Crítica: Casa Árbol Persona

Título: Casa Árbol Persona

Autora: José Manuel Gallardo

Editorial: Huerga & Fierro

Me habría encantado leer este libro cuando aún no sabía cómo manejar la poesía.

Habría sido un punto muy a favor a la hora de comprender mejor los porqués del quehacer poético, de conocer los motivos (si es que los hay) por los que escribimos poesía, de abrazar la belleza del mundo y del propio proceso de escritura como quien sonríe ante la risa de un niño pequeño.

No fue así. No encontré este libro en ese momento, sino cuando ya sabía un poco de todas esas cosas, cuando ya había dado algún paso hacia esa comprensión, hacia mis porqués, hacia mis motivos, hacia mi búsqueda de la belleza. Aun así, qué gusto leer un poemario que ratifica mis suposiciones, que se suma a todos mis pensamientos acerca de por qué escribo, de cómo escribo, de desde dónde escribo. Porque JoséManuel Gallardo viene con un libro de poesía sobre la propia poesía, sobre el proceso creativo al escribir, sobre el acto poético, que es una delicia y que nos acerca un poco más a la ansiada paz, a lo bello, a lo sencillo.

También hay tiempo para tratar otros temas, como la memoria, la familia, el transcurso vital del autor (mar-camino), que fluyen como esos ríos mencionados en algunos poemas, como esa agua que acoge y guía nuestros pasos, como esa tierra que los recibe y los empuja para seguir avanzando.

Casa. Árbol. Persona. Poeta (añadiría yo).

Un gusto confirmar que la poesía sigue estando, a pesar de (casi) todo(s), en las manos de personas que la tratan como merece.

Lo que más me ha gustado: la sencillez, pues me ha aportado una buena dosis de tranquilidad.

Lo que menos me ha gustado: por sacar algo (y ni siquiera estoy seguro), he decir que, a pesar de que me parecen muy bonitas, no termino de ver que un libro de poesía lleve ilustraciones. No es, como digo, ninguna crítica a la ilustradora, porque sus ilustraciones son preciosas, ni pretendo contrariar la decisión del poeta de incluirlas, pero las veo y, aunque me gustan, siento que no las necesito.

“Si este soy yo,

si soy un cuerpo,

un árbol,

una casa”.

José Manuel Gallardo

Crítica: La chica de Kyushu

Título: La chica de Kyushu

Autora: Seicho Matsumoto

Editorial: Libros del Asteroide

Tercer libro que leo de Seicho Matsumoto y tercer libro suyo que me tiene absolutamente enganchado.

Si os digo la verdad, no sé cuál de los tres me ha gustado más. Solo afirmo que estoy ya deseando leer el último que ha sacado Asteroide: El castillo de arena.

Me vuelve a ocurrir lo mismo que me ocurrió con los otros dos. La historia empieza y, cuando las cartas estaban ya sobre la mesa, me he preguntado: “¿qué historia va a salir de aquí?” Y vaya si sale…

Los libros de Matsumoto son piezas de ingeniería. Son relatos que van encajando las piezas con la paciencia de los artesanos. Sin fallos. Sin dejarte respirar. Incrementando la tensión a un ritmo lento –pero exacto– hasta que todo conecta de la manera más precisa posible.

La creación de personajes es espectacular. Hay pocos, pero se presentan tan, tan bien que casi te ves metido en sus conversaciones, que comprendes cada paso que dan y cada palabra que dicen. Esta chica de Kyushu es un ejemplo maravilloso de cómo dar forma a un personaje principal en este tipo de novelas.

Y, una vez más, lo peor de la naturaleza humana queda expuesto ante los ojos del mundo. Este punto es, quizá, lo que más me gusta de las novelas de este autor japonés, esa constante de ponernos frente a un espejo enorme y plantearnos: “Eh, si tú te vieras en una situación así, ¿no harías lo mismo?”

Otra obra maestra del género, otro libro que recomendaré siempre que alguien me pida consejo sobre novela negra, otra historia que, también, os recomiendo desde ya. 

Lo que más me ha gustado: Kiriko Yanagida, que es un personaje 10.

Lo que menos me ha gustado: que, de lo publicado en español, ya solo me queda un Matsumoto por leer…

“No es tan fácil convencerme cuando he tomado una decisión”.

Seicho Matsumoto

Crítica: Al faro

Título: Al faro

Autora: Virginia Woolf

Editorial: Alianza

Leer a Virginia Woolf siempre es un acierto.

Da igual si elegís sus cuentos, sus cartas, sus novelas, sus ensayos… Leerla es un aprendizaje en mayúsculas, por forma, por estilo, por la construcción de las frases, por la elección de las palabras, por los monólogos interiores, por su opinión sobre ciertos temas… por todo, en definitiva. Por algo es una de las mejores escritoras de todos los tiempos.

Ya había leído una buena parte de este “Al faro”, aunque no lo había terminado, así que decidí hacerlo y, por fin, lo suma a mi lista de lecturas.

Es otra maravilla de novela, otra demostración de la capacidad literaria de quien es mi escritora favorita, por lo que escribió, por cómo lo escribió (sabéis que suelo anteponer la forma al contenido) y, sobre todo, por lo que representa aún hoy en día.

Sí he de reconocer que no he elegido el mejor lugar para leerlo. Leer a la Woolf a las 7.30 de la mañana en el metro de Madrid no es la mejor opción, porque la concentración no es la que se requiere, porque Virginia escribe que es una delicia, pero su escritura es densa, es complicada, y ni las horas ni el ruido que elegí son los más apropiados para adentrarse en su literatura. Aun así, lo hice. Eso sí, el final lo leí en casa, sentado, con una mantita y con un té. Muy British, como debe ser.

Como es habitual en las novelas que he leído de Virginia Woolf, la trama de esta novela no es lo más importante. Si me preguntan “¿de qué trata?”, la verdad es que se puede decir poco, y tampoco interesa demasiado. Eso sí, el fondo, la forma de narrarlo, los diálogos, lo que se encuentra al destejer la escritura es un auténtico regalo. No sé si existe alguna otra escritora que escriba con la maestría de Virginia Woolf. Si es así, por favor, dadme su nombre.

Además de todo eso, y como también es habitual en todo lo que escribió, el feminismo está muy presente. Un feminismo que engrandece a sus personajes femeninos, como es el caso de la señora Ramsay, cuyo pensamiento deja varias claves del propio pensamiento de la autora, como puede verse, por ejemplo, en fragmentos como “Era un descrédito tremendo que, siendo una representante del sexo femenino, siguiera allí completamente muda”.

Una novela sobre el paso del tiempo, sobre principios humanos, un relato para leer con tranquilidad (no hagáis como yo), sin prisas, subrayando, poniendo post-its, releyendo, disfrutando… 

Hay que leer clásicos de vez en cuando (por algo perduran).

Hay que leer a Virginia Woolf siempre que se pueda.

Lo que más me ha gustado: hay una parte, la 11 del primer capítulo, en el que se habla de la soledad, de la quietud, del sosiego… ay, qué maravilla de reflexión.

Lo que menos me ha gustado: no haberlo leído siempre en casa, siempre cozy, siempre British.

“A una noche, sin embargo, le sigue otra noche”.

Virginia Woolf

Crítica: Una muerte íntima

Título: Una muerte íntima

Autora: Teresa Núñez 

Editorial: Huerga & Fierro

Premio Nacional de Poesía “Ciega de Manzanares” 2022

Este libro ganó el “Ciega de Manzanares” el año antes que yo, por lo que tuve la suerte de compartir acto con su autora, de poder escuchar cómo recitaba algunos de los poemas y de conversar un rato con ella.

Si os soy sincero, no me lo monté muy bien (y me arrepiento de no haberlo hecho). No investigué absolutamente nada sobre ella ni sobre el libro, y creo que tendría que haberlo hecho (enero ha sido un mes muy complicado, diré a mi favor). Eso sí, quizá la sorpresa fue mayor al saber de ella y de su poesía esa misma tarde, en Manzanares, en el acto en que se me premiaba a mí y se presentaba su libro. Porque me gustó mucho escucharla, igual que me gustó mucho cruzar con ella algunas palabras.

Podría enumerar los premios que atesora Teresa, que son muchos, pero me voy a centrar solo en este poemario, que es el que reseño. 

“Una muerte íntima” es uno de esos libros que se escriben estando mal, tratando de (como dijo Félix Grande), “poner al dolor a trabajar al servicio de la vida”. Una ruptura es una tormenta que hay que atravesar con las fuerzas al mínimo; una ruta que hay que transitar a oscuras; un luto más con el que debemos convivir acompañados de un dolor inmenso. Eso es este poemario. Un libro de un dolor palpable, tanto que está en cada objeto de la casa, en los muebles, en la ropa, en todas y cada una de las habitaciones compartidas. Una forma terapéutica de intentar sanar a través de la escritura. Ya sabéis que es justo esta la poesía que me gusta (y la que yo también he escrito últimamente, la que veréis en mi siguiente poemario, “Alas para los ángeles”), así que ha sido una auténtica delicia leer a Teresa.

Me gusta, además, saber que mi libro va a formar parte de esta misma colección, que será el número XXII de este premio que ha logrado unirme a La Mancha, el otro 50% de mi sangre, tierra en la que espero poder compartir mi poesía.

Leed poesía, amigos. Sabed encontrar la poesía que de verdad merece ser leída. Buscad a poetas de los que escriben desde el conocimiento y la autenticidad. Huid de quienes solo son producto del marketing. Teresa Núñez es una poeta a la que leer, y esta muerte íntima que nos trae es un libro cuya lectura es, además de disfrute, aprendizaje.

Lo que más me ha gustado: verme reflejado en ese mismo proceso de duelo posruptura, identificarme con muchos de los versos.

Lo que menos me ha gustado: como no puedo reprocharle nada al libro, diré que las ganas que tengo de ver mi libro publicado ya, con lo que pesa la espera hasta noviembre.

“Escapaste

mucho antes del alba,

sin que yo adivinase que vivía

con un desconocido”.

Teresa Núñez

Crítica: Un amor

Título: Un amor

Autora: Sara Mesa

Editorial: Anagrama

Sí. Lo admito. Era muy reticente a leer a Sara Mesa y, por extensión, a leer este “Un amor”.

Sabéis que no suelo fiarme de los “fenómenos” editoriales. De esos libros que aparecen en todas las listas de “libros del año”, que vienen con todas las descripciones (halagadoras, por supuesto) desde casi su nacimiento. De esos autores “de moda”. De esos libros que parece que hay que leer, sin saber muy bien por qué.

El caso es que me regalaron este libro, así que me pareció una buena ocasión para leerlo y ver si mi desconfianza se veía ratificada o si tenía que comerme mis palabras… Y, bueno, digamos que seguiré obedeciéndome a la hora de buscar lecturas sin hacer mucho caso a este tipo de libros y de autores.

Hubo una persona (librera) que, no hace mucho, me dijo que parecía que estaban de moda las novelas “simplonas” de chicos o chicas jóvenes que se dejaban la gran ciudad para vivir en el medio rural. Hablamos, por citar un par de ejemplos, de “Los asquerosos” (no me gustó nada de nada) o de “Los nombres propios” (tampoco me gustó). En esa lista podemos incluir perfectamente “Un amor”, otro libro más de chica de ciudad que se cansa de la ciudad y se va al campo para… aburrirnos. Esa ha sido mi sensación al leerlo (como lo fue con los otros dos libros mencionados), un aburrimiento que se iba haciendo más y más grande con cada página.

No es que estos libros estén mal escritos. Es más, el estilo de Sara Mesa no me ha parecido malo. Eso sí, tengo la sensación de que, por una razón o por otra (razón que se acerca más al marketing y a lo monetario que a otra cosa), esos libros –este libro– tenían que triunfar.

Que haya autores y libros infinitamente mejores en el panorama nacional y que una novela tan simple como esta vaya por la decimocuarta edición, película de la Coixet incluida, me chirría bastante. Supongo que, una vez más, tendré que repetirme eso de “para gustos, colores”, pero, entre toda la gente con la que comparto lecturas y que lo ha leído, no encuentro a nadie a quien le haya gustado. “Es un coñazo”. “No lo terminé”. “No entiendo cómo puede haber vendido tanto”. Comentarios a los que yo añado “Me caen fatal prácticamente todos los personajes, especialmente la protagonista”.

He dudado si hacer esta reseña o no porque no me gusta demasiado hacer reseñas negativas, pero he pensado que, si alguien duda y cae por aquí, podrá buscar otra lectura de menos éxito, pero mejor. Lo que sí quiero recalcar es que, por supuesto, esta es una opinión mía, como tantas otras, y que, quizá, al igual que puede haber libros que a mí me encanten y que no les gusten tanto a otras personas, ocurrirá lo contrario. Al fin y al cabo, será por libros…

Lo que más me ha gustado: un único personaje, Píter, aunque tampoco me mata.

Lo que menos me ha gustado: creo que ya ha quedado bastante claro en la reseña…

“Ve con claridad que todo conducía a ese momento. Incluso lo que parecía no conducir a ninguna parte”.

Sara Mesa

Crítica: El curioso incidente del perro a medianoche

Título: El curioso incidente del perro a medianoche

Autora: Mark Haddon

Editorial: Salamandra

Clásico de la literatura contemporánea, un must-be-read en toda regla, este libro lleva en mis estanterías desde hace ya unos cuantos años (me lo regaló una familia de mi anterior cole), aunque ha sido ahora cuando, por fin, me ha dado por leerlo.

Sabéis que me fío bastante poco (por no decir nada) de los best-sellers, pero este libro es uno de esos pocos que cambia de nombre para ser un long-seller, uno de esos títulos que se siguen vendiendo a lo largo de los años y no solo por el boom de marketing del momento o la fama del autor o autora. Cuando un libro se queda durante tanto tiempo (se publicó en 2003) y se convierte tan rápido en un clásico, la cosa cambia. Y, ahí, sí se me puede encontrar.

Sabía que me iba a gustar, pero, por alguna razón (¿quizá porque me cuesta leer en bolsillo?), no me había lanzado aún, pero, por fin, lo he leído. Y, no. No me equivocaba. Me ha gustado mucho.

Lo mejor del libro, sin duda (en mi opinión), es el protagonistaChristopher Boone es un personaje único, excepcional, maravillosamente bien construido, que no puede dejar a nadie indiferente.

Creo que es muy complicado situar a personajes con algún tipo de característica que lo incluya en alguna minoría, cualquiera que sea el motivo. Hacerlo es sinónimo de valentía, de saber que no se seguirá lo que impera en literatura, personajes que se puedan ajustar más a la realidad de un grupo mayor de lectores. Pues Christopher es un niño con lo que hoy denominaríamos TEA (trastorno del espectro autista), con todas sus peculiaridades, su forma de comprender el mundo, su manera de comunicarse, el modo en que dan forma a sus relaciones sociales. Un niño único, especial, que hace de la historia, de su historia, una historia única y especial.

El argumento en sí, la verdad, es lo de menos. Asesinan a un perro y Christopher lo investiga. Fin. No es lo más importante del libro (siempre desde mi opinión, obviamente). Lo que importa es Christopher, los diálogos, sus reflexiones, sus relaciones, su manera de pensar, de deducir, de actuar y de interactuar. Todo lo que ocurre a su alrededor es fascinante y, no hay duda, enseña muchísimo a comprender mejor a las personas que viven con este tipo de trastornos.

Una novela original como pocas, divertida, tierna, muy interesante y perfecta para pasar un rato de lectura muy, muy, muy entretenido.

Lo que más me ha gustado: como habréis intuido, Christopher Boone.

Lo que menos me ha gustado: pensar en la falta de comprensión y de empatía de algunas personas.

“[…] y fui valiente y escribí un libro y eso significa que puedo hacer cualquier cosa”.

Mark Haddon

Crítica: Los ángeles de la ira

Título: Los ángeles de la ira

Autora: Juana Pinés

Editorial: Versátil

Premio Provincia de Guadalajara de Narrativa “Camilo José Cela” 2021

El año que gané el “José Antonio Ochaíta”, 2021, en poesía, Juana Pinés ganó con este libro en narrativa, haciéndose con el “Camilo José Cela”.

Coincidimos en el autobús que nos llevó a Cogolludo, al Palacio de los Duques de Medinaceli, donde se concedieron los premios, pero hablamos más bien poco.

Cuando gané el “Ciega de Manzanares”, Juana me escribió un mensaje por Instagram donde me preguntaba si me acordaba de ella y me decía que ella era (es) de Manzanares, así que el círculo se cerraba. Cruzamos varios mensajes y decidimos intercambiar algunos de nuestros libros por correos. Yo le envié mis dos poemarios publicados hasta la fecha (Escrito bajo las uñas y Hogares impropios) y ella, su poemario Es tuya la palabra y esta novela, Los ángeles de la ira.

Como últimamente no estoy leyendo mucha poesía (se me acumulan los libros, porque de comprar y recibir por varios sitios no paro), empecé por la novela. 

qué preciosidad de novela.

La historia, aunque dura (muy dura) es una delicia y está tan, tan, tan bien narrada, con tanta dulzura, con tanta delicadeza y con un cuidado del lenguaje propio de poetas que, a pesar de esa dureza, es imposible no contagiarse de ternura. Los personajes, tallados como si fueran figuras de bronce en manos de un escultor experto, hacen muy fácil que podamos identificarnos con ellos, quererlos, odiarlos, sentir hacia ellos lo que ocurre con las personas de carne y hueso. Del primero al último, qué personajes tan bien creados.

Por otra parte, ocurren con esta novela dos cosas fortuitas que han hecho que me gustara aún más.

La primera, a pocos meses ya de que se publiquen mis “Alas para los ángeles”, en el título del libro de Juana aparecen, también, esos ángeles, empeñados en seguir persiguiéndome.

La segunda (y más importante) es que el costumbrismo manchego de la novela ha hecho que recuerde mucho a mi abuela paterna (de Almagro, como mi padre), su forma de hablar, el encaje de bolillos, la cocina… y, de la misma forma, a mis tías, a quienes escuchaba mientras leía los diálogos, pues el acento de los personajes del libro y el de ellas debe de ser el mismo.

No sé a vosotros, pero a mí, cuando suceden estas conexiones, se me ilumina la cara. 

Qué maravilloso es leer. Qué maravillosa es la literatura.

De verdad os digo (sabéis que soy sincero cuando reseño) que es una muy buena novela, sin el eco de los grandes premios (en otras cosas distintas a la calidad de lo premiado), pero con una maestría en la elaboración de todos los aspectos necesarios en la narrativa y con una historia tan magnética que merece cada segundo invertido en su lectura. Hacedme caso.

Lo que más me ha gustado: podría hablar de la historia, de los personajes, del lenguaje… pero, la verdad, me quedo con esa conexión con mi abuela y mis tías, porque eso es único.

Lo que menos me ha gustado: el regusto amargo que queda al saber que puedan existir personas que hayan tenido que pasar por situaciones como la que se cuenta en el libro, porque es doloroso para todos los que hacemos de la empatía forma de vida.

“Y, una vez más, pensé en lo sola que a veces puede estar la soledad”.

Juana Pinés

Crítica: El expreso de Tokio

Título: El expreso de Tokio

Autora: Seicho Matsumoto

Editorial: Libros del Asteroide

En cuanto leí mi primer Matsumoto, quise más, así que fui corriendo a hacerme con un nuevo libro suyo.

Hacía mucho que no había leído libros de este género (negro) que me tuvieran tan en vilo, que me obligaran a seguir leyendo sin poder parar como los de este autor. Si el primer libro que leí suyo me encantó, este ha sido la confirmación de que voy a leer todo lo que saque, sin ninguna duda.

Con el mismo estilo, con ese crescendo que no deja tiempo para respirar, esta historia es de una minuciosidad tan rigurosa que, para mí, se ha convertido en un libro clave del género, en una de las obras de referencia de la novela negra contemporánea.

Matsumoto convierte hechos cotidianos, historias mundanas en crímenes tan curiosos, tan fuera de lo común y tan bien resueltos que engancharse a la lectura es algo obligado, una trampa perfectamente ideada para que el lector no pueda salir de ella hasta leer la última palabra.

Este expreso de Tokio es una maravilla, una auténtica delicia que los amantes de la novela negra no podemos dejar pasar y que, estoy seguro, todos y todas disfrutaréis si lo leéis.

Yo tengo muy claro que, cuando tenga que regalar libros de este género, iré directo a por Matsumoto, del mismo modo que también sé que pronto leeré los otros dos títulos suyos que Asteroide ha publicado.

Lo que más me ha gustado: lo minucioso de la historia, lo cuidado de los detalles, la exactitud de cada dato.

Lo que menos me ha gustado: libro de 10.

La noche del 13 de enero, Tatsuo Yasuda invitó a uno de sus clientes al restaurante Koyuki del distrito de Akasaka, en Tokio. Su invitado era un alto cargo ministerial”.

Seicho Matsumoto (primera frase del libro)

Crítica: Un lugar desconocido

Título: Un lugar desconocido

Autora: Seicho Matsumoto

Editorial: Libros del Asteroide

Me he enamorado de este autor.

Eso es, sin duda, lo primero que tengo que decir.

No sé muy bien cómo llegué a este libro, pero creo que, estando en una librería, uno de esos días que entro en alguna sin saber si voy a comprar algo, me llamó la atención por ser un autor japonés, por el precioso y llamativo color del lomo y por ser un libro de Asteroide. No había leído nada de ese autor, pero me arriesgué. Y, gracias, gracias, gracias intuición, porque no exagero al decir que es uno de mis autores favoritos de novela negra.

No sé si porque estamos acostumbrados a un tipo de novela negra más “americanizada” o más nórdica, pero he sido feliz sabiendo que hay libros de ese género más allá de los clásicos, más allá de Escandinavia, más allá de los Estados Unidos. Que los japoneses también saben escribir novela negra, y que lo hacen (al menos, Matsumoto) con ese estilo tan suyo, tan sutil, tan elegante, tan especial.

Una historia que, aparentemente, tampoco tiene mucha miga. No es trepidante, no hay persecuciones, malos de película, policías corruptos, tramas inverosímiles. Una historia sencilla, común, sin pretensiones que, sin embargo, se vuelve absolutamente envolvente, crece en cada página, te genera un desasosiego y una angustia como no habías esperado, te impide dejar de leer. Una historia que es tan común que empatiza contigo, con el lector, que te permite ponerte en la piel del protagonista como me ha pasado en pocos libros. Un novelón. Un auténtico novelón.

La verdad es que no tengo mucho más que decir, porque ya es un libro que he recomendado, que he regalado y, como digo, un autor del que voy a leerlo todo (ya he leído otro libro suyo, que reseñaré en cuanto me haga la foto adecuada, ya lo entenderéis).

Lo único que puedo añadir es un agradecimiento a Libros del Asteroide por rescatar a este maestro japonés de la novela negra. Qué necesarias son estas editoriales que no se rigen más que por la calidad de lo que publican y la calidad con la que publican.

Lo que más me ha gustado: descubrir a un autor que para mí ya es uno de los mejores autores de novela negra de la literatura universal.

Lo que menos me ha gustado: nada que decir aquí. Maravilla de libro.

“Cuando recibió la noticia, Tsuneo Asai se encontraba de viaje de negocios en la ciudad de Kobe”.

Seicho Matsumoto (primera frase del libro)

Crítica: Mi vida con Alberti. Para algo llegaste, Altair

Título: Mi vida con Alberti. Para algo llegaste, Altair.

Autora: María Asunción Mateo

Editorial: Almuzara (Berenice Contemporáneos)

Hay libros que son tan necesarios que uno se pregunta por qué han tardado tanto tiempo en escribirse. Libros que no aportan solo las bondades de la literatura, sino que van más allá, por diversos motivos.

Este es, sin duda, uno de esos libros.

María Asunción Mateo nos regala una delicia de historia, la suya, la de su vida con Alberti (y después de él), con una delicadeza y una pluma que están a la altura de la propia historia, porque, aunque algunos (a quienes se nombra) hayan intentado menospreciarla, María Asunción es una intelectual que, además, escribe como los ángeles, si se me permite el juego.

Tienen estas memorias algo que, en mi opinión, es el mayor de sus aciertos: el equilibrio. Podría haber caído en muchos errores, en ser demasiado “esto” o demasiado “lo otro”, en haber insistido más de la cuenta en determinados temas o en haber contado todo de una manera lineal que podría llevar al cansancio, pero ese equilibrio entre la vida de Alberti, las anécdotas, los sentimientos de la autora, la literatura, la crítica, los documentos y el tema (así lo veo yo) principal del libro, el amor, hacen que la lectura se haga con un apetito voraz, con ganas de adolescente.

Seguramente, conocer a María Asunción y quererla tanto como la quiero me hagan partir de una cierta (y reconocida) imparcialidad, pero en lo objetivo no flaqueo (lo sabréis si habéis leído algunas de mis reseñas menos positivas), y este libro, el libro del año en su género (sin dudarlo), no tiene ni una mínima arruga, ni un simple pero, ni un solo descuido.

Lo único que molesta/duele/indigna cuando se lee es no llegar a comprender cómo unas personas que han presumido de cariño y admiración por Alberti (una de las figuras, no nos olvidemos, más importantes de la literatura universal de todos los tiempos), incluso de su amistad, pueden ser tan mezquinas, tan dañinas, y mentir tanto y de forma tan descarada. No tendría que hacer falta que fuera así, pero, yo, que conozco a María Asunción y que he compartido con ellas ya bastantes conversaciones y momentos, os aseguro que no es solo que estuviera enamorada de Alberti mientras duró su relación, sino que lo sigue estando. Que su amor por Rafael ha sido (y es) para ella una luz inextinguible, y que siempre, siempre, siempre tiene palabras preciosas para hablar tanto de él como de María Teresa León, a quien también admira muchísimo.

Es difícil de digerir que personajes que se las dan de grandes poetas (y cuyos mayores méritos no han llegado en ningún caso de su poesía) puedan dirigir palabras y acusaciones tan graves (y tan falsas) como las que no han parado de volcar sobre María Asunción e, incluso, sobre Alberti, a quien han llegado a acusar de dejarse manipular, de no estar en plenas capacidades mentales al final de su vida (absurdo, no hay nada más que leer sus últimos escritos) o poco más que de baboso por haber estado con una mujer mucho más joven que él. Es el caso de Luis García Montero, el “cabecilla” de todo ese grupo de poetas que no han sabido hacerse un hueco con su poesía (ya lo decía el propio Alberti, que, como poetas, eran bastante poca cosa) y han necesitado convertirse en parásitos para sacar rédito de aquellos a quienes intentaron parasitar, ya se llamaran Rafael AlbertiÁngel GonzálezJoan Margarit o Almudena Grandes. Lo grave es que esta persona cope tantos espacios mediáticos y culturales, mucho más aún que dirija una institución tan importante como el Instituto Cervantes, cargo que, además de grande, le queda muy lejos por su desprecio a un referente cultural tan inmenso como el poeta porteño.

En el libro de María Asunción Mateo hay evidencias más que suficientes como para saber quién miente y quién no en esta historia, aunque cualquiera con dos dedos de frente sabrá que es algo cristalino. No obstante, si a alguien le quedara alguna duda al respecto, no tiene más que leer los artículos publicados en prensa de Manuel Francisco ReinaAnna CaballéRebeca ArgudoJuan Manuel de PradaLuis Alemany o las propias docentes del Cervantes, que dejan negro sobre blanco quién es ese señor que se definió a la perfección como el machista (y otras tantas cosas) que es con su artículo llamado “Feminismo manipulado”, un decálogo de maldad, mentira, machismo y envidia, dejándose una vez más en evidencia.

Saliendo de todo eso, y volviendo al libro, que es lo importante, “Mi vida con Alberti: Para algo llegaste, Altair” es de obligada lectura. Pocos libros hay que se hayan convertido en imprescindibles en tan poco tiempo, por justicia, por verdad, por valentía y, por encima de todo, por amor.

No dejéis de leerlo.

Lo que más me ha gustado: saber más de una persona a la que siempre he admirado, Alberti, y de otra a la que siempre he querido, María Asunción Mateo.

Lo que menos me ha gustado: del libro me gusta absolutamente todo. Quizá, por poner una queja, que algunas fotografías no se ven del todo bien, y es una pena.

“Donde mi corazón ha sido tu casa mientras tú seguías en la cumbre y yo en la orilla, esperándote siempre”.

María Asunción Mateo