Título: La suerte de encontrar una caracola
Autora: Juan Carlos Martín Ramos
Editorial: Iglú
Ilustraciones: Rosa Ureña
Si es verdad eso que dicen de que las buenas personas hacen mejor lo que hacen, Juan Carlos Martín Ramos es el mejor ejemplo para poder afirmarlo.
Lo conocí cuando vino (junto a su inseparable Lurdes, que es otro amor de persona) a hacer una animación a la lectura a mi colegio. Había leído algunos de sus libros (este no es el único poemario infantil que tiene publicado, investigad, porque son maravilla todos), pero no lo conocí en persona hasta ese día, pero me quedé enamorado de él y de Lurdes desde el primer segundo.
La animación a la lectura fue lo mejor que he visto en mucho tiempo. Recitaron, hicieron títeres, cantaron, tocaron la guitarra… y todo con un gusto, con un cariño y con una ternura que (y no miento) lloré de emoción. A los y las peques les encantó, por supuesto. Acercarlos a la literatura, especialmente a la poesía, siempre es algo que me hace muy feliz, y ese momento fue una vivencia que se nos quedó para siempre.
Aunque mi amor por ellos ya era irrevocable, aumentó más aún cuando se presentaron en la caseta de la Feria del Libro de Madrid en la que estaba firmando, se llevaron mi último poemario y me regalaron esta preciosidad que hoy comparto con vosotros y vosotras.
Dicho esto, que es más bien para presentar a Juan Carlos como persona, paso al poeta, porque también hay mucho que decir al respecto.
El mundo poético de este autor es tan rico y está tan bien asentado en él que leer su poesía siempre es una delicia. Es original, es tierno, es cercano, es dulce… es un pedazo de poeta que, además, y como decía al principio, hace todo mejor porque es una persona con un corazón gigante. Y, quizá, si tiene que ver con adultos eso puede importar menos, pero hablando de niños y niñas, creedme, esa condición suma muchísimo.
Este libro (¿de verdad he dicho todo eso sin empezar aún a hablar del libro?) es un homenaje al mar. A los mapas, los piratas, las sirenas, los mensajes en botellas, los mapas, los buzos… Pero, como es habitual en la poética de Martín Ramos, también es un homenaje a los libros, a la memoria, a los recuerdos de infancia, a la poesía. Es un viaje hacia las historias que nos contaban de pequeños, hacia personajes (inventados o reales) que son parte de nuestras vidas, hacia esas lecturas que nunca olvidaremos. Un viaje, además, en el que las ilustraciones de Rosa Ureña añaden el color necesario, aportan más luz aún.
Poemas llenos de niñez, de ilusión, de juego, de risa, de música y de amor, ingredientes que no faltan en la genial receta poética de este escritor que tanto me gusta y que (estoy seguro) tanto os gustará descubrir.
Cuánto bien hace la buena poesía.
Lo que más me ha gustado: aunque el libro es un 10, diré que me gusta mucho saber que ha sido un regalo, que me lo regaló con su sonrisa y su abrazo y con una dedicatoria preciosa. ¡Gracias!
Lo que menos me ha gustado: haber tardado tanto en descubrirlo, porque ya es uno de mis autores imprescindibles.
“Para que se duerma el mar, el mar, el mar,
dibuja un faro en la noche
un barco que va a pescar
los sueños del horizonte”.
Juan Carlos Martín Ramos
