Crítica: El dolor de los demás

Título: El dolor de los demás

Autora: Miguel Ángel Hernández

Editorial: Anagrama

A veces hay libros que sabes que son buenos, pero con los que no conectas.

A veces sabes reconocer el buen oficio del escritor, pero no te engancha lo que ha escrito.

A veces es una recomendación de alguien de quien te fías por completo, pero termina por no convencerte.

Esto es justo lo que me ha pasado con este libro.

No sé si no era mi momento para leer una historia así; si la situación de guerras, muertes y sucesos constantes me hace huir de más dolor; si estoy en un punto en el que creo que el true crime se nos está yendo de las manos; o si, simplemente, este no es un libro para mí.

El caso es que he dejado el libro a medias, aunque no miento si digo que es evidente que Miguel Ángel Hernández no solo es un muy buen escritor, sino que ha realizado una labor de investigación y documentación descomunal y que ha sido capaz de hilar el suceso que vertebra esta historia con la suya propia.

Puede ser que ahora no me apetezca leer sobre la maldad humana, sobre asesinatos, sobre muertes ni tragedias. Puede que mi mente me pida algo diferente, algo menos angustioso, algo más esperanzador.

No ha sido mi lectura, está claro, pero quizá sí sea la vuestra.

Lo que más me ha gustado: esa mezcla de pasado y presente, del punto de vista anterior con el actual, de esas dos historias.

Lo que menos me ha gustado: no haber querido terminarlo, pero me suelo hacer caso si sé que no quiero seguir leyendo un libro.

“No sé si es egoísmo o la necesidad de vivir mi vida sin tener que dar explicaciones a nadie”.

Miguel Ángel Hernández

Crítica: El cementerio de Everden

Título: El cementerio de Everden (saga)

Autor: Beatriz Osés

Ilustraciones: Mónica Armiño

Editorial: Planeta

Mensaje de Beatriz Osés un 4 de marzo por Instagram en el que me avisa de que presente el segundo libro de esta saga, “El cementerio de Everden, La desaparición de Madison Kelly”, en la Librería Taiga el día 15 de marzo. Mi respuesta terminaba con un “A ver si me puedo pasar” a lo que ella contestó con un “Ojalá pudieras venir, porque te pediría que me presentaras. Tú lo bordarías. Un besazo”. Cosas de “la Osés”.

El caso es que yo no me había leído los libros aún, pero los tuve un día 12 y me los leí del tirón, porque, la verdad, los dos son una delicia y se leen casi solos.

Me suele pasar esto con la gente a la que quiero, que me meto en “embolaos” porque me apunto a lo que me pidan. Y a Beatriz, ya lo sabéis, la quiero mucho.

Y se lo presenté el día 15, con la librería totalmente llena, con mucho niño y mucha niña, con amigos, familia y personas que conocí ese mismo día. No sé si, como ella pensaba, lo bordé o no, pero sí estoy seguro de que pasamos un rato muy divertido, que fue muy natural (como siempre intento que sean mis presentaciones), que nos reímos un montón y que, leyéndome la mano, Beatriz me auguró amor.

Hablamos de los libros, de su argumento, del proceso de escritura, de los personajes, de las ilustraciones, de algunas conexiones con otros libros suyos, de la familia, de la amistad, de vaqueros, aprendimos algunas (dos) palabras en alemán, cantamos el “Cumpleaños feliz”, comimos chuches… Lo que os decía, una tarde muy bonita que nos regaló la literatura.

Esto es lo mejor que me ha traído ser escritor: toda la gente maravillosa del mundillo a la que voy conociendo, esas conexiones tan especiales como la que tengo con Beatriz, poder formar parte de los libros, que son mis objetos favoritos en el mundo.

En cuanto a esta saga, qué voy a deciros, que son estilo Osés por los cuatro costados. Que tienen misterio, que están impecablemente escritos, que hay muchísimo humor (marca de la casa), con un grupo de protagonistas que es genial… A nadie se le escapa a estas alturas que Beatriz Osés es una de las mejores escritoras de infantil y juvenil del panorama nacional, como a mí tampoco se me escapa (y así lo dije en la presentación) que tardará poco en darle el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil o el Cervantes Chico. Ahora mismo, no veo a nadie que lo merezca más que ella.

En definitiva, que Beatriz Osés es apuesta segura para enganchar a niños y jóvenes a la lectura (y a adultos, si hiciera falta); que leer sus libros es una gozada; que, además (y como siempre digo), da gusto saber que, detrás de una buena escritora o un buen escritor, hay una buena persona. Beatriz es mucho de las dos cosas. Y yo tengo la inmensa suerte de ser su amigo y de que me pida que presente algunos de sus libros. A veces creo que, sí, que soy una persona muy afortunada.

Para rematar la reseña, qué preciosidad de ilustraciones de Mónica Armiño. Insisto, qué preciosidad.

* En cuanto al dedazo de la foto, podría contaros que fue un ente paranormal salido del propio cementerio que nos visitó, pero fue un ente bastante normal, la hermana de Beatriz.

Lo que más me ha gustado: los tres personajes principales. Son una verdadera delicia.

Lo que menos me ha gustado: la espera hasta leer el siguiente.

“¿Qué diantres hacía yo en este lugar?”

Beatriz Osés

Crítica: El castillo de arena

Título: El castillo de arena

Autora: Seicho Matsumoto

Editorial: Libros del Asteroide

Cuarto libro que leo de Seicho Matsumoto y ya puedo asegurar que es uno de mis escritores favoritos de novela negra.

Es el más extenso de los cuatro que ha publicado Libros del Asteroide (qué labor más necesaria la de estas librerías independientes), pero, muy lejos de lo que podría parecer, no se hace lento ni pesado. Todo lo contrario, la historia transcurre con la pausa característica del autor japonés, pero no puedes parar de leer.

Es tan complicado escribir una novela negra en la que todo esté tan bien hilado, en la que todo ocurra de una forma tan fluida, en la que todo encaje tan a la perfección.

Un muerto. Un policía. Ningún sospechoso. Japón. Matsumoto no necesita nada más para atraparnos en la lectura al mismo tiempo que nos muestra cómo era el Japón de su época, algo de su gastronomía, del arte, de la sociedad, de la cultura. Un paisaje del país oriental maravilloso mientras se da búsqueda al culpable.

No puedo decir mucho más de lo que he dicho en las reseñas de los otros libros que he leído suyos, y sumo este último a mi lista de recomendaciones. Ahora que la novela negra de calidad dudosa se ha puesto tan de moda (no me hagáis dar nombres), siempre es bueno saber que una editorial del prestigio y el buen hacer de Libros del Asteroide está dispuesta a traernos a estos maestros.

Lo que más me ha gustado: tanto el inspector Imanishi como su esposa son dos personajes que me han encantado.

Lo que menos me ha gustado: que, de momento, tendré que esperar hasta que vuelvan a publicar más Matsumotos en español…

“Cuando el joven guardafrenos alumbró con la linterna debajo del séptimo y último vagón, se quedó inmóvil, petrificado”.

Seicho Matsumoto

Crítica: pequeñas mujeres rojas

Título: pequeñas mujeres rojas

Autor: Marta Sanz

Editorial: Anagrama

Esta lectura se la debo, una vez más, a la recomendación de Manuel Francisco Reina.

Dando un paseo por esta última Feria del Libro de Madrid, vimos que Marta Sanz estaba firmando y nos acercamos a saludarla. “Te va a gustar leerla”, me dijo Manuel. Y, una vez más, no se equivocó.

Esperé a que pasara el verano para leer esta novela porque sabía que necesitaría leerla sin los parones que las vacaciones me obligan a hacer, y yo también acerté en la decisión.

Desde ya os digo que es un librazo. Que me ha encantado. Que, sí, os lo recomiendo.

Me ha gustado, en primer lugar, por el estilo de Marta Sanz. Sabéis cuánto me gustan quienes cuidan el lenguaje al escribir, quienes demuestran manejar un léxico amplio, quienes se preocupan no solo por la historia, sino por cómo está escrita la historia. Y todo eso, sin duda, está en esta autora. Además, es un estilo distinto, muy personal, muy atrayente. Solo con eso ya me habría gustado leer este libro.

Pero, además, la historia… Ay, qué historia. Los personajes… Ay, qué personajes (enamorado de Paula Quiñones, la protagonista). El escenario… Ay, qué escenario.

Hay muchas historias sobre la Guerra Civil Española, muchas películas, se ha hablado mucho (quizá, nunca lo suficiente) sobre ella, sobre lo atroz de la dictadura franquista, sobre los cadáveres en las cunetas… Sí, las guerras son “atractivas” para la literatura. Pero Marta Sanz no utiliza la guerra para llenar su literatura, sino que utiliza su literatura para llenar algunos vacíos de esa guerra

La forma en que está escrita, alternando la propia historia de Paula con las cartas que comparte con Luz (otro personaje muy bien armado), es un completo acierto, y la trama corre como la pólvora ante nuestros ojos lectores, que no pueden dejar de leer. Sumado, como digo, a que el escenario (Azafrán) es un imán y a que los personajes crean un coro afinado a la perfección, os aseguro que ha sido una lectura que, siendo dura, he disfrutado muchísimo. Algo de novela negra. Algo de novela histórica. Mucha memoria. Mucha verdad. Un novelón.

En la contracubierta se dice que Sanz hace un homenaje a Hammet, Rulfo, a Peter Pan y a Alicia en el País de las Maravillas. Yo añadiré que también se lo hace a García Márquez, porque (esté en lo cierto o no) a mí me ha traído ecos de Cien años de soledad, de los Buendía, de Macondo.

Lo “malo” es que me he enterado al terminarlo y leer la contra (nunca la leo antes) de que es el final de una trilogía… Quizá tenga que leer los dos primeros libros para cerrar el círculo, aunque lo haya empezado del revés.

Los que leemos tanto pedimos, antes de comenzar un nuevo libro, que nos traigan algo nuevo, que nos sorprendan. Marta lo ha conseguido, como también ha conseguido lo que (supongo) buscamos todos los que escribimos: que nos sigan leyendo. Yo la leeré (te leeré), te seguiré leyendo, seguro de que tú seguirás sorprendiéndome.

Lo que más me ha gustado: siempre me gusta descubrir a un autor o autora que no había leído y me gusta, así que me quedo con eso, con haber descubierto a Marta Sanz.

Lo que menos me ha gustado: nada que ver con la historia, pero qué mal he llevado que todos los puntos se hayan puesto dentro de las comillas y no fuera… Lo de ser corrector me lleva un poco al límite con estas cosas.

“La memoria hace fuerza en un punto y penetra hacia lo hondo”.

Marta Sanz

Crítica: La chica de Kyushu

Título: La chica de Kyushu

Autora: Seicho Matsumoto

Editorial: Libros del Asteroide

Tercer libro que leo de Seicho Matsumoto y tercer libro suyo que me tiene absolutamente enganchado.

Si os digo la verdad, no sé cuál de los tres me ha gustado más. Solo afirmo que estoy ya deseando leer el último que ha sacado Asteroide: El castillo de arena.

Me vuelve a ocurrir lo mismo que me ocurrió con los otros dos. La historia empieza y, cuando las cartas estaban ya sobre la mesa, me he preguntado: “¿qué historia va a salir de aquí?” Y vaya si sale…

Los libros de Matsumoto son piezas de ingeniería. Son relatos que van encajando las piezas con la paciencia de los artesanos. Sin fallos. Sin dejarte respirar. Incrementando la tensión a un ritmo lento –pero exacto– hasta que todo conecta de la manera más precisa posible.

La creación de personajes es espectacular. Hay pocos, pero se presentan tan, tan bien que casi te ves metido en sus conversaciones, que comprendes cada paso que dan y cada palabra que dicen. Esta chica de Kyushu es un ejemplo maravilloso de cómo dar forma a un personaje principal en este tipo de novelas.

Y, una vez más, lo peor de la naturaleza humana queda expuesto ante los ojos del mundo. Este punto es, quizá, lo que más me gusta de las novelas de este autor japonés, esa constante de ponernos frente a un espejo enorme y plantearnos: “Eh, si tú te vieras en una situación así, ¿no harías lo mismo?”

Otra obra maestra del género, otro libro que recomendaré siempre que alguien me pida consejo sobre novela negra, otra historia que, también, os recomiendo desde ya. 

Lo que más me ha gustado: Kiriko Yanagida, que es un personaje 10.

Lo que menos me ha gustado: que, de lo publicado en español, ya solo me queda un Matsumoto por leer…

“No es tan fácil convencerme cuando he tomado una decisión”.

Seicho Matsumoto

Crítica: El expreso de Tokio

Título: El expreso de Tokio

Autora: Seicho Matsumoto

Editorial: Libros del Asteroide

En cuanto leí mi primer Matsumoto, quise más, así que fui corriendo a hacerme con un nuevo libro suyo.

Hacía mucho que no había leído libros de este género (negro) que me tuvieran tan en vilo, que me obligaran a seguir leyendo sin poder parar como los de este autor. Si el primer libro que leí suyo me encantó, este ha sido la confirmación de que voy a leer todo lo que saque, sin ninguna duda.

Con el mismo estilo, con ese crescendo que no deja tiempo para respirar, esta historia es de una minuciosidad tan rigurosa que, para mí, se ha convertido en un libro clave del género, en una de las obras de referencia de la novela negra contemporánea.

Matsumoto convierte hechos cotidianos, historias mundanas en crímenes tan curiosos, tan fuera de lo común y tan bien resueltos que engancharse a la lectura es algo obligado, una trampa perfectamente ideada para que el lector no pueda salir de ella hasta leer la última palabra.

Este expreso de Tokio es una maravilla, una auténtica delicia que los amantes de la novela negra no podemos dejar pasar y que, estoy seguro, todos y todas disfrutaréis si lo leéis.

Yo tengo muy claro que, cuando tenga que regalar libros de este género, iré directo a por Matsumoto, del mismo modo que también sé que pronto leeré los otros dos títulos suyos que Asteroide ha publicado.

Lo que más me ha gustado: lo minucioso de la historia, lo cuidado de los detalles, la exactitud de cada dato.

Lo que menos me ha gustado: libro de 10.

La noche del 13 de enero, Tatsuo Yasuda invitó a uno de sus clientes al restaurante Koyuki del distrito de Akasaka, en Tokio. Su invitado era un alto cargo ministerial”.

Seicho Matsumoto (primera frase del libro)

Crítica: Un lugar desconocido

Título: Un lugar desconocido

Autora: Seicho Matsumoto

Editorial: Libros del Asteroide

Me he enamorado de este autor.

Eso es, sin duda, lo primero que tengo que decir.

No sé muy bien cómo llegué a este libro, pero creo que, estando en una librería, uno de esos días que entro en alguna sin saber si voy a comprar algo, me llamó la atención por ser un autor japonés, por el precioso y llamativo color del lomo y por ser un libro de Asteroide. No había leído nada de ese autor, pero me arriesgué. Y, gracias, gracias, gracias intuición, porque no exagero al decir que es uno de mis autores favoritos de novela negra.

No sé si porque estamos acostumbrados a un tipo de novela negra más “americanizada” o más nórdica, pero he sido feliz sabiendo que hay libros de ese género más allá de los clásicos, más allá de Escandinavia, más allá de los Estados Unidos. Que los japoneses también saben escribir novela negra, y que lo hacen (al menos, Matsumoto) con ese estilo tan suyo, tan sutil, tan elegante, tan especial.

Una historia que, aparentemente, tampoco tiene mucha miga. No es trepidante, no hay persecuciones, malos de película, policías corruptos, tramas inverosímiles. Una historia sencilla, común, sin pretensiones que, sin embargo, se vuelve absolutamente envolvente, crece en cada página, te genera un desasosiego y una angustia como no habías esperado, te impide dejar de leer. Una historia que es tan común que empatiza contigo, con el lector, que te permite ponerte en la piel del protagonista como me ha pasado en pocos libros. Un novelón. Un auténtico novelón.

La verdad es que no tengo mucho más que decir, porque ya es un libro que he recomendado, que he regalado y, como digo, un autor del que voy a leerlo todo (ya he leído otro libro suyo, que reseñaré en cuanto me haga la foto adecuada, ya lo entenderéis).

Lo único que puedo añadir es un agradecimiento a Libros del Asteroide por rescatar a este maestro japonés de la novela negra. Qué necesarias son estas editoriales que no se rigen más que por la calidad de lo que publican y la calidad con la que publican.

Lo que más me ha gustado: descubrir a un autor que para mí ya es uno de los mejores autores de novela negra de la literatura universal.

Lo que menos me ha gustado: nada que decir aquí. Maravilla de libro.

“Cuando recibió la noticia, Tsuneo Asai se encontraba de viaje de negocios en la ciudad de Kobe”.

Seicho Matsumoto (primera frase del libro)