Crítica: En las praderas del fin del mundo

 Título: En las praderas del fin de mundo

Autor: Andrea Cote

Editorial: Valparaíso

Estando en la Feria del Libro de Madrid, escuché hablar y recitar a varios y varias poetas de Colombia(país invitado) y aproveché la ocasión para hacerme con el libro de una de ellas, el que hoy os traigo.

Fui a la caseta de Valparaíso, donde conocí a Jota Santa Tecla y a Elízabeth Echemendía, y me llevé este “En las praderas del fin de mundo”, de Andrea Cote, que acabo de terminar.

No es la primera vez que digo que me gusta mucho leer a autores de Iberoamérica, que me gusta mucho lo bien que usan el lenguaje, lo cuidadosos que son con nuestro idioma compartido, lo que me encanta encontrarme palabras o expresiones que aquí no se usan. Siempre que leo poesía latinoamericana (si es buena, como es el caso) me fijo mucho en esos detalles, y este libro de esta poeta colombiana es una buena muestra.

Un poemario sencillo y sincero, dedicado a su hijo, con todo el peso de la mayor de las fuerzas: la maternidad. Eso ya sería suficiente, pero, además, la poesía de Andrea Cote nos acoge, también, a quienes no somos sus hijos, quizá por esa sencillez, quizá por el amor, quizá, simplemente, por la poesía.

Como apunta mi admirada Raquel Lanseros en la contraportada, es “un libro sanador y germinativo”. Sanador porque nos hace reencontrarnos con esa infancia nuestra, tan lejana como, precisamente por eso, muchas veces dolorosa. Germinativa porque una madre es la Naturaleza en sí misma, porque no existe amor más puro que el amor maternal.

Me ha gustado mucho. Breve, pero suficiente. Intenso. Trabajado. Y, por si eso fuera poco, dedicado por la autora.

Para que conozcáis un poco mejor la poesía de Andrea Cote, os dejo algunos de sus versos:

Del poema Pastor del sol

Contemplo,

hijo,

la tribu de tus dones,

los que habrás de perder.

Del poema En las praderas del fin de mundo

En las praderas del fin del mundo,

de las láminas ajadas de los cuerpos,

se desclavan, una a una, las partículas de polvo

que engulle el viejo sol, único dios íntegro.

Del poema En su destierro

Una neblina unánime,

del color de los huesos,

lo va cubriendo todo.

El caso es que, ahora que los copio, me doy cuenta de que hay un léxico en común con mi poesía… Pero eso tendríais que descubrirlo vosotros mismos.

Dicho esto, voy con mi análisis con lo que más y lo que menos me ha gustado del libro.

Lo que más me ha gustado: seguir sumando poemarios, seguir aprendiendo de buenos y buenas poetas, seguir estableciendo conexiones poéticas, seguir viviendo, en definitiva, la poesía como siempre he querido hacerlo.

Lo que menos me ha gustado: quizás, algunos poemas que no han terminado de sacudirme, pero esto no es algo que me preocupe cuando el balance global es tan positivo.

“La guerra trabaja para el desierto”.

 Fragmento de “Niebla”, Andrea Cote

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