Crítica: Los niños interiores

Título: Los niños interiores

Autor: Pilar Paz Pasamar

Editorial: Calambur

La suerte de contar en mi vida con personas que saben muchísimo más que yo en muchísimos temas es que, al final, algo se acaba pegando. Ya sabéis (porque lo he traído al blog y a mis reseñas varias veces) que, en poesía (en literatura, vaya, pero, sobre todo, en poesía), me fío de Manuel Francisco Reina más que de nadie. A Pilar Paz Pasamar (que fue maestra suya y que, en este libro que reseño, le dedicó un poema) he llegado, como a otras tantas, gracias a él. Y, gracias a él, una vez más he descubierto a una poeta espectacular. Es una suerte, ¿no creéis?

Cada vez soy más selectivo con la poesía. Cada vez busco poemas y poetas que me lleguen, que me enseñen, que nutran a mi pequeño yo poeta, y lo hago por dos motivos. El primero, por disfrutar de un género que siempre me ha gustado y que me gusta cada vez más. El segundo, por aprender. Porque, si quiero considerarme (y que se me considere) poeta algún día, será porque mi poesía lo merezca (y, en eso, soy bastante autoexigente). 

Este libro, su último poemario, es la voz de la niña interior de Pilar, pero con todo el peso de su experiencia y su vida. Una voz poética en cada palabra, dolorosa, que sacude todas las demás voces y las estremece. Una voz que quiere ser escuchada y que os invito a escuchar. 

Puntos fuertes:

La desnudez: cuando se ve al poeta a través de sus versos es significarse y asentarse, es ver la poesía desde sus propios ojos, desde su propia tinta. En este poemario se ve a la autora, sus preocupaciones, su tristeza… Esto. Esto es poesía

La modernidad: en una autora nacida en 1932, alumna de Gerardo Diego y Dámaso Alonso, amiga de Fernando Quiñones, aplaudida por Juan Ramón Jiménez o Carmen Conde, leer versos tan modernos (“yahoo”, “arroba”, “hotmail”…) o títulos de poemas en inglés es muy gratificante. Sin perderse en modernidades, sin pretensiones absurdas, con todo el sentido. Ay… Tanto que aprender de los maestros

La crítica a la sociedad: 

“Voy a poner los puntos sobre las íes

a estas señoras, a estos señores

que no respetan las amapolas recién nacidas

y me critican si me equivoco de fecha y hora”.

 

“Cuando […]

me dijeron

que allí murieron muchos,

se me clavó en la boca el pan con chocolate”.

 

Nada más que añadir…

Lo que más me ha gustado: ya que intento aprender de mi maestro, Manuel Francisco Reina, saber que él aprendió (entre otros y otras) de Pilar Paz Pasamar significa que, en un giro poético, yo esté aprendiendo, también, a través de ella. Si los versos de Manuel bebieron de las enseñanzas de Pilar, algo me llegará a mí. O eso me gusta pensar (llamadme pretencioso, pero me parece algo precioso).

Lo que menos me ha gustado: haber tardado tanto en leer a esta inmensa poeta, pero eso tiene fácil remedio.

¿Conocéis a la autora? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

 

¡Un abrazo!

“Me sentí encanecida desde aquella mirada,

pero por ella supe la edad que poseía”.

“La mirada del hijo”, Pilar Paz Pasamar

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