Crítica: Em

Título: Em

Título: Em

Autor: Kim Thúy

Editorial: Periférica

He leído todos los libros de Kim Thúy en lo que va de año, por orden de publicación (podéis encontrar la reseña de todos tanto por aquí como en mi cuenta de Goodreads). Creo que este dato es bastante revelador de lo que me gusta la autora vietnamita.

Como sabéis, en mi baja médica del primer semestre del año, tuve una “fiebre literaria asiática” que me llevó a leer literatura de autores y autoras de Asia, y ahí apareció Kim Thúy para quedarse siempre junto a mí.

Me enamoré de su literatura con su primer libro, Ru, que es maravilloso. Man y Vi me gustaron muchísimo, también. Y este Em me ha parecido una nueva maravilla de manos de una pluma, la de Thúy, tan delicada, cuidada y sutil como los breves títulos de sus libros.

Con razón le dije que escribiera poesía, algo que (por suerte) está haciendo, porque su forma de escribir es la de una poeta que ama el lenguaje, que elije las palabras con cuidado y acierto. Eso es, para mí, el principal logro de Kim Thúy.

Luego está el otro punto importante, las historias. Su historia, al fin y al cabo, porque de eso tratan sus libros. Porque todas sus historias hablan de su país, de sus compatriotas, de las consecuencias para Vietnam y para los vietnamitas de tantos años de guerra.

De eso, precisamente, trata este libro. De la guerra entre Vietnam y los Estados Unidos, del horror de esa guerra (y, por extensión, de cualquier guerra), del dolor, de la muerte, de lo atroz, de la miseria, de lo inconcebible… y de la belleza. Porque, sí, este libro consigue ser bello a pesar de lo horrible, por encima de lo horrible. Eso es lo que consigue Kim Thúy en sus libros: hacer que la belleza prevalezca sobre lo que más nos duele.

Como en todos sus libros en España, magníficamente editado por Periférica, que sigue llenando de rojo mis estanterías.

De verdad os lo digo: si aún no habéis leído nada de Kim Thúy, tenéis que hacerlo.

Lo que más me ha gustado: conocer más sobre esa guerra, leer historias que me han dolido y emocionado y, al mismo tiempo, me han cubierto de ternura. Leer a Thúy es siempre una mezcla de sentimientos enfrentados. 

Lo que menos me ha gustado: que, aunque la portada de la edición española me guste, no mantenga la original, ya que es importante y se habla de ella en el libro. ¡Y que se acentúen los “esto” y los “estos”!

“Los estadounidenses hablan de guerra de Vietnam, y los vietnamitas, de guerra estadounidense. En esa diferencia reside, quizás, la causa de la guerra”.

Kim Thúy, Em

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Crítica: Vi. Una mujer minúscula

Título: Vi. Una mujer minúscula

Autor: Kim Thúy

Editorial: Periférica

Ya he hablado varias veces por aquí y por redes de lo que me gustan Kim Thúy y Periférica, pero tengo que hacerlo una vez más.

He dejado pasar algo de tiempo entre la lectura de “Mãn” y este tercer libro de la autora vietnamita porque no quería leer todo seguido y que se me atragantara (aunque eso era bastante difícil), pero ya lo he leído. Y solo he vuelto a confirmar lo muchísimo que me encanta cómo escribe Kim Thúy y, como ya he dicho en varias ocasiones, lo que me encanta lo maravillosamente bien que edita Periférica (qué cómodos de leer son sus libros y qué buena selección hacen).

Lo que es un regalo (además de haber descubierto de casualidad a la autora y leerla) es que puedo hablar con ella y decirle lo que la admiro, conversar con ella, aconsejarnos lecturas, compartir poemas (porque la “empujé” un poco a escribir poesía y lo está haciendo), charlar de literatura… Y no sé si os hacéis una idea de lo que lo disfruto.

Me enamoré de su forma de escribir y de su historia (exiliada a Canadá desde su país natal, Vietnam, por la guerra) desde que leí “Ru”, su primera novela (sus tres novelas están editadas por la misma editorial). Y seguir leyéndola me enamora más aún. Esa forma tan sutil de escribir que tiene, tan precisa en el lenguaje, con esos capítulos breves donde va desgajando la historia… Es arte, no me cabe duda. Cómo escribe esta mujer es arte.

Otro punto muy a favor de las novelas de Kim Thúy es que, literalmente, te hacen viajar. Te hacen interesarte por cada lugar que aparece, buscar en internet palabras, frutas, monumentos, festividades, comidas… ¡Hasta he visto documentales de Vietnam! Y, sí, me ha despertado unas ganas inmensas de viajar allí… 

Este libro nos habla de la historia de Vi, una mujer como la autora, exiliada de Vietnam (cuánto tendrá de ella), y de cómo el amor y la familia la llevan a vivir y a ser de una determinada manera. Como siempre, con la delicadeza de la autora, con su pluma inconfundible y su conocimiento en primera persona de las vivencias de sus personajes.

Deseando estoy que en septiembre salga “Em”, su cuarta novela, también con Periférica.

Lenguaje poético. Historia sencilla (que no simple). Personajes cercanos. Gastronomía. Viajes. Amor. Todos los ingredientes de las novelas de Thúy, tan bien mezclados como siempre.

Una vez más: MA-RA-VI-LLA.

Lo que más me ha gustado: no creo que sea necesario insistir más. La literatura de Kim Thúy me encanta. 

Lo que menos me ha gustado: quizá se me ha hecho una pizca menos interesante que los dos anteriores. 

Mi sensación final es la misma que ya he apuntado las veces anteriores: Kim Thúy es una autora a la que seguiré siempre, leeré todo lo que escriba y me seguiré enamorando de sus libros, sin ninguna duda. Os la recomiendo mucho, mucho, mucho.  

“La historia de Vietnam y de los vietnamitas se vive, se amplifica, se vuelve compleja sin ser escrita ni contada”.

Kim Thúy, Vi. Una mujer minúscula

Crítica: El amante

Título: El amante

Autor: Marguerite Duras

Editorial: Austral Mini

Uno de los regalos que la literatura y las redes me han traído ha sido la amistad virtual con Kim Thúy. Ella fue quien me recomendó, entre otros, este libro. Lo hizo porque le dije que me estaba enamorando de Vietnam y Marguerite Duras, nacida en Saigón, en la antigua Indochina Francesa, podría hacerme viajar por esas tierras tan atrayentes.

Fui a la librería y encargué esta edición, sencilla y muy barata, que, seguramente, no sea la mejor que hay, aunque me alegro de haber elegido esta.

Lo primero que tengo que decir es que no me ha parecido gran cosa.

No sé si se debe a que no me ha gustado, sin más; a que esperaba mucho más; o a que mi “momento oriental” está llegando a su fin, pero, no. No me ha gustado.

Es cierto que es una historia que tiene un argumento atractivo y que, por supuesto, las localizaciones son maravillosas, pero hay varios aspectos que han supuesto que me haya resultado una lectura algo pesada y que, en definitiva, no sea un libro que me haya gustado mucho.

Lo peor de todo, y creo que es algo bastante significativo, es que, para ser un libro tan corto, se me ha hecho muy largo. Apenas 129 páginas en formato bolsillo y me ha costado mucho leerlo…

Durante la lectura, además de que es una historia de la que no puede sacarse mucho, he tenido la sensación de que se quedaba a medias entre la literatura oriental y la occidental. Me explico. Por lo poco que he leído a autores orientales, es un rasgo común en muchos de ellos y ellas escribir con frases cortas, sencillas, pero muy bien cuidadas. No incluir ninguna palabra que no sea absolutamente necesaria. Estructurar los libros en párrafos cortos y detallados. Aquí, esa estructura se da (o se intenta), pero no consigue el mismo resultado. Al menos, no lo ha conseguido conmigo.

Es una historia, desde mi punto de vista, lenta, repetitiva, aburrida en muchas partes, con saltos que sacan de la lectura… Y me da mucha pena, la verdad, porque lo empecé con muchísimas ganas, pero se ha ido desinflando hasta que he terminado leyéndolo en diagonal para terminarlo lo antes posible.

Además, se suma que la traducción no es muy allá (lo barato, al final, ya se sabe). Además de varias erratas, el leísmo termina por hacer daño en los ojos. Es tan evidente que, en la misma frase, se usa “le” como el masculino de “la”, lo cual es siempre es un error. Si el femenino es “la”, el masculino será siempre “lo”. Y si, por el contrario, el uso correcto es “le”, lo es para ambos géneros. Como ejemplo, este fragmento del libro:

“Sabía que la miraba. Ella también le miraba […]. Y después, al final, ya no le vio”.

Aunque haya casos y dialectos en lo que el leísmo se acepta, no me parece muy apropiado que un escritor o traductor tengan tal confusión. Llamadme exigente…

Dicho esto, ahí voy con mi análisis.

Puntos fuertes:

La localización: países tan bonitos como Vietnam siempre merecen la pena ser leídos, aunque creo que podría haberse descrito de una forma mucho mejor.

La extensión: visto que se me ha hecho una lectura muy larga, lo cierto es que agradezco que tenga una extensión tan breve. 

Lo que más me ha gustado: leer algo de una autora a la que quería conocer, a pesar de que este primer contacto no haya sido como esperaba.

Lo que menos me ha gustado: tal y como he dicho, cuando una lectura tan breve se hace tan larga… 

Mi sensación final es que, por el momento, Marguerite Duras no será una autora a la que vuelva a leer. Tendré que volver a leer más literatura oriental (aún me queda uno de Kim Thúy sin leer) para ver si sigo en esa “fiebre” oriental o si ya se ha acabado hasta nuevo aviso. Aun así, como siempre, me gusta leer a nuevos autores de los que poder opinar. 

“Nunca he escrito creyendo hacerlo, nunca he amado creyendo amar, nunca he hecho nada salvo esperar delante de la puerta cerrada”.

Marguerite Duras, El amante

Crítica: Mãn

Título: Mãn

Autor: Kim Thúy

Editorial: Periférica

Hay amores que crecen con el paso de tiempo y con la insistencia, y eso es lo que me pasa con Kim Thúy y con Periférica.

Mi idilio con esta editorial no es tan reciente. Todo lo que he leído suyo me ha encantado, y sigo pensando que es una forma de editar casi perfecta. Libros bonitos, en la misma línea, con ese rojo tan atrayente, cómodos, ligeros… Me encantan, qué os voy a decir.

En cuanto a la autora, si con “Ru” https://jorgepozosoriano.com/2021/02/14/critica-ru/ descubrí a esta autora vietnamita (qué agradecido le estoy a esta fiebre oriental lectora) y pensé que leería más libros suyos, con “Mãn” lo he confirmado. Tengo algunas lecturas pendientes que me apetece mucho hacer (hoy mismo empezaré con “Territorio de luz”, de Yuko Tsushima), pero el tercer libro de Thúy, “Vy”, no tardará en llegar. Además, justo ayer, Periférica subió a su Instagram una publicación sobre esta maravillosa autora y anunciaron que, en septiembre, publicarán “Em”, su nueva novela. Sabéis quién se la leerá en cuanto salga, ¿verdad? (Por cierto, me encanta los títulos tan escuetos como cargados de significado, porque así es la literatura de Kim Thúy).

En esta novela se cuenta, de esa forma tan poética y cuidada de esta autora, la historia de “Mãn”, una inmigrante vietnamita en Canadá (como la propia Thúy) que encuentra su lugar en el mundo gracias a la amistad (qué personaje más bonito el de Julie), el amor (lo que me gusta encontrarme historias de amor reales y no las tan prefabricadas de muchos libros tan de moda) y, sobre todo, la cocina. Y, a través de la cocina, se nos muestra Vietnam, su Vietnam, sus sabores, olores, recuerdos, vivencias… Y qué forma tan bonita de viajar a Vietnam y al interior y a niñez de una autora como Thúy.

Una vez más, sin pretensiones. Con una pluma delicada y exacta, con un lenguaje medido al detalle, con una sencillez tan complicada de conseguir que casi no se encuentra en ninguna novela. 

La estructura, esta vez, es algo distinta. La historia se cuenta desde términos que aparecen en vietnamita y en español (muchos, relacionados con ingredientes y comidas) y a través de los cuales se estructura la vida de “Mãn”. Muy original y, en mi opinión, muy acertado.

Como habréis imaginado, sí. Una vez más… MA-RA-VI-LLA.

Dicho esto, ahí voy con mi análisis.

Puntos fuertes:

La delicadez: es muy difícil escribir prosa con tanta poesía y que no sea un error enorme. La poesía es poesía y la prosa, prosa. Mezclarlas, casi siempre (y a no ser que se tenga un dominio absoluto de ambas), supone un texto complicado de leer. No es el caso. Esta prosa tan poetizada de Kim Thúy es perfecta. Al menos, para mí, lector asiduo de poesía.

La estructura: una vez más, como he dicho, la estructura me parece un acierto. Leer pequeños fragmentos que van hilando una historia tan dulce como la de la protagonista ayuda a que la lectura sea tranquila, a que tenga la pausa necesaria para leer a esta autora, experta en esa pausa. 

El enamoramiento: lo puedo decir sin riesgo a equivocarme: Kim Thúy se ha convertido en una de mis escritoras favoritas. No tengo ninguna duda al respecto.

Vietnam: es un país que conozco muy poco, pero que siempre me ha fascinado. Por esa razón, encontrar tantos fragmentos de Vietnam en los libros de Thúy es un regalo que estoy disfrutando como un niño pequeño.

Lo que más me ha gustado: vuelvo a decir lo que dije al leer “Ru”: el lenguaje. No conozco muchos libros cuyo lenguaje me enamore de esta forma. Por decir algo distinto en cuanto a un aspecto que me ha gustado mucho, la forma en la que se trata la amistad y el amor me han encantado.

Lo que menos me ha gustado: imposible apuntar nada en este punto. Una auténtica delicia de lectura. 

Mi sensación final es esa que os digo. Kim Thúy ha llegado a mi vida para quedarse, y haré que llegue a la vida de más personas recomendándola y regalándola.  

“Me saludó con el entusiasmo de una arqueóloga que hubiese descubierto la huella del primer beso”.

Kim Thúy, Mãn

Título: Mãn

Autor: Kim Thúy

Editorial: Periférica

Hay amores que crecen con el paso de tiempo y con la insistencia, y eso es lo que me pasa con Kim Thúy y con Periférica.

Mi idilio con esta editorial no es tan reciente. Todo lo que he leído suyo me ha encantado, y sigo pensando que es una forma de editar casi perfecta. Libros bonitos, en la misma línea, con ese rojo tan atrayente, cómodos, ligeros… Me encantan, qué os voy a decir.

En cuanto a la autora, si con “Ru” https://jorgepozosoriano.com/2021/02/14/critica-ru/ descubrí a esta autora vietnamita (qué agradecido le estoy a esta fiebre oriental lectora) y pensé que leería más libros suyos, con “Mãn” lo he confirmado. Tengo algunas lecturas pendientes que me apetece mucho hacer (hoy mismo empezaré con “Territorio de luz”, de Yuko Tsushima), pero el tercer libro de Thúy, “Vy”, no tardará en llegar. Además, justo ayer, Periférica subió a su Instagram una publicación sobre esta maravillosa autora y anunciaron que, en septiembre, publicarán “Em”, su nueva novela. Sabéis quién se la leerá en cuanto salga, ¿verdad? (Por cierto, me encanta los títulos tan escuetos como cargados de significado, porque así es la literatura de Kim Thúy).

En esta novela se cuenta, de esa forma tan poética y cuidada de esta autora, la historia de “Mãn”, una inmigrante vietnamita en Canadá (como la propia Thúy) que encuentra su lugar en el mundo gracias a la amistad (qué personaje más bonito el de Julie), el amor (lo que me gusta encontrarme historias de amor reales y no las tan prefabricadas de muchos libros tan de moda) y, sobre todo, la cocina. Y, a través de la cocina, se nos muestra Vietnam, su Vietnam, sus sabores, olores, recuerdos, vivencias… Y qué forma tan bonita de viajar a Vietnam y al interior y a niñez de una autora como Thúy.

Una vez más, sin pretensiones. Con una pluma delicada y exacta, con un lenguaje medido al detalle, con una sencillez tan complicada de conseguir que casi no se encuentra en ninguna novela. 

La estructura, esta vez, es algo distinta. La historia se cuenta desde términos que aparecen en vietnamita y en español (muchos, relacionados con ingredientes y comidas) y a través de los cuales se estructura la vida de “Mãn”. Muy original y, en mi opinión, muy acertado.

Como habréis imaginado, sí. Una vez más… MA-RA-VI-LLA.

Dicho esto, ahí voy con mi análisis.

Puntos fuertes:

La delicadez: es muy difícil escribir prosa con tanta poesía y que no sea un error enorme. La poesía es poesía y la prosa, prosa. Mezclarlas, casi siempre (y a no ser que se tenga un dominio absoluto de ambas), supone un texto complicado de leer. No es el caso. Esta prosa tan poetizada de Kim Thúy es perfecta. Al menos, para mí, lector asiduo de poesía.

La estructura: una vez más, como he dicho, la estructura me parece un acierto. Leer pequeños fragmentos que van hilando una historia tan dulce como la de la protagonista ayuda a que la lectura sea tranquila, a que tenga la pausa necesaria para leer a esta autora, experta en esa pausa. 

El enamoramiento: lo puedo decir sin riesgo a equivocarme: Kim Thúy se ha convertido en una de mis escritoras favoritas. No tengo ninguna duda al respecto.

Vietnam: es un país que conozco muy poco, pero que siempre me ha fascinado. Por esa razón, encontrar tantos fragmentos de Vietnam en los libros de Thúy es un regalo que estoy disfrutando como un niño pequeño.

Lo que más me ha gustado: vuelvo a decir lo que dije al leer “Ru”: el lenguaje. No conozco muchos libros cuyo lenguaje me enamore de esta forma. Por decir algo distinto en cuanto a un aspecto que me ha gustado mucho, la forma en la que se trata la amistad y el amor me han encantado.

Lo que menos me ha gustado: imposible apuntar nada en este punto. Una auténtica delicia de lectura. 

Mi sensación final es esa que os digo. Kim Thúy ha llegado a mi vida para quedarse, y haré que llegue a la vida de más personas recomendándola y regalándola.  

“Me saludó con el entusiasmo de una arqueóloga que hubiese descubierto la huella del primer beso”.

Kim Thúy, Mãn

Crítica: Ru

Título: Ru

Autor: Kim Thúy

Editorial: Periférica

¿Estoy enamorado de Periférica? Sí. ¿Estoy enamorado de la literatura oriental? También. ¿Me he enamorado perdidamente de Kim Thúy y voy a leer todo lo que escriba? Sin duda.

Así que, sí. De nuevo… MA-RA-VI-LLA.

Cuánto me gusta cuando mi intuición acierta con un libro… Este lo compré “de rebote”. Fui en busca de “Hozuki, la librería de Mitsuko” (ya sabéis lo que me encantó) y, mirando y mirando, apareció esta preciosidad. Vale que los ojos se me suelen ir a las editoriales que me gustan y que el rojo de Periférica es muy atrayente, pero tuve otros tantos en las manos y, saber nada de este libro, me decanté por él. Y qué acierto, amigos y amigas. Qué gran acierto.

La forma de escribir de Kim Thúy (mi primera incursión en la literatura vietnamita) es espectacular. Directa. Perfectamente estructurada dentro de su peculiar desestructuración. Y, sobre todo, tan, tan, tan poética que se te va agarrando a las venas para estrujarlas, abrazarlas, acariciarlas, arañarlas… Tan poética que te hace sentir todo lo que se propone como si lo estuvieras viviendo en primera persona. Qué difícil es que la “incursión” de un género en otro funcione, pero qué bonito es cuando lo consigue. Enamorado de la poesía, como bien sabéis, este híbrido (quizá, sin pretenderlo) entre lo novelado y lo poético es una verdadera delicia.

Para que os hagáis una idea (aunque he compartido algunos fragmentos en Instagram), os dejo el tercer párrafo de esta historia:

“Nací a la sombra de esos cielos adornados con fuegos artificiales, decorados con guirnaldas luminosas, recorridos por cohetes y bengalas. Mi nacimiento tenía la misión de reemplazar las vidas perdidas. Mi vida tenía el deber de continuar la de mi madre”.

¿No os parece de una belleza extraordinaria?

Como digo, no había leído aún a autores vietnamitas, pero ya os aseguro que buscaré leer a muchos más. Por lo pronto, todo lo que encuentre de Thúy lo voy a leer, empezando por “Ma” (me lo ha traído San Valentín), una historia que me llama muchísimo la atención. Qué poder tiene la literatura, que te hace viajar en la distancia, enamorarte de un país o una cultura sin conocerlas más que de lejos, querer saber más sobre eso que acabas de conocer de una forma tan etérea como pura. Ay, qué feliz soy cuando leo una buena historia…

Dicho esto, ahí voy con mi análisis.

Puntos fuertes:

El lenguaje: con una forma tan preciosa de narrar, la autora es capaz de hablarnos de la guerra, de la muerte, de la prostitución, del horror y de otros temas dolorosos con una delicadeza tan cuidada que resulta, incluso, agradable. Entendedme. El dolor está, y lo narra de forma cruda, pero está tan bien contado que resulta casi dulce, aunque nos atrape la tristeza. Esa es la magia de la buena literatura.

La estructura: narrado en primera persona, con fragmentos cortos (nunca más de un par de páginas) que nos permiten respirar entre las distintas vivencias que se cuentan, la lectura es muy cómoda, muy agradable y muy satisfactoria. Puede parecer que la autora escribe a saltos, que no sigue un hilo centímetro a centímetro, pero el hilo sigue, aunque tengamos que ir tirando de él para mantenerlo firme. En mi opinión, una estructura perfecta (y difícil de conseguir). 

El descubrimiento: en este momento lector en la que estoy de acercamiento a la literatura oriental, me hace muy feliz salir de Japón (que es lo que había leído hasta ahora), “visitar” nuevos países y descubrir a otros autores y autoras, como Kim Thúy, de quienes no quiera soltarme.

La historia: la historia de este libro es la historia de la autora. Su vida. Su viaje. Su sangre, sus heridas, sus sonrisas y sus lágrimas. Y, amigos, qué historia más bonita…

Lo que más me ha gustado: me ha gustado absolutamente todo, pero, si tengo que destacar algo, sería el lenguaje. Encontrar un lenguaje tan poético en una novela que encaje tan bien y que sea tan humano es un lujo. Un diez, sin duda.

Lo que menos me ha gustado: no le puedo poner ni un pero. Es, en mi opinión, un libro sobresaliente. Único. Incomparable. 

Mi sensación final es que lo leeré más veces, aunque sea algunos fragmentos. Esa estructura tan particular y ese lenguaje que me ha enamorado dan esa facilidad e invitan a hacerlo. Y esto no suele ocurrir con las novelas, pero esta no es una novela al uso. Sino una poesía hecha novela. Lo recomendaré, lo regalaré y, como digo, lo releeré. Qué feliz me ha hecho este descubrimiento. 

“La vida es un combate donde la tristeza implica la derrota”.

Kim Thúy, Ru