Crítica: Las locas piedras de Alejandra

Título: Las locas piedras de Alejandra

Autora: Eduardo Herrera Baullosa

Editorial: Poéticas

Premio Provincia de Guadalajara de Poesía 2023 “José Antonio Ochaíta”

Eduardo Herrera Baullosa es, en mi opinión, el mejor poeta cubano del momento.

Lo descubrí con su genial “Welcome to mí”, un libro que me sorprendió para bien por su apuesta por la originalidad, y este nuevo libro (merecedor, por unanimidad, del Premio Provincia de Guadalajara de Poesía 2023 “José Antonio Ochaíta”) es el apuntalamiento de un estilo, el de Herrera Baullosa, plenamente identificable.

La idea es un acierto absoluto. Una “conversación” entre el poeta cubano y una de figuras más importantes de la poesía universal, la argentina Alejandra Pizarnik. Un diálogo poético en el que se tratan temas como la infancia, el dolor, la pérdida de los seres queridos, el suicidio, la locura, la familia… Son poemas breves, todos precedidos de exergos (citas) de Pizarnik, unos poemas que responden, a través de las propias inquietudes del autor, a las inquietudes de Alejandra.

Esta estructura supone un reto para el lector, pues no es suficiente con leer y comprender a Herrera Baullosa, sino que también hay que hacerlo con la Pizarnik. Es casi necesario detenerse tras cada poema, pensarlo, tratar de introducirnos en la mente de cada uno de ellos, buscando esa conexión casi espiritual entre ambos poetas. Cada poema pide un ejercicio de comprensión doble, de exploración de esas dos vías que nos llevan, no obstante, al mismo destino.

Y nada es gratuito en este libro. El trabajo que hay detrás de cada poema es la evidencia de que Eduardo Herrera Baullosa es uno de los poetas más relevantes del panorama poético hispanoamericano. Que la suya es una corriente que aúna si propio estilo con el del anclaje en la tradición poética, al estudio, a la búsqueda de una voz desde la escucha activa de las voces que dan forma a la humanidad desde la poesía.

Un poemario necesario de un poeta necesario con el que la editorial Poéticas se estrena en la publicación de poetas vivos, estreno que, con Herrera Baullosa, es el mejor posible.

Lo que más me ha gustado: dejadme que “me olvide” de todo lo que me gusta el libro para decir que para mí también ha sido un honor y una alegría inmensa haber escrito el que ha sido mi primer prólogo. Ser parte de este libro es motivo de orgullo para mí, así que, permitidme que diga que me ha gustado muchísimo hacerlo.

Lo que menos me ha gustado: que Eduardo no viva en España, porque compartir vida con él es un regalo.

Expulsado del cuerpo corro peligro

Eduardo Herrera Baullosa

Crítica: Mi sombra es la madrugada

Título: Mi sombra es la madrugada

Autor: Elízabeth Echemendía

Editorial: Valparaíso

Estando en la Feria del Libro de Madrid, me enteré de que había dos buenas poetas vendiendo y dedicando sus poemarios. Una era la colombiana Andrea Cote, con su poemario “En las praderas del fin del mundo”(probablemente, el próximo que lea); y, la otra, la cubana Elízabeth Echemendía, con este “Mi sombra es la madrugada” que os traigo hoy. Ambos poemarios editados por Valparaíso, una editorial que no necesita presentación.

Cuando fui a la caseta, además de a @jotasantatecla , me encontré con una chica joven (del año 1992), alegre, espontánea y muy agradable al trato. Era Elízabeth, con ese acento tan dulce de las personas nacidas por aquellas latitudes. Me llevé su libro, claro, y me incluyó una dedicatoria preciosa que era la antesala de lo que iba a encontrarme en sus páginas. También estuve un rato charlando con ella y con Jota. Charlando de poesía, de la suya y de la mía, y un poco de la vida en general. Hoy puedo decir que he ganado a una amiga con la que hablo de vez en cuando, con la que comparto poemas y lecturas. Encuentros en la Feria del Libro, maravillosos encuentros.

El libro, como os digo, trata varios temas que Elízabeth ya introdujo en esa dedicatoria “Tengo miedo de quedarme no sin palabras, pero sin contenido”. Y el miedo, sí, el temor está muy presente en este poemario. “Me temo mucho”. Un temor que inmoviliza el cuerpo por completo “Como teme el temor a la vida, / frágil, pero pujante; / témeme tú”. Un temor que se tiene y se asume, que se acepta y con el que se convive. Un temor que lo ensombrece todo.

Pero, también, hay amor en los versos de Elízabeth. “¿Aún me miras?”. Un amor de mujer teñido, eso sí, por el temor y el dolor que se intuye a lo largo de la lectura. Un amor que solo se muestra puro cuando le habla a su hijo. “Ser tu madre, duendecito, es despertar siempre / dentro del amor”.

Así discurren estos poemas, en esa dicotomía (sombra/madrugada) entre lo que se teme y lo que se ama; entre lo que se ama, aunque se tema; entre lo que da miedo temer porque se ama. “Le temo / de una manera incapacitante; / al temor, / al dolor /y a morirme de locura”.

Para mostrarlo de una forma más clara, os dejo estos versos del poema “Contra guerra”:

Te amo

            no quiero que te canses de mí;

te amo

           porque estoy cansada de mí

           es que te temo;

temo,

          no solo temo, me canso

mucho, pero mucho

          de temer que tú te canses.

Una poesía que va pellizcándonos de forma leve pero constante, porque el dolor se cuela entre algunas palabras. Una poesía sincera, igual que la sonrisa de su autora, igual que sus temores e igual que todo aquello que ama.

Una edición en la que se reconoce sin problema el trabajo, siempre serio, de Valparaíso.

Dicho esto, voy con mi análisis con lo que más y lo que menos me ha gustado del libro.

Lo que más me ha gustado: me quedo con Eli, sin duda. Con saber que compartiremos poesía, que nos leeremos, que aprenderemos juntos. El libro está genial y hay que decirlo, pero, una vez más, me quedo con la persona.

Lo que menos me ha gustado: tendré que decir que lo malo es que Elízabeth no viva en España, porque (estoy seguro) podríamos compartir muchas más charlas, participar en actos juntos y todo eso que hacemos los locos que escribimos cuando encontramos a personas afines a nosotros, ¿no os parece?

¿Conocéis a la autora? Si no es así, ¿buscaréis leer algo suyo?

¡Un abrazo!

“Pero qué difícil es salir del sufrimiento

cuando creemos que nos vuelve poesía”.

 Fragmento de un poema sin título, Elízabeth Echemendía