Crítica: El guardián de los objetos perdidos

Título: El guardián de los objetos perdidos

Autor: Ruth Hogan

Editorial: Duomo Ediciones

Me compré este libro por mera casualidad, con la librería a punto de cerrar y, lo reconozco sin avergonzarme, porque el título y la portada me parecieron preciosos. Eso, sumado a que la información en la contracubierta me gustó, me obligaron a llevármelo sin apenas saber si me gustaría o si no, pero… ¡menudo acierto!

La historia es maravillosa, la localización (mi querido Reino Unido) es genial, los personajes son espectaculares, los diálogos son buenísimos, las descripciones, una gozada… ¿Algo malo? En mi opinión, no. Hacía mucho que un libro no me pellizcaba tanto. Llevo varias críticas negativas seguidas porque no daba con una historia de esas que disfrutas de verdad y me he reencontrado con la literatura no-juvenil con un libro de los que me gustan desde la primera a la última página y que (sorpresa) ¡está bien escrito!

Antes de ir con los puntos fuertes, los débiles y eso que os suelo contar, tengo que deciros que lo recomiendo al 1.000%. Pensad que yo no recibo libros (en parte porque no los pido), que ninguna editorial me “obliga” a reseñar sus libros y que, sí, todo lo que leo lo compro o me lo han regalado. Me han llegado historias truculentas sobre cuentas que mienten, engañan y van por la espalda para conseguir libros y que, a veces, esos libros son vendidos después, doblando el “morrismo”. Yo esto lo hago por gusto, por amor a los libros, por poder encontrarme con más lectores y porque, si a alguien le vale mi opinión para leer un libro, habré hecho algo positivo por la literatura.

Dicho esto, ahí voy…

Puntos fuertes (y van a ser bastantes, ya os aviso):

El título: no solo porque me parece precioso, sino por el sentido que tiene en la historia.

Los personajes: tan reales, tan divertidos, tan cercanos, tan capaces de hacerte sentir lo que ellos sienten… ¡Incluso los perros son unos personajes geniales! Mención especial para Sunshine, la daunzarina, y sus “buenas tazas de té”. ¿Puede incluirse en una historia un personaje con Síndrome Down y hacerlo tan, tan bien, tan creíble, tan humano, tan tierno? Parece ser que sí.

La historia en sí: hay tantos momentos de saltarse las lágrimas, de pellizco en el pecho, de sonrisa, de carcajada, de querer abrazar a quien más quieres, de desear sin miedo, de hacer algo bueno para alguien… ¿Se me nota mucho lo enamorado que estoy de este libro? ¡Y es amor verdadero!

Las historias dentro de una historia ya de por sí preciosa: sí, hay “mini-historias” dentro del libro que son una delicia. Todo un acierto, desde luego, porque parece que lees varios libros dentro de uno mismo.

Lo que más me ha gustado: la forma en que está escrito. A pesar de lo perfecto que es todo lo demás, creo que esto es lo que destaca por encima de todo. Después de leer tantos libros mal escritos, con errores, descuidados… ¿Sabéis el gusto que me ha dado leer un libro tan maravillosamente escrito? El cuidado del lenguaje, las descripciones (ay, esas descripciones…), los diálogos… Imaginaos ahora mismo el emoji con los ojos de corazón, porque expresa a la perfección mi estado.

Lo que menos me ha gustado: podéis creerme cuando os digo que no hay nada que no me haya gustado o que me chirríe en la historia. Por gustarme, me gusta hasta el papel utilizado (procedente de bosques gestionados sosteniblemente), con un tacto y un acabado imperfectos pero sensacionales, me gustan. Además, la imprenta solo emplea energía solar para funcionar, es la primera en el mundo que no utiliza el carbón… ¿Qué más se le puede pedir a este libro?

Mi sensación final creo que no hace falta darla porque me repetiría. Lo recomiendo y lo recomendaré siempre, releeré algunas partes más veces, lo regalaré… Gracias, Ruth Hogan, por escribir algo tan precioso (tanto como tu propia historia personal) y gracias, Duomo, por traerlo a España.

Contadme también si lo habéis leído y qué os ha parecido o si tenéis intención de leerlo.

¡Un abrazo fuerte!

“Si nunca te pones triste, ¿cómo sabrás lo que es la felicidad?”

Sunshine, en El guardián de los objetos perdidos.

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