Lo mejor de ser profe/ The best thing of being a teacher

En los últimos días he recibido varios mensajes en forma de tarjeta, e-mail o de voz que han hecho que siga afianzándome en la idea de que cambiar toda mi vida para estudiar Magisterio ha sido una de las mejores decisiones que he tomado nunca.

No quiero enrollarme demasiado, tan solo diré que lo mejor que te puede ocurrir cuando eres profesor es que tus alumnos te recuerden. Si consigues eso, puedes estar más que satisfecho, pues significará que has hecho bien tu trabajo.

La semana pasada recibí dos mensajes que me hicieron sentirme muy orgulloso y estar muy feliz. Uno, de Vanessa, una alumna mía durante este curso que el próximo año irá a la universidad a estudiar español. Me regaló una taza y una tarjeta en la que me agradecía todo lo que he hecho por ella durante el curso y me decía que, sin mi ayuda, su español no sería ni la mitad de bueno. El otro, de la mamá de una de las alumnas que tuve durante mis últimas prácticas, diciéndome que su hija se acordaba mucho de mí y que había significado mucho para ella.

Qué os voy a decir, lloré con los dos mensajes. Pero lloré de felicidad. No me esperaba ninguno de los dos mensajes, y recibirlos me hizo pensar que he hecho bien mi trabajo y que algunos de mis alumnos se acordarán de mí porque les aporté algo importante. Y, con eso, soy FELIZ.

Gracias, Vanessa. Gracias, A, P y E (no he puesto vuestros nombres, por si lo preferíais así). Gracias por alegrarme la semana y por hacerme saber que estoy haciendo lo que realmente me gusta hacer: enseñar.

 “Si quieres aprender, enseña”.

Cicerón

During the last days I have received some messages in a card, an e-mail or by voice that have made me reassure that changing my whole life to become a teacher has been one of the best decisions that I have ever made.

I don’t want to talk too much; I just want to say that the best thing you can get when you are a teacher is that your pupils will remember you. If you get that, you can be more than satisfied, as it will mean that you have done your work in the best possible way.

Last week I received two messages that made me feel extremely proud and happy. One, from Vanessa, one of my students during this year who will study Spanish at uni. She gave me a mug and a card in which she thanked me for all that I have done for her and said that, without me, her Spanish wouldn’t be as good as it is now. The other one, from one of my students last year during my teaching practice’s mother, telling me that her daughter still remembers me and that I meant a lot for her.

What can I say? I just cried with both messages. But there were tears of happiness. I didn’t expect any of them, and they both made me think that I did my work well and that some of my students will remember me because I gave them something important. And, just because of that, I am HAPPY.

Thank you, Vanessa. Thank you, APilar and E (maybe you didn’t want me to write your names down, so I have just written your initials, just in case). Thanks for making my week and for letting me know that I am doing what I really want to do: teaching.

“If you want to learn, teach”.

Ciceron

El mejor Día del Libro de mi vida/ The best World Book Day of my life

Hoy ha sido el día. Desde ahora, el 23 de abril de 2014 se va a quedar en mi memoria para siempre. La directora del Colegio del Hospital del Niño Jesús, Charo; las profesoras, incluida mi queridísima Pilar; el resto de empleados y, sobre todo, lo más importante, los niños y niñas que están ingresados, se han acercado al teatro del cole para hablar de literatura.

Hemos hecho una lectura conjunta de varias páginas de El Quijote; algunos de los alumnos han presentado sus trabajos sobre Platero y yo, por su primer centenario; y luego… He tenido que lidiar con nervios y con alguna lágrima que quería escaparse para comenzar con mi charla.

He hablado con ellos de la importancia de la lectura, de los recuerdos que tengo de mis padres leyéndome de pequeño, de mis profesoras introduciéndome en la lectura y la escritura… Y de cómo todos esos recuerdos y todas esas vivencias me han llevado a escribir.

Para terminar el acto, las profes, algunos alumnos y yo hemos leído uno de los cuentos que forman Las bufandas de Lina y otros cuentos animalados, titulado «Las escamas perdidas de Lu», una historia sobre un pez muy especial que escribí precisamente gracias a la experiencia inolvidable que viví cuando trabajé en el cole.

No me salen las palabras para describir lo que he sentido… Saber que por algo mío los niños han pasado un buen rato, han participado, han sonreído… Que vengan a saludarme al terminar el acto, a darme dos besos, a darme las gracias, a decirme que les ha encantado la charla y el cuento… ¿Qué os voy a decir? Se me cae la vida

Son momentos como este los que de verdad merece la pena vivir, los que te hacen crecer, los que te llenan de una felicidad inmensa… Estar con los niños, compartir con ellos tu tiempo, tu alegría y tus palabras es lo más grande que, como escritor, me puede pasar.

«No te rindas, por favor no cedas.

Aunque el frío queme,

aunque el miedo muerda,

aunque el sol se esconda,

y se calle el viento,

aún hay fuego en tu alma,

aún hay vida en tus sueños».

Mario Benedetti

Today it has been the day. From now, april, 23rd of 2014 will always remain in my memory forever. The head teacher of the Niño Jesús Hospital School, Charo; the teachers, including my dear Pilar; the rest of the staff members and, above all and most important, the kids that are hospitalized,  have come to the theatre to talk about literature.

We have read together some pages of The Quixote (Miguel de Cervantes); some of the students have presented their work about Platero and I (Juan Ramón Jiménez) for its first centenary; and after that… I have had to deal with my nerves and some tears that wanted to escape from my eyes to start with my speech.

I have talked to them about the importance of reading, about the memories I have of my parents reading for me when I was a child, about my teachers introducing reading and writing to me… And about how all these memories and all these experiences have driven me to writing.

To finish the act, some of the teachers, some students and I have read one of the tales that are included in Las bufandas de Lina y otros cuentos animalados, titled “Las escamas perdidas de Lu” (Lu’s lost scales), a story about a very special fish that I wrote thanks to the unforgettable experience that I lived when I was working at the hospital.

I cannot find the words to describe what I have felt… To know that, thanks to something that I created, the kids have had a nice time, they have participated, they have smiled… When they came to say hello when we finished, to give me two kisses, to say “thank you”, to tell me that they have loved the speech and the tale… What can I say? It is something amazing…

It is for moments like this the one that are really worth to live, the ones that make you grow up, the ones that fill you up with truly happinessTo be with kids, to share with them your time, your joy and your words are the biggest thing that, as a writer, can happen to me.

“Don’t give up, please don’t give way.
Even if the cold burns,
even if fear bites,
even if the sun sets,
and the wind goes silent,
there is still fire in your soul,
there is still life in your dreams”.

Mario Benedetti

 

Un encargo muy especial…

La semana pasada anuncié por Facebook que había recibido una noticia muy buena y algunos os pusisteis un poco nerviosos… Realmente no quería decir nada más al respecto hasta que todo estuviera bien atado, ¡pero la verdad es que no me puedo aguantar más!

Si habéis seguido el blog desde el principio, sabréis que parte de mis prácticas del Grado en Maestro en Educación Primaria las realicé en el Colegio del Hospital del Niño Jesús, en el área de oncología. Para aquellos que no los supieras, os redirijo a la entrada en la que hablo al respecto: https://jorgepozosoriano.com/2013/09/04/con-su-sonrisa-por-bandera/

Habréis visto también que uno de los cuentos, titulado «Las escamas perdidas de Lu» tiene mucho (más bien todo) que ver con esta maravillosa experiencia y con Lucía, alguien muy especial que inspiró la historia.

Pues bien… La semana pasada les envié un correo a Pilar, mi tutora durante las prácticas, y a Charo, la directora del colegio, para contarles que el libro iba a publicarse a lo largo de estas navidades. Las dos me contestaron dándome la enhorabuena y deseándome la mayor de las suertes, pero, además… Charo me dijo algo que me hizo inmensamente feliz:

«Me encantaría que nos presentaras tu libro en el teatro del Hospital, sería estupendo  que lo hicieses el Día del Libro, pues como sabes cada año llevamos un autor».

¿Os lo podéis imaginar? Siempre he dicho que lo mejor de escribir para niños es saber que, gracias a ti, van a esbozar alguna sonrisa. Si esa sonrisa viene de uno de mis niños, de esos «preciosos y preciosas» de los que Charo habla con tanto cariño, mi felicidad se multiplica por infinito.

No quiero enrollarme más. Os he prometido las buenas noticias y ya las tenéis. Escribiría páginas y páginas sobre lo contento que estoy, sobre la sensación tan increíble que siento cuando pienso que voy a estar allí con todos esos preciosos, intentando hacerles sonreír gracias a mis cuentos. No quier ni pensar en el recuerdo tan bonito que me acompañará durante toda mi vida. No podría haber otro lugar mejor para celebrar el Día del Libro.

Gracias, Pilar. Gracias, Charo. Gracias a todos.

«La felicidad no es algo que experimentas; es algo que recuerdas».

Oscar Levant

Con su sonrisa por bandera

El primer día que llegué al hospital del Niño Jesús y nos dieron a elegir en qué área queríamos realizar nuestro primer periodo de prácticas lo tuve claro: oncología.

Tengo muchos amigos y amigas enfermeros que dicen que no podrían trabajar en un hospital infantil. Creo que, si fuera enfermero, yo tampoco podría, pero siendo maestro es diferente. Un pasillo lleno de habitaciones y, al final, una sala con mesas y sillas que hace las veces de aula. Niños y niñas con sus pijamas, sus bombas y sus cabezas pelonas. Los primeros días fueron duros, no lo voy a negar, pero mis prácticas comenzaban, y no podía tener más ganas.

Cuando acabó aquella mañana salí del hospital y lloré. Necesitaba desatar ese nudo que sentía dentro. A partir de entonces, cambié lágrimas por sonrisas. Aquellos niños me daban una felicidad inmensa siempre que los veía. Te recibían contentos, deseosos de ir al cole para seguir con sus vidas, aunque algunos, como Lucía, me recibieran algo cabreados…

Lu, protagonista de «Las escamas perdidas de Lu»

Hoy, Lucía es parte de mi vida. Tan grande es el cariño que le tengo que fue quien inspiró uno de los cuentos que aparecen en mi libro y que se llama “Las escamas perdidas de Lu”. Lu, por “Lu”cía. Su amigo cangrejo, al que ya conocéis, se llama “Al”, por la “Al”hambra de Granada, la ciudad en la que ella vive.

Del mismo modo, siempre sentiré un afecto especial por Charo, la directora, y Pilar, mi tutora en el hospital. Ellas y sus alumnos, como Lucía, son gente especial. Personas únicas que afrontan la vida con su sonrisa por bandera. Personas maravillosas sin las que el mundo tendría un poco menos de color.

“Sonríe, es la llave que encaja en el corazón de todos”.

Anthony J. D’Angelo