Crítica: Hotel Savoy

Título: Hotel Savoy

Autora: Joseph Roth

Editorial: Acantilado

Si no recuerdo mal, este libro se lo regalaron a mi madre hace ya bastantes años y llevaba en casa desde hace ya todo ese tiempo, sin que le hubiera hecho caso, hasta que mis ojos se fijaron en “ese libro que está ahí y es de Acantilado” y le eché un ojo.

Autor nacido en Ucrania, de nacionalidad austríaca y judío: me interesaba.

Aunque tengo como un millón de lecturas atrasadas, cuando un libro me llega con esta fuerza, no puedo evitar darle prioridad, así que lo cogí y ya, después de mil años en el olvido, lo he leído.

Me ha gustado mucho. Principalmente porque es una de esas historias en las que el lugar es igual (o más) importante que los personajes porque, en realidad, el lugar es un personaje más. Este Hotel Savoy, con sus numerosas habitaciones, sus secretos, sus huéspedes, sus trabajadores, su historia… es una maravilla.

Es una novela donde la guerra también tiene voz, igual que tienen voz la pobreza, el desamparo, el hambre o el frío; como, del mismo modo, hablan la fraternidad, la solidaridad, la empatía o la humanidad. Una novela donde los ricos están solos y los pobres son una familia, donde abrirse paso a través de la intemperie es una necesidad compartida, donde, a pesar de la picaresca, triunfa la colaboración y no el “sálvese quien pueda”.

Es dura a momentos, divertida en muchos otros, cruda, sincera, real y muy, muy humana.

Una lectura inesperada que he disfrutado muchísimo y que me ha devuelto a esa literatura más próxima a lo clásico que a lo novedoso. Un regalo que llegó para ofrecerme una isla de quietud en mi vida vertiginosa.

Lo que más me ha gustado: aunque pueda parecer una tontería, de vez en cuando agradezco mucho no leer una novedad, sino ir algo más allá y buscar un poco más lejos en el tiempo, sobre todo si es un acierto, como ha sido el caso.

Lo que menos me ha gustado: haberlo dejado arrinconado tanto tiempo, aunque supongo que así es como tenía que ser.

“Estoy solo. Mi corazón solo palpita para mí”.

Joseph Roth