¿Por qué los clásicos son clásicos?/ Why classics are classics?

Cuando leo entrevistas a autores, una de las preguntas que nunca falla es: ¿Qué otros autores te han inspirado? Y, al menos en lo que se refiere a la literatura fantástica, hay algunos autores que tampoco suelen faltar al dar la respuesta. J. R. R. Tolkien, J. K. Rowling, C. S. Lewis, Michael Moorcock, , George R. R. Martin, Michael Ende, Ana María Matute en nuestro país… Yo os pregunto, ¿qué tienen en común estos autores? Y la respuesta está en el título de esta entrada: son clásicos. ¿Por qué? Pues porque su obra no ha sido ni será un éxito momentáneo ni perecedero; no quedará en el olvido por mucho que el tiempo pase. Sus libros, sus personajes, los mundos que han creado… Todo eso permanecerá ahí, en la mente de todos los lectores. Son autores eternos con historias tan eternas como ellos mismos.

Hogwarts, Fantasía, Narnia… Elric de Melniboné, Gudú, Gandalf, los Stark… Todos lugares y personajes inventados, sacados de la mente de genios tan brillantes que, aunque fantásticos, los hicieron reales en nuestros corazones. ¿No os parece algo maravilloso?

Como espero que, algún día, me hagan a mí esa misma pregunta, cuáles son los autores que más me han influenciado a la hora de escribir, os adelantaré la respuesta: todos. Si han llegado a ser clásicos es porque han sido o son escritores geniales, son maestros, y de los maestros siempre hay que intentar aprender.

Por daros un nombre, os diré que uno de mis autores favoritos es Michael Ende. “La Historia Interminable” fue una fuente de inspiración inagotable mientras escribía “El destino de Tamarán”, y “Momo”… ¿Qué os podría decir de “Momo”? Pues que es uno de los mejores libros que jamás se han escrito, al menos para mí. Si no lo habéis leído, lo podéis apuntar en la lista.

¿Qué pensáis vosotros? ¿Cuáles son los autores que más os gusta leer o que más os ayudan a escribir? ¡Dejad vuestros comentarios!

“Porque el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón”.

Momo, Michael Ende

 

When I read any interview to an autor there is a question that is always there: Who other authors have inspired you? And, at least when we talk about fantastic literature, there are some authors that are always there as well. J. R. R. Tolkien, J. K. Rowling, C. S. Lewis, Michael Moorcock, , George R. R. Martin, Michael Ende, Ana María Matute in Spain… And I throw a question to you all, what do these authors have in common? The answer is in the title of this post: they are classics. Why? Well, because their work is not a momentary or perishable success; it won’t be lost in the oblivion. Their books, their characters, the worlds they created… All of that will remain there, in the minds of every reader. They are eternal authors with stories as eternal as themselves.

Hogwarts, Fantasy, Narnia… Elric of Melniboné, Gudú, Gandalf, the Stark… All of them are invented places and characters, they all came up from genius minds, writers so brilliant that, even if they are fantastic, they made them real in our hearts. Don’t you think it is wonderful?

As I hope someone will ask me the same question one day, who are the authors that have had a strongest influence when I write, I will tell you the answer now: all of them. If they are classics is because they have been or they are magnificent writers, they are masters, and we are supposed to learn from masters.

If I have to give you a name, I would say that one of my favourite writers is Michael Ende. “The Neverending Story” was a never ending source of inspiration whilst I was writing “El destino de Tamarán”, and “Momo”… What could I say about “Momo”? Well, it is one of the best books that have been ever written, at least for me. If you have not read it yet, you can add the title to your checklist.

What do you think? Who are the authors that you enjoy reading the most or that help you when you write? Leave your comments!

“Because time is life itself, and life resides in the human heart”.

Momo, Michael Ende

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Fantástica fantasía/ Fantastic fantasy

Hay algunas personas que consideran que la literatura juvenil-fantástica no debería compararse con la literatura «tradicional». Yo me pregunto, ¿por qué? ¿Qué diferencias tan grandes existen? ¿El público al que se dirige? ¿El tipo de escenarios? ¿Los personajes? ¿Los argumentos?

Si la literatura es el «arte que emplea como instrumento la palabra», ¿por qué ha de ser un género más o menos literatura que otro?

Quizás sea que el éxito abrumador que sagas como Harry Potter, Crepúsculo, Los Juegos del Hambre o, yéndonos a lo nacional, Memorias de Idhún lo que «enfada» a aquellos cuya opinión no es positiva acerca de la fantasía. No hablamos solo de los libros. Cualquier saga que se digne (a excepción de lo escrito en España, aunque no se entienda) tiene sus películas, igual o más de exitosas. ¿Qué me decís de Juego de Tronos? Fantasía pura y dura, brujas y dragones incluidos, y millones de personas leyendo los libros y/o viendo la serie (que es espectacular, todo sea dicho). ¿No es esto literatura?

Siempre desde la humilde opinión de quien intenta hacerse un hueco como escritor infantil-juvenil, os digo que lo es. Mientras he estado escribiendo El destino de Tamarán he podido experimentar lo que significa escribir un libro, escribir literatura y, aunque mis libros cuenten con criaturas y mundos fantásticos, animales que hablan u otros elementos fantásticos, el proceso, la intención y el resultado son los mismos que si escribiera sobre algo real.

Por todo esto, a los que piensan que la literatura fantástica es un género menor, los invito a que se olviden de los prejuicios y lean alguno de estos libros con el único propósito de disfrutar la lectura porque, al fin y al cabo, eso es lo que buscamos en un libro, ¿no?

«Solo la fantasía permanece siempre joven; lo que no ha ocurrido jamás no envejece nunca».

Friedrich Schiller

 

There are some people who think that fantasy and young literature should not be compared to “traditional” literature. I wonder, why? What are the huge differences between them? The target? The kind of scnearios? The characters? The plots?

If literatura is the “Written works, especially those considered of superior or lasting artistic merit”, why should it be a minor genre?

Maybe is the extremely success of sagas as Harry Potter, Twilight, The Hunger Games or, talking about Spain, Memorias de Idhún what upsets those whose opinions about fantasy  is not that positive. We are not talking just about books. Each saga has its own movies (with the exception of those written in Spain, even if it has no sense at all), with the same success. What about Game of Thrones? Pure fantasy, witches and dragons included, and millions of people reading the books and/or watching the tv show (amazing, by the way). Isn’t it literature?

Always from the humble opinión of one who is trying to find his place as a kids and Young writer, iI say it is. While I have been writing El destino de Tamarán I have had the chance of experimenting what writing a book means, writing literature and, even if my books have fantastic creatures and worlds, animals that are able to talk or any other fantastic elements, the process, the goal and the result are the same ones as if I was writing about something real.

Because all that, to those who think that fantastic literature, I invite them to forget about prejudices and to read some of these books with the only purpose of enjoying the reading because, at the end, this is what we look for when we read a book, isn’t it?

«Only fantasy remains young forever; what has never happened can never get older».

Friedrich Schiller

 

Buscando la inspiración

Hay muchas veces que, al sentarnos a escribir, notamos que nos faltan las ideas. Hay momentos, rachas de «lucidez» en los que las palabras parecen escribirse solas, directamente de tu cabeza al ordenador. Hay otras épocas, de diversa duración, en los que parece que las musas nos dan la espalda y nos dificultan el trabajo. Picasso decía eso de «la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando» (hoy os vais a ir con dos frases en lugar de una), pero es cierto que hay algunos truquillos que, por lo menos a mí, ayudan bastante.

1) La música.

Me imagino que, como en todo, cada uno tendrá sus gustos y sus preferencias. Supongo, también, que depende de lo que se esté escribiendo, vendrá mejor un tipo de música u otro. En mi caso, al escribir (por el momento) fantasía, el cuerpo me pide escuchar a cantantes como Enya o Dido o, simplemente, música celta, alguna que invite a imaginar lugares mágicos. A veces también he escuchado algo de Evanesence, sobre todo en los momentos en los que hay alguna lucha. Como digo, la elección depende de muchos factores. ¿Tenéis alguna recomendación?

2) Los viajes.

Viajar a sitios desconocidos o volver a esos lugares que siempre nos han servido para pensar, para buscar algo de tranquilidad, es algo que siempre es bueno a la hora de buscar inspiración. Yo acabo de llegar de pasar cuatro días en Escocia, principalmente en Edimburgo, aunque también hemos podido ver algunos lagos, un castillo y un Parque Nacional. Es cierto que Edimburgo (según nos dijo el guía, la segunda ciudad más gótica del mundo, después de Bucarest) invita mucho a esa magia de la que os hablo. Los edificios, los bosques, la luz grisácea, incluso los cementerios son lugares impresionantes que no dejan a nadie indiferente. También cuenta el hecho de haberme podido tomar un café en «The elephant house», la cafetería donde J .K. Rowling escribió la mayor parte de Harry Potter, o que haya visto las tumbas de William McGonagall o de Tom Riddle en Greyfriars Graveyard, de donde sacó algunos de los nombres que luego emplearía. Saber que alguien como ella buscó la inspiración en esa ciudad para escribir toda la inmensidad de Harry Potter es algo muy, muy grande. Y solo os comento que mi próximo viaje es a Copenhague, ciudad en la que vivió Hans Christian Andersen la mayor parte de su vida…

3) El cine.

A veces el cine, los documentales y demás material audiovisual es una gran ayuda para buscar la inspiración. Buscad películas que tengan que ver con aquello que estáis escribiendo. Ved documentales de lugares a los que es difícil viajar y que creéis que os pueden servir. Para «El destino de Tamarán» la mayor parte de lo que he escrito ha salido de mi imaginación (aunque los recuerdos que tenemos siempre influyen), pero para un proyecto que tengo en mente voy a tener que ver muchos, muchos, muchos documentales… Algún día os contaré.

4) Los libros.

Qué os puedo decir que no os haya dicho ya sobre la importancia que tiene leer, en general, y, también, para inspirarnos. No voy a repetir lo mismo, que la entrada ya está siendo lo suficientemente larga, así que os remito el artículo que escribí para la gente de Boolino http://www.boolino.com/es/blogboolino/articulo/lee-lee-y-lee-escribe-escribe-y-escribe/ Al menos en mi caso, si en algún momento me atasco, leer algún libro de la misma temática que estoy escribiendo ayuda, y mucho. Si tengo que elegir un libro que me haya sido útil al estar escribiendo «El destino de Tamarán», me quedo con la saga de «Elric de Melniboné», de Michael Moorcock, saga que aprovecho para recomendaros a todos.

Como todo lo que escribo en este blog, esta entrada está enfocada a la escritura, pero seguro que todos aquellos que realicéis alguna actividad creativa tenéis también vuestros métodos para buscar inspiración, y me encantaría que los compartierais.  Siento que me haya extendido más de la cuenta… ¡Un abrazo a todos!

“La inspiración es un huésped que no visita de buena gana al perezoso”. 

Piotr Ilich Chaikovski

Y las musas llegaron…

Una idea que siempre tuve clara cuando supe que iba a venir a Londres era que iba a aprovechar todo el tiempo que pudiera para escribir. Pues bien, no lo he hecho tanto como me habría gustado. Primero, porque en el portátil que traje, el de mi padre (¡gracias, papi!) no tenía el paquete de Office, así que tuve que esperar a encontrar uno. Después, mi casa, aunque muy bonita, no es muy cómoda para escribir. Tengo dos opciones: cama o taburete en la barra de la cocina. No, ninguna de las dos es aconsejable para mi ya de por sí molida espalda.

La siguiente opción era hacer lo que la genial J. K. Rowling, esto es, ir a escribir a una cafetería. Sí, suena genial, lo sé, pero… ¿Y lo calentito que se está en casa? Al final, siempre optaba por plantarme el pijama y tratar de avanzar en la revisión de «El destino de Tamarán», con fatales resultados tanto para la novela como para mi columna vertebral y mi cuello.

Pero esta semana, por fin, he vencido a la pereza y he bajado a un Costa Café que tengo al lado de casa (con sus sillas y sus mesas, que tanto echo en falta). Y las musas llegaron… ¡Por fin! Vale que el café es un poco caro y no es el mejor del mundo, pero ha sido una mañana muy, muy, muy provechosa. No solo he terminado la escena que se me estaba atragantando, sino que he sido capaz de cuadrarla dentro del capítulo en cuestión, corregirlo y avanzar hasta el siguiente capítulo. Tengo que seguir cambiando algunas cosillas por estos añadidos que estoy haciendo, pero estoy muy contento con el resultado y muy orgulloso de, por fin, haberme dado cuenta de que «la Rowling» sabe de esto de escribir un poquito más que yo… Y, si ella buscó la comodidad de las cafeterías escocesas, yo haré lo propio con las londinenses.

Por el momento, parece que, definitivamente, arranco en serio. ¡Deseadme suerte!

“El fracaso implicó deshacerse de todo lo innecesario. Dejé de fingir ante mí misma ser algo que no era, y comencé a dedicar todas mis energías a terminar el único trabajo que me importaba”.

J. K. Rowling (tenía que ser una frase suya).