Crítica: Respira

Título: Respira

Autora: Tim Winton

Editorial: Libros del Asteroide

Elegí este libro por varios motivos.

Es de Libros del Asteroide. El título invita a la calma. Literatura australiana. El mar. El color azul. La adolescencia.

Me parecieron razones de peso para leerlo. No me equivoqué.

En resumen (muy concentrado) es un libro sobre el paso de la adolescencia a la vida adulta, narrado con los recuerdos del protagonista, en Australia, rodeados de océano, de olas y de mucho surf.

Hay amistad. Hay rebeldía. Hay naturaleza. Hay peligro. Hay sexo. Hay miedo. Hay inconformismo. Hay libertad. Hay un “hacer del miedo el motor de la vida”.

Hay un deseo inherente a todo adolescente de forjar una personalidad bien construida para nosotros mismos y para los demás; una necesidad de encajar en la sociedad, pero tratando de hacer encajar nuestras normas; una búsqueda de salir de lo común; un no querer ser corriente (“Tal vez no esté tan mal ser un simple tipo corriente”).

Está tan bien escrito que no importa pasar varias páginas solo para coger una ola. Es más, se agradece, porque tú también estás allí, sentado en esa misma tabla, observando el cielo y con los pies dentro del agua, pensando si en ese mar habrá tiburones acechándote desde el fondo.

Es un libro para salir de la ciudad, para ir a una isla y dejarnos abrazar por el océano, aunque nos golpee con la fuerza que golpea a estos dos chicos que no se conforman con la vida que tienen, como nos pasa a muchos en infinidad de ocasiones.

Un libro para volver a una adolescencia que cada vez queda más lejos y volver a ser, aunque solo sea durante un momento, rebeldes e inconformistas.

Un libro muy recomendable.

Lo que más me ha gustado: ese escape, esa huida a otra parte, a otro tiempo. Ha sido un viaje muy agradable.

Lo que menos me ha gustado: nada que ver con el escritor, sino con los leísmos constantes y con los varios errores como “por delante mío” o “delante mío”, que aparecen y me choca bastante que nadie los haya corregido a tiempo.

“Basta un átomo de duda para volverte vulnerable”.

Tim Winton

Crítica: Gwyneth

Título: Gwyneth

Autor: Daniel Lorente y Carolina Gilbert

Ilustraciones: Sebastiá Serra

Editorial: Edelvives

Premio Ala Delta 2023

Me hice con Gwyneth en la entrega de los Premios Edelvives, junto con Verano en el asteroide, que ya leí y reseñé en su momento: https://jorgepozosoriano.com/2024/05/31/critica-verano-en-el-asteroide/ .

He tardado en leerlo, además de por el aluvión de lecturas pendientes que siempre tengo, porque quería esperar a leerlo en el momento perfecto, que era la navidad, así que esperé y, la verdad, ha sido un acierto.

Uno de los muchos motivos por los que sigo leyendo literatura infantil es por la nobleza de algunas de sus historias, por la delicadeza, por la ternura. Y Gwyneth tiene mucho de eso. Es una historia de esas que te acogen, que te dan la mano, que te reconfortan. Una historia navideña con mucho amor, con magia, con personajes entrañables y varios mensajes muy potentes y muy bien tratados, como el amor familiar, la bondad o la empatía, aunque, quizá, el mensaje más importante sea la aceptación, eso que ya tendría que haberse superado hace tiempo, pero que (no hay más que mirar, por ejemplo, a la polémica con Lalachús) sigue siendo un problema porque siguen existiendo personas que se creen con el derecho a insultar a los demás por cualquier diferencia. Algo absurdo, sí, pero, por desgracia, contra lo que aún hay que luchar.

Por ese, entre otros motivos, historias como la de Gwynteh son tan importantes. Porque hay que seguir educando en valores desde la infancia para que los mensajes de odio que acabarán llegando a los oídos de los peques sean rechazados desde la primera palabra.

Pero, no, no solo recomiendo este libro por eso. Lo he disfrutado muchísimo. Los personajes, la ambientación, la magia… Es una historia de las bonitas de verdad, con todo en su sitio y, sí, también, muy bien escrita. Siempre que leo literatura infantil (como cuando la escribo) pienso en mis alumnos de 6-8 años, en si les podría gustar, en si la comprenderían, si la disfrutarían, si les hiciera querer seguir leyendo. Con Gwyneth tengo claro que sí, y no tardaré en compartir algunos fragmentos en clase, porque me parece algo precioso (y muy valioso) enseñar desde la literatura, hacer todo lo posible por que los y las peques adquieran el gusto por la lectura lo antes posible y de la manera más natural que se pueda. Y me aprovecho de mi posición de maestro-escritor, sí, pero lo hago porque veo que funciona, y eso me encanta.

Conclusión: qué bueno que existan estas historias y autores como Daniel y Carolina, y qué bueno que existan editoriales como Edelvives, que apoyan estas historias y a estos autores, además, con un premio de la talla del “Ala delta”.

Mención especial, también, para las ilustraciones de Sebastià Serra, que son una preciosidad.

Lo que más me ha gustado: cobijarme en la literatura infantil durante un tiempo, un lugar siempre seguro.

Lo que menos me ha gustado: la idea de que siga siendo necesario combatir tanto mensaje de odio.

“Lo diferente siempre es especial”.

Daniel Lorente y Carolina Gilbert

Crítica: Comadrejas

Título: Comadrejas

Autor: Alejandro Pedregosa

Editorial: Cuatro lunas (Kalandraka)

Conocí Kalandraka y a Alejandro Pedregosa por el mismo motivo: la poesía infantil y el Premio Internacional Ciudad de Orihuela de Poesía para Niñas y Niños, que Alejandro ganó en 2020 con su libro Álbum de familia, que reseñé hace tiempo https://jorgepozosoriano.com/2022/09/13/critica-album-de-familia/

Después de leer este libro, tengo la misma sensación tanto para la editorial como para el autor: ambos son mucho más que eso, y digo esto consciente de que “eso” es ya muchísimo, pero, sí, los dos son mucho más.

Kalandraka es uno de esos sellos con los que siempre se acierta. Cuidadosos, cercanos, serios, con un catálogo impresionante y unas ediciones para enamorarse. Sí es cierto que el catálogo infantil es el más extenso y que es una maravilla, pero también cuentan con otros sellos y otras colecciones en las que se alejan de ese público y nos regalan a los adultos joyas como esta que hoy os traigo.

Y aquí es donde hablo de Alejandro Pedregosa, que es, por lo que he comprobado, un autor todoterreno que te escribe un poemario infantil precioso, semblanzas sobre figuras como María Moliner o como Carmen de Burgos o este novelón que es de lo mejor que he leído este año.

Comadrejas es una novela ambientada en ese episodio tan atroz de nuestra historia reciente, la II Guerra Mundial, y los escenarios pasan por esos campos de concentración que siguen dando escalofríos y, en la distancia, un pueblo andaluz que tampoco pasa por su mejor momento. Dolor. Incomprensión. Maldad. Barbarie. Y, al mismo tiempo, esperanza, amor, humanidad y memoria. Porque es un libro duro, hiriente, de esos que acaban dejándote un sabor amargo al pensar en que lo que cuenta no es ficción, sino que ocurrió, no hace tanto tiempo, no tan lejos; pero, a la vez, es una historia donde poder anclar durante un tiempo y saborear la belleza que, a pesar de todo, se respira a lo largo de sus páginas. Aquí cobran especial importancia los personajes porque, rodeados de esos animales que no dudaron en hacer el mal de las formas más deshumanizadas, también existe Juana, también existen Jules y Marcel y también hay otros cuyos nombres no daré por no arruinaros la historia, pero que son quienes te ayudan a no perder del todo la fe en la bondad humana.

Es una novela escrita por un buen poeta, y eso (nunca me cansaré de decirlo) es sinónimo de novela bien escrita, cuidada, acertada en el lenguaje, rigurosa con la belleza al ser escrita.

Todo eso es “Comadrejas”, un abrazo a la memoria, a la bondad y al amor en un momento negro y descarnado. Un homenaje a todas las víctimas del nazismo. Una obra de justicia para quienes no la tuvieron. Un libro sobre la ilusión y la esperanza, esas cuerdas a las que agarrarse en los peores momentos.

Leedla. Lloradla. Disfrutadla. Podéis creerme, es una novela excepcional.

Lo que más me ha gustado: podría decir tantas cosas… pero creo que voy a quedarme con Juana. Qué personaje más abrumadoramente precioso.

Lo que menos me ha gustado: como me pasa con estas historias, pensar en que todo lo que cuenta fue verdad.

“Me digo que acaso sea eso el optimismo. Disfrazar la realidad para ponerla siempre de tu lado”.

Alejandro Pedregosa

Crítica: El tiempo regalado

Título: El tiempo regalado. Un ensayo sobre la espera

Autor: Andrea Köhler

Editorial: Libros del Asteroide

Me pasa, como creo que ya he comentado alguna vez, que hay determinadas editoriales que llaman mi atención en las estanterías, como es el caso de Libros del Asteroide.

Me ocurrió con este libro al terminar de disfrutar de la presentación de “Ballenas invisibles”, el preciosísimo ensayo de Paula Díaz Altozano (que os recomiendo muchísimo). Estaba en un estante de La Mistral, con ese diseño tan conocido, con, además, este color tan maravilloso. Y con ese título, con tiempo regalado, con espera, términos muy en mi forma de afrontar la vida desde hace algunos años.

Me hice con él, claro, y lo he leído y… no me ha encantado.

Está bien, es una lectura agradable, tiene partes bonitas, pero no sé si porque esperaba más, porque la estructura es un tanto peculiar o porque ha sido mi primera lectura después de haberme tenido que leer siete novelas en siete días por el premio de narrativa en el que he sido jurado, pero se me ha hecho un poco pesado y no ha sido uno de esos libros (de este tipo) que me han enamorado.

Tampoco puedo decir que no me haya gustado y, aunque no tanto como esperaba, he disfrutado la lectura. Eso sí, creo que hay otros ensayos que tratan este tema (como el propio de Paula que cito antes) mejor resueltos.

Lo que más me ha gustado: volver a leer por gusto y no por obligación.

Lo que menos me ha gustado: esa “decepción” al esperar que me encantara.

“Pues la espera es lo imaginario del amor, y el anhelo, la esencia de la imaginación”.

Andrea Köhler

Crítica: El mago de Oz

Título: El mago de Oz

Autor: Lyman Frank Baum

Editorial: Gribaudo

Ilustraciones: W. W. Denslow

El mago de Oz es (era) uno de esos libros pendientes que seguían acumulando polvo, junto a otros tantos. “Ya lo leeré”. “Ahora no me apetece”. “Seguro que en algún momento”. Pues, bien, por fin puedo decir que lo he leído y os confirmo que sí, que me ha gustado mucho. Uno de los clásicos imprescindibles de la literatura infantil y juvenil, sin duda.

He de decir que me ha recordado mucho a Alicia en el País de las Maravillas. Una historia en la que una niña, acompañada por gente peculiar, recorre un lugar desconocido para volver a casa. Personajes fantásticos, fantasía, algo de magia, aprendizajes… Publicados más o menos en la misma época, este tipo de literatura tenía un público cada vez mayor, por lo que es normal que surgieran algunas de las novelas para niños y jóvenes más importantes de la literatura universal (se nota que este fue el tema que me tocó en la oposición… jeje).

Sabéis que no soy muy fan de los best-sellers, pero sí lo soy de los long-sellers, como es el caso. Que un libro venda mucho en un momento concreto (por motivos, casi siempre, muy distintos a los literarios) tiene poco mérito; pero que un libro venda a lo largo de los años (El mago de Oz se publicó en 1900) y se sigue publicando en ediciones tan bonitas como la de Gribaudo (con las ilustraciones originales y un póster incluido) dice mucho de un libro. Es cierto que las películas ayudan mucho a la popularidad, pero los libros siguen ahí, y eso es de admirar.

Lo bueno de estas historias (uno de los puntos buenos) es que da igual que las conozcamos, que sepamos lo que pasa, porque es tan buena literatura y suponen una lectura tan agradable que el resto no importa. Además, en los tiempos que corren, que niños y niñas puedan leer sobre valores como la importancia de la amistad, el amor propio, la perseverancia o la autoaceptación siempre es positivo, y este libro está repleto de todo eso.

Es divertido, tierno, mágico, ameno, tiene mensajes muy buenos, las ilustraciones son preciosas, los personajes son geniales, hay brujas (¡pensad en Wicked!), animales que hablan… ¿Qué más se le puede pedir a una historia?

Por lo pronto, voy a buscar la película para volver a verla, además de ir pensando en ver Wicked en el cine (el musical en Londres me encantó).

Lo que más me ha gustado: leerlo por fin después de tantos años, además de hacerlo en una edición tan cuidada como esta.

Lo que menos me ha gustado: ¡que se me ha pasado rapidísimo!

“Es más fácil lograr lo que uno desea si se dirige en la dirección correcta”.

Lyman Frank Baum

Presentación de «Si el amor fuera un ala» en la Residencia de Estudiantes de Madrid

La tarde del miércoles 2 de octubre fue muy especial.

Pudimos compartir con mucha gente (estaba lleno) nuestra antología «Si el amor fuera un ala» en la Residencia de Estudiantes, un lugar con tanta historia como magia.

Para quienes no pudisteis ir, aquí os dejo el enlace al vídeo.

¡Espero que lo disfrutéis!

http://www.edaddeplata.org/edaddeplata/Actividades/actos/visualizador.jsp?tipo=2&orden=0&acto=7816

Crítica: La suerte de encontrar una caracola

Título: La suerte de encontrar una caracola

Autora: Juan Carlos Martín Ramos

Editorial: Iglú

Ilustraciones: Rosa Ureña

Si es verdad eso que dicen de que las buenas personas hacen mejor lo que hacen, Juan Carlos Martín Ramos es el mejor ejemplo para poder afirmarlo.

Lo conocí cuando vino (junto a su inseparable Lurdes, que es otro amor de persona) a hacer una animación a la lectura a mi colegio. Había leído algunos de sus libros (este no es el único poemario infantil que tiene publicado, investigad, porque son maravilla todos), pero no lo conocí en persona hasta ese día, pero me quedé enamorado de él y de Lurdes desde el primer segundo.

La animación a la lectura fue lo mejor que he visto en mucho tiempo. Recitaron, hicieron títeres, cantaron, tocaron la guitarra… y todo con un gusto, con un cariño y con una ternura que (y no miento) lloré de emoción. A los y las peques les encantó, por supuesto. Acercarlos a la literatura, especialmente a la poesía, siempre es algo que me hace muy feliz, y ese momento fue una vivencia que se nos quedó para siempre.

Aunque mi amor por ellos ya era irrevocable, aumentó más aún cuando se presentaron en la caseta de la Feria del Libro de Madrid en la que estaba firmando, se llevaron mi último poemario y me regalaron esta preciosidad que hoy comparto con vosotros y vosotras.

Dicho esto, que es más bien para presentar a Juan Carlos como persona, paso al poeta, porque también hay mucho que decir al respecto.

El mundo poético de este autor es tan rico y está tan bien asentado en él que leer su poesía siempre es una delicia. Es original, es tierno, es cercano, es dulce… es un pedazo de poeta que, además, y como decía al principio, hace todo mejor porque es una persona con un corazón gigante. Y, quizá, si tiene que ver con adultos eso puede importar menos, pero hablando de niños y niñas, creedme, esa condición suma muchísimo.

Este libro (¿de verdad he dicho todo eso sin empezar aún a hablar del libro?) es un homenaje al mar. A los mapas, los piratas, las sirenas, los mensajes en botellas, los mapas, los buzos… Pero, como es habitual en la poética de Martín Ramos, también es un homenaje a los libros, a la memoria, a los recuerdos de infancia, a la poesía. Es un viaje hacia las historias que nos contaban de pequeños, hacia personajes (inventados o reales) que son parte de nuestras vidas, hacia esas lecturas que nunca olvidaremos. Un viaje, además, en el que las ilustraciones de Rosa Ureña añaden el color necesario, aportan más luz aún.

Poemas llenos de niñez, de ilusión, de juego, de risa, de música y de amor, ingredientes que no faltan en la genial receta poética de este escritor que tanto me gusta y que (estoy seguro) tanto os gustará descubrir.

Cuánto bien hace la buena poesía.

Lo que más me ha gustado: aunque el libro es un 10, diré que me gusta mucho saber que ha sido un regalo, que me lo regaló con su sonrisa y su abrazo y con una dedicatoria preciosa. ¡Gracias!

Lo que menos me ha gustado: haber tardado tanto en descubrirlo, porque ya es uno de mis autores imprescindibles.

“Para que se duerma el mar, el mar, el mar,

dibuja un faro en la noche

un barco que va a pescar

los sueños del horizonte”.

Juan Carlos Martín Ramos

Crítica: Verano en el asteroide

Título: Verano en el asteroide

Autora: Manuel López Gallego

Editorial: Edelvives

XXIII Premio Alandar

La semana pasada tuve el gusto de ir a los Premios Edelvives, en el Espacio Delicias de Madrid.

Ya sabéis que me gusta mucho leer literatura infantil y juvenil y, la verdad, últimamente, entre el trabajo y la poesía, la tenía bastante olvidad. Por suerte, al terminar el acto nos entregaron una bolsa con este Premio Alandar y con el Premio Ala Delta, de literatura infantil.

Por casualidades de la vida, resulta que este libro tiene sus cimientos en “El principito” y, sobre todo, en su autor, Antoine de Saint-Exupéry. Aunque no he leído nada aparte de “El principito” (que es, como sabéis, uno de mis libros favoritísimos y con el que siento una conexión enorme), la figura de Saint-Exupéry siempre me ha interesado mucho, y en este libro se habla muchísimo de su historia, de su biografía, de curiosidades, de sus libros… Vamos, todo un acierto que me ha hecho disfrutar muchísimo de la lectura.

Apoyado en esa historia, y con citas de libros de Saint-Exupéry al inicio de cada capítulo, el protagonista avanza en su periplo vital hasta obtener su lugar en el mundo. Con una familia desestructurada, un ambiente en el colegio y en el barrio que no ayudan y una personalidad por formarse, Horacio encuentra su espacio en un lugar lleno de referencias al su autor favorito, lejos de aquello que le complica la vida.

En este libro se habla de la superación personal, de atravesar el divorcio de los padres, el egoísmo y la inmadurez de un padre que no supera sus traumas, del acoso (permitidme que, como siempre hago, no le añada el “escolar”), de los sueños, de ese periodo tan complicado en nuestra existencia que es nuestra adolescencia, dándonos algunas pistas sobre cómo poder lidiar con ella.

Un muy buen libro, la verdad. Entretenido, bien escrito, con algo de intriga, con un personaje de los que se recuerdan y con mucho, mucho Saint-Exupéry.

Lo que más me ha gustado: la historia me ha gustado, pero (no podía ser de otra forma) me quedo con el acierto de incluir a Saint-Exupéry casi como un personaje más.

Lo que menos me ha gustado: ver cómo muchos (¿demasiados?) libros juveniles se valen del acoso como punto de partida. Me parece perfecto que se hable de un problema que existe, pero creo que se está abusando un poco…

“El mayor bien de un hombre es la paz”.

Manuel López Gallego

Crítica: El curioso incidente del perro a medianoche

Título: El curioso incidente del perro a medianoche

Autora: Mark Haddon

Editorial: Salamandra

Clásico de la literatura contemporánea, un must-be-read en toda regla, este libro lleva en mis estanterías desde hace ya unos cuantos años (me lo regaló una familia de mi anterior cole), aunque ha sido ahora cuando, por fin, me ha dado por leerlo.

Sabéis que me fío bastante poco (por no decir nada) de los best-sellers, pero este libro es uno de esos pocos que cambia de nombre para ser un long-seller, uno de esos títulos que se siguen vendiendo a lo largo de los años y no solo por el boom de marketing del momento o la fama del autor o autora. Cuando un libro se queda durante tanto tiempo (se publicó en 2003) y se convierte tan rápido en un clásico, la cosa cambia. Y, ahí, sí se me puede encontrar.

Sabía que me iba a gustar, pero, por alguna razón (¿quizá porque me cuesta leer en bolsillo?), no me había lanzado aún, pero, por fin, lo he leído. Y, no. No me equivocaba. Me ha gustado mucho.

Lo mejor del libro, sin duda (en mi opinión), es el protagonistaChristopher Boone es un personaje único, excepcional, maravillosamente bien construido, que no puede dejar a nadie indiferente.

Creo que es muy complicado situar a personajes con algún tipo de característica que lo incluya en alguna minoría, cualquiera que sea el motivo. Hacerlo es sinónimo de valentía, de saber que no se seguirá lo que impera en literatura, personajes que se puedan ajustar más a la realidad de un grupo mayor de lectores. Pues Christopher es un niño con lo que hoy denominaríamos TEA (trastorno del espectro autista), con todas sus peculiaridades, su forma de comprender el mundo, su manera de comunicarse, el modo en que dan forma a sus relaciones sociales. Un niño único, especial, que hace de la historia, de su historia, una historia única y especial.

El argumento en sí, la verdad, es lo de menos. Asesinan a un perro y Christopher lo investiga. Fin. No es lo más importante del libro (siempre desde mi opinión, obviamente). Lo que importa es Christopher, los diálogos, sus reflexiones, sus relaciones, su manera de pensar, de deducir, de actuar y de interactuar. Todo lo que ocurre a su alrededor es fascinante y, no hay duda, enseña muchísimo a comprender mejor a las personas que viven con este tipo de trastornos.

Una novela original como pocas, divertida, tierna, muy interesante y perfecta para pasar un rato de lectura muy, muy, muy entretenido.

Lo que más me ha gustado: como habréis intuido, Christopher Boone.

Lo que menos me ha gustado: pensar en la falta de comprensión y de empatía de algunas personas.

“[…] y fui valiente y escribí un libro y eso significa que puedo hacer cualquier cosa”.

Mark Haddon

Crítica: Libro mediterráneo de los muertos

Título: Libro mediterráneo de los muertos

Autora: María Ángeles Pérez López

Editorial: Pre-textos

IV Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro

Desde luego, nadie puede decir que María Ángeles Pérez López (acabo de ser consciente de que sus dos nombres y sus dos apellidos van tildados) no es una buena poeta. O que se quede con lo sencillo de la poesía. O que no conozca bien el lenguaje. 

De hecho, si tuviera que describirla como poeta, lo haría diciendo que es una experta en lenguaje, una escritora que sabe a la perfección el orden de las palabras, que no las escribe, sino que las va posando delicadamente una tras otra, consciente de que esa, y no una distinta, es la que corresponde.

Luego, claro está, sabe escribir poesía (no, no todos los poetas saben), conoce la tradición poética y la urde como las hilanderas hacen con cada hebra de tejido, nos atrae hacia sus versos con la sutilidad de las sirenas.

Conocí su poesía con su maravilloso Incendio mineral, libro a través del cual también la conocí a ella, siempre agradable, siempre pausada, siempre sonriente (qué bueno es constatar que las personas a las que admiramos por su obra también merecen admiración por su forma de ser), y ya “me la quedo” para seguirla de cerca.

También en poesía en prosa (sabéis lo poco que me gusta el cariz que se le ha dado al término de prosa poética), María Ángeles nos invita a un recorrido por el exilio, por el éxodo, por la desraización, por el abandono, por el dolor, por la desolación. Lo hace, además, en una eterna reflexión que nos hace, también, caer en ella, imbricarnos a ella, dudar con sus dudas, sentir como propias sus inquietudes. ¿No es eso, al fin y al cabo, lo que consigue la buena poesía?

Para redondear aún más el poemario, Pérez López disecciona el lenguaje con la misma precisión que lo hace con la humanidad. 

Un libro que es toda la poesía, toda la tradición, todo el lenguaje, toda la humanidad

Lo que más me ha gustado: leer poesía diferente a la que estoy más habituado a leer y bebérmela, con todo el mar que hay en este libro.

Lo que menos me ha gustado: no atreverme yo, por el momento, a escribir poesía en prosa (dadme tiempo…).

La tumba no es el mar, sino el lenguaje.

María Ángeles Pérez López