Con su sonrisa por bandera

El primer día que llegué al hospital del Niño Jesús y nos dieron a elegir en qué área queríamos realizar nuestro primer periodo de prácticas lo tuve claro: oncología.

Tengo muchos amigos y amigas enfermeros que dicen que no podrían trabajar en un hospital infantil. Creo que, si fuera enfermero, yo tampoco podría, pero siendo maestro es diferente. Un pasillo lleno de habitaciones y, al final, una sala con mesas y sillas que hace las veces de aula. Niños y niñas con sus pijamas, sus bombas y sus cabezas pelonas. Los primeros días fueron duros, no lo voy a negar, pero mis prácticas comenzaban, y no podía tener más ganas.

Cuando acabó aquella mañana salí del hospital y lloré. Necesitaba desatar ese nudo que sentía dentro. A partir de entonces, cambié lágrimas por sonrisas. Aquellos niños me daban una felicidad inmensa siempre que los veía. Te recibían contentos, deseosos de ir al cole para seguir con sus vidas, aunque algunos, como Lucía, me recibieran algo cabreados…

Lu, protagonista de «Las escamas perdidas de Lu»

Hoy, Lucía es parte de mi vida. Tan grande es el cariño que le tengo que fue quien inspiró uno de los cuentos que aparecen en mi libro y que se llama “Las escamas perdidas de Lu”. Lu, por “Lu”cía. Su amigo cangrejo, al que ya conocéis, se llama “Al”, por la “Al”hambra de Granada, la ciudad en la que ella vive.

Del mismo modo, siempre sentiré un afecto especial por Charo, la directora, y Pilar, mi tutora en el hospital. Ellas y sus alumnos, como Lucía, son gente especial. Personas únicas que afrontan la vida con su sonrisa por bandera. Personas maravillosas sin las que el mundo tendría un poco menos de color.

“Sonríe, es la llave que encaja en el corazón de todos”.

Anthony J. D’Angelo

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Sacos y sacos de gestos, palabras y sonrisas

¿Qué tienen los niños para conseguir que algunos sonriamos tanto? Siempre he sido muy «niñero» y trabajar con niños me confirmó lo que tendría que haber sabido siempre: Quiero dedicar mi vida a trabajar por y para ellos. Por eso salí de la oficina y me lancé a estudiar Magisterio. Por eso, también, me llena de alegría saber que mis cuentos serán escuchados y/ o leídos por ellos.

He trabajado en varias piscinas enseñándoles a nadar. He realizado prácticas en el aula hospitalaria del área de oncología del Hospital del Niño Jesús. También las he realizado en el colegio Sagrada Familia de Moratalaz. En todos estos lugares he intentado enseñarles lo mejor que he podido y ellos, sin quererlo, me han enseñado a mí tantas cosas que podría llenar sacos y sacos de gestos, palabras y sonrisas.

Cosas de niños

Todavía no sé muy bien hasta dónde llegaré con este primer libro que publico, pero el simple hecho de saber que habrá niños que sonrían gracias a mis cuentos será más que suficiente para, una vez más, hacerme sonreír.

«De todas las personas, los niños son las más imaginativas. Se entregan sin reservas a todas las ilusiones».

John Milton