Agoney, Guardián del Bosque

Después de haberos mostrado ya un poquito más de «El destino de Tamarán», haciendo esta entrada para compartir el principio de esta historia en la que he volcado tanto tiempo, tanto esfuerzo y tanto amor  https://jorgepozosoriano.com/2013/11/13/el-destino-de-tamaran/ , hoy quiero presentaros a un personaje muy especial para mí.

Había oído muchas veces a algunos escritores hablando del proceso de creación de personajes, pero hasta que empecé a escribir Tamarán, no había experimentado lo que de verdad significaba. Como podréis imaginar, en un libro de estas características, he tenido el inmenso placer de crear personajes totalmente diferentes y, literalmente, desde cero. Con esto quiero decir que no ha sido únicamente darle personalidad a personajes humanos. En un mundo inventado, creado de la nada, hay espacio suficiente para criaturas fantásticas que me han obligado a exprimirme los sesos hasta casi convertirlos en zumo. Algunas de las criaturas son comunes de algunas mitologías o de la propia literatura fantástica, como es el caso de Agoney, pero otras os resultarán totalmente desconocidas, ya que han salido de mi imaginación. A esos los conoceréis más tarde, cuando a alguna editorial le guste la historia y me la publique… Por el momento, os tendréis que conformar con Agoney

Cuando salió de su asombro y de su miedo, buscó entre las ramas de los árboles al causante del estruendo que le había salvado de los duendes alados, pero no pudo ver nada ni a nadie hasta que el desconocido héroe, que también se hallaba oculto, salió de su escondrijo. Lo hizo con prudencia y con un cierto temor al no saber nada del pequeño humano al que acababa de salvar la vida, con paso lento y elegante, primero una pata, luego la de al lado y luego las dos de atrás, hasta que Gabriel pudo ver su mitad equina y su otra mitad humana. Nunca antes había visto un centauro de carne y hueso, y se quedó impresionado por su belleza. El cuerpo parecía haber sido delineado con escuadra y cartabón, haciendo perfecta cada línea, cada ángulo entre músculo y músculo, como una exquisita obra de arquitectura. Su grueso cuello demostraba la enorme fuerza de aquel ser y comprendió entonces la brutalidad del golpe que había hecho temblar al mismo bosque. Los rasgos de su cara eran más de un dios que de un centauro. No había nada fuera de su lugar ni existía en él una proporción inadecuada. Los labios eran carnosos como una fruta madura que se deshace en el primer mordisco. Los ojos, rasgados lo justo para darle a su mirada una sensualidad absoluta que parecía encender todo objeto al que se dirigía, una mirada digna de levantar al más insumiso de los imperios. El pelo, oscuro como el fondo de un pozo, estaba recogido a modo de moño detrás de su cabeza, otorgándole aún más belleza. Era un ser maravilloso, tanto por lo bello como por lo poderoso. Majestuoso como un dios, pero tan real como el propio fuego del sol o la claridad plateada de la luna y las estrellas.

¿Qué os parece? Me encantaría que me dierais alguna opinión al respecto, ¡y que no sea solo de mi madre! Que la pobre se lo curra un montón y el resto sois unos vagos… 😉

«Mi objetivo como escritor es desaparecer dentro de la voz de mi historia, convertirme en esa voz.»

Michael Dorris

Y las musas llegaron…

Una idea que siempre tuve clara cuando supe que iba a venir a Londres era que iba a aprovechar todo el tiempo que pudiera para escribir. Pues bien, no lo he hecho tanto como me habría gustado. Primero, porque en el portátil que traje, el de mi padre (¡gracias, papi!) no tenía el paquete de Office, así que tuve que esperar a encontrar uno. Después, mi casa, aunque muy bonita, no es muy cómoda para escribir. Tengo dos opciones: cama o taburete en la barra de la cocina. No, ninguna de las dos es aconsejable para mi ya de por sí molida espalda.

La siguiente opción era hacer lo que la genial J. K. Rowling, esto es, ir a escribir a una cafetería. Sí, suena genial, lo sé, pero… ¿Y lo calentito que se está en casa? Al final, siempre optaba por plantarme el pijama y tratar de avanzar en la revisión de «El destino de Tamarán», con fatales resultados tanto para la novela como para mi columna vertebral y mi cuello.

Pero esta semana, por fin, he vencido a la pereza y he bajado a un Costa Café que tengo al lado de casa (con sus sillas y sus mesas, que tanto echo en falta). Y las musas llegaron… ¡Por fin! Vale que el café es un poco caro y no es el mejor del mundo, pero ha sido una mañana muy, muy, muy provechosa. No solo he terminado la escena que se me estaba atragantando, sino que he sido capaz de cuadrarla dentro del capítulo en cuestión, corregirlo y avanzar hasta el siguiente capítulo. Tengo que seguir cambiando algunas cosillas por estos añadidos que estoy haciendo, pero estoy muy contento con el resultado y muy orgulloso de, por fin, haberme dado cuenta de que «la Rowling» sabe de esto de escribir un poquito más que yo… Y, si ella buscó la comodidad de las cafeterías escocesas, yo haré lo propio con las londinenses.

Por el momento, parece que, definitivamente, arranco en serio. ¡Deseadme suerte!

“El fracaso implicó deshacerse de todo lo innecesario. Dejé de fingir ante mí misma ser algo que no era, y comencé a dedicar todas mis energías a terminar el único trabajo que me importaba”.

J. K. Rowling (tenía que ser una frase suya).

El proceso de revisión

Sí, aún sigo esperando noticias sobre fechas de «Las bufandas de Lina y otros cuentos animalados»… Menos mal que tengo paciencia casi ilimitada… 😉 Así que, antes que seguir esperando sin más, he decidido continuar con algunos de los proyectos que tengo empezados.

El principal de todos, como ya sabéis, es la primera parte de «El destino de Tamarán». Hace un par de semanas publiqué la entrada en la que incluí opiniones positivas de algunas personas que lo han leído, «Gusanillos que pican«. Esta semana, voy a hacer lo contrario. Casi todas las personas que han podido leerlo han tenido las mismas críticas en cuanto a lo que se podría mejorar y/o cambiar, añadir, eliminar… Y siempre he sido bastante inteligente al respecto, pues he intentado hacerles todo el caso posible.

Algunos de los comentarios me informan de que la trama podría enmarañarse bastante más; que algunos personajes pueden tener mucha más vida; que Gabriel, el protagonista, muchas veces está a la sombra de otros personajes; intentar que el narrador no tenga tanta información; reubicar los momentos de realidad (ya lo entenderéis) para que no resulten pesados; crear más expectaciónGRACIAS, tanto a las editoriales como a los amigos, familiares y conocidos que lo habéis leído y me habéis dado tantos buenos consejos 🙂

De momento, el resultado es que he añadido más de cincuenta páginas desde el primer borrador; he incluído nuevas tramas para intentar que el lector se enganche más a la historia; hay mucho más sobre casi todos los personajes, entre ellos Gabriel; los momentos de realidad, salvo alguna excepción en la que es imposible, están al final de algunos capítulos; hay más información sobre Tamarán y sus distintos reinos… En definitiva, y siempre desde mi opinión, creo que está quedando muchísimo mejor y espero que, una vez que acabe con esta revisión y lo envíe a las editoriales, lo vean con mejores ojos. Y espero, también, que el hecho de tener un libro ya publicado no les haga tener tanto miedo a la hora de publicar.

Mientras que ese momento llega, seguiré leyendo, releyendo, corrigiendo, revisando, cambiando, suprimiendo, añadiendo, reubicando… Vamos, volviéndome loco, que no es un trabajo nada fácil…

¡Necesito vuestros ánimos! 🙂 Y he visto que todas las semanas recibo bastantes visitas de países distintos al mío, sobre todo latinoamericanos, y me encantaría que, alguna vez, me dejarais un comentario  presentandoos y que me dierais vuestra opinión, pues la apreciaré tanto como siempre hago.

¡Un abrazo a todos! (Sí, estoy con muchas ganas de seguir avanzando… ¿Me acompañáis?)

«Cometer un error y no corregirlo es otro error».

 Confucio

Gusanillos que pican

Liado otra vez con una revisión más de “El destino de Tamarán”, he creído conveniente quitarle el polvo a algunas de las críticas y opiniones que ha recibido hasta ahora para venirme un poco arriba. Algunas vienen de amigos. Otras, de conocidos. Algunas otras, de editoriales. Por supuesto que también hay (y habrá) opiniones negativas, pero ahora mismo, metido como estoy en la revisión, prefiero pensar en las buenas, que me animo más.

Las comparto con vosotros para ver si consigo que os pique un poco el gusanillo y os volváis una masa numerosísima que reclame a las editoriales que lo publiquen porque necesitáis leerlo como el respirar 😉 Ya me iréis diciendo…

“Destaca la corrección en el estilo y te aseguro que eso es bastante bueno”.

“Creemos que tiene méritos importantes, como por ejemplo la primera transición entre la historia realista y el relato de fantasía, que es suave desde un punto de vista narrativo y muy apropiada como presentación de los dos mundos en los que se mueven los personajes”.

“Jorge Pozo, con una trilogía en preparación que ahonda en el género, aprovechando riquezas de nuestra tradición, como los nombres y ritos de la cultura Guanche. No le quiten ojo tampoco a este joven con vocación de clásico, háganme caso”.

Me encanta cómo escribes, el libro es una pasada, me gusta mucho el continuo contraste de realidad y ficción que haces, y cómo utilizas el sentimiento para encauzar y enganchar la historia, me gusta cómo continuamente pones parte de ti en el libro, y lo haces de alguna forma biográfica. Me voy imaginando a los personajes, el Gran Gélido, por ejemplo…”

“Comentarte que en las primeras 10 paginas me has cautivado y has hecho que casi llore en una ocasión, no se si es lo que querías o si acaso importa mi reacción pero por el momento el libro me esta encantando! Seguiré leyendo, aunque te advierto que soy una lectora lenta, y espero que tu proyecto siga viento en popa!!! Me encanta como escribes! Felicidades!”

“A mí me parece muy interesante, juega con ese hilván de lo real y lo fantástico que ha dado tan buenos resultados con Narnia, por ejemplo, o Laura Gallego. Es un chico muy joven, pero yo creo que es un diamante en bruto, con una narrativa y un estilo muy solvente”.

“Tienes una imaginación fantástica, en serio. Creo que, en serio, naciste para escribir!! Me gusta la historia, el estilo, me gusta cómo expresas las emociones humanas y … Me quedó con ganas de leer más… Te seguiré apoyando, porque me parece que de verdad te mereces ser escritor, que te publiquen todo lo que escribas y poder hacer lo que te gusta”.

¿Qué decís? ¿Tenéis ganas de saber más sobre «El destino de Tamarán?

“Tras el vivir y el soñar está lo que más importa: despertar».

Macrobio