Crítica: Gwyneth

Título: Gwyneth

Autor: Daniel Lorente y Carolina Gilbert

Ilustraciones: Sebastiá Serra

Editorial: Edelvives

Premio Ala Delta 2023

Me hice con Gwyneth en la entrega de los Premios Edelvives, junto con Verano en el asteroide, que ya leí y reseñé en su momento: https://jorgepozosoriano.com/2024/05/31/critica-verano-en-el-asteroide/ .

He tardado en leerlo, además de por el aluvión de lecturas pendientes que siempre tengo, porque quería esperar a leerlo en el momento perfecto, que era la navidad, así que esperé y, la verdad, ha sido un acierto.

Uno de los muchos motivos por los que sigo leyendo literatura infantil es por la nobleza de algunas de sus historias, por la delicadeza, por la ternura. Y Gwyneth tiene mucho de eso. Es una historia de esas que te acogen, que te dan la mano, que te reconfortan. Una historia navideña con mucho amor, con magia, con personajes entrañables y varios mensajes muy potentes y muy bien tratados, como el amor familiar, la bondad o la empatía, aunque, quizá, el mensaje más importante sea la aceptación, eso que ya tendría que haberse superado hace tiempo, pero que (no hay más que mirar, por ejemplo, a la polémica con Lalachús) sigue siendo un problema porque siguen existiendo personas que se creen con el derecho a insultar a los demás por cualquier diferencia. Algo absurdo, sí, pero, por desgracia, contra lo que aún hay que luchar.

Por ese, entre otros motivos, historias como la de Gwynteh son tan importantes. Porque hay que seguir educando en valores desde la infancia para que los mensajes de odio que acabarán llegando a los oídos de los peques sean rechazados desde la primera palabra.

Pero, no, no solo recomiendo este libro por eso. Lo he disfrutado muchísimo. Los personajes, la ambientación, la magia… Es una historia de las bonitas de verdad, con todo en su sitio y, sí, también, muy bien escrita. Siempre que leo literatura infantil (como cuando la escribo) pienso en mis alumnos de 6-8 años, en si les podría gustar, en si la comprenderían, si la disfrutarían, si les hiciera querer seguir leyendo. Con Gwyneth tengo claro que sí, y no tardaré en compartir algunos fragmentos en clase, porque me parece algo precioso (y muy valioso) enseñar desde la literatura, hacer todo lo posible por que los y las peques adquieran el gusto por la lectura lo antes posible y de la manera más natural que se pueda. Y me aprovecho de mi posición de maestro-escritor, sí, pero lo hago porque veo que funciona, y eso me encanta.

Conclusión: qué bueno que existan estas historias y autores como Daniel y Carolina, y qué bueno que existan editoriales como Edelvives, que apoyan estas historias y a estos autores, además, con un premio de la talla del “Ala delta”.

Mención especial, también, para las ilustraciones de Sebastià Serra, que son una preciosidad.

Lo que más me ha gustado: cobijarme en la literatura infantil durante un tiempo, un lugar siempre seguro.

Lo que menos me ha gustado: la idea de que siga siendo necesario combatir tanto mensaje de odio.

“Lo diferente siempre es especial”.

Daniel Lorente y Carolina Gilbert

Crítica: Hiqit

Título: Hiqit

Autora: Marta Castaño 

Editorial: Bajamar

Primer Premio Nacional de Poesía Joven “Juan Ignacio González”

La primera vez que leí este poemario fue cuando solo era un manuscrito que alguien anónimo presentó al premio “Juan Ignacio González”, donde fui jurado.

He pensado si reseñarlo o no, por no tener claro si es habitual reseñar libros que has premiado, pero, al final, he pensado que, si creí en este poemario desde el principio porque me gustó tanto como para que fuera mi (firme) candidato a ganador, ¿por qué no iba a recomendároslo, como hago con tantos otros libros?

Como decía, lo leí por primera vez en el ordenador, junto a otros libros candidatos al premio, y, la verdad, tuve claro desde la primera lectura que sería mi apuesta.

Ser jurado de premios literarios es una responsabilidad, más (casi) si cabe cuando se trata de premios “jóvenes”, porque uno tiene la sensación de que puede marcar la diferencia en la carrera literaria de alguien, que tu decisión puede ser importante para quien gane este tipo de premios, así que asumí esta petición muy contento, pero también con mucha seriedad.

Después de este discurso (in)necesario, voy a lo que en realidad importa, que es al libro. Como digo, ya en la primera lectura vi que era un muy buen libro, que tenía una estructura muy bien trabajada, que el temaestaba muy bien hilado, que los poemas tenían ritmosentido, que las imágenes eran interesantes, que había un poso mitológico que (ya sabéis) me encanta… 

También contaba con otros elementos que siempre me gustan, como ese peregrinaje por el dolor, esa búsqueda de la belleza aun en los momentos más complicados, esa sanación a través de la poesía… Y, cómo no, el tema de las madres. Vamos, que reunía un montón de aspectos que me gustan en un poemario.

Lo que no he hecho aún es darle esa segunda lectura, ya en papel (me hace muy feliz ver mi nombre como miembro de ese jurado), porque tengo cien mil lecturas atrasadas, pero lo haré, desde otra perspectiva, con más calma, sin ninguna presión, solo con la seguridad de poder volver a disfrutarlo, como espero que también hagáis vosotros y vosotras.

Lo que más me ha gustado: ya he dicho bastante en la reseña, pero también me gsuta mucho el hecho de haber sido “culpable” en parte de que este libro vea la luz.

Lo que menos me ha gustado: quizá, esa presión de leerlo siendo jurado, pero me siento muy orgulloso con la decisión tomada.

“¿cuánto extrañaremos

tu presencia?”.

Marta Castaño

Crítica: Los ángeles de la ira

Título: Los ángeles de la ira

Autora: Juana Pinés

Editorial: Versátil

Premio Provincia de Guadalajara de Narrativa “Camilo José Cela” 2021

El año que gané el “José Antonio Ochaíta”, 2021, en poesía, Juana Pinés ganó con este libro en narrativa, haciéndose con el “Camilo José Cela”.

Coincidimos en el autobús que nos llevó a Cogolludo, al Palacio de los Duques de Medinaceli, donde se concedieron los premios, pero hablamos más bien poco.

Cuando gané el “Ciega de Manzanares”, Juana me escribió un mensaje por Instagram donde me preguntaba si me acordaba de ella y me decía que ella era (es) de Manzanares, así que el círculo se cerraba. Cruzamos varios mensajes y decidimos intercambiar algunos de nuestros libros por correos. Yo le envié mis dos poemarios publicados hasta la fecha (Escrito bajo las uñas y Hogares impropios) y ella, su poemario Es tuya la palabra y esta novela, Los ángeles de la ira.

Como últimamente no estoy leyendo mucha poesía (se me acumulan los libros, porque de comprar y recibir por varios sitios no paro), empecé por la novela. 

qué preciosidad de novela.

La historia, aunque dura (muy dura) es una delicia y está tan, tan, tan bien narrada, con tanta dulzura, con tanta delicadeza y con un cuidado del lenguaje propio de poetas que, a pesar de esa dureza, es imposible no contagiarse de ternura. Los personajes, tallados como si fueran figuras de bronce en manos de un escultor experto, hacen muy fácil que podamos identificarnos con ellos, quererlos, odiarlos, sentir hacia ellos lo que ocurre con las personas de carne y hueso. Del primero al último, qué personajes tan bien creados.

Por otra parte, ocurren con esta novela dos cosas fortuitas que han hecho que me gustara aún más.

La primera, a pocos meses ya de que se publiquen mis “Alas para los ángeles”, en el título del libro de Juana aparecen, también, esos ángeles, empeñados en seguir persiguiéndome.

La segunda (y más importante) es que el costumbrismo manchego de la novela ha hecho que recuerde mucho a mi abuela paterna (de Almagro, como mi padre), su forma de hablar, el encaje de bolillos, la cocina… y, de la misma forma, a mis tías, a quienes escuchaba mientras leía los diálogos, pues el acento de los personajes del libro y el de ellas debe de ser el mismo.

No sé a vosotros, pero a mí, cuando suceden estas conexiones, se me ilumina la cara. 

Qué maravilloso es leer. Qué maravillosa es la literatura.

De verdad os digo (sabéis que soy sincero cuando reseño) que es una muy buena novela, sin el eco de los grandes premios (en otras cosas distintas a la calidad de lo premiado), pero con una maestría en la elaboración de todos los aspectos necesarios en la narrativa y con una historia tan magnética que merece cada segundo invertido en su lectura. Hacedme caso.

Lo que más me ha gustado: podría hablar de la historia, de los personajes, del lenguaje… pero, la verdad, me quedo con esa conexión con mi abuela y mis tías, porque eso es único.

Lo que menos me ha gustado: el regusto amargo que queda al saber que puedan existir personas que hayan tenido que pasar por situaciones como la que se cuenta en el libro, porque es doloroso para todos los que hacemos de la empatía forma de vida.

“Y, una vez más, pensé en lo sola que a veces puede estar la soledad”.

Juana Pinés