Crítica: Y en tu piel se quema el tiempo

Título: Y en tu piel se quema el tiempo

Autor: Sebastián Moreno

Editorial: El toro celeste (Colección La Calderona)

No acostumbro a leer teatro, menos aún a reseñarlo.

En realidad, no hay ninguna razón para que esto sea así más allá de que (creo) al teatro le cuesta más aún que a la poesía llegar a los lectores. Quizá sea que yo tampoco busque demasiado o que todo lo demás que leo me lleve ya mucho tiempo. O también puede ser que crea (equivocadamente) que me gusta menos leer teatro que cualquiera de los otros géneros.

Por eso, recibí este libro con una mezcla de miedo, respeto, ganas y duda.

Y… me lo he bebido. 

Antes de nada, tengo que decir que me ha gustado muchísimo, que he disfrutado como un enano leyéndolo, que ha sido un placer absoluto leerlo.

En primer lugar (permitidme que sea así), por el lenguaje de Sebastián Moreno, que es poético a rabiar, que es bonito, que está impecablemente cuidado, perfectamente elegido. Es un lenguaje tan bien construido que el tema, que es duro, se convierte en algo incluso bello. Y ese es el segundo punto que quiero destacar. El tema. VIH. Años en los que la enfermedad era un estigma, un horror, prácticamente una sentencia de muerte, el rechazo más absoluto. Como digo, un tema duro que, a pesar de un lenguaje tan hermoso, duele, se nos clava dentro, nos lastima y nos atemoriza y nos sacude como al protagonista de esta historia. Esa mezcla de un tema tan doloroso y un lenguaje tan apaciguador es la que permite que el texto fluya, al mismo tiempo, con el ímpetu de un río desbordado y al ritmo pausado de un arroyo escondido entre las montañas. La unión de lo visceral con el raciocinio. Del grito con la quietud. De la sangre con la cicatriz. Qué complicado es encontrar libros tan bien escritos, más aún cuando hablan sobre algo tan tremendo. Y eso es lo que ha conseguido hacer Sebastián Moreno con este “Y en tu piel se quema el tiempo”.

Quiero destacar, también, la maravillosa labor editorial que está llevando a cabo El toro celeste, especialmente el cuidado de estas colecciones tan cuidadas y casi recién nacidas.

Qué bonito es leer cuando se escribe tan bonito.

Lo que más me ha gustado: creo que ya ha quedado claro, pero, por si quedan dudas, me quedo con esa poesía en el texto, con el lenguaje.

Lo que menos me ha gustado: que tendré que leer más teatro a partir de ahora, con el poco tiempo para leer que tengo.

Cuando algo duele, lo primero que duele es el lenguaje.

Sebastián Moreno

Crítica: El río de las primeras veces

Título: El río de las primeras veces

Autor: Nando López

Editorial: Crossbooks, Planeta

Hay escritores que hay que tener en cuenta siempre, y Nando es uno de ellos, sin lugar a dudas, y lo es por varios motivos.

El primero (si es que esto se puede ordenar), es por lo bien que escribe, algo que, al fin y al cabo, es lo que se espera de un escritor, ¿no? No exagero si digo que es uno de los autores más importantes que tenemos, así que, si aún no lo habéis hecho, leed sus libros.

Lo es por el compromiso en lo que escribe, por defender desde todas sus esferas los derechos y libertades LGTBIQ+, incluida la literaria. Porque sus libros, además de estar muy bien escritos, tienen ese mensaje de apertura, de lucha por los derechos, de no dejarnos pisar por nada ni por nadie, de rebatir cualquier argumento que vaya en contra de nuestras libertades o nuestros derechos, sin dar ni un paso atrás. Un referente, desde luego, en este asunto.

Y, por último (y, ni de lejos, lo menos importante), porque es un amor de tío. Majo, interesante, inteligente, agradable en el trato, cariñoso… Un amor. Y eso, en los tiempos que corren, es un punto muy a favor.

Y, después de (espero) sacarle algunos colores a Nando, voy a hablar un poco de este libro que me trae hoy aquí, este “El río de las primeras veces” que compré en la Feria del Libro de Madrid después de charlar un ratito con él, de contarle algunas de mis penas (ya lo siento) y de que me escribiera una dedicatoria tan, tan bonita que voy a compartir por aquí:

“Qué suerte coincidir contigo en este río que es la vida. Y ojalá la historia de esta novela te ayude a dejar atrás brumas y nieblas y a cambiarlas por días y momentos felices. Un abrazo gigante”.

¿Qué? ¿Es un amor o no?

Porque, sí, este río que es la vida a veces baja con más barro de la cuenta, y con ramas que te producen cortes, y con piedras que te golpean el cuerpo. Pero, como todo río, sigue avanzando, sigue su curso, hasta encontrar lo que necesita encontrar.

Y esa es la historia que cuenta esta novela. La de varios ríos que trascurren dentro y fuera de sus protagonistas, algunos con aguas mansas; otros, con algo más de bravura. Unos ríos que se cruzan, que se integran, que se alejan, que acaban desembocando en otros… Una historia de amor y desamor, de amistad, de celos, de dudas, de miedos, de amenazas (por lo visto, más reales de lo que algunos piensan o quieren pensar), del complicadísimo proceso de crecer, de madurar, difícil, sobre todo, cuando solo el hecho de SERya cuesta. Porque ese es, quizás, la columna que sustenta esta historia (o, al menos, yo lo he interpretado así), el hecho de ser, por encima de todo lo demás.

Os diría que lo leyerais por muchos motivos (además de los ya expuestos), pero solo voy a añadir uno más, que es ese maravilloso “Decálogo para ser nosotras” que hay en la contracubierta y que, tal y como me dijo, me ha ayudado a poner un poquito más de claridad entre tanta bruma. Os lo comparto también, porque es una maravilla.

  1. No nos haremos daño con lo que sí valió la pena.
  2. No nos castigaremos con el silencio.
  3. No nos callaremos lo que importe decir.
  4. No nos obligaremos a hablar cuando no queramos hacerlo.
  5. No daremos explicaciones si no nos ayudan a ser.
  6. No trivializaremos lo que fuimos.
  7. No haremos caso a quienes nos aconsejen sin conocernos.
  8. No dejaremos de intentar conocernos.
  9. No nos asustaremos cuando nos hayamos conocido.
  10. No dejaremos nunca de cruzar el río de las primeras veces.

Ay, algunos de esos puntos… Es una maravilla que, ojalá, se aplicaran en toda relación.

Ya, sin más, concluyo con lo que más y lo que menos me ha gustado.

Lo que más me ha gustado: no sabría muy bien con qué quedarme, pero voy a señalar un punto que me ha ENCANTADO, y es el personaje de Lola. Quizá por la parte que me toca de ser, también profesor, no puedo estar más en esa línea educativa de este personaje y del propio Nando, la línea de ser profesores comprometidos, con la educación en sí y con los alumnos, con sus emociones, con sus vidas, sus problemas y, sí, con esa preocupación por ayudarlos a ser. Bueno, y, también, todas las referencias literarias y cinematográficas, que se convierten en un mapa para todos los que anden perdidos en cuanto a autores y lecturas.

Lo que menos me ha gustado: habiéndome gustado tanto, tengo que sacar algo que no tiene nada que ver ni con el libro ni con Nando, y es esa promoción de “Del autor de La edad de la ira”. Nando es el autor de “La edad de la ira” (que es un librazo y, por cierto, el primer libro que reseñé en el blog), pero no es más autor por existir, ahora, la serie del libro. Y es un pedazo de autor de otros muchos libros buenísimos, el creador de muchas otras historias buenísimas. Y a mí, que no me gusta mucho eso de valorar a alguien solo por el éxito, me cuesta un poco esa promoción (aunque la entienda) si viene de un autor tan enorme como Nando.

¿Habéis leído algo de Nando?

¡Un abrazo!

“[…] en su vida lo importante, además de ser lo urgente, es lo pequeño. Eso que nadie ve y que ella necesita”.

Nando López, El río de las primeras veces