Hoy, 17 de mayo, es el “Día Mundial Contra la LGTBIfobia” y, una vez más con este tema, creo que es mi obligación escribir al respecto.
Ocurrirá, como siempre ocurre, que habrá quien diga que estas “celebraciones” o “conmemoraciones” no tienen sentido o que son injustas, ya que no existe el “Día Mundial Contra la Heterofobia”, del mismo modo que no existe el “Día del Orgullo Heterosexual”.
Bastaría responder desde la obviedad, pero parece que no es suficiente.
Y no es suficiente, precisamente, porque aún es necesario poner el acento en estos días.
Porque sigue habiendo (y en aumento) agresiones lgtbifóbicas.
Porque sigue habiendo países donde no ser heterosexual es delito y está, incluso, penado con la muerte.
Porque no se está poniendo en entredicho que los profesores adoctrinemos en la heterosexualidad, sino que les digamos a nuestros alumnos y alumnas que ser bi, gay o trans es tan natural como ser hetero. No vaya a ser que, algún día, la sociedad lo entienda y podamos olvidarnos de reivindicaciones.
Porque nadie se ha sentido ofendido, insultado, vejado, agredido o asesinado por ser heterosexual, pero sigue ocurriendo todo eso con quienes no lo somos.
Por todos estos motivos, hoy, desde esta pequeña plataforma que son mis redes sociales y mi blog, grito que “no” a la homofobia, a la bifobia y a la transfobia; grito “no” a la intolerancia; grito “no” a la desigualdad; grito “no” al odio.
«Odio la palabra homofobia. No es una fobia. Usted no tiene miedo. Usted es un imbécil».
Morgan Freeman