Crítica: Al faro

Título: Al faro

Autora: Virginia Woolf

Editorial: Alianza

Leer a Virginia Woolf siempre es un acierto.

Da igual si elegís sus cuentos, sus cartas, sus novelas, sus ensayos… Leerla es un aprendizaje en mayúsculas, por forma, por estilo, por la construcción de las frases, por la elección de las palabras, por los monólogos interiores, por su opinión sobre ciertos temas… por todo, en definitiva. Por algo es una de las mejores escritoras de todos los tiempos.

Ya había leído una buena parte de este “Al faro”, aunque no lo había terminado, así que decidí hacerlo y, por fin, lo suma a mi lista de lecturas.

Es otra maravilla de novela, otra demostración de la capacidad literaria de quien es mi escritora favorita, por lo que escribió, por cómo lo escribió (sabéis que suelo anteponer la forma al contenido) y, sobre todo, por lo que representa aún hoy en día.

Sí he de reconocer que no he elegido el mejor lugar para leerlo. Leer a la Woolf a las 7.30 de la mañana en el metro de Madrid no es la mejor opción, porque la concentración no es la que se requiere, porque Virginia escribe que es una delicia, pero su escritura es densa, es complicada, y ni las horas ni el ruido que elegí son los más apropiados para adentrarse en su literatura. Aun así, lo hice. Eso sí, el final lo leí en casa, sentado, con una mantita y con un té. Muy British, como debe ser.

Como es habitual en las novelas que he leído de Virginia Woolf, la trama de esta novela no es lo más importante. Si me preguntan “¿de qué trata?”, la verdad es que se puede decir poco, y tampoco interesa demasiado. Eso sí, el fondo, la forma de narrarlo, los diálogos, lo que se encuentra al destejer la escritura es un auténtico regalo. No sé si existe alguna otra escritora que escriba con la maestría de Virginia Woolf. Si es así, por favor, dadme su nombre.

Además de todo eso, y como también es habitual en todo lo que escribió, el feminismo está muy presente. Un feminismo que engrandece a sus personajes femeninos, como es el caso de la señora Ramsay, cuyo pensamiento deja varias claves del propio pensamiento de la autora, como puede verse, por ejemplo, en fragmentos como “Era un descrédito tremendo que, siendo una representante del sexo femenino, siguiera allí completamente muda”.

Una novela sobre el paso del tiempo, sobre principios humanos, un relato para leer con tranquilidad (no hagáis como yo), sin prisas, subrayando, poniendo post-its, releyendo, disfrutando… 

Hay que leer clásicos de vez en cuando (por algo perduran).

Hay que leer a Virginia Woolf siempre que se pueda.

Lo que más me ha gustado: hay una parte, la 11 del primer capítulo, en el que se habla de la soledad, de la quietud, del sosiego… ay, qué maravilla de reflexión.

Lo que menos me ha gustado: no haberlo leído siempre en casa, siempre cozy, siempre British.

“A una noche, sin embargo, le sigue otra noche”.

Virginia Woolf

Crítica: Argentías

Título: Argentías

Autora: Laura Morgenthaler

Editorial: Valparaíso

Tuve la inmensa suerte de que, un poco por azar, otro poco por conexiones, Laura Morgenthaler contactara conmigo para compartir poesía y, más tarde, para pedirme que le presentara el libro en Madrid.

Moviéndome solo por mi intuición (que no suele fallarme), le dije que sí, y eso que ni siquiera había leído el libro. Eso sí, había algunos detalles que pusieron muy fácil la decisión. En primer lugar, que el libro está publicado por Valparaíso. El segundo, y de mucho peso, el perfil de Laura. Su trayectoria profesional y su nivel de estudios son dignos de admirar y deja bastante claro que sabe mucho de lenguaje y de literatura. Solo me faltaba comprobar si también sabía de poesía y, sobre todo, de escribirla, pero, en cuanto leí unos pocos poemas una vez que me hice con el libro, supe a ciencia cierta que había poeta, que había poesía.

Es un libro precioso donde Laura nos habla de diversos temas convertida en argentía, ese brillo tan especial y característico de las aguas marinas canarias, brillo, luz, que también emana de ella. Amor, erotismo, maternidad, pérdida, tristeza, amistad, feminismo, memoria, esperanza… y una generosidad abrumadora para hablarle directamente a personas concretas o colectivos que necesitan de la poesía, de su poesía, para salir a flote, abandonar las profundidades de los océanos y poder ser, también, argentías.

Con una buena dosis de simbolismo, con metáforas que adquieren la forma adecuada, con un ritmo que se adapta al oleaje de cada poema, “Argentías” confirma que Laura Morgenthaler es una poeta muy a tener en cuenta, por no hablar de que es una de esas personas que (no tengo dudas) mejora la vida de aquellos que tiene cerca.

Como digo, he tenido la suerte y el honor de ser quien ha realizado la primera presentación en España del libro. Fue ayer, día 25 de noviembre, en la Librería Iberoamericana de la calle Huertas, rodeados de un montón de personas (creo que nunca había hecho una presentación con tanta gente), y fue, en pocas palabras un regalo.

Lo fue ya no solo por lo bonito de la poesía de Laura, por haberla conocido en persona, haberla escuchado hablar de la raíz del libro, recitar algunos de sus poemas, poder leer yo también algunos versos, conversar con ella, hacer simbiosis. Lo fue, también, por lo que se generó en ese tiempo y en ese espacio. Por las emociones compartidas también con el público, por lograr que la poesía trascendiera hasta el interior de cada uno de los oyentes y recibir de vuelta comentarios tan maravillosos como aquel de una mujer que nos dijo que nunca había leído poesía, pero que, gracias a lo que acababa de vivir, iba a darle un lugar especial a partir de ese momento.

También hubo muchos comentarios ya en privado (y que guardaré para mí) que me hicieron sentirme aún más feliz. Siempre que creo en algo o en alguien, me lanzo casi en picado. Últimamente me han pedido varias veces que presente los libros de otras personas y es algo que me encanta hacer, pero ante lo que siento la inevitable presión de no saber si lo haré bien, si estaré a la altura de lo que se espera de mí, si el autor o autora a quien presiento queda contento con mi trabajo. Esos comentarios de varias personas que estuvieron allí, sumados a los de la propia Laura, me hicieron sentirme muy satisfecho y, sí, muy, muy, muy feliz.

Y, gracias a momentos y a personas así, creo con mayor firmeza aún que la poesía es más necesaria que nunca (o, quizá, tan necesaria como siempre); que su fuerza es capaz de mover, de conmover; que haré todo lo que pueda por hacer que la gente lea más poesía desde mi pequeño altavoz; que hay pocas cosas en la vida que me aporten más felicidad que vivir la poesía.

Gracias, Laura, de corazón, por haberme elegido a mí para acompañarte. Ha sido una suerte inmensa haberte conocido.

Lo que más me ha gustado: hay varios poemas, como “Luz de las naranjas”, “Hasta África feliz” o “El pescador de Bárbara” que me han hecho polvo, que me han abierto algunas heridas, y eso, ya sabéis, es lo que más me gusta de la poesía. 

Lo que menos me ha gustado: que Laura viva en Alemania, porque, como digo, es luz, y la luz siempre es mejor tenerla cerca.

“Yo tuve un gen de África en los úteros”.

Laura Morgenthaler

Crítica: El pez rojo que nada en el pecho

Título: El pez rojo que nada en el pecho

Autor: Gioconda Belli

Editorial: Visor

XXX Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma

Poeta mujer. Latinoamericana. Feminista. Recomendada por Manuel Francisco Reina. ¿Qué podía fallar?

La descubrí con su libro de poesía reunida “El ojo de la mujer”

https://jorgepozosoriano.com/2020/12/08/critica-el-ojo-de-la-mujer/ , y ya me enamoré de ella.

Este último poemario suyo, ganador del prestigioso Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma, es una auténtica maravilla. 

Amor. Feminismo. Crítica social. Homenaje a un poeta tan querido por ella como Ernesto Cardenal, o como a Katy, enferma de cáncer.

Todo, con ese castellano tan cuidado de las escritoras (y escritores) de Latinoamérica, tan cuidado por Belli.

Se habla, como digo, del amor, tanto el que se da a la pareja como a los hijos, los amigos o los amigos.

Hay feminismo, empoderamiento de la mujer, como es el brutal poema “Consejos para la mujer fuerte”:

Si eres una mujer fuerte

protégete con palabras y árboles

e invoca la memoria de mujeres antiguas.

Hay, a través de la poesía (la tercera parte del poemario se llama “¿Qué puede hacer la poesía?”), crítica hacia quienes obvian el dolor del desconocido, del que sufre, como en el poema “¿Tiene patria el dolor?”, donde habla del drama de la inmigración; o en “Impunidad”, donde denuncia la violencia machista. Aquí os dejo un fragmento de ambos poemas:

¿Tiene patria el dolor?

Voces condenan a quienes sienten como propio

el ardor de los naufragios, la espalda que sangra del azotado.

Preguntan por qué llorar por desconocidos,

esos que no comparten su historia, su idioma, su pan de cada día”.

En el armario los vestidos de colores languidecen

víctimas de la doliente cobardía del esposo.

No me digáis que no queréis leer los poemas completos.

Desde luego, en poesía en castellano contemporánea, Gioconda Belli es una autora muy a tener en cuentay, por eso, os la recomiendo mucho.

Dicho esto, voy con mi análisis con lo que más y lo que menos me ha gustado del libro.

Lo que más me ha gustado: creo que me quedo con la versatilidad de la autora, con cómo es capaz de expresar sentimientos tan distintos sin cambiar de voz, creando unos poemas muy distintos en cuanto al tema, pero siempre claros, limpios y rotundos.

Lo que menos me ha gustado: como en casi todo poemario, algunos poemas nos llegan algo menos. Hay varios por el final que no me han dicho gran cosa.

¿Conocéis a la autora? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Escuchemos a las mujeres

sus pies danzan sobre la tierra

escuchémoslas

hagamos el silencio”.

 Fragmento de “Vamos a dibujar”, Gioconda Belli

El discurso del odio: machismo

Ayer mismo me enteré de que, a propuesta de Vox, y con la connivencia de Partido Popular y Ciudadanos, se va a proceder a eliminar un mural del Club Deportivo Municipal Concepción por su “mensaje político”.

Os preguntaréis, ¿qué mensaje político? El mensaje que puede leerse en dicho mural es el siguiente: “Las capacidades no dependen de tu género”. Qué mensaje más peligroso, ¿verdad? Cualquiera que lo lea tendrá que cerrar los ojos, apartar la mirada o soportar el miedo que un mensaje así supone. Por no hablar de los niños y niñas que puedan verlo. Qué horrible sería que, desde edades muy tempranas (es un polideportivo enorme con un montón de actividades infantiles), entendieran que pueden ser lo que quieran ser, sin importancia de su género. No me extraña que haya un sector de la política y la sociedad que quieran borrarlo. Yo leo ese mensaje acompañado de las imágenes de esas mujeres que tanto bien le han hecho al mundo y me pongo a temblar…

¿Qué carajo tiene esta gentuza en la cabeza para no soportar la igualdad? ¿Qué daño les hace? ¿Qué miedo les da? Quizá me equivoque en las preguntas. Otras más apropiadas serían, ¿qué complejos ocultan? ¿Cómo de machistas son? ¿Cuánto queda en sus pieles del fascismo que amordazaba y atenazaba todas las libertades?

Señores, señoras, estamos en 2.021. 2.021. ¿Cuánto quiere retroceder esta gente? ¿Hasta dónde nos quieren arrastrar con su odio?

En el mural en cuestión, por el que he pasado mil veces porque vivo muy cerca, se realizó en 2.018, votado por los vecinos del barrio. En ese momento, desde la Junta Municipal de Ciudad Lineal, se celebró este mural, bajo el lema de “La unión hace la fuerza”, dentro de la iniciativa “Compartiendo muros”. Además del mensaje comentado al inicio, pueden verse los rostros de mujeres como la artista Frida Khalo, la cosmonauta Valentina Tereshkova, la activista y Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, la humanista y poeta Luisa Sánchez Saornil, la filósofa y activista Angela Davis, la escritora Chimamanda Ngozi o la cantante Nina Simone, entre otras. Mujeres, todas ellas, sin las cuales el mundo habría girado a una velocidad mucho menor. Como el acto de valentía y antirracista de Rosa Parks, también incluida en dicho mural.

Esta gente que vota a favor de eliminar la igualdad de género de todos los sitios posibles es la misma que se niega a eliminar los vestigios del franquismo, agarrados con uñas y dientes a argumentos tan peregrinos como que “la gente ya no está a esas cosas” o que hay “muchísimas prioridades” antes que sacar al franquismo de las calles y plazas de nuestro país.

Me pregunto, aunque creo saber la respuesta, cómo enseña esta gente a sus hijos e hijas. Si fueron capaces de incluir en la agenda política y social el sinsentido del “Pin parental” con claros tintes homófobos. Si siguen negando la violencia machista. Si no celebran los actos convocados por los distintos organismos públicos en relación con el rechazo de esa violencia y a favor de la igualdad y el respeto. Si vuelcan sus esfuerzos en eliminar un mural que únicamente habla de igualdad y potencia el mensaje de que cualquiera puede llegar tan lejos como quiera. ¿Qué les dicen a sus hijos e hijas? ¿Que hay que vivir odiando al diferente? ¿Que las personas que no sean heterosexuales no merecen tener los mismos derechos que los que sí lo son? ¿Que las niñas solo podrán dedicarse a empleos de niñas y los niños, a los de niños (si es que eso tiene algún sentido)? ¿Que odien, odien y odien? ¿Qué tipo de padres son? ¿Qué tipo de personas están educando, si es que a eso se le puede llamar educación?

Del mismo modo, a quienes blanquean a esta gente, ya sea desde los medios, desde las redes sociales o con sus votos, os pregunto, ¿es este el mundo que queréis? ¿Un mundo de odio, de desigualdad, de machismo, de fascismo, de falta de respeto, de homofobia, de racismo? ¿Esto es lo que queréis para vuestros hijos e hijas? De verdad, hacéoslo mirar, porque tenéis un problema, y es un problema muy grave.

Puede que esta entrada me reste seguidores tanto del blog como de las redes, y os digo algo: ojalá sea así. Ojalá, porque esa gente racista, machista, fascista y homófoba me sobra, así que, buen viaje a todos y todas. Os digo más. Todos los alumnos y alumnas que pasen por mis clases aprenderán que todos somos iguales, sin que importe el género, el color de piel, la sexualidad o la procedencia. Educaré, como siempre he hecho, en el respeto y la igualdad, porque esa es la única forma de que el mundo avance y de que toda esa gente, todos esos defensores del odio, no logren sus asquerosos propósitos de volver a esa época en la que la libertad era solo para unos pocos, una época que solo dejaremos atrás cuando la igualdad no sea motivo de debate.

Aquí queda mi opinión y, por si suma, mi apoyo a #muraldeigualdadnosetoca #elmuralsequeda 

La frase con la que acabo la entrada es obvia:

«Las capacidades no depende de tu género».

(Metéoslo bien en la cabeza)