Crítica: Las Islas Cómplices

Título: Las Islas Cómplices

Autora: Manuel Francisco Reina

Editorial: El toro celeste

Nadie pone en duda que Manuel Francisco Reina, por trayectoria, por obra, por premios, por calidad o por la razón que sea, es uno de los poetas contemporáneos más importantes, uno de los (pocos) llamados a trascender.

Con este “Las Islas Cómplices”, que no es un libro nuevo, sino una reedición de un libro que ya se publicó en su momento (maravilla de editorial, que se ha propuesto recuperar este tipo de libros descatalogados) y que ahora reaparece en esta preciosa edición a la que ya nos tiene acostumbrados El toro celeste (hay que mencionar la imagen, bellísima, del artista segoviano Luis Moro).

Cualquier poemario de Reina es, ya sabéis, un regalo. Cierto es que es un regalo leerlo en cualquier género, pero lo de su poesía (en mi opinión) es una locura. Son unos cuantos los poemarios que tiene publicados (en un primer vistazo, cuento quince en mi estantería), y no hay ninguno que deje indiferente. Este, en concreto, que, como digo, llega para una segunda vida, aparece, creo, en un muy buen momento. Digo esto porque los últimos poemarios de Manuel Francisco, “Musa insumisa”, “Servido en frío” y “El fiel de la balanza” tocan otros temas más (vamos a decir) ásperos. El desamor, la traición, la envidia, la deslealtad, las crisis, el dolor, la desafección… y aquí, en estas islas de complicidad, existe todo lo contrario, respira todo lo opuesto: el amor, la felicidad compartida, la ilusión, la esperanza.

Un libro de un momento vital ya pasado hace muchos años, pero que regresa a la vida del autor y a las de todos quienes lo leemos para hacernos partícipes de un viaje, el de las relaciones amorosas, con todo lo que implican, recordándonos, también, que el paso del tiempo erosiona el dolor hasta suavizarlo lo suficiente como para quedarnos con lo bonito, con lo vivido, con lo aprendido, con el recuerdo. Elegir esa memoria sana en detrimento de la que nos hiere es un ejercicio complicado, pero enormemente inteligente, y esto es lo que percibimos con esta reedición tan acertada en el tiempo.

Quizá el amor llame al amor. Quizá la esperanza llame a la esperanza. Quizá la ilusión hace que uno puedo volver a ilusionarse. Lo que sí está claro es que la poesía llama a la poesía, que leer a un poeta de la talla de Manuel Francisco Reina no solo es un gozo asegurado, sino un aprendizaje, y aprender, en estos tiempos en los que estamos rodeados de expertos en nada, es otro de esos ejercicios que nos diferencian del resto, lo único que puede hacernos crecer, el camino –sí, más largo– que nos conducirá a un jardín en el que no haya solo espejos. 

Leed a Manuel Francisco Reina. Disfrutadlo. Aprended. Quizá, quién sabe, en vuestros jardines también florezca alguna rosa.

Lo que más me ha gustado: podría decir infinidad de cosas, pero creo que diré que hay algunos poemas, como Santa Lucía, Camarote 7137 o La cruz de hematites (por nombrar algunos) que son para leer casi a diario.

Lo que menos me ha gustado: que no lo leáis. Eso no me gustaría nada.

“Mi corazón como un diamante busca el tuyo”.

Manuel Francisco Reina

Crítica: Fantasma de primavera

Título: Fantasma de primavera

Autor: Gerard Bertrán Burgueño

Editorial: Ayuntamiento de Alhaurín el Grande

XIV Premio Internacional de Poesía Antonio Gala

El Premio Internacional de Poesía Antonio Gala tiene un aspecto que nunca entenderé: publicar el libro ganador un año después, en el acto de entrega del premio del siguiente ganador (incomprensible, desde mi punto de vista).

Por ese motivo, mi libro, ganador este año, no verá la luz hasta junio de 2022 y, por ese motivo, pude recoger el libro que ganó la edición anterior cuando fui a recoger el premio.

Se trata de este “Fantasma de primavera”, de Gerard Bertrán Burgueño, que da inicio a esta nueva Colección “La Baltasara”, coincidiendo con que este ha sido el primer año que el acto ha tenido lugar en dicha finca, donde Antonio Gala vivió tanto tiempo y escribió una buena parte de sus libros (algo que, en realidad, tampoco tiene mucho sentido, porque el año pasado no ocurrió en La Baltasara).

Sin ahondar más en estos hechos, voy a hablaros un poco de este poemario, que es lo importante.

Según el jurado del premio, se trata de un libro “muy difícil de apreciar en lo poético, puesto que está planteado dentro de un gran prosaísmo”, y es esta afirmación (en mi opinión) la que define de forma clara la realidad del poemario.

Es un libro tan prosaico que podría decirse que los poemas podrían leerse como si fueran pequeñas historias, pequeños relatos que narran vivencias y anécdotas, solo que lo hacen en verso.

He de reconocer que, antes de leer el libro, no me llamaba mucho la atención. Si leo poesía, me gusta que el lenguaje sea poético, que la esencia sea poética, y el prosaísmo, en poesía, me suele chirriar bastante.

No ha sido el caso.

Sí es cierto que algunos poemas no han terminado de llegarme, precisamente, por ese prosaísmo, pero hay otros (la mayoría) que me han gustado mucho y que, justo por el hecho de aportarme algo a lo que no estoy acostumbrado, me han llegado. Puede que me haya ocurrido un poco como cuando admiro un cuadro bien pintado: trato de sacarle todo el gusto posible, ya que yo sería incapaz de reproducirlo.

Es cierto que decir “nunca” es un tanto arriesgado, pero no creo que mi poesía vaya a definirse por ser prosaica, porque me parece muy complicado, muy arriesgado y porque, aunque este “Fantasma de primavera” me haya gustado, no es la poesía con la que me identifico ni la que suelo leer.

No obstante, creo que es un poemario muy bien construido e intuyo mucho trabajo a la hora de darle forma, lo cual tiene mucho mérito. Además, me parece muy acertado que se premie distintos tipos de poesía (siempre que sea buena), así que considero que es una buena elección y me hace muy feliz recoger el testigo de Gerard como ganador de este premio.

Dicho esto, voy con mi análisis con lo que más y lo que menos me ha gustado del libro.

Lo que más me ha gustado: creo que es justo ese detalle de ser una poesía muy prosaica lo que merece ser destacado. Haberme gustado sin ser la poesía que leo y haber sabido reconocer la calidad de los poemas y su dificultad me agrada, ya que siempre está bien descubrir gustos nuevos en esto de la lectura. Voy a destacar, también, los últimos versos de muchos de los poemas, versos que se quedan colgando al leerlos porque nos empujan a alguna parte, nos hacen pensar, le dan el significado al poema. Me ha pasado en varios encontrarme con los dos últimos versos y tener que releerlos más de una vez porque me han encantado.

Lo que menos me ha gustado: aunque pueda resultar contradictorio, y como he dicho en la entrada, ese prosaísmo se me ha hecho demasiado evidente en unos pocos poemas, que son los que menos he disfrutado leer.

¿Conocéis al autor? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Experimentar la anunciación de la poesía.

Soñar despierto. Volver a casa”.

 Fragmento de “De paso”, Gerard Bertrán Burgueño 

XV Premio Internacional de Poesía Antonio Gala

Han pasado ya tres días desde que recibí la que, casi con toda seguridad, fue la llamada telefónica más bonita de mi vida.

En esa llamada, el concejal de cultura del Ayuntamiento de Alhaurín El Grande, me comunicaba que mi poemario “Escrito bajo las uñas” había ganado el XV Premio Internacional de Poesía Antonio Gala, tras lo que fueron hablándome los integrantes del jurado, que son (ahí es nada) Manuel Salinas (presidente), Antonio Carvajal (Premio Nacional de Poesía), Antonio Hernández (Premio Nacional de Poesía y dos veces Premio Nacional de la Crítica, aunque no pudo estar) y Belén Molina (profesora en la Universidad de Málaga).

Creedme si os sigo que, durante la llamada, estaba ido. Escuchaba las voces como si me llegaran desde muy lejos, desde un sueño tan recurrente que me parecía, de nuevo, una ilusión.

Pero esas voces eran reales. Esas voces de maestros y expertos en poesía me estaban dando las razones por las que mi poemario había ganado el premio, con unanimidad del jurado y compitiendo contra otros 291 poemarios (record del premio), y ya solo pude luchar por no llorar durante la llamada.

Porque me emocioné muchísimo. 

Porque fue una sensación de “tanto tiempo luchando y el reconocimiento acaba de llegarme, ya está aquí, es una realidad”. Y es una sensación maravillosa, aunque me tiene bloqueado por completo.

Supongo que es normal que cueste tanto asimilar un primer premio, más aún si es uno tan importante como este. Si no lo es, seré raro, porque no soy capaz de asimilarlo.

Por el momento, solo me vienen un montón de imágenes a la cabeza.

Imágenes de todos los libros que he leído, especialmente los de poesía, que han sido siempre los que me han desgarrado (quizá, por eso, me hace tan feliz haber recibido mi primer premio literario como poeta).

Imágenes de todo lo que he escrito, desde esos primeros poemas a mi madre; de los cuentos que presentaba en el concurso de cuentos del trabajo de mi padre (y que gané en varias ocasiones); de los relatos y poemas con los que participaba en el concurso literario que organizaba mi instituto (con varios premios, también); de mis profesoras (todas mujeres) de lengua y literatura que he tenido desde la primaria hasta la universidad, que siempre me animaron a escribir porque veían algo en mí (mención especial a mi queridísima profesora de “Didáctica de la Lengua” y “Lectura y escritura creativa” en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, Marta Yolanda de Hoyos, que siempre supo que tenía que escribir “en serio”; de quienes me leéis y me seguís allá por donde vaya con mis historias…

Tengo que dedicar unas palabras destacadas, como siempre he hecho, a mi maestro: Manuel Francisco Reina. De este hecho, poder llamarlo “mi maestro” (porque lo es), tampoco soy del todo consciente, a pesar de que nos unen ya casi veinte años de amistad o, más bien, de unión familiar, porque es un hermano con todas las letras. Persona excepcional, generoso como pocos y con un talento literario inconmensurable, ha sido quien me ha guiado, quien ha sido (por suerte para mí) despiadado con los poemas que le he ido mostrando, quien me ha dicho “lee a este poeta, y a esta otra, y busca este libro, y lee y lee y sigue leyendo”, quien me ha enseñado tantísimo sobre poesía. No me puedo sentir más orgulloso de tenerlo en mi vida.

Tampoco puedo olvidarme de mi amigo Juanjo, a quien le pedí, una vez que tenía clara la línea que quería que siguiera este poemario, que me diera una “clase magistral” de filosofía, y llené más de ocho folios con anotaciones mientras lo escuchaba. Él siempre vio en mi a un poeta, y me ha acompañado, también, en cada poema que iba escribiendo y le mostraba, aportando siempre su lúcida visión filosófica de la vida.

Amigos, amigas, familia, mis primos y primas, mis tíos y tías, mi padre, mi madre… Mamá, te tengo constantemente en la cabeza, visualizando lo feliz que estarías en este momento, cómo lo estaríamos celebrando. No habría nada ni nadie capaz de quitarte la sonrisa de la cara. Este reconocimiento, como todo lo que consiga en la vida, será para ti. No sabes cuánto me faltas, pero tienes que saber que la literatura, especialmente la poesía, me sirve para revivirte y seguir teniéndote lo más cerca posible… 

Y no puedo decir mucho más, que estaréis hasta el gorro de leerme.

Que estoy muy feliz y deseando ver qué ocurre a partir de ahora, porque esto es un antes y un después en mi carrera literaria y me hace pensar que, quizá, sí; que puede que tenga algo que aportar a la poesía; y que, desde luego, voy a seguir escuchando, leyendo y aprendiendo, porque es la única forma de mejorar.

Os dejo la nota de prensa con la noticia y, si queréis ver el vídeo de la televisión local, no tenéis más que ir a mi Instagram, @jpozosoriano , donde está colgado.

Gracias, siempre, por estar.

Gracias, siempre, por leerme.

https://www.europapress.es/andalucia/malaga-00356/noticia-poemario-escrito-jorge-pozo-soriano-gana-xv-premio-poesia-antonio-gala-alhaurin-grande-20210520154533.html