Crítica: La novia grulla

Título: La novia grulla

Autor: CJ Hauser

Editorial: Libros del Asteroide

Lo creáis o no, esta vez no me hice con este libro por mi amor incondicional y mi atracción irremediable por los libros de Asteroide, sino que ha sido otro préstamo, de nuevo de mi amiga María.

Es cierto que lo tenía apuntado para hacerme por él, pero ella me dijo que le había gustado y, aunque el dato tampoco es especialmente relevante para lo que cuenta el libro, sino que, más bien, es un pistoletazo de salida, las primeras palabras de la contracubierta me obligaron a pedírselo: “Diez días después de cancelar su boda, CJ Hauser se embarcó en una expedición a Texas para estudiar a la grulla trompetera. No pude remediarme.

Y, sí, el libro me ha gustado muchísimo. La vida de CJ Hauser es, desde luego, lo suficientemente interesante como para dejar testimonio de ella y, además, escribiendo sobre ella así de bien… era casi obligatorio hacerlo.

Con ese inicio de cancelación de boda y “huida” para estudiar grullas trompeteras en Texas (ay, Texas), Hauser hace un estudio minucioso y muy acertado sobre el amor. Sobre sus aproximaciones personales al amor, sí, pero muy extrapolables a muchas situaciones que todos hemos vivido alguna vez.

Amor. Desamor. Esperanza. Desilusión. Fortaleza. Ruina. Incredulidad. Ilusión. Y, también, familia, amistad, infancia… Un acercamiento a las relaciones personales desde una pluma muy bien afinada, con muchísimo humor, con sarcasmo, con frases a las que no puedes evitar volver o copiar y compartir en historias de Instagram (puede que sea el libro con el que más lo haya hecho).

Es una lectura fresca, aunque deja varios posos, como esas historias que te hacen sonreír o reír a carcajadas, pero que luego pinchan un poco porque narran momentos complicados, tristes, hirientes. Eso sí,Hauser nunca pierde la esperanza, como hemos de hacer nosotros. A pesar de los tropiezos, siempre halla la forma de ilusionarse de nuevo, incluso si el camino la lleva a estudiar aves.

Muy recomendado, sobre todo si vuestra vida amorosa (como la mía) deja un poco que desear, si acumuláis fracasos amorosos, si habéis pasado por rupturas, engaños y chascos y, aun así, seguís buscando luz en cada esquina.

Lo que más me ha gustado: la cantidad de citas que me han encantado.

Lo que menos me ha gustado: quizá, que la historia ha ido perdiendo un poco, que el principio me ha gustado mucho más que el final.

“[…] y comprendí que no era algo tan extraordinario que una persona entendiera lo que otra persona necesita”.

CJ Hauser

Crítica: El tiempo regalado

Título: El tiempo regalado. Un ensayo sobre la espera

Autor: Andrea Köhler

Editorial: Libros del Asteroide

Me pasa, como creo que ya he comentado alguna vez, que hay determinadas editoriales que llaman mi atención en las estanterías, como es el caso de Libros del Asteroide.

Me ocurrió con este libro al terminar de disfrutar de la presentación de “Ballenas invisibles”, el preciosísimo ensayo de Paula Díaz Altozano (que os recomiendo muchísimo). Estaba en un estante de La Mistral, con ese diseño tan conocido, con, además, este color tan maravilloso. Y con ese título, con tiempo regalado, con espera, términos muy en mi forma de afrontar la vida desde hace algunos años.

Me hice con él, claro, y lo he leído y… no me ha encantado.

Está bien, es una lectura agradable, tiene partes bonitas, pero no sé si porque esperaba más, porque la estructura es un tanto peculiar o porque ha sido mi primera lectura después de haberme tenido que leer siete novelas en siete días por el premio de narrativa en el que he sido jurado, pero se me ha hecho un poco pesado y no ha sido uno de esos libros (de este tipo) que me han enamorado.

Tampoco puedo decir que no me haya gustado y, aunque no tanto como esperaba, he disfrutado la lectura. Eso sí, creo que hay otros ensayos que tratan este tema (como el propio de Paula que cito antes) mejor resueltos.

Lo que más me ha gustado: volver a leer por gusto y no por obligación.

Lo que menos me ha gustado: esa “decepción” al esperar que me encantara.

“Pues la espera es lo imaginario del amor, y el anhelo, la esencia de la imaginación”.

Andrea Köhler

Crítica: Ballenas invisibles

Título: Ballenas invisibles

Autor: Paula Díaz Altozano

Editorial: Barlin Libros 

Leer a amigos tiene un cierto riesgo, sobre todo cuando son amigos (amiga, en este caso) tan cercanos. Tiene el riesgo de que no nos llegue, de que encontremos errores, de que la lectura no sea todo lo satisfactoria que nos hubiera gustado. Y, en esos casos, pues se crea alguna situación incómoda.

También es verdad que hay amigos (amiga) de quienes te fías casi a ciegas, también en lo literario. Este es uno de esos casos. Que Paula escribe bien, bonito, no lo duda nadie. Y lo ha vuelto a demostrar con este precioso ensayo (no solo) sobre ballenas.

Sabía que Paula estaba escribiendo este libro desde hacía tiempo. Sabía de su pasión por las ballenas. Sabía que su poesía me gustaba (tengo pendiente reseñarla, sí). Lo que no sabía, por mucho que lo sospechase, es que este ensayo me iba a gustar tantísimo.

Si seguís el blog, sabréis que, de vez en cuando, me salgo de la poesía y de las novelas para leer algún ensayo. A veces necesito conectar con la realidad también a través de los libros, y es en esos momentos en los que busco algún ensayo, a ser posible sobre la naturaleza. Es una forma de respirar algo más de oxígeno, de escapar del ruido, de ralentizar las pulsaciones. Al menos, a mí me funciona.

 Este libro lo ha conseguido con creces. Junto a Paula, he viajado a las Canarias, a Islandia, a Perú, a las Azores. He visto el azul de las aguas de Canadá, del Cantábrico, de Japón y las Galápagos. He sido tripulante en el Pequod (Moby Dick es, por cierto, mi eterno libro pendiente). He adquirido un conocimiento mucho más grande del que tenía en todo lo referente a las ballenas, a sus especies, a sus formas de vida, a su historia, a su presencia en el mundo. Y, no solo eso, también he aprendido sobre el esfuerzo, sobre el arte de la espera, sobre la esperanza, los sueños perseguidos, la perseverancia, sobre caminar al ritmo adecuado, porque, en eso (y no solo en ballenas), Paula es experta.

Ha sido un gusto gigantesco leer un libro tan precioso con el orgullo de pensar “lo ha escrito una amiga mía”. Y sabéis que soy muy (muy) sincero con mis reseñas. Es un libro, de verdad os lo digo, maravilloso. Con una alternancia perfecta entre anécdotas personales, historia, biología, ballenas, viajes, curiosidades, literatura, arte… Un impecable trabajo de documentación, de estudio, de lectura que se nota en cada palabra escrita. Todo eso, sumado al lenguaje preciso y precioso de Paula, hacen de esta lectura un regalo para quienes apreciamos el trabajo bien hecho, el talento, el cuidado a la hora de emplear la palabra para contar una historia.

Paula Díaz Altozano ha conseguido conmoverme; me ha hecho desear tener tiempo libre (y, últimamente, eso me suena a utopía) para poder leer este, su último libro publicado; me ha obsequiado con (y no estoy exagerando) una de mis mejores lecturas en este ya casi finalizado 2024.

Qué bonito es contar con personas tan talentosas y que, además, tengan buen corazón.

Qué bonito es comprobar que algunos aspectos invisibles, como las ballenas que parecen esconderse, salen a la superficie para cautivarnos con su belleza.

Qué bonito es leer cuando lo que se lee es tan bonito.

Lo que más me ha gustado: justo eso, el proceso de ir leyendo un libro que me ha encantado con la alegría de saber que la autora es amiga mía.

Lo que menos me ha gustado: algunos errores de maquetación en los que hay palabras mal separadas a final de renglón.

“Basta un charco para atisbar un océano”.

Paula Díaz Altozano

Crítica: Cuaderno de memorias coloniales

Título: Cuaderno de memorias coloniales

Autora: Isabela Figueiredo

Editorial: Libros del Asteroide

Hace algunos días pasé por la puerta de la librería La Central, en Callao, y, si bien nada tiene que ver con la majestuosidad de la librería que fue en su momento (ese edificio con varias plantas, con el patio central, la cafetería, la capilla… menuda preciosidad era), se sigue manteniendo fiel a la idea de ofrecer buena literatura a sus clientes, entre los que me encuentro.

Pasé buscando un libro de poesía (que también me llevé), pero mis ojos no pudieron evitar fijarse en este otro. Ya ha quedado claro que estoy enamorado de esta editorial y que, muchas veces, voy directo a su colección si me apetece leer algo fuera de lo que todo el mundo lee. De momento, no me he equivocado. Todo lo que he leído suyo me ha encantado, y esta elección se suma a todos esos aciertos.

Hacía ya tiempo (porque tuve una compañera de trabajo que nació allí) que quería leer sobre Mozambique y su etapa colonial, sobre el colonialismo portugués, y esta fue la ocasión perfecta.

Es una novela breve, sencilla, agradable de leer porque la narración es brillante, porque está llena de anécdotas contadas desde la inocencia de una niña (la propia escritora) que se convierte en una preciosidad de personaje, que lucha sin pretenderlo contra el racismo y la crueldad, que se mezcla con sus semejantes sin importarle su piel oscura, que es la voz de la razón en una sociedad (la colonialista) desrazonada. 

No es un libro de historia (ahora, qué remedio, quiero leer mucho más sobre esa etapa en Mozambique), sino las memorias de Isabela Figueiredo, su memoria, sus recuerdos. Su confesión sobre lo que vio y vivió, sobre cómo era la vida de los colonizadores y, sobre todo, sobre cómo era la vida de los colonizados.

Un muy buen primer acercamiento a ese momento de la historia que no queda tan lejos como parece.

Una lectura muy recomendable, sin duda.

Lo que más me ha gustado: empezar a leer sobre Mozambique y su relación con Portugal.

Lo que menos me ha gustado: que me va a tocar leer mucho más sobre ello.

“Un libro era una tierra justa”.

Isabela Figueiredo

Crítica: El silencio de la guerra

Título: El silencio de la guerra

Autora: Antonio Monegal

Editorial: Acantilado

Cada vez soy más de ensayo. Antes los leía muy de vez en cuando, pero ahora siento con mayor frecuencia la necesidad de esas lecturas en las que encontrar un aprendizaje, esas lecturas que no son solo para leer, sino para estudiar, para crecer en conocimientos.

Además, si el autor es Antonio Monegal, último Premio Nacional de Ensayo por su maravilloso “Como el aire que respiramos” (libro que leí y que, sin tener ni idea de por qué, no he reseñado), la lectura se vuelve aún más placentera.

También ha sido importante para elegir este libro mis ganas de saber más sobre las guerras, del porqué de las guerras (si es que hay porqués que valgan), de cómo afectan no solo a quienes participan en ellas, sino a la globalidad de la humanidad, a la memoria colectiva… a todo, en general.

Y este libro trata sobre todo eso y, además, habla de cómo se han representado las distintas guerras a través de todos los medios posibles (pintura, fotografía, cine, literatura…), cómo la guerra forma parte de la cultura, cómo su tratamiento (casi siempre sesgado) ha afectado al desarrollo de la sociedad. Lo hace con una innumerable lista de exposiciones, obras de arte, libros, películas, artículos periodísticos… Un maravilloso inventario de qué leer y qué ver para seguir aprendiendo sobre este apasionante tema (tengo apuntados no sé cuántos “ver esta película”, “buscar esta fotografía”, “leer este libro”). Como bien sabéis, me gustan muchísimo las lecturas que me llevan a otras lecturas. Me pasa con las citas en los poemarios y me pasa, también, con las referencias en los ensayos.

Por eso me ha gustado tantísimo este libro. Por eso, estoy seguro, seguiré leyendo todo lo que Monegal siga publicando. Por eso, el ensayo se está convirtiendo en un género cada vez más presente en mis estanterías.

Lo que más me ha gustado: que es muy probable que siga investigando para escribir un poemario sobre el tema de las guerras.

Lo que menos me ha gustado: saber que el motivo de este libro es el que es: la sinrazón de las guerras y todos los muertos que suponen.

“¿Qué es una guerra para los que no hemos vivido una en carne propia?”

Antonio Monegal

Crítica: El placer por el cambio

Título: El placer por el cambio. La transición ecológica como camino hacia la felicidad.

Autores: Gaël Giroud, Carlo Petrini, Stefano Arduini

Prólogo del papa Francisco

Editorial: Malpaso y Cía

Como bien sabéis, entre tanta literatura, de vez en cuando me pierdo en otro tipo de libros. Ensayos, biografías, estudios… Este libro ha sido un remanso de tranquilidad que me ha venido como anillo al dedo.

Sí tengo que contaros que, al subir algunas stories compartiendo la lectura, varias personas me comentaron que no me pegaba mucho leer libros religiosos ni de autoayuda, y esas personas estaban en lo cierto: no me va nada leer ni lo uno ni lo otro. Pero este libro no habla de religión ni es un manual de autoayuda. Es un libro que, mediante una serie de preguntas y respuestas, habla de ecologismo, de justicia social, de igualdad, del cuidado del medio ambiente, de la propuesta de cambios que puedan mejorar nuestra relación con el planeta que habitamos y que, no cabe duda, estamos aniquilando a pasos agigantados. 

Es un libro ambicioso, pues no podemos conseguir detener el deterioro del planeta sin ambición. Porque, como vemos año tras año, las palabras y las promesas acaban arrastradas por la propia inmundicia que la humanidad esparce por todas partes. Porque el cambio climático es ya una realidad tan evidente que asusta. Hoy mismo he leído la noticia de que Rio de Janeiro ha registrado una sensación térmica de 62,3°C. Y que aún haya gente que lo niegue, incluso desde la política (y que aún haya gente que vote a esos partidos…).

Es una conversación entre personas preocupadas por nuestro presente y nuestro futuro, con claves fundamentales para comprender qué ha ocurrido, qué está ocurriendo y qué ocurrirá si no ponemos freno a tanto abuso, a tanta torpeza, a tanto egoísmo.

No quiero ser yo quien deje por escrito todo lo que he aprendido de este libro. Os voy a emplazar a que lo leáis, porque no os va a dejar indiferentes. Es crudo, ya os lo aviso, porque es real, porque habla sin paños del peligro de seguir viviendo como si no estuviera ocurriendo nada, pero es una lectura necesaria y, ojalá algún día no demasiado lejano, se cumpla lo que se pide, aunque la realidad es que parece que ya vamos muy tarde. 

Si os interesa este tema, de verdad os lo digo, la lectura es casi obligatoria. 

Lo que más me ha gustado: saber que hay gente implicada en lograr ese cambio tan necesario.

Lo que menos me ha gustado: la sensación de derrotismo que se me ha quedado al ver que todo lo que cuenta es la realidad que vivimos y que, sin embargo, apenas se hace nada para impedirlo.

“Si la máxima ambición que proponemos a un joven es convertirse en influencer o creador de contenidos, somos responsables de la proletarización de nuestro futuro”.

Crítica: El arte de coleccionar moscas

Título: El arte de coleccionar moscas

Autora: Fredrik Sjöberg

Editorial: Libros del Asteroide

Hay libros que te llegan por recomendación. Otros lo hacen por la cubierta. También los hay que llegan por el título. Este tercer motivo es por el que decidí leer este libro y, la verdad, me asombro cada vez más de lo bien que selecciono mis lecturas (vale, admito que me fío casi a ciegas de Libros del Asteroide, así que el riesgo de que no me gustara era mínimo).

Sabéis que, entre novelas y poemarios, me gusta leer ensayo de vez en cuando. Me gusta, también, informarme sobre temas que no conozco, saber más acerca de campos a los que apenas me he acercado. Al fin y al cabo, ampliar nuestro conocimiento nos permite situarnos de mejor forma en el mundo. El propio autor dice en este libro: “Nunca se sabe de antemano para qué puede servir el conocimiento, por muy inútil que parezca.”

El título, como veis, es bastante curioso. ¿Quién me manda a mí leer sobre moscas? Pues, he de deciros, este libro es una auténtica maravilla y lo he disfrutado muchísimo.

No es solo un libro sobre eso, aunque, en realidad, gire en torno a ese tema, a la profesión del autor, que es, ni más ni menos, que estudiar los sírfidos, las moscas de las flores. Quizá suene aburrido, pero os prometo que el libro se lee con una sonrisa permanente, que es muy divertido, que el uso del humor sobre algo tan específico y desconocido es genial. Además, el libro está lleno de filosofía, de esa búsqueda de lo cercano, de lo real, de lo pausado que tanto bien nos hace y que tan difícil es de encontrar. Hay poesía, porque el lenguaje es bastante poético, muy cuidado y muy acertado. Hay ecología, por supuesto, y hay historia natural a raudales. Malaise, Chatwin, Kundera… Personajes cuyos nombres jamás había leído y que, sin embargo, tienen historias apasionantes que sirven para replantearse muchas cosas. Hay viajes, también, a lugares tan remotos como apetecibles. Hay amor, incluso. Ingredientes que hacen de este libro una verdadera joya.

Me encanta, no lo oculto, descubrir tanta belleza en lecturas inesperadas. Salir de esos libros que busco y encontrar otros que llegan por sorpresa. Este ha sido uno de esos libros.

Pd. Es un libro estupendo para regalar.

Lo que más me ha gustado: la originalidad. Encontrar tanto en un libro en el que, en realidad, no lo esperaba.

Lo que menos me ha gustado: cero pegas. Ha sido una lectura perfecta.

“Nunca se posee el mundo como en aquel entonces: antes”.

Fredrik Sjöberg

Crítica: Al faro

Título: Al faro

Autora: Virginia Woolf

Editorial: Alianza

Leer a Virginia Woolf siempre es un acierto.

Da igual si elegís sus cuentos, sus cartas, sus novelas, sus ensayos… Leerla es un aprendizaje en mayúsculas, por forma, por estilo, por la construcción de las frases, por la elección de las palabras, por los monólogos interiores, por su opinión sobre ciertos temas… por todo, en definitiva. Por algo es una de las mejores escritoras de todos los tiempos.

Ya había leído una buena parte de este “Al faro”, aunque no lo había terminado, así que decidí hacerlo y, por fin, lo suma a mi lista de lecturas.

Es otra maravilla de novela, otra demostración de la capacidad literaria de quien es mi escritora favorita, por lo que escribió, por cómo lo escribió (sabéis que suelo anteponer la forma al contenido) y, sobre todo, por lo que representa aún hoy en día.

Sí he de reconocer que no he elegido el mejor lugar para leerlo. Leer a la Woolf a las 7.30 de la mañana en el metro de Madrid no es la mejor opción, porque la concentración no es la que se requiere, porque Virginia escribe que es una delicia, pero su escritura es densa, es complicada, y ni las horas ni el ruido que elegí son los más apropiados para adentrarse en su literatura. Aun así, lo hice. Eso sí, el final lo leí en casa, sentado, con una mantita y con un té. Muy British, como debe ser.

Como es habitual en las novelas que he leído de Virginia Woolf, la trama de esta novela no es lo más importante. Si me preguntan “¿de qué trata?”, la verdad es que se puede decir poco, y tampoco interesa demasiado. Eso sí, el fondo, la forma de narrarlo, los diálogos, lo que se encuentra al destejer la escritura es un auténtico regalo. No sé si existe alguna otra escritora que escriba con la maestría de Virginia Woolf. Si es así, por favor, dadme su nombre.

Además de todo eso, y como también es habitual en todo lo que escribió, el feminismo está muy presente. Un feminismo que engrandece a sus personajes femeninos, como es el caso de la señora Ramsay, cuyo pensamiento deja varias claves del propio pensamiento de la autora, como puede verse, por ejemplo, en fragmentos como “Era un descrédito tremendo que, siendo una representante del sexo femenino, siguiera allí completamente muda”.

Una novela sobre el paso del tiempo, sobre principios humanos, un relato para leer con tranquilidad (no hagáis como yo), sin prisas, subrayando, poniendo post-its, releyendo, disfrutando… 

Hay que leer clásicos de vez en cuando (por algo perduran).

Hay que leer a Virginia Woolf siempre que se pueda.

Lo que más me ha gustado: hay una parte, la 11 del primer capítulo, en el que se habla de la soledad, de la quietud, del sosiego… ay, qué maravilla de reflexión.

Lo que menos me ha gustado: no haberlo leído siempre en casa, siempre cozy, siempre British.

“A una noche, sin embargo, le sigue otra noche”.

Virginia Woolf

Crítica: Mi vida con Alberti. Para algo llegaste, Altair

Título: Mi vida con Alberti. Para algo llegaste, Altair.

Autora: María Asunción Mateo

Editorial: Almuzara (Berenice Contemporáneos)

Hay libros que son tan necesarios que uno se pregunta por qué han tardado tanto tiempo en escribirse. Libros que no aportan solo las bondades de la literatura, sino que van más allá, por diversos motivos.

Este es, sin duda, uno de esos libros.

María Asunción Mateo nos regala una delicia de historia, la suya, la de su vida con Alberti (y después de él), con una delicadeza y una pluma que están a la altura de la propia historia, porque, aunque algunos (a quienes se nombra) hayan intentado menospreciarla, María Asunción es una intelectual que, además, escribe como los ángeles, si se me permite el juego.

Tienen estas memorias algo que, en mi opinión, es el mayor de sus aciertos: el equilibrio. Podría haber caído en muchos errores, en ser demasiado “esto” o demasiado “lo otro”, en haber insistido más de la cuenta en determinados temas o en haber contado todo de una manera lineal que podría llevar al cansancio, pero ese equilibrio entre la vida de Alberti, las anécdotas, los sentimientos de la autora, la literatura, la crítica, los documentos y el tema (así lo veo yo) principal del libro, el amor, hacen que la lectura se haga con un apetito voraz, con ganas de adolescente.

Seguramente, conocer a María Asunción y quererla tanto como la quiero me hagan partir de una cierta (y reconocida) imparcialidad, pero en lo objetivo no flaqueo (lo sabréis si habéis leído algunas de mis reseñas menos positivas), y este libro, el libro del año en su género (sin dudarlo), no tiene ni una mínima arruga, ni un simple pero, ni un solo descuido.

Lo único que molesta/duele/indigna cuando se lee es no llegar a comprender cómo unas personas que han presumido de cariño y admiración por Alberti (una de las figuras, no nos olvidemos, más importantes de la literatura universal de todos los tiempos), incluso de su amistad, pueden ser tan mezquinas, tan dañinas, y mentir tanto y de forma tan descarada. No tendría que hacer falta que fuera así, pero, yo, que conozco a María Asunción y que he compartido con ellas ya bastantes conversaciones y momentos, os aseguro que no es solo que estuviera enamorada de Alberti mientras duró su relación, sino que lo sigue estando. Que su amor por Rafael ha sido (y es) para ella una luz inextinguible, y que siempre, siempre, siempre tiene palabras preciosas para hablar tanto de él como de María Teresa León, a quien también admira muchísimo.

Es difícil de digerir que personajes que se las dan de grandes poetas (y cuyos mayores méritos no han llegado en ningún caso de su poesía) puedan dirigir palabras y acusaciones tan graves (y tan falsas) como las que no han parado de volcar sobre María Asunción e, incluso, sobre Alberti, a quien han llegado a acusar de dejarse manipular, de no estar en plenas capacidades mentales al final de su vida (absurdo, no hay nada más que leer sus últimos escritos) o poco más que de baboso por haber estado con una mujer mucho más joven que él. Es el caso de Luis García Montero, el “cabecilla” de todo ese grupo de poetas que no han sabido hacerse un hueco con su poesía (ya lo decía el propio Alberti, que, como poetas, eran bastante poca cosa) y han necesitado convertirse en parásitos para sacar rédito de aquellos a quienes intentaron parasitar, ya se llamaran Rafael AlbertiÁngel GonzálezJoan Margarit o Almudena Grandes. Lo grave es que esta persona cope tantos espacios mediáticos y culturales, mucho más aún que dirija una institución tan importante como el Instituto Cervantes, cargo que, además de grande, le queda muy lejos por su desprecio a un referente cultural tan inmenso como el poeta porteño.

En el libro de María Asunción Mateo hay evidencias más que suficientes como para saber quién miente y quién no en esta historia, aunque cualquiera con dos dedos de frente sabrá que es algo cristalino. No obstante, si a alguien le quedara alguna duda al respecto, no tiene más que leer los artículos publicados en prensa de Manuel Francisco ReinaAnna CaballéRebeca ArgudoJuan Manuel de PradaLuis Alemany o las propias docentes del Cervantes, que dejan negro sobre blanco quién es ese señor que se definió a la perfección como el machista (y otras tantas cosas) que es con su artículo llamado “Feminismo manipulado”, un decálogo de maldad, mentira, machismo y envidia, dejándose una vez más en evidencia.

Saliendo de todo eso, y volviendo al libro, que es lo importante, “Mi vida con Alberti: Para algo llegaste, Altair” es de obligada lectura. Pocos libros hay que se hayan convertido en imprescindibles en tan poco tiempo, por justicia, por verdad, por valentía y, por encima de todo, por amor.

No dejéis de leerlo.

Lo que más me ha gustado: saber más de una persona a la que siempre he admirado, Alberti, y de otra a la que siempre he querido, María Asunción Mateo.

Lo que menos me ha gustado: del libro me gusta absolutamente todo. Quizá, por poner una queja, que algunas fotografías no se ven del todo bien, y es una pena.

“Donde mi corazón ha sido tu casa mientras tú seguías en la cumbre y yo en la orilla, esperándote siempre”.

María Asunción Mateo

Crítica: Historia del silencio

Título: Historia del silencio

Autora: Alain Corbin

Editorial: Acantilado

Por el mismo motivo que leí el último libro que he reseñado (Breve tratado de la soledad), he leído esta Historia del silencio: por escribir poesía. Sabía que esos –la soledad, el silencio, la sombra– iban a ser temas fundamentales en el poemario que estaba escribiendo (y que ya he terminado, todo sea dicho), así que busqué ensayos que tuvieran que ver con esos términos y, de casualidad, encontré este de Alain Corbinque es muy, muy interesante.

También ayuda, obviamente, que esté publicado por Acantilado, una de mis editoriales favoritas, como ya sabéis.

Ya el título es muy interesante, y la contra nos avisa que se hará un recorrido por la historia sobre la calma, la contemplación, el diálogo interior a través de la filosofía, de la escritura y el arte. No podía fallar y la verdad es que no lo ha hecho.

La lectura nos lleva por distintos lugares, por la propia naturaleza, por la palabra de otros que ya le dieron la importancia necesaria al silencio y a la quietud, por las relaciones amorosas, por la religión, por distintas técnicas y aprendizajes… Nos acompaña por un camino hacia nosotros mismos, hacia el pensamiento, hacia el recogimiento, hacia conocernos más y mejor. En definitiva, hacia el punto exacto al que yo llevo un tiempo dirigiéndome.

Es una lectura muy agradable, llena de curiosidades, de citas, de otros autores a los que se nos invita a llegar. Un ensayo muy bien construido.

Además, ha cumplido su “cometido” y me ha ayudado mucho con la escritura. ¿Qué más le puedo pedir a un libro?

Lo que más me ha gustado: siendo egoísta (o práctico, quizá), esa ayuda para darle forma al poemario.

Lo que menos me ha gustado: puede ser que haya más religión de la que me habría gustado, aunque este libro y el tema sobre el que gira también lo requería.

El silencio santifica nuestras cruces y nuestras aflicciones. Protege de la cólera, es el medio más rápido para vencer la presión de la venganza y los deseos de curiosidad.

Alain Corbin