Viejos amigos de tinta, papel e imaginación

En mi Trabajo de Fin de Grado, como no podía ser de otra forma, intenté acercarme a “La educación literaria en educación primaria”. La entrada de esta semana, algo más extensa de lo habitual, pues el tema así lo requiere, está sacada de ese trabajo. Os pido perdón por robaros un poco más de tiempo al leerla y espero que os guste y que a algunos les pueda incluso ser de ayuda.

Educación literaria

Un maestro tiene la obligación de ir más allá, de tratar de alcanzar un objetivo tan sencillo     como complicado: conseguir que los niños se aficionen por la lectura, pues esa es la única   manera para que la aborden con entusiasmo.

Es totalmente necesario que los niños reciban esas alabanzas a la literatura de alguien con la suficiente credibilidad, y eso se consigue cuando, además de demostrar tener los conocimientos necesarios, se demuestra que tú también aprecias eso de lo que hablas de una manera especial. Los niños, entonces, estarán más dispuestos a escuchar y a absorber aquello que les cuentes al comprobar que tú mismo crees en lo que estás contando.

Es típico escuchar (porque, en el fondo, tiene mucho de verdad) que los niños son esponjas y que “absorben” los nuevos conocimientos con una facilidad pasmosa. ¿Por qué no sacar partido de esa cualidad de los niños también en aspectos literarios? ¿Por qué no podemos aprovecharnos de esa situación privilegiada que tenemos para inculcarles un amor por la lectura y por la escritura?

Saber leer, saber narrar e, incluso, saber escribir serán herramientas valiosísimas en la vida laboral, por lo que está en nuestras manos facilitar esos recursos a nuestros alumnos para que el día de mañana puedan acceder a un mercado laboral con la mejor formación y en las mejores condiciones posibles.

Fomento de la lectura

No obstante, no es necesario buscar razones (o excusas) para defender las ventajas de una buena educación literaria. La literatura es una ventaja por sí misma. En un mundo en el que estamos invadidos por imágenes audiovisuales, la televisión, los ordenadores, los teléfonos inteligentes o las tabletas, los libros pueden convertirse en un oasis en el que descansar de tanta sobreexposición. Hagamos que los niños se aficionen a la lectura y tendremos lectores para toda la vida, porque quien ama leer lo hará para siempre y, además de en lectores, se convertirán al mismo tiempo en promotores de la lectura. Dos ventajas en una y al mismo precio. Si conseguimos que les guste leer todas esas utilidades, todas esas razones pasarán a ser insignificantes. Lo importante será leer, y esa será la mayor utilidad y la mejor razón para hacerlo. Por y para leer, sin más excusas, porque le gusta leer. Porque al abrir un libro se olvida de todo lo demás y se adentra en una historia única que le arrastra a las páginas llenas de palabras que le dan forma. Leer porque le guste olvidar por un momento el mundo por el que está rodeado, volar lejos de los problemas, reencontrarse con viejos amigos de tinta, papel e imaginación. Leer por leer. No tenemos que buscar más explicaciones.

* Ilustración de Emma Martínez Roselló

«La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren».

Francis de Croisset

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5 pensamientos en “Viejos amigos de tinta, papel e imaginación

  1. Claro que sería deseable y hasta necesario tu reflexion…pero cuando en la actualidad muchos padres se preocupan más de tener a sus hijos entretenidos, con máquinas, actividades extraescolares, campamentos…, incluso en escacés de recursos economicos… priorizando lo físico a la dedicación de tiempo para inculcar valores,…Cierto que si nos damos por vencidos, no hay evolución y hace falta mas bien revolución…jeje. Un fuerte abrazo, Jorge…buen trabajo…Mantennos informados…(y formados)

    • hay que seguir cultivando la lectura de los mas pequeños para poder construir en esas pequeñas mentes futuras, en mentes libres. Porque mas libres seremos cuanto mas capaces seamos de conocer nuestro mundo y en los libros tenemos un abanico de posibilidades para ir escogiendo de entre ellos los mejores.

      • Gracias por vuestros comentarios, David y Víctor. Desde luego, mientras tenga la capacidad o la posibilidad de intentar fomentar la lectura y la escritura entre los más pequeños (ya sea como maestro o como escritor), lo seguiré haciendo. Quizás esa sea la mayor ventaja de trabajar por y para ellos. Un abrazo para los dos.

  2. Me ha encantado la entrada. A muchos padres se les olvida un detalle muy importante, y es que es muy difícil conseguir que tus hijos lean si tú no lees. Una de las mejores formas de que amen la literatura es dándoles ejemplo y demostrando que nosotros nos entrenemos y nos emocionamos con los libros. Como decía Teresa de Calcuta: “No te preocupes porque tus hijos no te escuchen. Te observan todo el día.” 🙂

    • Me alegro mucho de que te haya gustado, Lydia, y te agradezco el comentario y la frase (que algún día espero poder usar en una entrada) 😉 Desde luego, los que hemos visto libros en casa siempre tenemos una suerte inmensa. Nos podrá gustar leer o no, pero, al menos, habremos tenido ese contacto tan importante con la literatura desde pequeños, y eso es un regalo que no tiene precio. Yo, por lo que pueda pasar, intentaré ser ejemplo en ese sentido siempre que tenga ocasión, y por supuesto que haré todo lo posible porque mis alumnos tengan esa misma suerte que yo tuve. ¡Un beso enorme!

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