Crítica: La historia del movimiento obrero de las hormigas

Título: La historia del movimiento obrero de las hormigas

Autor: Juan Carlos Mestre

Selección: Raquel Ramírez de Arellano

Editorial: Kalandraka

Nunca había leído a Juan Carlos Mestre. Había coincidido con él en algún acto, pero no nos conocemos en persona, así que nunca hablamos. Tan solo lo escuché. Hoy puedo decir que eso ha cambiado.

Seguimos sin conocernos y sin haber cruzado palabra alguna, pero ya lo he leído. Y lo he hecho en esta preciosísima colección que edita Kalandraka, una de mis editoriales favoritas, y que corre por cuenta de Raquel Ramírez de Arellano. Tanto este título como “La tibia mano de mi hija”, colección de poemas de Francisca Aguirre (a la que sabéis que adoro), que reseñé también aquí https://jorgepozosoriano.com/2024/12/21/critica-la-tibia-mano-de-mi-hija/ , son una delicia visual y me hacen desear muchos más títulos en esta nueva colección.

Lo primero que tengo que decir es que no tenía la más ligera idea de que Mestre, además de poeta, era tan (tan) buen pintor. Este libro está ilustrado por él y, creedme, son unos dibujos espectaculares que no pueden dejar indiferente a nadie. 

En cuanto al Mestre poeta, desde luego que no puede decirse que sea un poeta como otros muchos. Creo que la originalidad de su voz poética es evidente, y quizá esa sea la seña de identidad de su poesía. Poemas cargados de imágenes, de simbología, de juego, de humor en algunas ocasiones. Surrealismo. Fantasía. Experiencia. Sueños.

Es, la de Mestre, una poesía especial, no sé si única, pero sí muy particular, muy personal. Una poesía que quizá suene a tiempos más lorquianos, más albertianos que a tiempos actuales y, al mismo tiempo, actualcomo las voces de algunos poetas más jóvenes que pueden ver en esta forma de escribir su propia forma de ser poetas. 

Desde luego, no es la poesía que escribo ni que suelo leer, pero me gusta leer poesía diferente a la habitual si hay oficio detrás, si hay conocimiento, si hay un poeta detrás, y Juan Carlos Mestre tiene nombre propio en el universo poético en castellano, de eso no hay duda.

Si, además, leer sus poemas viene acompañado de una edición tan cuidada y bella como esta, hacerlo supone un regalo.

Lo que más me ha gustado: leerlo por primera vez. Ver sus dibujos por primera vez.

Lo que menos me ha gustado: he visto algún vídeo en el que dedica sus libros haciendo una acuarela. Quiero uno así. No tenerlo es lo que no me gusta.

Tú eras todas las dinastías que ha tenido la Tierra.

Juan Carlos Mestre

Crítica: La tibia mano de mi hija

Título: La tibia mano de mi hija

Autora: Francisca Aguirre (selección de Raquel Ramírez de Arellano)

Editorial: Kalandraka

Ilustraciones: Guadalupe Grande

Quienes me conocéis sabéis que Francisca Aguirre es mi poeta favorita. Que la leo y releo y releo y no me canso. Que me sigue pellizcando como nadie cada vez que vuelvo a ella.

Por eso, todo aquello que ayude a que más gente la conozca y la lea es un motivo enorme de celebración. Por eso celebro que una editorial de la talla de Kalandraka haya editado este maravilloso libro que, además, cuenta con trabajos de la hija de Francisca y Félix Grande, Guadalupe Grande, una magnífica artista plástica, además de una excepcional poeta.

Se trata de una selección poética de la obra de la genial poeta alicantina, un posible inicio en su poesía para quienes aún no se hayan acercado a ella o un regalo para quienes encontramos en Aguirre una fuente de disfrute e inspiración casi inagotable.

Incluye poemas tan rotundos como “Frontera”, “Testigo de excepción” o “Los trescientos escalones”, entre otros, una muestra de ese “temblor” que diría Alberti y que es, para mí, la piedra de toque de la buena poesía.

Volver a Paca es, además, volver a la memoria, al recuerdo, al dolor atravesado hasta esa “vida mejor” de la que hablaba Guadalupe. Porque leer a Paca duele, sí, pero sana, reencuentra, recompone. Leer a Paca es comprender mejor el mundo, habitarlo mejor, ser mejores personas. Todo eso es capaz de hacer la poesía. Todo eso es capaz de hacer su poesía.

Leed a Francisca Aguirre, será un regalo que os hará más grandes. 

Lo que más me ha gustado: la unión de los poemas de Francisca y los collages de Guadalupe es todo un acierto, así que, como ya he hablado en muchas ocasiones de lo que me encanta la poesía de Aguirre, quiero remarcar lo preciosa que es esta edición de Kalandraka.

Lo que menos me ha gustado: que siempre se me queda corto leer a Francisca Aguirre y quiero más (aunque he de decir que es una muy buena selección poética).

“Eres como un oráculo que no cree en el futuro”.

Francisca Aguirre