las piezas con la paciencia de los artesanos. Sin fallos. Sin dejarte respirar. Incrementando la tensión a un ritmo lento –pero exacto– hasta que todo conecta de la manera más precisa posible.

La creación de personajes es espectacular. Hay pocos, pero se presentan tan, tan bien que casi te ves metido en sus conversaciones, que comprendes cada paso que dan y cada palabra que dicen. Esta chica de Kyushu es un ejemplo maravilloso de cómo dar forma a un personaje principal en este tipo de novelas.

Y, una vez más, lo peor de la naturaleza humana queda expuesto ante los ojos del mundo. Este punto es, quizá, lo que más me gusta de las novelas de este autor japonés, esa constante de ponernos frente a un espejo enorme y plantearnos: “Eh, si tú te vieras en una situación así, ¿no harías lo mismo?”

Otra obra maestra del género, otro libro que recomendaré siempre que alguien me pida consejo sobre novela negra, otra historia que, también, os recomiendo desde ya. 

Lo que más me ha gustado: Kiriko Yanagida, que es un personaje 10.

Lo que menos me ha gustado: que, de lo publicado en español, ya solo me queda un Matsumoto por leer…

“No es tan fácil convencerme cuando he tomado una decisión”.

Seicho Matsumoto

Crítica: Al faro

Título: Al faro

Autora: Virginia Woolf

Editorial: Alianza

Leer a Virginia Woolf siempre es un acierto.

Da igual si elegís sus cuentos, sus cartas, sus novelas, sus ensayos… Leerla es un aprendizaje en mayúsculas, por forma, por estilo, por la construcción de las frases, por la elección de las palabras, por los monólogos interiores, por su opinión sobre ciertos temas… por todo, en definitiva. Por algo es una de las mejores escritoras de todos los tiempos.

Ya había leído una buena parte de este “Al faro”, aunque no lo había terminado, así que decidí hacerlo y, por fin, lo suma a mi lista de lecturas.

Es otra maravilla de novela, otra demostración de la capacidad literaria de quien es mi escritora favorita, por lo que escribió, por cómo lo escribió (sabéis que suelo anteponer la forma al contenido) y, sobre todo, por lo que representa aún hoy en día.

Sí he de reconocer que no he elegido el mejor lugar para leerlo. Leer a la Woolf a las 7.30 de la mañana en el metro de Madrid no es la mejor opción, porque la concentración no es la que se requiere, porque Virginia escribe que es una delicia, pero su escritura es densa, es complicada, y ni las horas ni el ruido que elegí son los más apropiados para adentrarse en su literatura. Aun así, lo hice. Eso sí, el final lo leí en casa, sentado, con una mantita y con un té. Muy British, como debe ser.

Como es habitual en las novelas que he leído de Virginia Woolf, la trama de esta novela no es lo más importante. Si me preguntan “¿de qué trata?”, la verdad es que se puede decir poco, y tampoco interesa demasiado. Eso sí, el fondo, la forma de narrarlo, los diálogos, lo que se encuentra al destejer la escritura es un auténtico regalo. No sé si existe alguna otra escritora que escriba con la maestría de Virginia Woolf. Si es así, por favor, dadme su nombre.

Además de todo eso, y como también es habitual en todo lo que escribió, el feminismo está muy presente. Un feminismo que engrandece a sus personajes femeninos, como es el caso de la señora Ramsay, cuyo pensamiento deja varias claves del propio pensamiento de la autora, como puede verse, por ejemplo, en fragmentos como “Era un descrédito tremendo que, siendo una representante del sexo femenino, siguiera allí completamente muda”.

Una novela sobre el paso del tiempo, sobre principios humanos, un relato para leer con tranquilidad (no hagáis como yo), sin prisas, subrayando, poniendo post-its, releyendo, disfrutando… 

Hay que leer clásicos de vez en cuando (por algo perduran).

Hay que leer a Virginia Woolf siempre que se pueda.

Lo que más me ha gustado: hay una parte, la 11 del primer capítulo, en el que se habla de la soledad, de la quietud, del sosiego… ay, qué maravilla de reflexión.

Lo que menos me ha gustado: no haberlo leído siempre en casa, siempre cozy, siempre British.

“A una noche, sin embargo, le sigue otra noche”.

Virginia Woolf

Crítica: Una muerte íntima

Título: Una muerte íntima

Autora: Teresa Núñez 

Editorial: Huerga & Fierro

Premio Nacional de Poesía “Ciega de Manzanares” 2022

Este libro ganó el “Ciega de Manzanares” el año antes que yo, por lo que tuve la suerte de compartir acto con su autora, de poder escuchar cómo recitaba algunos de los poemas y de conversar un rato con ella.

Si os soy sincero, no me lo monté muy bien (y me arrepiento de no haberlo hecho). No investigué absolutamente nada sobre ella ni sobre el libro, y creo que tendría que haberlo hecho (enero ha sido un mes muy complicado, diré a mi favor). Eso sí, quizá la sorpresa fue mayor al saber de ella y de su poesía esa misma tarde, en Manzanares, en el acto en que se me premiaba a mí y se presentaba su libro. Porque me gustó mucho escucharla, igual que me gustó mucho cruzar con ella algunas palabras.

Podría enumerar los premios que atesora Teresa, que son muchos, pero me voy a centrar solo en este poemario, que es el que reseño. 

“Una muerte íntima” es uno de esos libros que se escriben estando mal, tratando de (como dijo Félix Grande), “poner al dolor a trabajar al servicio de la vida”. Una ruptura es una tormenta que hay que atravesar con las fuerzas al mínimo; una ruta que hay que transitar a oscuras; un luto más con el que debemos convivir acompañados de un dolor inmenso. Eso es este poemario. Un libro de un dolor palpable, tanto que está en cada objeto de la casa, en los muebles, en la ropa, en todas y cada una de las habitaciones compartidas. Una forma terapéutica de intentar sanar a través de la escritura. Ya sabéis que es justo esta la poesía que me gusta (y la que yo también he escrito últimamente, la que veréis en mi siguiente poemario, “Alas para los ángeles”), así que ha sido una auténtica delicia leer a Teresa.

Me gusta, además, saber que mi libro va a formar parte de esta misma colección, que será el número XXII de este premio que ha logrado unirme a La Mancha, el otro 50% de mi sangre, tierra en la que espero poder compartir mi poesía.

Leed poesía, amigos. Sabed encontrar la poesía que de verdad merece ser leída. Buscad a poetas de los que escriben desde el conocimiento y la autenticidad. Huid de quienes solo son producto del marketing. Teresa Núñez es una poeta a la que leer, y esta muerte íntima que nos trae es un libro cuya lectura es, además de disfrute, aprendizaje.

Lo que más me ha gustado: verme reflejado en ese mismo proceso de duelo posruptura, identificarme con muchos de los versos.

Lo que menos me ha gustado: como no puedo reprocharle nada al libro, diré que las ganas que tengo de ver mi libro publicado ya, con lo que pesa la espera hasta noviembre.

“Escapaste

mucho antes del alba,

sin que yo adivinase que vivía

con un desconocido”.

Teresa Núñez